Cambio en las relaciones del sistema familiar: proceso de individualización de adolescentes y padres

A nadie se le escapa que la entrada en la adolescencia de uno o varios miembros
de la familia obliga a ésta a realizar reajustes.
Podemos decir que la adolescencia no es solamente un proceso de cambio personal
del protagonista, sino que constituye una etapa de transición y cambio en las
relaciones del sistema familiar:
se tiende a producir una autonomía progresiva de los
adolescentes respecto de sus padres y viceversa
, es decir, una autonomía progresiva
de los padres respecto de sus hijos. Se trata, por lo tanto, no solamente de un proceso
de emancipación de los hijos sino de búsqueda de la autonomía progresiva de
todos los miembros del grupo familiar. Las dificultades de la adolescencia son en gran
medida fruto de la actitud de los adultos que le rodean, que no saben cómo enfrentarse
al despertar intelectual, social, afectivo, sexual y moral de aquellos.
En esta fase se hace precisa la tolerancia de los padres a la socialización creciente
y a la separación progresiva de los hijos que están accediendo a la edad adulta
y a su preparación para la vida diádica mediante una reavivación de la relación
conyugal y social. El proceso de individuación del adolescente debe corresponderse
con un proceso paralelo en los padres
que les ayude a “centrarse en sí mismos” en
tanto que individuos y en tanto que pareja, capaces de fijarse objetivos de vida propios,
desligados de la parentalidad.
Los padres deberán ser capaces de “encuadrar” y respetar la búsqueda de
identidad e independencia de los hijos
, de “tolerar” los conflictos y “consentir” la
integración progresiva de los hijos a los procesos familiares de toma de decisiones;
todo esto sin olvidar mantener e incluso reforzar los límites intergeneracionales y
la alianza parental. El “feed-back”, el tira y afloja que de lo antedicho se desprende,
debe estar integrado en el ambiente familiar como un proceso normal en esta época
de la vida familiar.
Un trabajo con los padres, como subsistema parental, requiere ayudarles a
hacer el duelo de su función nutricia con los hijos y posibilitar su cambio de actitudes,
pero manteniéndoles en su rol de padres.

Los padres que van a encontrar más dificultades con los adolescentes son aquellos que son sometidos a problemas en otras esferas de la vida (matrimonio, familia de origen, trabajo, etc.), o los que no han alcanzado un nivel de madurez (no son verdaderos adultos) y, por lo tanto, carecen de la capacidad para alcanzar relaciones de intimidad, cercanía emocional, para compartir sentimientos e ideas con otras personas y/o para atenerse a limites razonables.