Aristóteles Del Sentido Y Lo Sensible contin.2

Aristóteles Del Sentido Y Lo Sensible

Además, si los estímulos excitados por los contrarios son también contrarios y si los contrarios no pueden residir a la vez en lo que es lo mismo y es indivisible, y si los contrarios, por ejemplo, lo dulce y lo amargo, caen bajo un único sentido, no puede ser posible percibir estos contrarios simultáneamente. De la misma manera, evidentemente, las cosas que no son contrarias no pueden ser percibidas simultáneamente; porque algunos colores son afines al blanco y otros al negro, y análogamente en los demás sensibles; por ejemplo, algunos sabores son afines a lo dulce y otros a lo amargo. Tampoco los objetos mezclados pueden ser simultáneamente percibidos —porque sus proporciones numéricas corresponden a opuestos, por ejemplo, la cuerda de la octava y la de la quinta—, a no ser que sean percibidos como una unidad. En efecto, de esta manera la función numérica de los extremos deviene una, pero de ninguna otra manera; pues, en este caso, tendremos la relación numérica de lo mucho a lo poco, o de los impares a los pares, y también la de lo poco a lo mucho o la de los pares a los impares. Si, pues, los objetos que son llamados correspondientes, aunque se hallen encuadrados en distintos géneros —llamo, por ejemplo, correspondientes lo blanco y lo dulce, aunque genéricamente sean distintos—, están más alejados y difieren más uno de otro que los miembros del mismo género, y en la forma lo dulce difiere de lo negro aún más que de lo blanco, será aún menos posible percibir estos simultáneamente, que lo es percibir las cosas que corresponden a la misma clase. De manera que, si esto último es imposible, lo primero ciertamente es así. Ahora bien, acerca de lo que dicen algunos de las consonancias, a saber, que los sonidos no llegan simultáneamente, sino tan sólo parecen hacerlo así y nos inducen a error, al ser imperceptible el intervalo de tiempo, nos preguntamos si tienen razón en ello o no. Si es así, se puede decir de una vez que ésta es la razón por la que nos parece que vemos y oímos simultáneamente, porque el tiempo intermedio no nos resulta apreciable. Quizá esto no sea tanta verdad y no sea posible que nos sea imperceptible y nos pase por alto ningún tiempo; es posible percibir cada instante del mismo. Porque si, cuando un hombre se percibe a sí mismo u otra cosa cualquiera en un tiempo continuo, es imposible que él sea inconsciente de su existencia, y si, por otra parte, en un tiempo continuo puede darse un tiempo tan breve que sea completamente imperceptible, es evidente que, durante este tiempo, él será inconsciente de su existencia y ‘del hecho de su visión o percepción; y, si aún percibe, no habrá ningún objeto que perciba él o ningún tiempo en el que lo perciba, a no ser en el sentido de que ve en alguna parte del tiempo o alguna parte del objeto; es decir, si existe alguna magnitud, sea tiempo o sea objeto, que sea completamente imperceptible debido a su pequeñez: él, en efecto, ve la línea total y la percibe en un tiempo continuamente idéntico, en el sentido de que hace esto en alguna parte del tiempo éste; córtese de la línea total AB una parte C, en el tiempo de la cual no sentirá nada29. Así pues, él percibe en una parte del tiempo o una parte de la línea, en el sentido de que se ve la tierra viendo una parte de ella, o bien camina un año, caminando en una determinada parte de el. Pero, según nuestra hipótesis, durante la parte BC no percibe nada. En este caso se dice que se ve la totalidad de la línea AB en la totalidad del tiempo, porque el ve una parte de ella en una parte del tiempo. El mismo argumento se aplica a la parte AC; porque nos encontraremos con que siempre se percibe una parte de ella en una parte del tiempo y que nunca puede nadie percibir el todo. Por consiguiente, todas las magnitudes pueden ser percibidas, pero su tamaño no es aparente a nuestros sentidos; por ejemplo, alguien ve una magnitud tal como la del sol o una longitud de cuatro codos desde lejos, pero no se manifiesta con ello su tamaño actual; y algunas veces parece indivisible, mientras que lo que vemos no es realmente indivisible. La causa de esto la hemos expuesto anteriormente, al hablar o tratar del sujeto de la sensación30. Es, pues, evidente por todo esto que no hay ningún tiempo imperceptible. Respecto de la dificultad mencionada antes, hemos de considerar si es posible o imposible percibir más de una cosa a la vez. Por la expresión «a la vez» entiendo un tiempo que es uno e indivisible respecto de varias cosas entre sí relativas. En primer lugar, pues, ¿es posible percibir dos cosas a la vez, aunque con una distinta parte del alma, y no lo es percibirlas con una parte indivisible, pero una parte indivisible en el sentido de ser un todo continuo? ¿O implica esto, en primer lugar, que, respecto de cada uno de los sentidos particulares, por ejemplo, la vista, si el alma ha de percibir un color con una parte y otro color con otra parte, poseerá ella un número de partes iguales en 29 1 Hemos completado algo el texto original, partiendo de lo que él mismo hacía suponer, para hacer más inteligible el pasaje. Exactamente dice: «sepárese o córtese CB, en la cual no siente nada». 30 2 Véase esta misma obra, cap. 6. especie? Porque los objetos que ella percibe están en un mismo género. Si se urgiera que, igual que hay dos ojos, nada impide que haya también en el alma dos partes idénticas, responderíamos que probablemente los dos ojos constituyan una unidad y que, en la operación actual son uno solo; pero, si eso es así, en la medida en que ellos constituyan un órgano, lo que éste perciba será también uno; mientras que, si ellos obran separadamente, la analogía queda desbaratada. Además, los mismos sentidos resultarán entonces plurales, exactamente igual que se habla de las diversas ramas del conocimiento. Pues no habrá ninguna actividad sin su facultad propia, como tampoco sin actualidad o actividad habrá percepción ninguna. Si el alma no percibe esas cosas en un tiempo indivisible, evidentemente lo mismo es verdadero en todos los demás casos; pues, sería aún más posible que ella percibiremos varias de esas cosas simultáneamente, que no que percibiera así cosas de distinto género. Si, pues, es verdad que el alma percibe lo dulce con una parte de ella y lo blanco con otra parte, entonces, o bien el compuesto de éstas es uno o no lo es. Ahora bien, debe ser uno: porque la facultad perceptiva es una. ¿Qué objeto uno, pues, puede percibir esa facultad una? Porque no puede componerse ningún objeto de estas sensaciones31. Así pues, como se ha dicho antes, debe haber una parte del alma con la que ella lo perciba todo, aunque ella perciba los diversos objetos con partes distintas. Por tanto, ¿hay una facultad sensitiva para lo blanco y lo dulce, en cuanto indivisibles en acto, y otra, cuando son actualmente divisibles? Probablemente, lo que es posible en los objetos del sentido, es también posible en el alma. Porque lo que es numéricamente uno e idéntico puede ser blanco y dulce y aun poseer-otras muchas cualidades, si los atributos no son separables unos de otros, sino que difieren individualmente en su existencia. De manera semejante, pues, hay que suponer lo mismo del alma y que la facultad sensitiva de todas las cosas es numéricamente una, y distinta respecto de sus objetos, unas veces genéricamente y otras específicamente. De manera que la percepción simultánea sería posible con una parte que es la misma y única, pero no idéntica en la relación conceptual. Es, por tanto, evidente que todo objeto sensible es una magnitud, y que ningún objeto sensible es indivisible. La distancia a partir de la cual un objeto no puede ser visto es indeterminada, pero es determinada la distancia desde la cual puede sí ser visto. Eso es también verdad de los objetos del olfato y del 31 1 Es decir, objetos heterogéneos, como son lo blanco y lo dulce. oído y de todos los demás objetos que percibimos sin contacto. Hay en el espacio intermedio un punto determinado, más allá del cual el objeto no puede ser visto, mientras que más cerca del cual puede sí ser visto. Este punto, más allá del cual, si un objeto se halla allí, no se puede percibir, mientras que, si el objeto está más cerca que él, sí es perceptible, es, con toda seguridad, necesariamente indivisible. Si, pues, algún objeto sensible es indivisible, cuando está colocado en el punto límite, es decir el último punto en que no puede ser visto y el primero en que ya puede ser visto, será visible e invisible al mismo tiempo: lo cual es imposible. Respecto de los órganos de los sentidos y de los objetos del sentido, de su carácter en general y relativamente al órgano de cada sentido, damos con esto por terminada nuestra discusión. De los temas que quedan, hemos de considerar en primer lugar la memoria y el recuerdo.