Análisis infantil (1923) contin.3

 Análisis infantil (1923) contin.3

En la se ora H., encontr que unaúnotable apreciación artstica de los
colores, formas y cuadros estaba
determinada en forma similar, con esta diferencia: que en ella las
observaciones y fantasías infantiles tempranas se referan a aquello que
pod a ser visto. Por ejemplo, en este caso, cierto matiz azulado en los
cuadros representaba directamente el elemento masculino; era una
fijación de la analizada al color del pene en erección. Estas
fijaciones resultaban de la observación del coito, que la llevaron a
comparaciones con el color y la forma del pene no erecto, y luego a
observaciones de ciertos cambios de color y forma en diferentes luces,
el contraste con el vello del pubis, y as sucesivamente. Aqu, la base
anal del interés por el color estaba siempre presente. Se puede
establecer repetidamente el hecho de esta catectización libidinal de
los cuadros, como representantes del pene o del hijo (lo mismo se
aplica a las obras de arte en general) y adem s de pintores, virtuosos
y artistas creadores, como representantes del padre. Voy a dar un
ejemplo mas del significado de los cuadros como hijo y pene, sentido
que he encontrado repetidas veces en el análisis. Fritz, de ciónco años
y medio, dijo que quera ver a su madre desnuda, a adiendo: "Me gustara
ver tu barriga y el retrato de adentro". Cuando ella le pregunt
"Quieres decir, donde estuviste t una vez?", contest "Si, me gustara
mirar dentro de tu barriga y ver si no hay otro chico adentro". En esa
poca, bajo la influencia del análisis, su curiosidad sexual se
manifestó mas libremente y su teoría del "ni o anal" apareci en primer
plano. Resumiendo lo que ya dije, he encontrado que las fijaciones art
sticas e intelectuales, tanto como las que subsiguientemente conducen a
laúneurosis, tienen como algunos de sus mas poderosos factores
determinantes, la escena primaria o fantasías sobre ella. Un punto
importante es cu l de los sentidos es mas fuertemente excitado; si el
interés se aplica mas a lo que se ve o a lo que se oye. Esto,
probablemente, también determinar y por otra parte depender de que las
ideas se presenten para el sujeto visualmente o auditivamente. No hay
duda de que los factores constitucionales juegan aqu un gran papel. En
Fritz, era el movimiento del pene a lo que l estaba fijado; en Flix,
eran los sonidos que había odo; en otros, los efectos de los colores.
Por supuesto, para que se desarrolle el talento o la inclinación
intervendrn esos factores especiales que ya he discutido en detalle. En
la fijación a la escena primaria (o fantasías), el grado de actividad,
que es tan importante para la sublimación misma, indudablemente
determina también si el sujeto desarrolla talento para la creación o
para la reproducción. Pues el grado de actividad influye seguramente el
modo de identificación. Quiero decir, es cuestin de si se volcar en la
admiración, estudio e imitación de las obras maestras de los dems o si
har un esfuerzo para sobrepasarlos con sus propias obras. Encontr en
Félix que el primer interés por la m sica que se manifestó en el
análisis, consistaúnicamente en crticas a los compositores y directores
de orquesta. A medida que fue liberando su actividad, empez a tratar de
imitar lo que oa. Pero en un estado aun mayor de actividad aparecieron
fantasías en las que el joven compositor era comparado con los viejos.
Aunque aparentemente no era cuestin de talento creador en este caso, mi
observación de la forma en la cual su actividad, cuando se torn mas
libre, influenciaba su actitud en todas sus sublimaciones, me
proporcion cierta comprensin de la importancia de la actividad en el
desarrollo del talento. Su análisis me demostr lo que otros análisis me
confirmaron: que la crtica siempre tiene su origen en la observación y
crtica de la actividad genital paterna. En Félix era claro que era
espectador y crtico a la vez y que en su fantasía l también tomaba
parte de lo que vea y o a, como miembro de una orquesta. Fue recién en
un estadío muy posterior de actividad liberada que pudo tener confianza
en el rol paterno, esto es, recién entonces habr a podido armarse del
coraje necesario para ser l mismo un compositor, si hubiera tenido
talento suficiente. Voy a resumir. El habla y el placer en el
movimiento tienen siempre una catexia libidinal que es también de
carácter simbólico genital. Esta se efecta por intermedio de la
identificación temprana del pene con el pie, la mano, lengua, cabeza y
cuerpo, transferida luego a las actividades de dichos miembros, las que
adquieren as el significado de coito. después del uso que hacen los
instintos sexuales de los instintos de autoconservación en relación con
la función de nutrición, las siguientes actividades del yo hacia las
que se vuelven son el lenguaje y el placer en el movimiento. Por lo
tanto, puede suponerse que el lenguaje no sólo ha concurrido a la
formación de símbolos y de la sublimación, sino que es l mismo el
resultado de una de las primeras sublimaciones. Parece, por lo tanto,
que cuando existen las condiciones necesarias para la capacidad de
sublimación, las fijaciones, comenzando con estas primeras
sublimaciones y en conexión con ellas, prosiguen dando continuamente
una catexia sexual simbólica a subsiguientes actividades e intereses
del yo. Freud demostró que aquello que parece ser un impulso hacia la
perfección en los seres humanos es el resultado de la tensión nacida de
la disparidad entre el deseo humano de gratificación (que no es
satisfecho por todo tipo posible de formaciones reactivas sustitutivas
y de sublimaciones) y la gratificación que obtiene en la realidad. Creo
que debemos referir a este motivo no sólo lo que Groddeck llama la
compulsión a hacer símbolos (42), sino también un constante desarrollo
de los símbolos. En correlación con esto, el impulso constante para
efectuar por medio de las fijaciones una catexia libidinal de mas
actividades e intereses del yo (por ejemplo, por medio del simbolismo
sexual) genéticamente conectados unos con otros, y para crear nuevas
actividades e intereses, sera la fuerza propulsora en la evolución
cultural de la humanidad. Esto explica también cómo es que encontramos
la actuación de símbolos en inventos y actividades cada vez mas
complicados, tal como el niño avanza constantemente desde sus
primitivos símbolos, juegos y actividades, hacia otros, dejando atrás
los primeros. Además, en este artículo he tratado de señalar la gran
importancia de esas inhibiciones que no pueden llamarse neuróticas. Hay
algunas que no parecen en sí mismas de ninguna importancia práctica y
pueden ser reconocidas como inhibiciones sólo en análisis (en todo lo
que implican, sólo si se hace análisis infantil). De ese tipo son la
falta aparente de ciertos intereses, aversiones insignificantes; en
resumen, las inhibiciones de las personas sanas, que toman los aspectos
mas variados. Pero llegaremos a atribuirles mucha importancia cuando
consideremos con qué gran sacrificio de energía instintiva el hombre normal adquiere su salid. "Si,
no obstante, en lugar de atribuir amplio significado al término
impotencia psíquica, buscáramos ejemplos de su peculiar sintomatología
en formas menos marcadas, no podríamos negar que la conducta en el
amor, de los hombres de la civilización actual, demuestra en general el
carácter del tipo psíquicamente impotente" (43). Hay un pasaje en
Introducción al psicoanálisis, en el que Freud examina qué
posibilidades de profilaxis podrían ofrecerse a los educadores. Llega a
la conclusión de que aun una rígida protección de la infancia (cosa muy
difícil en s ) es probablemente impotente ante el factor
constitucional, pero que sería también peligroso si esta protección
llegara a conseguir su objetivo demasiado bien. Esta observación se
confirmó enteramente en el caso del pequeño Fritz. El niño tuvo desde
sus primeros d as una crianza cuidadosa por personas influenciadas por
conocimientos analíticos pero esto no impidió que surgieran
inhibiciones y los rasgos de carácter neurótico. Por otra parte, el
análisis me demostró que las fijaciones mismas que lo condujeron a las
inhibiciones podan formar la base de espléndidas capacidades. Por una
parte, entonces, no debemos valorar demasiado la importancia de la as
llamada educación analítica. aunque debemos hacer todo lo que esté en
nuestro poder para evitar todo daño mental al ni o. Por otra parte, el
tema de este artículo demuestra la necesidad de análisis en la temprana
infancia como ayuda a toda educación. No podemos alterar los factores
que conducen al desarrollo de la sublimación o de la inhibición y la
neurosis, pero el análisis infantil nos hace posible, en una poca en
que este desarrollo está aún en marcha, influir en su dirección en
forma fundamental. He tratado de demostrar que las fijaciones
libidinales determinan la génesis de las neurosis y también de la
sublimación, y que por algún tiempo las dos siguen el mismo camino. Es
la fuerza de la represión la que determina cuándo ese camino conducir a
la sublimación o se desviar hacia la neurosis. En ese punto es donde el
análisis infantil tiene posibilidades, porque puede en gran proporción
sustituir la represión por la sublimación y as trocar el camino hacia
la neurosis por el que conduce al desarrollo de talentos. Notas (1)
Abraham: "Un fundamento constitucional de la ansiedad motriz". (1914).
(2) Cf. "El desarrollo del niño". (3) En Fritz apareció en forma
violenta (y esto me parecía muy importante), con todo el afecto
adecuado a ella. En otros análisis no fue siempre as. Por ejemplo, en
Félix, de trece años, a cuyo análisis me referiré repetidamente en este
artículo, la ansiedad era a menudo reconocida como tal, pero no era
vivida con tal poderoso afecto. En su artículo "El complejo de
castración en la formación del carácter"(1923), el Dr. Alexander
señalóa la gran importancia de este "vivenciar" afectivo. Esto esólo
que el psicoanálisis se propona en su infancia, y a lo que llamaba
"abreacción". (4) Cf. S. Ferenczi: "Construcciones transitorias de
síntomas durante el análisis "(1912a) (5) S. Freud: Conferencias de
introducción al psicoanálisis, O.C., 15-16. (6) Ibd. (7) En muchos
análisis pude establecer el hecho de que los niños a menudo ocultan a
los que los rodean considerables cantidades de ansiedad, como si
advirtieran inconscientemente su significado. En los varones est
también el hecho de que creen que su ansiedad es cobard a y se
avergenzan de ella, y en realidad ste es un reproche que generalmente
se les hace si la confiesan. Estos son probablemente los motivos para
olvidar fcil y completamente las ansiedades de laúni ez, y podemos
estar seguros de que cierta ansiedad primaria est siempre escondida
detr s de la amnesia de la infancia, y puede ser nicamente reconstruida
por un análisis realmente profundo. (8) S. Freud: "La represión", O.C.,
14. (9) S. Freud: Conferencia de introducción al psicoanálisis, ib d.
(10) S. Freud: "La represión", O.C., 14. (11) S. Freud: "Lo
inconsciente", O.C., 14. (12) Ib d. (13) Al escribir sobre la conexión
entre "displacer" y "angustia" en los sue os, Freud dice en
Conferencias de introducción al psicoanálisis: "La hiptesis que resulta
adecuada para los sue os de angustia puede ser adoptada también sin
ninguna modificación para los que han sufrido cierto grado de
modificación, y para otros tipos de sue os desagradables en los que los
sentimientos de displacer que los acompaan se aproximan probablemente a
la angustia". (14) Aun en esta forma de represión, en la que la
transformación sufrida por la angustia la vuelve irreconocible,
indudablemente es posible efectuar la retirada de grandes cantidades de
libido. He encontrado en el análisis de numerosos casos que el
desarrollo de hbitos y peculiaridades del individuo había sido
influenciado por ideas libidinales. (15) Cf. S. Freud: "Sobre las
trasposiciones de la pulsin en particular del erotismo anal". O.C., 17.
St rcke, Psicoanálisis y psiquiatr a; Alexander, loc. cit. (16) El
resultado de la represión aparece entonces en formaúnotoria algo
después (a los tres o cuatro años, o aun siendo mayores) en ciertas
manifestóaciones, algunas de las cuales son síntomas plenamente
desarrollados, efecto del complejo de Edipo. Es claro (pero el hecho
requiere an verificación) que si fuera posible emprender un análisis
del ni o en el momento del pavor nocturno o poco después, y resolver su
ansiedad, se disolver a el terreno subyacente a la neurosis y se
abriran posibilidades de sublimación. Mis observaciones me llevan a
creer que no es imposible hacer investigaciones analticas en niños de
esa edad. (17) S. Freud: Conferencias de introducción al psicoanálisis.
(18) Cf. Freud: Ttem y tab , O.C., 13. (19) Tres ensayos de teoría
sexual, O.C., 7. (20) Sperber, 1915. (21) Jones (1916): Papers of
Psychoanalysis. también Rank y Sachs (1913). (22) Jones, loc. cit. (23)
Freud: "Las fantasías hist ricas y su relación con la bisexualidad"
O.C., 9. (24) Descubr con el análisis, tanto de varones como de ni as,
que era tpico este significado del f tbol y también de todo tipo de
juegos con pelotas. Ilustrar esta afirmación en otra parte; ahora
solamente dejar sentado que llegu a esta conclusión. (25) Su gran
placer y habilidad en este pasatiempo haba sido precedido
originariamente por torpeza y disgusto. Durante el análisis apareci
primeramente una oscilación entre el placer y el disgusto, que se dio
también en relación con sus dems juegos de movimiento y deportes. Luego
consigui un placer y una destreza perdurables en lugar de la
inhibición, que había sido determinada por el miedo a la castración. La
misma determinación se hizo evidente en relación con su inhibición (su
siguiente
placer) para andar en tobogn. All nuevamente atribua especial
importancia a las distintas posturas asumidas. Descubrimos en l una
actitud análoga para todo juego de movimiento y atl tico. (26) Era
evidente que la raz de la patente de invenciones y construcciones que
fantaseaba yac a siempre en los movimientos y funciones del "pipi", al
que sus invenciones tenían como objeto perfeccionar mas (27) Cuando ten
a dos años y nueve meses se escap de la casa y cruz calles de mucho tr
nsito sin demostrar temor. Esa inclinación a escaparse dur alrededor de
seis meses. después empez a mostrar una marcada cautela frente a los
motores (el análisis demostr que esto era angustiaúneurótica), y su
deseo de escaparse tanto como su placer en vagar parec an haberse
desvanecido finalmente. (28) El niño había tenido una recada, que se
debi en parte a que, en mi deseo de ser prudente, no haba hecho el
análisis bastante profundo. Parte del resultado obtenido, sin embargo,
haba resultado duradero. (29) Conectado con plantar flores estaba su h
bito de orinar en lugares determinados de su camino. (30) S. Ferenczi:
"El simbolismo del puente" (1921). (31) Sus asociaciones de estar sucio
con tinta eran: aceite y leche condensada, lquidos que, como su
análisis demostr, representaban en su mente el semen. Era una mezcla de
heces y semen lo que supon a que habra en el pene de su padre y de su
madre. (32) Esto era parte de una fantasía, muy larga y
sobredeterminada, que dio material a varias teorías sobre la
procreación y el nacimiento. Fritz proporcion también otras
asociaciones sobre una mquina de su invención, por medio de la cual
poda tirar la cuerda a diferentes partes del pueblo. Esta fantasía
revel nuevamente su idea de haber sido procreado por su padre, unida a
ideas de coito por su propia parte. (33) Esta fantasía nos muestra qu
había determinado su primitiva fobia por los chicos de la calle, la que
haba desaparecido temporariamente. El primer análisis, que no fue
bastante profundo, no consigui resolver suficientemente las fijaciones,
subyacentes a la fobia y sus inhibiciones. Esto hizo posible su reca
da. Este hecho, considerado con mayores experiencias en análisis de
niños, me pareca demostrar que el análisis infantil tanto como el
análisis posterior debe llegar tan profundamente como sea necesario.
(34) Encontramos estas ideas en su primer análisis (Cf. "El desarrollo
del niño"). Como el análisis no fue bastante profundo, las fantasías
ligadas a esas ideas no pudieron ser liberadas. Hicieron su aparición
reción en el segundo análisis. (35) Heces. (36) Quiero referirme aqu
nuevamente a una fantasía descrita en "El desarrollo de un niño". En
esa fantasía, los niños "Caca" bajaban algunos escalones desde el balc
n al jardn (el cuarto). (37) El tren circular de sus fantasías apareca
igualmente en todos los juegos. Construía trenes que corran en círculo
y manejaba su aro en círculo. Su gradual aumento de interés por la
dirección y nombre de las calles se había convertido en interés por la
geograf a. Jugaba a que realizaba viajes en el mapa. Todo esto
demuestra que el progreso en sus fantasías de su hogar al pueblo, a su
pa s y al mundo entero (progreso que se manifestó cuando las fantasías
fueron liberadas), ejercan su efecto también en sus intereses, porque
su esfera se ampliaba cada vez mas. Quiero aqu llamar la atención sobre
la gran importancia de las inhibiciones en el juego también desde este
punto de vista. La inhibición y la restricción de interés por el juego
conducen a una disminución de las potencialidades e intereses, tanto en
el aprendizaje como en el completo desarrollo posterior de la mente.
(38) En la discusión que tuvo lugar en la reunin de la Sociedad de Berl
n sobre mi artículo no publicado " ber die Hemmung und Entwicklung des
Orientierungssinnes" (mayo 1921), Abraham señaló que el interés en la
orientación, en relación con el cuerpo de la madre, es precedido en un
estadío muy temprano por interés en la orientación en relación con el
cuerpo del sujeto mismo. Esto es seguramente exacto, pero esa primera
orientación parece compartir el destino de la represión sólo cuando se
reprime el interés en la orientación en relación con el cuerpo de la
madre, desde luego por los deseos incestuosos ligados a dicho interés;
porque para el inconsciente, el anhelado retorno al tero materno y su
exploración se realizan por medio del coito. Fritz, por ejemplo, hacía
que un perrito (que frecuentemente representaba al hijo en sus
fantasías) se deslizara por el cuerpo de su madre. Al hacer esto, tenía
fantasías sobre pases por los que vagaba. En su pecho había montañas y
cerca de la regi n genital, un gran ro. Pero de pronto, el perrito era
detenido por sirvientes -figuras de juguete- que lo acusaban de algún
crimen y decan que había estropeado el coche de su patrn, y la fantasía
terminaba en discusión y lucha. Otra vez tuvo fantasías sobre viajes
del perrito. Este haba encontrado un paraje bonito donde pensaba que le
gustar a establecerse, etc. Pero nuevamente todo terminaba mal, porque
Fritz de pronto declaraba que haba tenido que matar al perrito porque
ste pretenda quitarle su caba a. Haba habido también indicaciones
tempranas de esta "geografa del cuerpo de la madre". Cuando a n no
tenía ciónco años denominaba a todas las extremidades del cuerpo y a la
articulación de la rodilla "l mites" y llamaba a su madre "una montaa
que l escalaba". (39) Fritz, por ejemplo, hizo sus primeras tentativas
de dibujo en esa poca, aunque es verdad que no demostraban se ales de
talento. Los dibujos representaban vas de ferrocarril con estaciones y
pueblos. (40) En esta conclusión estoy de acuerdo con el Dr. Holls
(1922), que lleg al mismo resultado desde un punto de partida
diferente. (41) Quiero referirme aqu a un interesante artículo del Dr.
S Spielrein (1922), en el que en forma muy esclarecedora refiere el
origen de las palabras infantiles "pap" y "mam " al acto de chupeteo.
(42) Groddeck (1922). (43) S. Freud, "Sobre la mas generalizada
degradación de la vida amorosa", O.C., 11.