Autenticidad, falacia y ficción en las series televisivas: Be tipul, In treatment, En terapia

Fuente: Ética y Cine Journal (Revista Académica Cuatrimestral) | Vol. 2 | No. 2 | 2012 | pp. 15-24

Autenticidad, falacia y ficción en las series televisivas: Be tipul, In treatment, En terapia

Moty Benyakar, Irene Cambra Badii

Universidad del Salvador – Universidad de Buenos Aires

Resumen

La serie televisiva Be Tipul fue creada en Israel en 2005. Se hicieron luego distintas versiones adaptando detalles de la historia al contexto de cada país, pero manteniendo el formato original, entre ellas In treatment (Estados Unidos, 2008-2010) y En terapia (Argentina, 2012). La trama de la serie aborda la labor de un psicoterapeuta que recibe a un paciente por episodio, con el cual mantiene una sesión de terapia “en tiempo real” que ocupa íntegramente el capítulo de ese día. De lunes a jueves el terapeuta recibe a sus pacientes, y los viernes supervisa sus casos con una terapeuta más experimentada.

En este artículo trataremos la importancia de la transmisión del psicoanálisis en un medio masivo como es la televisión, discutiendo en qué medida esa transmisión es posible respetando la esencia del psicoanálisis, entendida como el devenir humano y su abordaje desde el inconsciente.

Se planteará el uso de la ficción en torno a una pregunta crucial: ¿pueden las series televisivas, por medio de lo audiovisual, transmitir la distancia entre el despliegue de la subjetividad y la ficción cotidiana?

La esencia de la autenticidad en psicoanálisis está dada por la articulación entre el encuadre y los contenidos abordados en la relación terapéutica.

Desvirtuar este esquema puede conducir a la distorsión y a la falacia. Sostendremos que existe una incompatibilidad entre el psicoanálisis y la falacia, entendida como las distintas maneras de distorsionar los contenidos analíticos al pretender hacerlos más populares. Por medio de la serie Be Tipul y sus adaptaciones norteamericana y argentina, plantearemos los riesgos que conlleva tal adaptación sin tener en cuenta la distorsión potencial de la esencia de las problemáticas psicoanalíticas.

Palabras clave: Series televisivas | Autenticidad | Falacia | Ficción |Psicoanálisis

Introducción

La serie televisiva Be Tipul fue creada en Israel en 2005

por Hagai Levi junto con Ori Sivan y Nir Bergman.

La trama aborda la historia de un psicoterapeuta que

recibe a un paciente por episodio, y tienen una sesión

de terapia “en tiempo real” que ocupa íntegramente el

capítulo de ese día. De lunes a jueves el terapeuta recibe

a sus pacientes, y los viernes supervisa sus casos con una

terapeuta experimentada.

Se hicieron luego distintas versiones que adaptaron

algunos detalles de la historia al contexto de cada país1,

pero manteniendo el formato original. En este artículo

nos ocuparemos de dos de ellas In treatment (Rodrigo

García, Estados Unidos, 2008-2010) y En terapia

(Esther Feldman y Alejandro Maci, Argentina, 2012).

Estas series se enfrentan con el desafío de llevar a la

pantalla la esencia de la labor terapéutica. Si bien no

pretenden poner en escena al psicoanálisis sino un

proceso psicoterapéutico, abordaremos el tema desde

una perspectiva epistemológica psicoanalítica.

Uno de los ejes centrales de la labor psicoanalítica es

ir en busca de la autenticidad de cada sujeto. A través

del seguimiento puntual de las tres versiones de la serie,

intentaremos analizar los conceptos de autenticidad y

falacia al presentar al psicoanálisis y las psicoterapias en

televisión. En este contexto se analizará la función de

la ficción en el desarrollo de nuestra práctica cotidiana

y como posibilitadora de una genuina transmisión ante

un público masivo.

El psicoanálisis da cuenta del abordaje de la subjetividad

desde una búsqueda permanente de las vicisitudes del

inconsciente propio e idiosincrático de cada individuo.

Para existir, el marco psicoterapéutico postula que se

debe partir de lo esencialmente auténtico. Volveremos

luego sobre esta cuestión.

Pretender abordar lo auténtico en una telenovela, o en

una serie televisiva, puede parecer una contradicción,

ya que por lo general una de las primeras impresiones es

que el ámbito televisivo telenovelado es la distorsión o

exageración del acaecer en la “vida real”. Las temáticas

de las telenovelas generalmente están elegidas para

atraer al público por medio de lo inimaginable de la

existencia humana. Exponen experiencias que parten de lo común para devenir luego

extraordinarias y únicas. Esto se puede distorsionar al punto de hacer

vivir a cada espectador aquello que no le sucede pero

que hipotéticamente podría compartir en situaciones

excepcionales con el resto de los humanos.

La esencia de la distorsión está en la particularidad

de la relación con el objeto. Pero la banalización

de las relaciones humanas, como así también su

distorsión, no ocurre únicamente en las telenovelas:

podría decirse que es cada vez más parte de nuestra

cultura. La sociedad, de esta manera, provee una

banalización de las experiencias humanas, siendo la

televisión y otros medios su vehículo más frecuente

Esta retroalimentación entre fenómenos culturales

y productos televisivos, refuerzan la idea de que la

televisión no es sólo producto de la cultura, sino

también promotora de la misma, transformándose la

distorsión en un agente modelador socio-cultural.

Uno de estos mensajes socioculturales propios de

nuestro tiempo es la transmisión del psicoanálisis.

Podríamos preguntarnos si esta transmisión se puede

realizar desde los medios masivos, y cuál sería en ese

caso el mensaje que sería deseable difundir.

Devenir

No podríamos abordar la labor psicoanalítica sin

referirnos al devenir. Podríamos hacerlo desde la

perspectiva de Heidegger (2003) o Badiou (1999), pero

preferimos aquí tomar la síntesis de Ferrater Mora,

quien plantea que el devenir “a veces se usa como

sinónimo de ‘llegar a ser’; a veces se considera como

el equivalente de ‘ir siendo’; a veces se emplea para

designar de un modo general el cambiar o el moverse

–proceso que suele expresarse por medio del uso de los

correspondientes sustantivos: ‘cambio’ y ‘movimiento’–.

Dentro de esta multiplicidad de significaciones parece

haber, con todo, un núcleo significativo invariable en

el vocablo ‘devenir’: es el que destaca el proceso del ser

o, si se quiere, el ser como proceso. Por eso es habitual

contraponer el devenir al ser en un sentido análogo a

como en el vocabulario tradicional se contrapuso el in

fieri al esse –donde el in fieri expresa, en rigor, el hecho

de estar haciéndose” (Ferrater Mora, 1971, p. 783).

Entendemos que la esencia de la labor psicoanalítica es

elaborar ese devenir de la vida humana. Si bien algunos

autores toman al ser en relación con la consistencia, con

la idea de encontrar la verdad absoluta, es necesario

plantear que entendemos al psicoanálisis como un

tránsito por ese devenir que es ir haciéndose. El

psiquismo va transformándose, y por esta razón la labor

terapéutica no se ocupa del ser sino del ir siendo. Lo

auténtico del mensaje de la psicoterapia, entonces, es

ese ir siendo, y no la aspiración a un ser.

¿Cómo puede transmitirse el devenir como esencia

de una ficción televisiva que aborde en su trama la

complejidad de una psicoterapia? ¿Se puede lograr

esto desde lo audiovisual? La pregnancia de la imagen

en los tiempos actuales, que puede percibirse desde

la educación más temprana, nos conduce no sólo a

preguntarnos por su utilización para la transmisión de

los contenidos sino también acerca de las maneras en

que estas imágenes son utilizadas.

Una historia sencilla, que sólo manifieste la cotidianeidad

de nuestro pasar por el mundo, no sería suficientemente

atractiva a menos que pueda tocar aquellos afectos

verdaderos que nos mueven.

Por otra parte, si los tratamientos de los pacientes no

deben verse como “casos cerrados”, en relación al ser, y

a un supuesto lugar u objetivo al cual llegar a través del

tratamiento psicoterapéutico, ¿cómo pueden estas series

televisivas evitar mostrar una verdad, una esencia del ser,

al que se aspire a llegar por medio de una psicoterapia?

El desafío de las ficciones televisivas en las que se aborda

el espacio psicoterapéutico va en esta línea: poder

mostrar la autenticidad del devenir terapéutico y no

convertirlo en una falacia. Para ello, es necesario que

no sólo los contenidos sean auténticos, sino sus dispositivos,

o lo que profesionalmente llamamos encuadre.

En el análisis que realizaremos a continuación, haremos

especial foco en el recorrido de estas ficciones televisivas

en relación al interjuego entre lo auténtico y la falacia,

dentro de encuadres que se despliegan en diferentes

culturas. ¿Cómo se puede preservar la autenticidad

de la relación analítica en una serie televisiva? ¿Cuáles

son las características de Be Tipul y la adaptación a la

norteamericana y argentina en las cuales podemos

vislumbrar ambos aspectos?

La psicoterapia en el cine y las series televisivas

Los medios cinematográficos y televisivos han abordado

el espacio terapéutico y la figura del psicoterapeuta

al menos un centenar de ocasiones. Desde Secretos

de un alma (Geheimnisse einer Seele, Pabst, 1926), el

primer film en el que aparece en pantalla la figura de un

psicoanalista, hasta Un método peligroso (A Dangerous

Method, Cronenberg, 2011), han pasado por la pantalla

del cine numerosos analistas, algunos de los cuales han

devenido célebres, al menos como para merecer escritos y

hasta estudios especializados (Michel Fariña et al., 2011).

Son muy pocas las ocasiones en las que el cine y la

televisión se han impuesto como meta transmitir en

forma profunda y auténtica la labor psicoterapéutica.

En el ámbito televisivo, diversos programas llegan a un

público masivo que sigue cotidianamente las historias

narradas, ya sea con una frecuencia semanal, como en el

caso de los unitarios o series televisivas, o diaria, como

en las telenovelas.

Actualmente, se calcula que en el mundo cerca de dos mil

millones de espectadores ven telenovelas diariamente.

Si bien el análisis de la función de las telenovelas y las

series televisivas como expresión y como modelador

de la cultura forma parte de una temática importante

y sumamente relevante, entendemos que esto excede

los alcances del presente trabajo. Sin embargo, no

queremos dejar de mencionar que en gran medida, esta

cifra manifiesta que la distorsión que estos programas de

televisión representan o producen con respecto a la vida

cotidiana, es inherente a la cultura a la que pertenecen y

a la que van dirigidas.

Esto nos lleva a pensar en una de las contradicciones que

presenta este análisis: la autenticidad de lo distorsionado.

¿Puede la distorsión que presenta la televisión, ser al

mismo tiempo auténtica? La cantidad de espectadores

y el éxito que presentan algunas telenovelas o series

televisivas, nos conducen a constatar las dificultades

que supone detener o mitigar tal fenómeno distorsivo.

Son varios los intentos televisivos que no incurren en

la distorsión ni en la falacia, y que han tenido un gran

rating y que se enfrentan con la problemática de la existencia humana, el sufrimiento, y las

diversas modalidades de abordarlos. Algunas de las series televisivas

internacionales más recordadas son La Ley y el orden

(1990-), Six Feet Under (2001-2005), Dr. House (2004-

2012), Lost (2004-2010), Dexter (2006-2012).

En el ámbito local, la telenovela Montecristo (2006)

y los unitarios Vulnerables (1999), Culpables (2001),

Locas de amor (2004), y Trátame bien (2009), han sido

exitosos productos televisivos que pudieron transmitir

un mensaje diferente.

Be Tipul, In Treatment, En Terapia

En 1999, el unitario argentino Vulnerables representó

un evento internacional, e incluso se cree que pudo

haber inspirado el desarrollo de la serie israelí Be Tipul.

La trama de Vulnerables incluía situaciones humanas

dentro de una terapia de grupo. La serie tuvo gran

popularidad y además fue uno de los primero intentos

de llevar la problemática humana a la pantalla, en

medio de un marco terapéutico grupal. Los capítulos se

centraban en la problemática específica de cada uno de

los integrantes, sin pretender ahondar en la esencia de

la labor terapéutica. Por lo tanto la terapia era vista sólo

como un encuadre, un marco de respeto, de escucha,

de acompañamiento adecuado, ante las problemáticas

de los pacientes.

Be Tipul ( 2005 ,לופיטב ), la exitosa serie israelí creada por

Hagai Levi, cuyo título puede traducirse literalmente

como “En terapia”, tiene el foco centrado íntegramente

en la psicoterapia. Contrariamente a lo sucedido en

Vulnerables, pretende llevar a la pantalla la esencia de

la labor psicoterapéutica individual. El hilo conductor

y el foco central de la serie no son las historias de sus

personajes sino la esencia de la acción terapéutica,

del mismo modo que se transmite la actividad de los

detectives policiales en La Ley y el Orden, o los médicos

en Dr. House.

En Be Tipul se incluye mayoritariamente el devenir de

los procesos psicoterapéuticos de los pacientes que

acuden al consultorio de Reuven Dagan. Semana a

semana, podemos seguir las sesiones de una joven que manifiesta su amor por

el psicoterapeuta luego de un

año de tratamiento, un piloto del ejército israelí, una

adolescente, una pareja en crisis y el último día, el

propio Reuven Dagan consultando en un espacio de

supervisión. En los distintos episodios de la serie se

desarrollan además algunas escenas de la vida privada

del terapeuta, y se observa el interjuego entre la

actividad terapéutica y la trama personal.

La cámara sigue a los actores mayoritariamente con

planos cortos, con secuencias largas, en los que pueden

percibirse los gestos y las acciones con naturalidad. Los

capítulos tienen una duración de 30 minutos y la sesión

de psicoterapia se da en tiempo real.

Las adaptaciones norteamericana y argentina de Be

Tipul mantienen estas indicaciones técnicas y además

las coordenadas del guión, entre ellas, la elección de los

personajes y el esquema de los días en que atiende a los

pacientes, reservando el último para supervisión.

En primer lugar, la exitosa serie israelí fue adaptada

en los Estados Unidos por la productora HBO y con

la dirección de Rodrigo García, bajo el nombre de In

Treatment (2008-2010). Por primera vez una serie israelí

era comprada por una productora estadounidense. Las

dos primeras temporadas fueron hechas adaptando los

guiones de Be Tipul, y la tercera temporada tuvo un

guión independiente.

En Argentina, la serie En terapia fue estrenada en 2012

en el canal de aire de la televisión pública, siguiendo los

guiones de Be Tipul como su antecesora estadounidense.

Tomaremos estas tres series (Be Tipul, In Treatment, En

Terapia) para el presente trabajo, ya que encontramos

diferencias en las adaptaciones del guión y otros

detalles de la presentación de la serie que resultan muy

interesantes para interrogar las variaciones teóricas y

culturales.

Las diferencias entre las tres series televisivas se dan

no sólo en las adaptaciones del guión sino también en

la elección del protagonista. En Be Tipul, el terapeuta

tiene un estilo informal. El actor elegido tiene un

aspecto bonachón.

 

En In Treatment, la elección de Gabriel Byrne para el

papel del terapeuta, que es un consagrado galán maduro

de films norteamericanos, nos hace pensar en un estilo

del terapeuta más serio y a la vez seductor, cuestión que

se ve llevada un poco más allá en el caso de En Terapia y la

interpretación de Diego Peretti, quien posee un carisma

propio y ya había encarnado el rol de un profesional de

la salud mental en Locas de amor (2004), cuando se dio a

conocer que él mismo es psiquiatra de profesión.

El consultorio en que está ambientada la serie también presenta diferencias, aunque en los tres casos se trata de

una habitación que se ubica en la casa del terapeuta, por

lo cual muchas veces se escuchan ruidos de la vivienda

familiar durante las sesiones, o bien se presentan escenas

de la relación del terapeuta con su familia en el momento

previo o posterior a las sesiones. Mientras que en Be

Tipul el consultorio es una habitación sencilla con las

ventanas abiertas, a través de las cuales tanto el analista

como el paciente pueden verse una vez finalizada la

sesión, en In Treatment se muestra un interesante diseño

arquitectónico que permite diferenciar las puertas de

entrada y salida del consultorio. En efecto, los pacientes

ingresan por la puerta delantera, donde hay un pequeño

sillón de jardín para aguardar, y se retiran por otra puerta

que los lleva directamente al pasillo del patio para salir del terreno, por lo cual si los pacientes llegan antes de que

se retire el anterior, no se cruzan en ningún momento.

Este detalle de la confidencialidad no es un detalle

menor ya que nos indica cómo se construye la escena de

la psicoterapia teniendo en cuenta todos los aspectos.

En la versión argentina, En Terapia, el consultorio está

hecho directamente en imitación con el norteamericano,

pero se le suman una distinta disposición de los muebles

y el protagonismo del sillón de terciopelo rojo, que en

contraposición con el sobrio consultorio israelí de Be

Tipul, nos hace pensar si refleja auténticamente cómo son

los consultorios en Buenos Aires.

La disposición de los muebles en el consultorio conlleva

a tener en cuenta la distancia que separa a los pacientes

del terapeuta en cada uno de los consultorios. En Be

Tipul, los pacientes se sientan a menos de un metro

del terapeuta, se inclinan hacia adelante en el sillón, lo

miran a los ojos. La mesa donde se encuentra la jarra

con agua y el vaso para que los pacientes está ubicada

al costado, en lugar de enfrente como en In Treatment

y En Terapia (es decir, entre el sillón del paciente y el

del terapeuta), lo cual permite que la proximidad entre

paciente y terapeuta parezca mayor. Evidentemente, los

contextos culturales determinan las distancias aceptadas

socialmente entre personas conocidas que mantienen

una relación profesional.

La apertura del programa también presenta una

interesante diferencia. En Be Tipul la presentación de

los nombres de los actores y miembros de la producción

están en medio de figuras de tinta análogas al test de

Rorschach, un test psicológico proyectivo que se utiliza

para evaluar la personalidad. Estas figuras o formas no

son definidas claramente sino que sirven para evaluar

la proyección que los sujetos hacen de ellas, y verlas en

la presentación de los episodios nos pone en contacto

con los propios significados que se construyen en un

espacio terapéutico, con la diversidad de miradas y

experiencias.

En la presentación de In Treatment también figuran los

nombres de los actores y miembros de la producción,

con la misma música que en Be Tipul, pero con un fondo

ambientado con ondas de color azul, semejantes al fluir

del agua. Este elemento también está presente en los

adornos del consultorio del Dr. Paul Weston: barcos, un

vidrio con agua similar a la imagen de la presentación, etc. Esta simbolización a través del agua nos lleva a

pensar en el fluir, el devenir de la vida humana en la labor

psicoterapéutica, ese ir siendo que mencionábamos en

la Introducción del presente escrito.

En el caso de En Terapia, se ha cambiado la música

de apertura y sólo figuran los nombres de los actores

sobre un fondo negro, que parece gastado, y el sillón

de terciopelo rojo de la escenografía del consultorio.

La importancia que se le da a este mobiliario, similar

al diván, se puede apreciar no sólo en la apertura sino

en toda la gráfica que promociona la serie. Pareciera

ser que es un elemento del encuadre que determina

de qué tipo de psicoterapia se trata la serie, desde un

elemento externo al desarrollo del tratamiento, ya que

este no es fácil de determinarse por las intervenciones

del psicoterapeuta.

La música incidental también es un elemento que es

utilizado sobre todo en Be Tipul y en En Terapia. Si

bien la mayor parte de los diálogos no tienen música

ambiental, en determinadas ocasiones, para acrecentar

el suspenso o la acción dramática, se escucha una

música distinta a la de la apertura, que se percibe

como intrusiva, porque la acción dramática ya de por

sí es potente. Invade así el espacio analítico con un

criterio estrictamente televisivo donde la música viene a

suplementar el clima que trasuntan las palabras.

Yadin, Alex, Gastón

Tomemos puntualmente ahora como referencia una de

las adaptaciones de los personajes de las series, que es

paradigmática a la hora de investigar las consecuencias

de las modificaciones del guión.

En Be Tipul, la problemática que trae el paciente de

los días martes está muy próxima a la del terapeuta.

Yadin es un soldado israelí que acude a Reuven Dagan

por primera vez en el segundo episodio de la primera

temporada, y tiene lugar el siguiente diálogo a los pocos

minutos de comenzada la entrevista:

Yadin: –Veamos. ¿Me reconoce? Déjeme ayudarlo… “El

piloto de la Tonelada”, ¿le dice algo?

Reuven: –¿“Tonelada”? No.

Yadin: –Inténtelo. Fue hace poco tiempo. Seis semanas.

Ramallah. Una bomba que pesaba una tonelada. 12 niños

muertos. Una persona buscada herida levemente. CNN,

crimen de guerra. ¿El comandante que duerme bien a la

noche? ¿Recuerda?

Reuven: –Sí, sí. Creo que lo recuerdo.

Yadin: –Bueno, ese soy yo. “El piloto de la Tonelada”. ¿No

usa demasiado Internet, verdad? Como sea. Alguien en la

Fuerza me quiere mucho, porque la semana pasada una

foto mía llegó a la página web de un grupo de anarquistas

holandeses (…) Así que es posible que mientras estoy

sentado aquí, billones de árabes estén bajando mi foto

como su fondo de pantalla. Ridículo, ¿no?

Es importante mencionar que tanto el paciente como

el analista comparten una situación común que puede

pasar desapercibida si se desconoce el contexto cultural.

En Israel, los terapeutas son parte del ejército

dado que toda la población tiene que prestar sus servicios

obligatoriamente. Los psicoterapeutas pueden integrarse

al Ejército mismo o bien desempeñarse fuera

de él, en el consultorio, dedicando tiempo de trabajo

en su rol de reserva activa. Los códigos compartidos

por una misma comunidad y el hecho de compartir

las vivencias de un país en guerra, hacen que ambos

transiten un trasfondo común que permanece en el

tiempo, que actúa como una variable contextual.

Esta variable contextual compartida entre paciente y terapeuta

nos enfrenta con el problema de la neutralidad.

La interrogación de determinados puntos de inconsistencia

en relación al accionar del terapeuta puede ir en

esta línea. El psicoterapeuta puede verse convocado

desde su doble rol: como combatiente, parte del ejército,

y como terapeuta. El hecho de compartir la institución

militar con el paciente, en un país en guerra, no

es un detalle menor. ¿El analista comparte el sistema de

creencias con el paciente? ¿Qué hacer si no lo comparte?

¿A quién acudir si es necesario suspender el secreto

profesional con la justificación del potencial daño para

sí mismo y para terceros?

La adaptación de Estados Unidos, In Treatment, se separa

un poco de los códigos comunes entre paciente y

terapeuta, ya que el paciente en cuestión, Alex, es un

piloto de la Marina norteamericana, mientras que Paul

forma parte de la población civil.

En su primera entrevista, Alex se presenta ante el

terapeuta Paul Weston como “el asesino de Madrasa” y

tiene lugar el siguiente diálogo:

Alex: –No fue hace mucho tiempo. Un avión de la Marina

estadounidense atacó un blanco en las afueras de Bagdad.

Inteligencia Naval identificó la estructura como un refugio

de insurgentes, un búnker. Resulta que es una Madrasa.

Déjeme explicarle lo que es eso. Es una escuela religiosa

islámica. Niños, como abejas en un panal, estudiando el

Corán. 16 de ellos murieron. ¿Le suena?

Paul: –Sí, lo recuerdo, sí.

Alex: –Ese soy yo. Yo volé esa misión. El Asesino de

Madrasa. ¿Ud. ve internet? Bueno, de algún modo…

bueno, no fue realmente de algún modo. Llamemos a

las cosas por su nombre. Una filtración, probablemente

otra metida de pata de inteligencia. Como sea, me

identificaron… como el piloto en esa misión. Y mi foto fue

puesta en websites fundamentalistas. Y no hablo de Al-

Jazeera. Hablo de websites que están pidiendo mi cabeza

en una bandeja. Ofreciendo el paraíso y 40 vírgenes

a cualquiera que me rebane el cuello de oreja a oreja.

Mire… [Le muestra una foto en el celular] Aquí estoy. No

es una foto reciente. (…) Mire. Entonces, mientras me

siento aquí a hablar con usted… un millón de fanáticos

está descargando mi retrato e imprimiéndolo como blanco

para dardos. Hijos de puta tontos.

Se observa claramente cómo el guión intenta adaptarse

lo más ajustadamente posible a los parámetros de

Be Tipul. Sin embargo, los puntos en común con el

terapeuta, y las posibles identificaciones y dilemas que

le puedan generar, se alejan en relación a lo planteado

por la serie israelí. Al mismo tiempo plantea otros

interrogantes de interés: ¿debe el terapeuta hacer una

interconsulta o derivación a un psicólogo especializado

en temas de la Marina? Y también en este caso, ¿cómo

interrogar el secreto profesional acerca de lo que se

converse en sesión, teniendo en cuenta que Alex revelará

información confidencial de los procedimientos de la

Marina? (Montesano y Michel Fariña, 2011)

En el caso de la versión argentina, En Terapia, los guionistas

han enfrentado un desafío para poder hacer la

adaptación del guión. Todo indicaba que para mostrar

los dilemas del psicoterapeuta en un caso que involucrara

al Ejército, tendría que ser en relación a un militar

que haya participado en la represión durante la última

dictadura militar argentina, pero los años transcurridos

hacía incongruente tal guión.

Eligieron pues a un policía experto en explosivos,

teniendo lugar el siguiente diálogo para la primera

entrevista de Gastón con el terapeuta Guillermo Montes:

Gastón: –¿Me reconoce? Le doy una pista. Operativo

Hermandad, ¿le suena?

Guillermo: –No.

Gastón: –Fue hace un par de meses aproximadamente. Un

operativo contra el narcotráfico en la Triple Frontera. Un

policía experto en explosivos que hace volar un depósito.

Varias familias muertas. Un narco que hace un identikit,

un narco preso. Los noticieros hablando del experto en

explosivos que duerme bien de noche. ¿Le dice algo?

Guillermo: –Sí, ahora que me lo dice, creo que algo me

acuerdo.

Gastón: –Bueno, soy yo. El policía experto en explosivos.

Es más, en este momento, ese identikit está cargado en la

web. El narco lo subió. Es probable que cuando estamos

hablando, los sicarios de los narcos me estén buscando.

Autenticidad, falacia, ficción

Para una mejor comprensión del modo en que percibimos

la esencia de la serie Be Tipul y sus adaptaciones

norteamericana y argentina, debemos recurrir a diferentes

conceptos.

En primer lugar, se hace necesario determinar a qué

llamamos autenticidad:

“Se dice de algo que es auténtico cuando se establece sin

lugar a dudas su identidad, es decir, cuando se establece

de modo definitivo que es cierta y positivamente lo que se

supone ser” (Ferrater Mora, 1971, p. 253, los resaltados

son nuestros).

Esto puede ser analizado en dos aspectos. En primer lugar,

en relación a la autenticidad que plantea el espacio

analítico, en el cual se espera que el sujeto pueda arribar

a una relación más auténtica con su deseo; y en segundo

lugar, en relación a la problemática de la difusión del psicoanálisis

o de las psicoterapias en la pantalla a través de

series televisivas o telenovelas. Efectivamente, podríamos

considerar que las telenovelas o series televisivas son auténticas

porque no son la existencia humana misma, pero

la reflejan en algunos de sus modos.

Si partimos del irse haciendo de Heidegger, como un

modo de ser, podremos ver que la transmisión del

psicoanálisis no tiene relación con la Verdad, pero sí

con lo verdadero. No se trata de arribar a un estatuto

ontológico del ser. El psicoanálisis es siendo: no es una

verdad revelada, esencial, ontológica, sino un proceso.

En este artículo nos cuestionamos en qué medida por

medio de la ficción televisiva se puede transmitir el proceso del devenir en forma auténtica, es decir, en

articulación con lo verdadero.

Esta autenticidad debe ser vista en oposición a la falacia.

La versión ridiculizada del psicoanálisis o de algunos

psicoanalistas en la filmografía de Hollywood, nos lleva

a pensar que toman argumentos falsos para demostrar

distintos puntos de vista acerca de la utilidad de la

disciplina, centrándose en elementos ajenos.

Por otra parte, muchas veces los psicoanalistas son

reticentes a la difusión de su práctica en ámbitos

televisivos y en ficciones cinematográficas. No cabe

duda alguna de que la intimidad, lo propio y lo

singular son cualidades inherentes al psicoanálisis:

podría decirse que son sus pilares. Es indudable

también que el psicoanálisis transita por lo vivenciado

en ese especial proceso o situación, y que hay algo que

no puede ser transmitido con palabras para describir

tal proceso.

Sin embargo, esto puede ser visto como un tipo de experiencia

mística, oculta, inabordable, y este peligro se

acrecienta con la concepción de que sólo los psicoanalistas

pueden comprender al psicoanálisis. Justamente,

el abrir las ventanas del mundo psicoanalítico y de las

psicoterapias al público en general es una manera de

poder enfrentarse ante la crítica y la evaluación de su

existencia, con modalidades que no le son propios. De

esta manera, la transmisión televisiva ayudaría a no permanecer

en círculos conceptuales cerrados que muchas

veces arriesgan un aislamiento respecto de la realidad

cotidiana.

Por estas razones, es de suma importancia que el mensaje

que se difunda a través de los medios televisivos sea

transmitido en forma auténtica, preservándonos de la

falacia, entendiendo que se pone en juego la transmisión

de conceptos que pertenecen a dimensiones que no

pueden ser captadas por la simple mirada o la lógica del

lenguaje cotidiano.

Si consideramos a la falacia y a la autenticidad como

dos puntos de un mismo continuo, podríamos pensar

a la ficción en tanto modeladora de la esencia de lo

auténtico, ante el riesgo de una distorsión falaz.

La representación ficcional, entonces, puede pensarse

tanto en relación a la imagen o al argumento televisivo que representa una acción dramática, como a la ficcionalización

de casos clínicos para su difusión.

¿Cómo puede una ficción aspirar al mayor nivel de

autenticidad posible? ¿Y en qué medida la ficción

representa lo auténtico? Para poder responder estas

preguntas, es necesario tener en cuenta que la verdad

tiene estructura de ficción (Lacan, 1988). Esta afirmación

de Lacan, sin dudas una de las más difundidas en el

ámbito psicoanalítico, se refiere a la verdad como efecto

del lenguaje, es decir, saliendo de la adecuación o no a

una supuesta realidad.

La (in)autenticidad en las adaptaciones de Be Tipul

Como pudo leerse en el detalle de los diálogos del

segundo capítulo de la primera temporada de Be Tipul,

In Treatment y En Terapia, las modificaciones del guión

tienen consecuencias en relación a la autenticidad de

llevar el tratamiento psicoterapéutico a la pantalla.

En la adaptación argentina se pierde la esencia de lo

que se quiso transmitir en Be Tipul, acerca del conflicto

que atraviesa un terapeuta cuando debe sostener la

subjetividad, lo propio del individuo, y a la vez lidiar

con la tensión de los valores de la sociedad en la cual

ambos están inmersos. Efectivamente, se pierde algo

de riqueza en el dilema que se le plantea al terapeuta.

El caso del policía experto en explosivos que realiza un

operativo contra el narcotráfico no expone al terapeuta

al mismo conflicto que el de la serie israelí. En la versión

local, el ámbito no es compartido ya que no sólo el

terapeuta no pertenece a la misma institución militar,

sino que además el país no se encuentra en guerra,

como en el caso de Estados Unidos e Israel. Los posibles

dilemas éticos en relación al secreto profesional de las

actividades del policía experto en explosivos no tienen

la misma fuerza que en el caso planteado en Be Tipul.

Así pues, notamos cómo la serie israelí mantiene la

atención en la situación que vive tanto el analista como

el paciente, dentro de los límites de la ficción. Se pone

el acento en la problemática existencial del paciente y

justamente ésa es una de las cuestiones más atractivas

de la serie: poder ver qué le pasa a la persona, cómo

elabora lo vivido y de qué manera esto tiene que ver con

la subjetividad del terapeuta.

Si la esencia de la labor terapéutica es ir en busca de

lo propio, verdadero y auténtico, en que el placer y el

sufrimiento son condiciones inherentes al existir, ¿en

qué medida estas series televisivas son consecuentes con

esta perspectiva? ¿Hasta qué punto ese movimiento que

se propone presentar la esencia de lo propio y subjetivo

puede ser llevado a la ficción?

Y más aún, ¿cómo podríamos evaluar tal autenticidad?

En primer lugar, analizando si la serie televisiva

acompaña la esencia del psicoanálisis. Si el encuadre

se ve distorsionado, esto resulta contradictorio con el

quehacer analítico; y si el centro de atención se desplaza

a la vida privada del terapeuta, también el proceso

terapéutico se ve alterado.

En el caso de Be Tipul y su adaptación norteamericana

y argentina, notamos que la serie televisiva es más auténtica

en la medida en que cumple una doble función,

sostener el encuadre propio de la realidad sociocultural

en la que se inscribe, como así también centrarse en la

esencia del devenir humano, es decir, el deseo del paciente.

Esto es relativamente independiente de la potencia

de la acción dramática, y no depende de ella2.

Conclusiones y propuestas

En la actualidad, enfrentamos el desafío de una era

marcada por la velocidad, el mundo cibernético y los

medios de comunicación masivos. Esta velocidad alcanza

también la difusión de filmes, series televisivas, y otros

fenómenos audiovisuales, a los que se accede de manera

vertiginosa a través de las redes computacionales. Se

ha abierto un canal de información y transmisión de

mensajes que ha superado las fronteras idiomáticas,

culturales y de pequeños grupos. Ello trae aparejado

una tendencia al voyerismo y a la distorsión, con todos

los peligros que ello implica.

Ahora bien, ¿qué significa traer a la pantalla la esencia

de la psicoterapia y del psicoanálisis? ¿Cuáles son las

problemáticas que se ponen en cuestión al llevar la

verdadera intimidad al gran público (y no la pseudo

intimidad de programas como Gran Hermano)? ¿Cómo

se puede transmitir con rigurosidad el accionar en una

profesión en la que las intervenciones constituyen su

riqueza conceptual y teórica, donde todo sucede allí

y con la singularidad de un paciente? ¿Cómo estar

seguros de que no se distorsione la esencia de la labor

analítica?

Con el objetivo de contrarrestar los posibles procesos

distorsivos, podemos plantearnos el problema desde el

marco psicoanalítico e incluso desde campos disciplinares

como la Bioética o la Ecobioética. Éste es uno de

los desafíos que se plantean a estas disciplinas cuando

deben salir de los ámbitos puramente académicos y

asistenciales para tomar contacto directo con la población

y sus problemáticas contemporáneas. El trabajo

a través de los medios de comunicación opera no sólo

como una instancia de supervisión, sino como un factor

de modelación.

Preservar la autenticidad de la relación analítica,

enfocando los puntos conflictivos de las adaptaciones

de la serie, evitando sancionar lo que es correcto y lo

que no, nos permite preguntarnos qué efectos podría

tener con los pacientes y las personas que, quizá por

primera vez, ven reflejado en una pantalla el devenir

de un espacio psicoterapéutico. Las propuestas

alternativas que pueden plantearse desde la inclusión

de cada una de las distintas disciplinas que integran

la Bioética y la Ecobioética, pueden hacerse en

relación a situaciones relativas al devenir, al acaecer

o al acontecer humano. Se resguardan así los valores

y principios de la práctica analítica, transmitiendo

la autenticidad de la labor, y teniendo en cuenta el

horizonte de nuestra práctica frente a una audiencia

cada vez mayor.

Referencias

Badiou, A. (1999) El ser y el acontecimiento. Buenos Aires: Manantial.

Ferrater Mora, J. (1971) Diccionario de Filosofía. Buenos Aires: Sudamericana.

Gutiérrez, C.E.F. y Montesano, H. (2008). “Farsa y Ficción. Usurpación y paternidad en la constitución subjetiva”, en Aesthethika,

Revista internacional de estudio e investigación interdisciplinaria sobre subjetividad, política y arte, Vol 4, N°1, Junio de 2008, pp 5-10.

Heidegger, M. (2003) Ser y Tiempo. Madrid: Editorial Trotta.

Lacan, J.: (1988) Seminario 7. La ética del psicoanálisis (1959-1960). Buenos Aires: Ediciones Paidós.

Michel Fariña, J.J. (2011). “El analista en el cine. De Pavel Pavlov a Viggo Mortensen: 85 años de terapeutas en escena”, en Aesthethika,

Revista internacional de estudio e investigación interdisciplinaria sobre subjetividad, política y arte, Vol 7, N°1, Septiembre de 2011, pp

1-7.

Montesano, H. y Michel Fariña, J.J. (2011) Cuestiones ético-clínicas en series televisivas. Dr. House, In treatment, Los Soprano, Grey’s

Anatomy. Buenos Aires: Dynamo.

Notas:

1 La serie se replicó luego en Europa Central. HBO produjo una versión local para Rumania, con el nombre de În Derivă (2009);

luego para República Checa, Terapie (2011), y para Polonia, Bez tajemnic (literalmente, “Sin secretos”, 2011). La adaptación serbia, Na

terapiji (2009), fue seguida por la danesa, In therapie, que salió al aire en 2010 y 2011. En 2011 se hizo la adaptación eslovena, también

llamada Na terapiji.

2 Una de las cuestiones que tiene la ficción es la distancia entre el “como si” y el “as if”, que es una de las manifestaciones de la

patología (Winnicott, Kohut). En el tratamiento psicoanalítico, no se puede tratar el “como si” del paciente como un “as if”, ya que el

analista duplicaría el “como si”. Si se difundiera un caso donde el analista está absolutamente enajenado de lo que sucede, lejos de la

cultura, de la esencia de la problemática, esto se alejaría de la esencia del psicoanálisis. La situación que se quiere presentar en Be Tipul,

una situación conflictiva entre la propia identidad y el hecho de hacer un acto criminal cuando no está advertido de eso, es radicalmente

distinta a la presentada en la versión argentina en la que la problemática del tráfico de drogas no magnifica la esencia del conflicto.

Pretender una igualdad entre ambas situaciones en la adaptación de la serie es una de las posibles falacias en las cuales se puede caer.