Biografias, Strachey James (1887-1967)

Strachey James
(1887-1967) Psicoanalista inglés

Traductor de la obra completa de Sigmund Freud, James Strachey no fue por casualidad el
realizador de la famosa Standard Edition (SE), más leída en el mundo entero, a partir de la
década de 1970, que el original alemán. Para llevar a buen término semejante empresa había que
ser capaz de investir la obra de otro al punto de hacerla propia a lo largo de toda una vida. A
través de esta exigencia de humildad, y gracias a la colaboración de su esposa y de Anna
Freud, Strachey adquirió una verdadera identidad de escritor.
La familia Strachey se asemejaba a los personajes que Lytton Strachey (1870-1932) el hermano
de James, describiría en una obra titulada Algunos victorianos célebres. Sir Richard, el padre,
pasaba sus noches, hasta acostarse, leyendo novelas que le llevaban en una fuente de plata,
mientras que durante el día se absorbía en prolongados trabajos científicos. La madre gobernaba
la casa.
Después de ingresar en el Trinity College de Cambridge en 1905, James se incorporó muy pronto
al cenáculo de los Apóstoles que combatían la hegemonía de Oxford en la formación del "gusto
inglés", y después a la Sociedad de Medianoche, pequeña asociación de intelectuales que más
tarde formarían el grupo de Bloomsbury con Leonard Woolf, Lytton Strachey, Virginia Woolf
(1882-1941), Dora Carrington (1893-1932), Roger Fry (1856-1934) y John Maynard Keynes
(1883-1946).
Homosexual como su hermano, James se enamoró apasionadamente de un estudiante, Rupert
Brooke, antes de conocer a Alix Sargant-Florence, que sería su esposa. Descubrió la obra de
Freud a través de la lectura de los libros de Frederick Myers, y gracias a Ernest Jones decidió
viajar a Viena con Alix Strachey para analizarse -con el "Profesor". Ese análisis se inició en
1920, y muy pronto James emprendió la gran obra de su vida: traducir a Freud, En Londres hizo
un reanálisis con James Glover (18821926).
Las primeras traducciones, realizadas antes de la guerra por Abraham Arden Brill, eran más
bien mediocres. Durante el período de entreguerras, como contrapeso a los Estados Unidos en el
seno de la International Psychoanalytical Association (IPA), Jones pensó en traducir la obra
completa, con financiamiento de las sociedades psicoanalíticas norteamericanas, pero ubicando
la empresa bajo la égida de Gran Bretaña, bastión avanzado del freudismo en Europa. Se basó
también en el talento de Strachey y en la audiencia adquirida por el grupo de Bloomsbury
después de la creación, en 1917, de la prestigiosa Hogarth Press, por Leonard y Virginia Woolf.
En septiembre de 1939 Marie Bonaparte ofreció financiar ese proyecto, y Jones se lo confió a
Strachey, con la idea de editar veinticuatro volúmenes a lo largo de veintiún años. Los primeros
aparecieron en 1953, y el vigésimo tercero en 1966, un año antes de la muerte del traductor. El
vigésimo cuarto aparecería en 1974, después de la muerte de Alix.
La Standard Edition es una realización admirable que ningún traductor del mundo ha logrado
igualar. Las notas y el aparato crítico han sido retomados en numerosas ediciones extranjeras
de la obra freudiana. En cuanto a la traducción en sí, nunca ha dejado de ser atacada.
Como todos los buenos traductores, James Strachey no fue servil con el texto original. Su
trabajo reflejaba sus propias orientaciones, su erudición fantástica, su pasión por la lengua
inglesa y su apego a la tradición de Bloomsbury. Llevaba también la marca de lo que había
llegado a ser la escuela inglesa de psicoanálisis después de la Segunda Guerra Mundial. Tendía
por lo tanto a desatender todo lo que vinculaba el texto freudiano con el naturalismo alemán y la
Naturphilosophie, para privilegiar su aspecto médico, científico y técnico. De hecho, Strachey
obedecía a la voluntad del propio Freud, que quería transformar el psicoanálisis en una ciencia,
con riesgo de no hacer honor a las cualidades literarias del maestro. En la lengua inglesa, esta
voluntad se expresó por la elección de ciertas palabras latinas y griegas, por una parte, y por la
otra a través de una cierta "anglicización". Por ejemplo, para traducir los términos ello (Es), yo
(Ich) y superyó (Überich), Strachey utilizó los pronombres latinos Id, Ego, Superego, y para
investidura (Besetzung) y acto fallido (Fehlleistung) recurrió a términos griegos: cathexis,
parapraxis. Finalmente, cometió el error de traducir Trieb (pulsión) por instinct, con el pretexto
de que drive no existía en inglés.
De modo que Strachey contribuyó a acentuar la influencia irreversible del inglés sobre la doctrina
freudiana, proceso ligado a la situación política: el nazismo, en efecto, más aún que el tratado de
Versalles, provocó la emigración hacia Gran Bretaña y los Estados Unidos de la totalidad de los
psicoanalistas de lengua alemana. En cuanto a los rusos y los húngaros, ellos ya se habían
germanizado por razones políticas hacia la década de 1920, y se volvieron todos de lengua
inglesa después de 1933. En consecuencia, no se le puede reprochar a Strachey que haya sido
el único responsable de esta evolución.
El crítico más virulento de Strachey fue Bruno Bettelheim, quien a su vez había adoptado la
lengua inglesa después de emigrar a los Estados Unidos. En 1982, en una obra que tuvo gran
repercusión, Freud y el alma humana, lo acusó de haber privado al texto freudiano de su "alma
alemana" y su "espíritu vienés". Pero, sobre todo, le reprochó injustamente que hubiera
provocado la esclerosis y la medicalización de las sociedades de la International
Psychoanalytical Association
(IPA). Como muchos autores, Bettelheim confundió la problemática
de la traducción con cuestiones políticas e ideológicas. Además, cedió a la idea muy discutible
de que una traducción puede ser la transcripción fiel del alma o el espíritu de un pueblo o una
nación. En 1987, en el Congreso de la IPA en Montreal, Emmet Wilson se opuso a Bettelheim,
reclamando al mismo tiempo el establecimiento de una nueva edición de la obra completa de
Freud en lengua alemana.