Los cambios físicos y psicológicos con la edad, fuente de expectativas de consumo (Introducción)

Los cambios físicos y psicológicos con la edad, fuente de expectativas de consumo.

Caso: personas mayores de 50 años

María Victoria Manjarrés Ibarra
Estudiante MBA – Universidad EAFIT
Medellín, Colombia
Octubre de 2013

Introducción

Los profundos cambios en la pirámide poblacional que a nivel mundial se están viviendo, plantean numerosos retos para la atención de la población que envejece. Esta situación, si bien representa un éxito de las políticas de salud pública y del desarrollo socioeconómico de las naciones, aún es un reto para la sociedad en general, que deberá adaptarse a fin de mejorar la capacidad funcional de las personas mayores, su participación social y seguridad (Organización Mundial de la Salud, 2013). Para el 2050, por primera vez en la historia de la humanidad, la cantidad de personas de edad avanzada en el mundo superará a la cantidad de jóvenes, y América Latina no escapa a esta tendencia, situándose como un continente en transición demográfica en el que se incuban factores como el descenso en las tasas de fecundidad, el aumento de la esperanza de vida de veinte años en las últimas cuatro o cinco décadas, y el descenso en la probabilidad de morir entre los 60 y 80 años, gracias a un cambio en el perfil epidemiológico de la región, que podría ser su síntoma más representativo (Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía, 2000).
El escenario colombiano muestra un notorio crecimiento de la proporción de personas de edad avanzada, que permite vislumbrar una tendencia creciente en los años a venir. Este panorama de proyección estadística, basado en la longevidad de la población, podría quedarse corto si se consideran los grandes avances de la tecnología, la medicina y la farmacéutica, que harán que las personas tengan mejor salud en edades avanzadas. Según un informe del Departamento Nacional de Estadísticas, DANE (2006), la participación total de personas mayores de 55 años para el 2020 podría alcanzar el 17,76% de la población.
Este es, sin duda, el siglo del rompimiento de grandes paradigmas políticos, sociales, económicos y culturales, en el cual se verá surgir como grandes protagonistas a las personas con edades mayores, que no solo pondrán a prueba la estructura societal, sino también al sector privado, (uno de los llamados a contribuir a dar respuestas a las diversas necesidades propias del proceso de envejecimiento y al mejoramiento o mantenimiento de la calidad de vida de la población envejeciente), por medio de nuevos productos y servicios para la atención, la diversión, la salud, la seguridad financiera, emocional y el cultivo de aptitudes, entre otras, que serán importantes en este nuevo escenario demográfico. La industria y el comercio en los países desarrollados reconocen y asumen este rol, desde hace varias décadas, atendiendo las demandas que van surgiendo con la edad, ya sea a través de la generación de nuevas líneas de negocios o de negocios enteramente dirigidos a los mayores, identificando en ellos un grupo de consumidores importante. En Latinoamérica, no hace más de 15 años, se observa el surgimiento de productos y servicios del sector de la salud dirigidos a este mercado: centros residenciales, cuidados a domicilio, productos relacionados con la rehabilitación, productos de bienestar para la piel o para la atención de algunos padecimientos específicos; sin embargo esta oferta aún no ha llegado al nivel de desarrollo de otros países en términos de variedad y valores agregados, quedando aún muchos productos y servicios por explorar, sobre todo, los que hacen referencia al surgimiento de los nuevos estilos de vida de las personas mayores, no asociados con enfermedades.
Este artículo presenta los resultados de una investigación exploratoria con un enfoque en mercadeo, centrada en la identificación de expectativas de consumo, necesidades y deseos, a través de la identificación de los cambios físicos y psicológicos ocurridos con la edad, en las personas mayores de 55 años, y caracterizando los grupos que están en la antesala de la jubilación, los que viven su jubilación y los que están en la edad avanzada y en la ancianidad; desprovista de cualquier valoración socio-económica que ponga limitantes a su definición.

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