Biografía Prince Morton (1854-1929)

Biografía Prince Morton (1854-1929)

 

Prince Morton (1854-1929) Psiquiatra y psicoterapeuta norteamericano

Contemporáneo de Sigmund Freud y Théodore Flournoy, Morton Prince ocupa
en la historia del psicoanálisis en los Estados Unidos el mismo lugar
que Pierre Janet en Francia. Adversario declarado del Freudismo, pero
brillante partidario de la hipnosis, fue uno de los pioneros de la
escuela bostoniana de psicoterapia, donde, alrededor de William James
(1877-1910), James Jackson Putnarn, Josiah Royce y algunos otros, entre
1895 y 1909 se elaboró el método de tratamiento de las enfermedades
nerviosas más racional y científico del mundo anglosajón. La doctrina
psicoanalítica pudo más tarde florecer en el continente americano
implantándose en ese terreno bostoniano, y en parte gracias a la
conversión al Freudismo de Putnam. Nacido en Boston, en una familia
acomodada de Nueva Inglaterra, Prince obtuvo su diploma de médico en la
Universidad de Harvard en 1879. Un año después viajó a Francia con la
madre, para consultar a Jean Martin Chacot por los trastornos psíquicos
de ella. Hacia mediados de la década de 1880 se interesó por la cuesión
de la personalidad múltiple, se inició pronto en la sugestión, conoció
a Hippolyte Bernheim y descubrió los trabajos de Janet, y más tarde los
Estudios sobre la histeria, publicados por Freud y
Josef Breuer en 1895. En 1902 ingresó en la Tufts University con el
título de profesor en la cátedra de enfermedades del sistema nervioso.
En una serie de artículos elaboró entonces una teoría conductista de
las neurosis, sosteniendo que sus síntomas eran provocados por
asociaciones accidentales que después cristalizaba en modelos rígidos.
En 1901 participó en París en el IV Congreso Internacional de
Psicología, en el cual se encontraron Janet, Flournoy, Théodule Ribot
(1839-1916) y muchos otros. Allí presentó el caso de Sally Beauchamp,
una joven de 23 años capaz de adquirir hasta cinco pesonalidades
distintas, y que él había curado mediante hipnotismo. Un año más tarde
narró su historia en un libro dedicado al fenómeno de la disociación,
que tuvo un éxito resonante. Trasladado al teatrv, el relato del caso
fue interpretado en Broadway ante salas colmadas. En 1906, ya célebre,
Prince fundó el Journal of Abnormal Psychology, primer
períodico de lengua inglesa dedicado exclusivamente a la psicoterapia,
en el cual se registraron numerosas controversias a proposito de la
nueva doctrina Freudiana. Contrariamente a su amigo Putnam, Prince
rechazó el psicoanálisis y le opuso un educational treatment: "La
cura puede hacerse, ha sido hecha y se podrá hacer sin psicoanálisis;
por otra parte, éste se sirve del método educativo y no sólo del
«principio de la luz del día». Desafío a cualquiera a que trate de
utilizar el psicoanálisis sin emplear al mismo tiempo el método
educativo tal como lo usamos nosotros." Lo mismo que numerosos
científicos de esa época, Prince rechazaba la teoría Freudiana de la
sexualidad, no aceptaba el simbolismo del sueño, y seguía apegado a una
concepción subconsciente del inconsciente. Además criticó duramente el
fanatismo de los Freudianos, y su tendencia a construir una especie de
"Ciencia Cristiana" de tipo espiritualista. Atacó en particular a
Ernest Jones por sostener que sólo el método psicoanalítico podía dar
resultado en el tratamiento de las enfermedades nerviosas. Se entregó a
una interesante controversia con Flumarri, al presentar en mayo de
1912, ante la American Psychopathological Association, un estudio
comparativo sobre el mismo paciente. Después, con el seudónimo de Fiona
McLeod, publicó una crítica radical del Freudismo. En 1913 apareció una
voluminosa obra suya sobre el inconsciente, que obtuvo un inmenso éxito
editorial y lo llevó a ser considerado el más grande especialista
norteamericano en psiquiatría dinámica. En 1926 fue nombrado profesor
asociado del New Department of Abnormal and Dynarnic Psychology en la
universidad. A pesar de su hostilidad al psicoanálisis, conservó buenas
relaciones con Putnam, gracias al cual moderó sus críticas, al punto de
admitir, después de la Primera Guerra Mundial, que la psiquiatría
dinámica le debía a Freud dos conceptos principales: el de conflicto y
el de represión.