Biografía Lacan Jacques Nacido Jacques-Marie (1901-1981)

«El objetivo de Lacan -ha escrito Jacques-Alain Miller- no era reinventar el psicoanálisis. Por el contrario, ubicó el inicio de su enseñanza bajo el signo de un «retorno a Freud»; sólo se preguntó, a propósito del psicoanálisis, en qué condición es posible.» Lacan comenzó ese retorno a los textos de Freud en 1950, basándose a la vez en la filosofía heideggeriana, los trabajos de la lingüística saussureana y los de Lévi-Strauss. De la primera tomó el cuestionamiento infinito sobre el estatuto de la verdad, del ser y de su develamiento; de la segunda, extrajo su concepción del significante y de un inconsciente organizado como un lenguaje; de la enseñanza de Lévy-Strauss, dedujo la idea de lo simbólico, que utilizó en una tópica (simbólico, imaginario, real: S.l.R.), así como una lectura universalista de la prohibición del incesto y del complejo de Edipo. Al revalorizar el inconsciente y el ello en detrimento del yo, Lacan enfrentó a una de las grandes corrientes del Freudismo, la Ego Psychology, de la cual su ex analista se había convertido en uno de los representantes, y que para él era una versión edulcorada y adaptativa del mensaje Freudiano. Solía llamarla «psicoanálisis norteamericano», y le opuso la peste, es decir, una visión subversiva de la teoría Freudiana, centrada en la primacía del inconsciente. Como en el período de entreguerras, Lacan continuó anudando fuertes relaciones fuera del ambiente psicoanalítico: con Roman Jakobson (1896-1982), Claude Lévi-Strauss, Maurice Merleau-Ponty (1908-1961). Gracias a Jean Beaufret (1907-1982), que era analizante suyo, conoció a Martin Heidegger (1889-1976). En la SPP, Lacan atrajo a numerosos alumnos fascinados por su enseñanza y deseosos de romper con el Freudismo académico de la primera generación francesa. Empezó entonces a ser reconocido como didacta y también como clínico. Su sentido agudo de la lógica de la locura, su enfoque original del ámbito de la psicosis y su talento le aseguraban, junto a Françoise Dolto, un lugar de privilegio a los ojos de la joven generación psiquiátrica-psicoanalítica. En 1951 Lacan compró una casa de campo, la Prévóté, situada en Guitrancourt, a unos cien kilómetros de París. Allí se refugiaba los domingos para trabajar, pero también recibía a pacientes y organizaba reuniones. Le encantaba interpretar comedias ante sus amigos, disfrazarse, bailar, jaranear y a veces ponerse ropa extravagante. En esa casa coleccionó una cantidad considerable de libros que, con el transcurso de los años, terminaron por constituir una biblioteca inmensa, cuya simple consulta da la medida de su pasión por el trabajo intelectual. En un ambiente que daba al jardín había una mesa llena de objetos de arte. En la galería contigua al único salón, colgó el famoso cuadro de Gustave Courbet (1819-1877) titulado El origen del mundo, que había comprado por consejo de Bataille y Masson. Como todos los demás países, después de la Segunda Guerra Mundial la Francia Freudiana entró en la era de los conflictos, las crisis y las controversias. La primera escisión francesa se produjo en 1953, en torno a la creación de un nuevo instituto de psicoanálisis y de la cuestión del análisis profano. Agrupados alrededor de Sacha Nacht, los partidarios de la corporación médica se oponían a los universitarios liberales que rodeaban a Daniel Lagache y sostenían a los alumnos del instituto indignados por el autoritarismo de Nacht. Discutido a lo largo de esta crisis por su práctica de las sesiones de duración variable (o sesiones cortas), que cuestionaba el ritual de la duración obligatoria (cuarenta y cinco-cincuenta minutos) impuesto por las normas de la IPA, Lacan se alineó con los universitarios. Por cierto, era favorable al análisis profano, pero no compartía ninguna de las tesis de Lagache sobre la psicología clínica. Recusando cualquier idea de asimilación del psicoanálisis a cualquier psicología, consideraba los estudios de filosofía, letras o psiquiatría como las tres mejores vías de acceso a las formación de los analistas. De tal modo retomaba el programa diseñado por Freud en el Congreso de la IPA de Budapest, en 1918. Violentamente hostil a Lacan y asustada por la agitación de los alumnos, Marie Bonaparte, aunque favorable al análisis profano, brindó su apoyo al grupo de Nacht, provocando de tal modo la partida de los liberales y de la gran mayoría de los alumnos. Lagache fundó entonces la Société française de psychanalyse (SFP, 1953-1963), donde se encontraron Lacan, Dolto, Juliette Favez-Boutonier, así como los principales representantes de la tercera generación psicoanalítica francesa: Didier Anzieu, Jean Laplanche, Jean-Bertrand Pontalis, Serge Leclaire, François Perrier, Daniel Widlócher, Jenny Aubry, Octave Mannoni, Maud Mannoni, Moustapha Safotran. Con la excepción de WIadimir Granoff, todos ellos estaban o habían estado en análisis o control con Lacan. En el primer congreso de la SFP, que se reunió en Roma en septiembre de 1953, Lacan presentó un trabajo notable, «Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis» (o «Discurso de Roma»), en el cual expuso los principales elementos de su sistema de pensamiento, derivado de la lingüística estructural y de influencias diversas, filosóficas y científicas. Allí elaboró varios conceptos (sujeto, imaginario, simbólico, real, significante) que iba a desarrollar a lo largo de los años, enriqueciéndolos con nuevas formulaciones clínicas, y después lógico-matemáticas: forclusión, nombre-del-padre, matema, nudo borromeo, sexuación. Gracias a su amigo Jean Delay obtuvo un anfiteatro del Hospital Sainte-Anne. Durante diez años, dos veces por mes, dio allí su seminario, comentando de manera sistemática todos los grandes textos de la obra Freudiana y generando de tal modo una nueva corriente de pensamiento: el lacanismo.