Análisis infantil 1923, Melanie Klein II

Análisis infantil 1923, Melanie Klein II

Voy a dar un ejemplo de fantasías que aparecieron mas tarde en su análisis, donde es evidente el significado placentero original del camino. Una vez me dijo que tendría placer en ir a la escuela tan sólo si no fuera por el camino. Entonces fantaseó que para evitar el camino tendería una escalera desde la ventana de su cuarto hasta la de la maestra, así él y su madre podrían ir juntos, trepando de un peldaño a otro. Después me habló de una cuerda, también tendida de ventana a ventana, por la cual él y su hermana podrían llegar a la escuela. Había una señorita que los ayudaba tirando de la cuerda, y los chicos que ya estaban en la escuela ayudaban también. El mismo hacía volver la cuerda, «ponía en movimiento la cuerda», según decía (32).
Durante su análisis, se volvió mucho mas activo y entonces me contó la siguiente historia que él denominó «robo en el camino». Había un caballero muy rico y feliz, y aunque era muy joven, quería casarse. Iba a la calle, veía allí a una hermosa dama y le preguntaba cómo se llamaba. Ella contestaba: «Eso no le importa a usted». Entonces le preguntaba dónde vivía. Ella contestaba nuevamente que eso no le importaba. Hacían cada vez mas ruido al hablar. Entonces llegó un agente, que los había estado observando, y llevó al joven en un gran carruaje, el tipo de carruaje que un caballero así debería tener. Fue llevado a una casa con barrotes de hierro en la ventana: una prisión. Fue acusado de robo en el camino. «Así es como lo llaman» (33).
El placer original por los caminos corresponde a su deseo de coito con la madre, y por esto no pudo llegar a actuar completamente hasta que fue resuelta la angustia de castración. Igualmente vemos que en estrecha conexión con esto, su interés por explorar caminos y calles (que formaba la base de su sentido de orientación) se desarrolló con la liberación de la curiosidad sexual que había sido asimismo reprimida a causa del miedo a la castración. Daré algunos ejemplos. Me dijo una vez que cuando estaba orinando tenía que poner los frenos (lo que hacía apretando su pene) porque si no toda la casa podía derrumbarse (34). En relación con esto existían muchas fantasías que demostraban que estaba bajo la influencia de la imagen mental del interior del cuerpo de su madre, y por identificación con ella, del suyo propio. Lo representaba como un pueblo, a veces como un país y después como el mundo, atravesado por líneas de ferrocarril; se imaginaba ese pueblo provisto de todo lo necesario para los habitantes y los animales que vivían allí y equipado con toda clase de artículos modernos.
Tenía telégrafos y teléfonos, diferentes clases de vías, ascensores y calesitas, anuncios, etc. Las vías estaban construidas en diferentes direcciones, a veces eran vías circulares con una cantidad de estaciones, y otras eran como las vías de su pueblo, con dos estaciones terminales. Había dos clases de trenes en los rieles: uno era el «tren-Pipi», manejado por una «gota de pipí», mientras que el otro era un «tren-Caca», manejado por una «caca» (35). A menudo el tren «Caca» estaba representado por un tren común de pasajeros, mientras que el tren «Pipí» era un tren expreso o eléctrico. Las dos estaciones terminales eran la boca y el «Pipi». En este caso había cierto lugar donde el tren tenía que cruzar otra vía que corría inclinada por una pendiente y luego bajaba. Entonces se producía un gran estrépito, porque el tren que corría por esta vía y conducía a los niños -los niños «Cacas»- chocaba con otro. Los niños lastimados eran llevados al puesto de señales (36). Este resultó ser el agujero «Caca» que después fue introducido a menudo en fantasías como la plataforma de llegada o de salida. También había una colisión y estrépito cuando un tren venía en otra dirección, esto es, cuando entraba por la boca. Esto representaba la fecundación a través de la comida, y su rechazo de cierta clase de alimentos estaba determinado por estas fantasías. Tenía otras, en las que hablaba de que las dos vías del tren tenían la misma plataforma de salida. Los trenes entonces corrían por las mismas vías, se separaban mas abajo y así conducían hacia el agujero «Pipí» y «Caca». Se ve cuán fuerte era en él la influencia de la idea de la fecundación a través de la boca, en la fantasía que lo obligaba a detenerse siete veces cuando estaba orinando. La idea de las siete detenciones era originada por el número de gotas de un medicamento que estaba tomando en esa época y por el cual sentía una gran repugnancia, porque, como lo demostró el análisis, lo equiparaba con orina.
Hay todavía otro detalle que quiero mencionar en la extraordinaria riqueza de imaginación que se reveló en estas fantasías de un pueblo, vías (37), estaciones y caminos. Otra fantasía frecuente era la de una estación, a la que daba diferentes nombres, y que yo llamaré A. Había otras dos estaciones, B y C, pegadas a la primera. A veces describía estas dos como una sola estación grande. A era muy importante porque de ella eran enviadas toda clase de mercaderías, y a veces también pasajeros, por ejemplo, oficiales del ferrocarril, que representaba con su dedo. A era la boca desde donde la comida seguía su camino. Los oficiales del ferrocarril eran el «Pipi» y esto llevaba a sus ideas de fecundación por la boca. B y C eran usadas para descargar las mercaderías. En B había un jardín sin árboles pero con muchos senderos que comunicaban unos con otros, y en los que había cuatro entradas, que no eran puertas sino simples agujeros. Estos aparecían como las aberturas de los oídos y la nariz. C era el cráneo y B y C juntos, toda la cabeza. Decía que la cabeza estaba sólo pegada a la boca, idea determinada en parte por su complejo de castración. El estómago también era a menudo una estación, pero este arreglo variaba frecuentemente. En todo esto, ascensores y calesitas jugaban un gran papel y eran usados únicamente para trasladar «Caca» y niños.
A medida que éstas y otras fantasías fueron interpretadas, su sentido y facultad de orientación se intensificaron, como se vio claramente en sus juegos e intereses.
Así encontramos que su sentido de orientación, anteriormente muy inhibido, pero que se desarrolló ahora en forma notable, estaba determinado por su deseo de penetrar en el cuerpo de la madre e investigar su contenido, con los pasadizos para entrar y salir de él y los procesos de fecundación y nacimiento (38).
Encontré que esta determinación libidinal del sentido de orientación era típica y que el desarrollo favorable (o por el contrario, la inhibición del sentido de orientación a causa de la represión) dependían de ella. Inhibiciones parciales de esta facultad, por ejemplo, el interés por la geografía y la orientación, con mayor o menor falta de capacidad, demostraban depender de factores que considero como esenciales en la formación de las inhibiciones en general. Me refiero al período de la vida y al grado en que la represión empieza a actuar sobre fijaciones que están destinadas a la sublimación o que están ya sublimadas. Por ejemplo, si no se reprime el interés por la orientación, se conservan el placer e interés en ella y el grado de desarrollo de la facultad es entonces proporcional al grado de éxito que alcanza la búsqueda de conocimiento sexual.
Quiero llamar la atención sobre la gran importancia de esta inhibición, que no sólo en Fritz irradiaba sobre los mas diversos intereses y estudios. Además del interés por la geografía, descubrí que era uno de los factores determinantes en la capacidad para el dibujo (39), y el interés en las ciencias naturales y todo lo que se refiere a la exploración del globo terrestre.
Encontré también en Fritz una estrecha conexión entre su falta de orientación en el espacio y en el tiempo. Correspondiendo con su interés reprimidos por el lugar de su existencia intrauterina, estaba su falta de interés por detalles sobre el tiempo que había estado allí. Así, ambas preguntas: «¿Dónde estaba yo antes de nacer?» y «¿Cuándo estaba allí?» estaban reprimidas.
La ecuación inconsciente entre sueño, muerte y existencia intrauterina era evidente en muchos de sus dichos y fantasías, y conectada con esto estaba su curiosidad por la duración de estos estados y su sucesión en el tiempo. Parecería que el cambio de la existencia intrauterina a la extrauterina, como prototipo de toda periodicidad, es una de las raíces del concepto de tiempo y de la orientación en el tiempo (40).
Hay algo mas que quiero mencionar, que me demostró que la inhibición del sentido de orientación es de gran importancia. Encontré en Fritz que su resistencia a instruirse, que resultó estar tan estrechamente conectada con su inhibición del sentido de orientación, nacía de su retención de la teoría sexual infantil del «niño anal». El análisis demostró, sin embargo, que tenía esa teoría anal como consecuencia de la represión debida al complejo de Edipo, y que su resistencia a instruirse no estaba causada por una incapacidad para comprender el proceso genital debido a que no había alcanzado aún el nivel de organización genital. En realidad sucedía lo contrario: era esta resistencia la que impedía su progreso hacia ese nivel y fortificaba su fijación al nivel anal.
En relación con esto voy a referirme nuevamente al significado de su resistencia a ser instruido. El análisis de niños me ha confirmado cada vez mas mi punto de vista sobre esto. Me he visto obligada a considerar esto como un síntoma importante, una señal de inhibiciones que determinan el entero desarrollo subsiguiente.
En Fritz encontré que su actitud frente al estudio estaba determinada también por la misma catexia sexual simbólica. El análisis demostró que su marcado disgusto por el estudio era una inhibición muy compleja ante diferentes temas escolares, determinada por la represión de distintos componentes instintivos. Como en la inhibición para caminar, los juegos y el sentido de orientación, el determinante principal era la represión -basada en angustia de castración- de la catexia simbólico-sexual, común a todos estos intereses, principalmente la idea de penetrar en la madre en el coito. Durante su análisis, esta catexia libidinal y con ella la inhibición, avanzó claramente de los primeros movimientos y juegos de movimiento al camino a la escuela misma, la maestra y las actividades de la escuela.
Porque en sus fantasías, las líneas de su libro de ejercicios eran caminos, el libro era el mundo y las letras cabalgaban sobre motocicletas, esto es, sobre la lapicera. Otras veces, la lapicera era un bote y el cuaderno era un lago. Encontramos que muchos errores de Fritz (que por un tiempo no pudieron ser superados, hasta que fueron resueltos en el análisis, en que desaparecieron sin dificultad) estaban determinados por sus muchas fantasías acerca de las diferentes letras que eran amigas unas con otras o se peleaban y tenían toda clase de experiencias. En general, consideraba a las minúsculas como hijas de las mayúsculas. Veía a la S mayúscula como emperador de las largas eses germanas; tenía dos ganchos en las puntas para distinguirlo de la emperatriz, la s final, que tenía solamente un gancho.
Descubrimos que para él la palabra hablada era idéntica a la escrita. La palabra significaba «pene» o «niño», mientras que el movimiento de la lengua y la lapicera significaba «coito».
Mencionaré sólo brevemente que el análisis de niños me demostró la importancia general de la catexia libidinal para el desarrollo del habla infantil y de sus particularidades, y en realidad para el desarrollo del habla como un todo. En el lenguaje (41), las fijaciones orales canibalísticas y anal sádicas son sublimadas, con mas o menos éxito, según el grado en que las fijaciones de los primeros niveles de organización quedan abarcadas por la primacía de las fijaciones genitales. Creo que este proceso, que permite la descarga de fijaciones perversas se puede demostrar en todas las sublimaciones. Por acción e los complejos surgen diversas intensificaciones y desplazamientos, que son de naturaleza regresiva y reactiva. Esto proporciona un número ilimitado de posibilidades para el individuo, como se ve, para seguir con el ejemplo del lenguaje, tanto en sus propias peculiaridades del habla como ene l desarrollo de los idiomas en general.
Encontré en Fritz que el hablar, que indudablemente es una de las primeras sublimaciones, estaba inhibido desde el principio. Durante el análisis, esta niño, que había empezado a hablar inusitadamente tarde y parecía tener disposición a quedarse callado, se volvió un niño notablemente conversador. Nunca se cansaba de contar cuentos inventados por él y en ellos había un desarrollo de fantasías que no había demostrado poseer antes del análisis. Pero era evidente también que le deleitaba el hecho de hablar y que tenía una relación especial con las palabras mismas. Junto con esto apareció un gran interés por la gramática. Como ilustración, voy a anotar brevemente lo que él decía que la gramática significaba para él. Me dijo: «la raíz de la palabra misma no varía, solamente su terminación». Quería regalar a su hermana para su cumpleaños un anotador donde escribiría todo lo que hacía una cosa. ¿Qué puede hacer una cosa? «Una cosa salta, una cosa corre, una cosa vuela», etc. Lo que deseaba escribir en el libro era la representación de lo que el pene puede hacer y también hacerlo en la madre.
El significado del lenguaje como actividad genital, como lo expone también Abraham en un caso de seudología, se confirmó en mis trabajos en mayor o menor grado en todos los casos. En mi opinión, tanto esto como la determinación anal son típicos. Esto fue peculiarmente evidente para mí en un caso de una niña tartamuda, que tenía fuertes fijaciones homosexuales. Esta niña, Grete, que tenía nueva años, consideraba el hablar y el cantar como una actividad masculina, y el movimiento de la lengua como el del pene. Encontraba un deleite especial cuando, acostada en el diván, recitaba ciertas oraciones francesas. Decía que era «tan divertido cuando su voz subía y bajaba como alguien en una escalera». La asociación era que la escalera estaba metida en un caracol. Pero, ¿habría sitio para la escalera dentro de un caracol? (Caracol, también, era el nombre que daba a sus genitales). El punto y la coma, así como la pausa correspondiente a ellos en el lenguaje, significaban que uno tenía que ir de «arriba abajo» una vez y empezaba de nuevo. Una sola palabra representaba al pene y una oración, la penetración del pene en el coito y también el coito entero.
En muchos casos apareció claramente que teatros y conciertos, de hecho cualquier ocasión en que hay algo que ver u oír, siempre pasaban por ser el coito de los padres -oír y mirar, representan a la observación en la realidad o en la fantasía- así como los telones que caen representan objetos que estorbaban las observaciones, tal como la ropa de cama, los costados de la cama, etc. Voy a citar un ejemplo: la pequeña Grete me habló de una representación en el teatro. Al principio se había sentido infeliz porque no tenía un buen asiento y tenía que estar a cierta distancia del escenario. Pero notó que veía mejor que la gente que estaba sentada cerca del escenario, que no podía ver todo. Las asociaciones condujeron luego a la posición de las camas de los niños, que estaban colocadas de tal modo en el dormitorio de sus padres que su hermano menor dormía cerca de la cama de ellos, pero los costados de la cama hacían que fuera difícil para él poder verlos. En cambio, su cama estaba mas apartada y podía ver la de ellos perfectamente.
En Félix, que contaba trece años y hasta entonces no había demostrado ningún talento musical, se desarrolló gradualmente durante el análisis un marcado amor por la música. Esto ocurrió cuando el análisis estaba haciendo consciente su fijación a las tempranas observaciones infantiles del coito. Encontramos que los sonidos, algunos de los cuales había oído provenir de la cama de sus padres y otros que había fantaseado, formaron la base de un intenso (y muy tempranamente inhibido) interés por la música, interés que fue liberado nuevamente durante el análisis. Este determinante del interés por la música y del talento musical lo encontré presente (junto con el determinante anal) en otros casos también, y creo que es típico.
En la señora H., encontré que una notable apreciación artística de los colores, formas y cuadros estaba determinada en forma similar, con esta diferencia: que en ella las observaciones y fantasías infantiles tempranas se referían a aquello que podía ser visto. Por ejemplo, en este caso, cierto matiz azulado en los cuadros representaba directamente el elemento masculino; era una fijación de la analizada al color del pene en erección. Estas fijaciones resultaban de la observación del coito, que la llevaron a comparaciones con el color y la forma del pene no erecto, y luego a observaciones de ciertos cambios de color y forma en diferentes luces, el contraste con el vello del pubis, y así sucesivamente. Aquí, la base anal del interés por el color estaba siempre presente. Se puede establecer repetidamente el hecho de esta catectización libidinal de los cuadros, como representantes del pene o del hijo (lo mismo se aplica a las obras de arte en general) y además de pintores, virtuosos y artistas creadores, como representantes del padre.
Voy a dar un ejemplo mas del significado de los cuadros como hijo y pene, sentido que he encontrado repetidas veces en el análisis. Fritz, de cinco años y medio, dijo que quería ver a su madre desnuda, añadiendo: «Me gustaría ver tu barriga y el retrato de adentro». Cuando ella le preguntó «¿Quieres decir, donde estuviste tú una vez?», contestó «Si, me gustaría mirar dentro de tu barriga y ver si no hay otro chico adentro». En esa época, bajo la influencia del análisis, su curiosidad sexual se manifestó mas libremente y su teoría del «niño anal» apareció en primer plano.
Resumiendo lo que ya dije, he encontrado que las fijaciones artísticas e intelectuales, tanto como las que subsiguientemente conducen a la neurosis, tienen como algunos de sus mas poderosos factores determinantes, la escena primaria o fantasías sobre ella. Un punto importante es cuál de los sentidos es mas fuertemente excitado; si el interés se aplica mas a lo que se ve o a lo que se oye. Esto, probablemente, también determinará y por otra parte dependerá de que las ideas se presenten para el sujeto visualmente o auditivamente. No hay duda de que los factores constitucionales juegan aquí un gran papel.
En Fritz, era el movimiento del pene a lo que él estaba fijado; en Félix, eran los sonidos que había oído; en otros, los efectos de los colores. Por supuesto, para que se desarrolle el talento o la inclinación intervendrán esos factores especiales que ya he discutido en detalle. En la fijación a la escena primaria (o fantasías), el grado de actividad, que es tan importante para la sublimación misma, indudablemente determina también si el sujeto desarrolla talento para la creación o para la reproducción. Pues el grado de actividad influye seguramente el modo de identificación. Quiero decir, es cuestión de si se volcará en la admiración, estudio e imitación de las obras maestras de los demás o si hará un esfuerzo para sobrepasarlos con sus propias obras. Encontré en Félix que el primer interés por la música que se manifestó en el análisis, consistía únicamente en críticas a los compositores y directores de orquesta. A medida que fue liberando su actividad, empezó a tratar de imitar lo que oía. Pero en un estado aun mayor de actividad aparecieron fantasías en las que el joven compositor era comparado con los viejos. Aunque aparentemente no era cuestión de talento creador en este caso, mi observación de la forma en la cual su actividad, cuando se tornó mas libre, influenciaba su actitud en todas sus sublimaciones, me proporcionó cierta comprensión de la importancia de la actividad en el desarrollo del talento. Su análisis me demostró lo que otros análisis me confirmaron: que la crítica siempre tiene su origen en la observación y crítica de la actividad genital paterna. En Félix era claro que era espectador y crítico a la vez y que en su fantasía él también tomaba parte de lo que veía y oía, como miembro de una orquesta. Fue recién en un estadío muy posterior de actividad liberada que pudo tener confianza en el rol paterno, esto es, recién entonces habría podido armarse del coraje necesario para ser él mismo un compositor, si hubiera tenido talento suficiente.