Carl Jung Teoría, Parte II

Carl Jung Teoría

Algunas veces, cogemos el teléfono para llamar a un amigo y nos encontramos con él en la línea al levantar el auricular. La mayoría de los psicólogos llamarían a estas situaciones coincidencias o intentan demostrarnos lo frecuentes que son. Jung creía que estas situaciones eran indicativas de cómo nos interconectamos los seres humanos con la naturaleza en general a través del inconsciente colectivo. Jung nunca se aclaró con respecto a sus creencias religiosas, pero esta idea inusual de sincronicidad la hallamos fácilmente explicada en la perspectiva hindú de la realidad. Desde este punto de vista, nuestros Yo individuales son como islas en el mar. Estamos acostumbrados a ver el mundo y a los demás como entes individuales y separados. Lo que no vemos es que estamos conectados entre nosotros por medio del suelo marino que subyace a las aguas. El otro mundo es llamado maya, que significa ilusión y se considera un sueño de Dios o como un baile de Dios; esto es, Dios lo ha creado, pero no es real en sí mismo. Nuestros Yo individuales reciben el nombre de jivatman o almas individuales, siendo también algo parecido a una ilusión. Todos nosotros somos extensiones del único y supremo Atman o Dios, el cual se permite olvidarse un poco de su identidad para volverse aparentemente separado e independiente volviéndose cada uno de nosotros. Pero de hecho, nunca estamos separados del todo. Cuando morimos, nos despertamos siendo lo que realmente fuimos desde el principio: Dios. Cuando soñamos o meditamos, nos metemos dentro de nuestro inconsciente personal, acercándonos cada vez más a nuestra esencia: el inconsciente colectivo. Es precisamente en estos estados cuando somos más permeables a las “comunicaciones” de otros Yo. La sincronicidad hace de la teoría de Jung una de las pocas que no solo es compatible con los fenómenos parapsicológicos, sino que incluso intenta explicarlos. Introversión y extroversión Jung desarrolló una tipología de la personalidad que se ha vuelto tan popular que mucha gente cree que él no hizo nada más. Esta empieza con la diferencia entre introversión y extroversión. Las personas introvertidas prefieren su mundo interno de pensamientos, sentimientos, fantasías, sueños y demás, mientras que las extrovertidas prefieren el mundo externo de las cosas, las actividades y las personas. Estos términos se han confundido con vocablos como timidez y sociabilidad, debido en parte a que los introvertidos suelen ser tímidos y los extrovertidos tienden a ser más sociables. Pero Jung se refería más a cuán inclinados estamos (nuestro Yo) hacia la persona y la realidad externa o hacia el inconsciente colectivo y sus arquetipos. En este sentido, el sujeto introvertido es un poco más maduro que el extrovertido, aunque bien es cierto que nuestra cultura valora más al extrovertido…y Jung ¡ya nos avisó de que todos nosotros tendemos a valorar nuestro propio tipo por encima de cualquier otra cosa!. En la actualidad, encontramos la dimensión de introversión-extroversión en varias teorías, de las cuales destaca de forma notable la de Hans Eysenck, aunque esta dimensión se esconda bajo los nombres alternativos de “sociabilidad” y “surgencia”. Las funciones Aún cuando seamos introvertidos o extrovertidos, está claro que necesitamos lidiar con el mundo, tanto interno como externo. Y cada uno de nosotros posee su propia manera de hacerlo, de manera más o menos cómoda y útil. Jung sugiere que existen cuatro maneras o funciones de hacerlo: La primera es la de las sensaciones, que como indica la propia palabra supone la acción de obtener información a través de los significados de los sentidos. Una persona sensible es aquella que dirige su atención a observar y escuchar, y por tanto, a conocer el mundo. Jung consideraba a esta función como una de las irracionales, o lo que es lo mismo, que comprende más a las percepciones que al juicio de la información. La segunda es la del pensamiento. Pensar supone evaluar la información o las ideas de forma racional y lógica. Jung llamó a esta función como racional, o la toma de decisiones en base a juicios, en vez de una simple consideración de la infomación. La tercera es la intuición. Este es un modelo de percepción que funciona fuera de los procesos conscientes típicos. Es irracional o perceptiva como la sensación, pero surge de una bastante más compleja integración de grandes cantidades de información, más que una simple visión o escucha. Jung decía que era como “ver alrededor de las esquinas”. La cuarta es el sentimiento. Es el acto de sentir, como el de pensar. Es una cuestión de evaluación de la información. En este caso está dirigida a la consideración de la respuesta emocional en general. Jung le llamó racional; evidentemente no de la manera en que estamos acostumbrados a usar el término. Todos nosotros poseemos estas funciones. Diríamos que simplemente la usamos en diferentes proporciones. Cada uno de nosotros tiene una función superior que preferimos y que está más desarrollada.; otra secundaria, de la cual somos conscientes de su existencia y la usamos solo para apoyar a la primera. También tenemos una terciaria, la cual está muy poco desarrollada y no es muy consciente para nosotros y finalmente una inferior, la cual está muy pobremente desarrollada y es tan inconsciente que podríamos negar su existencia en nosotros. La mayoría de nosotros sólo desarrolla una o dos de las funciones, pero nuestra meta debería ser desarrollar las cuatro. Una vez más, Jung considera la trascendencia de los opuestos como un ideal. Valoración Katharine Briggs y su hija Isabel Briggs Myers encontraron tan valiosos los tipos y funciones de Jung de las personalidades que decidieron desarrollar un test, el Myers-Briggs Type Indicator (el Indicador de Tipo Myers-Briggs). Llegando a ser uno de los tests más populares y estudiados de cuantos hay. A partir de las respuestas de más o menos 125 preguntas, se nos sitúa en uno de los 16 tipos, estableciendo una inclusión definitiva en dos o tres tipos. El resultado del tipo al que pertenecemos dice muy poco de nosotros (por ejemplo, nuestros gustos o disgustos, nuestras elecciones de carrera, nuestra compatibilidad con los demás y así sucesivamente). En general, a muchas personas les gusta el test, ya que tiene la particularidad de ser uno de los pocos tests que posee la inusual cualidad de no ser demasiado juicioso: ninguno de los tipos resultantes es exageradamente negativo ni tampoco extremadamente positivo. En vez de valorar cuán “loco” estás, simplemente abre tu personalidad a la exploración. El test tiene cuatro escalas. La Extrovesrión-introversión (E-I) es la más importante. Los investigadores que han aplicado el test han hallado que el 75% de la población es extrovertida. La siguiente es la de Sensación-intuición (S-N), con cerca del 75% de la población siendo sensible. La próxima es la de Pensamiento-sentimiento (T-F). Aunque los resultados en las poblaciones estudiadas se reparten casi por igual, los investigadores han hallado que cerca de dos tercios de los hombres pertenecen a la primera categoría, mientras que otros dos tercios de las mujeres son sentimentales. Estos resultados se podrían considerar un tanto estereotipados, pero debemos tomar en cuenta que los junguianos consideran de igual valor tanto al pensamiento como al sentimiento y que, por supuesto, un tercio de los hombres son sentimentales y que otro tercio de las mujeres utilizan prioritariamente el pensamiento. Además, debemos considerar que la sociedad sí establece diferencias de valor entre el pensamiento y el sentimiento. Desde luego que un hombre sentimental y una mujer excesivamente racional hallan dificultades para lidiar con las expectativas de los estereotipos de las personas en nuestra sociedad. La última escala es la de Juicio-percepción (J-P), una escala incluida por Myers y Briggs y ausente de la teoría junguiana. Estas autoras decidieron incluirla con el fin de determinar cuál de las funciones podría ser superior. Generalmente, las personas juiciosas son más cautas y cuidadosas, incluso inhibidas en sus vidas. Las personas perceptivas tienden a ser más espontáneas e incluso en ocasiones descuidadas. La extroversión más una “J” supone que la persona es una pensadora o una sentimental. Ambos son poderosos. La extroversión más una “P” significa que estamos frente a una persona sensible o intuitiva. En el otro extremo, una persona introvertida con una “J” alta será un sensible o un intuitivo, mientras que otra introvertida con una “P” alta será un pensador o un sentimental. La J y la P están distribuidas de manera equitativa en la población. Cada tipo está identificado por cuatro letras, tales como ENFJ. Estos han llegado a ser tan populares que incluso ¡podemos hallarlos en las matrículas de los coches!. ENFJ (Extroversión sentimental con intuición). Estas personas son locuaces. Tienden a idealizar a sus amigos. Se comportan como buenos padres, pero tienen cierta tendencia a dejarse manipular por ellos. Llegan a ser buenos terapeutas, maestros, ejecutivos y comerciales. ENFP (Extroversión intuitiva con sentimentalismo). Estas personas aman lo nuevo y las sorpresas. Son muy emotivos y expresivos. Son susceptibles de tener tensión muscular y tienden a estar hiperalertas. En general, es común que tiendan a sentir mucho su lado interno respecto a las emociones. Son buenos para las ventas, la publicidad, la política y la actuación. ENTJ (Extroversión de pensamiento con intuición). Cuando pertenecen a un hogar, esperan mucho de sus parejas y sus hijos. Les gusta la organización y el orden y suelen ser buenos ejecutivos y administradores. ENTP (Extroversión intuitiva con pensamiento). Son personas vivaces; nada aburridas o envejecidas. Como parejas, son un tanto peligrosas en lo económico. Son buenos para el análisis y poseen un gran espíritu empresarial. Tienden a establecerse en una posición superior con respecto a otros de forma muy sutil. ESFJ (Extroversión sentimental con sensación). A estas personas les gusta la armonía. Tienden a presentar una postura de lo que “se debe” y “no se debe”. Suelen ser dependientes, primero de sus padres y luego de sus parejas. Son personas muy sensibles que se relacionan con los demás con el corazón en la mano. ESFP (Extroversión de sensación con sentimentalismo). Son muy generosos e impulsivos, teniendo una pobre tolerancia a la ansiedad. Pueden llegar a ser buenos amenizadores, les gustan las relaciones públicas y aman el teléfono. Deberían evitar grandes quebraderos de cabeza en los estudios, como las ciencias. ESTJ (Extroversión de pensamiento con sensación). Son personas muy responsables como parejas, padres y como trabajadores. Son realistas; con los pies sobre el suelo, más bién aburridos y avejentados y aman la tradición. Usualmente podemos verlos en clubes civiles. ESTP (Extroversión de sensación con pensamiento). Son personas orientadas hacia la acción, usualmente sofisticadas e incluso arriesgadas (nuestro James Bond). Como parejas son encantadores y excitantes, pero presentan problemas a la hora de comprometerse. Se realizan como buenos promotores, empresarios y artistas de la farándula. INFJ (Introversión intuitiva con sentimentalismo). Estos son los típicos estudiantes serios y aquellos trabajadores que realmente quieren contribuir. Son muy intimistas y se hieren con facilidad. Son buenas parejas, pero tienden a ser muy reservados físicamente. Las personas creen con frecuencia que son psíquicos. Se establecen como buenos terapeutas, practicantes, ministros y demás. INFP (Introversión sentimental con intuición). Estas personas son idealistas, sacrificadas y con cierta reserva o distancia de los demás. Son muy familiares y hogareños, pero no se relajan con facilidad. Les hallamos con frecuencia entre los psicólogos, arquitectos y religiosos, pero nunca entre los hombres de negocios. Tanto Jung como yo, admiramos a este tipo de personas. ¡Claro, Jung y yo somos así!. INTJ (Introversión intuitiva con pensamiento). Es el grupo más independiente de todos. Aman las ideas y la lógica y por tanto son muy dados a la investigación científica. Son más bien particulares en su forma de pensar. INTP (Introversión de pensamiento con intuición). Estos son los llamados ratas de biblioteca. Son personas preocupadas, fieles y fácilmente pasan desapercibidos. (Como ejemplo reciente, en la película “What women want” con Mel Gibson y Helen Hunt, aparece un personaje de mujer en la empresa donde trabaja el personaje de Gibson que pasa plenamente desapercibida por los demás y ella está constantemente pensando en esta situación. N.T.). Tienden a ser muy precisos en el uso del lenguaje. Son buenos para la lógica y las matemáticas y se hacen buenos filósofos y científicos teóricos, pero nunca escritores o comerciales. ISFJ (Introversión de sensación con sentimentalismo). Son personas serviciales y están muy dirigidos al trabajo. Pueden presentar fatiga y tienden a sentirse atraídos por los gamberros. Son buenos enfermeros, profesores, secretarios, practicantes, bibliotecarios, empresarios de negocios medios y amas de llaves. ISFP (Introversión sentimental con sensación). Son tímidos y retraídos; poco habladores, pero les gustan los actos que tengan que ver con actividades sensuales. Les gusta la pintura, el dibujo, la escultura, la composición musical, el baile (las artes en general) y la naturaleza. No son muy buenos en el compromiso sentimental. ISTJ (Introversión de sensación con pensamiento). Son los llamados pilares dependientes de la fuerza. Usualmente intentan modificar las formas de ser de sus parejas y de otras personas. Llegan a ser buenos analistas bancarios, auditores, contables, inspectores de hacienda, supervisores de librerías y hospitales, negociantes, educadores de física y maestros, e incluso, buenos boy scouts. ISTP (Introversión de pensamiento con sensación). Son personas orientadas a la acción y libres de miedo, y buscan el riesgo. Son impulsivos y peligrosos de detener. Les encantan las herramientas, los instrumentos y las armas, y usualmente se convierten en expertos técnicos. No están interesados en absoluto en las comunicaciones y con frecuente son mal diagnosticados como disléxicos o hiperactivos. Tienden a ser malos estudiantes. Incluso sin haber sido examinado por el test, bien podríamos reconocernos en alguno de los tipos descritos. O mejor, ¡pregunten a otros; es muy probable que sean más precisos en su valoración de nosotros!. Pero, si lo prefiere, puede descargarse un test gratuito en Internet que parte de Jung. La dirección es The Keirsey Temperament Sorter. ¡Se lo recomiendo!. Discusión Muchas personas creen que Jung tiene mucho que decir sobre ellos. Estas incluyen escritores, artistas, músicos, directores de cine, teólogos, clérigos de cualquier religión, estudiantes de mitología y, por supuesto, algunos psicólogos. Ciertos ejemplos que me vienen a la mente serían el mitólogo Joseph Canpbell, el cineasta George Lucas y la autora de ciencia ficción Ursula K. Le Guin. Cualquiera que esté interesado en la creatividad, espiritualidad, fenómenos psíquicos, lo universal y esos temas, encontrará en Jung una buena guía. Pero los científicos, incluyendo a la mayoría de los psicólogos, tienen bastantes problemas con Jung. Este no solamente apoya completamente el punto de vista teleológico (como hacen la mayoría de los psicólogos de la personalidad), sino que va un paso más allá, metiéndose en las interconexiones místicas de la sincronicidad. No solamente postula la existencia de un inconsciente donde las cosas no son fáciles de captar por el ojo empírico, sino que además establece un inconsciente colectivo que nunca ha estado ni llegará a la consciencia. De hecho, Jung se acoge a una postura esencialmente contraria a la corriente reduccionista; empieza por los niveles más altos (incluso hasta la espiritualidad misma) y deriva los niveles más bajos de psicología y fisiología a partir de ellos. Incluso aquellos psicólogos que aplauden su teleología y su antireduccionismo no se sienten cómodos con él. De la misma manera que hace Freud, Jung intenta atraer todo hacia su sistema. Tienen poca cabida la casualidad, los accidentes o las circunstancias. La personalidad ( y la vida en general) parece “sobre-explicada” en la teoría junguiana. He observado que su teoría atrae con frecuencia a estudiantes que tienen problemas para lidiar con la realidad. Sabemos que, cuando el mundo, especialmente el mundo social, se hace demasiado difícil, algunas personas se retraen en la fantasía. Algunos por ejemplo, simplemente se hacen ayudantes de cocina cortando patatas; otros, sin embargo, acogen ideas muy complejas que pretenden explicarlo todo. Algunos se meten en religiones gnósticas o tántricas, aquellas que presentan complejas figuras religiosas de ángeles y demonios, de cielos e infiernos, y se embarcan en discusiones interminables sobre los símbolos. Algunos otros se vuelcan sobre Jung. Desde luego, no hay nada malo en esto; pero para alguien que está alejado de la realidad, estas posturas decididamente poco le van a ayudar. Estas críticas no empañan a las fundaciones que han surgido a partir de la teoría de Jung, pero deberíamos tener un cierto cuidado con ellas. Las cuestiones positivas En el lado positivo, podríamos destacar las aportaciones de Myers-Briggs y otros tests, elaborados a partir de la obra de Jung. Dado que estas pruebas no colocan al sujeto en dimensiones entre “bueno” y “malo”, son bastante menos “perseguidoras”. Simplemente hacen que las personas sean más conscientes de cómo son. A primera vista, los arquetipos de Jung parecería la idea más extraña, aún cuando se ha demostrado que son muy útiles para el análisis de los mitos, cuentos de hadas, literatura en general, simbolismo artístico y exposiciones religiosas. Aparentemente capturan algunas de las “unidades” básicas de nuestra propia expresión. Muchas personas han sugerido que son solamente muchos caracteres e historias del mundo real, y que solamente nos limitamos a reorganizar los detalles de las mismas. Esta postura sugiere que los arquetipos de hecho se refieren a algunas estructuras profundas de la mente humana. Después de todo, desde la perspectiva fisiológica, venimos a este mundo con una cierta estructura. Vemos de una determinada manera, al igual que oímos; procesamos la información de forma particular, nos comportamos así, dado que nuestras glándulas y músculos están diseñados de una forma determinada. Es importante destacar que al menos un psicólogo cognitivo ha sugerido la búsqueda de las estructuras subyacentes de los arquetipos junguianos. Finalmente, Jung nos ha abierto los ojos a las diferencias entre el desarrollo infantil y el adulto. Los niños claramente enfatizan sobre la diferenciación (separando una cosa de otra) en el aprendizaje. “¿Qué es eso?”; “¿por qué eso es así y no de la otra forma?” “¿de qué tipo de cosas es esa cosa?”. Activamente buscan la diversidad. Y muchas personas, incluyendo a varios psicólogos, se han impresionado tanto por esto que han llegado a la conclusión de decir que todo el desarrollo infantil es una cuestión de diferenciación, de aprender más y más “cosas”. Pero con respecto a los adultos, Jung ha enfatizado la idea de que éstos tienden más a la integración para la trascendencia de los opuestos. Los adultos buscamos las conexiones entre las cosas; cómo encajan entre ellas, cómo interactúan; cómo contribuyen a un todo. Queremos que las cosas tengan sentido, que tengan un significado; en definitiva, el propósito de todo esto. Los niños desenmarañan el mundo; los adultos intentan recoger las piezas y unirlas. Conexiones Por un lado, Jung se mantiene atado a sus raíces Freudianas. Enfatiza el inconsciente más de lo que hacen los Freudianos. De hecho, podría verse como una extensión lógica de la tendencia Freudiana a situar las causas de las cosas en el pasado. Freud también habló de los mitos (Edipo, por ejemplo) y de cómo impactan al psiquismo moderno. Por otro lado, Jung tiene mucho en común con los neo-Freudianos, humanistas y existencialistas. El cree que estamos hechos para el progreso, para movernos en una dirección positiva, no solamente con un fin adaptativo, como los Freudianos y los conductuales defienden. Su idea sobre la autorealización es muy similar a la de auto-actualización. El equilibrio o balance de los opuestos ha encontrado también su contraparte en otras teorías. Autores como Alfred Adler, Otto Rank, Andreas Angyal, David Bakan, Gardner Murphy y Rollo May hacen referencias a la búsqueda de un equilibrio entre dos tendencias opuestas, una dirigida al desarrollo individual y la otra hacia el desarrollo del interés social o compasión. Rollo May menciona una mente compuesta de “daimones” (pequeños dioses) tales como el deseo de sexo, de amor y de poder. Todos son positivos mientras están en su lugar, pero cuando envuelven a toda la personalidad, tendremos “posesiones daimónicas” o enfermedad mental. Por último, le debemos a Jung una mayor apertura de la interpretación, ya sea relacionada con síntomas, con sueños o con asociaciones libres. Mientras que Freud desarrolló una interpretación más o menos rígida (especialmente la sexual), Jung se permitió ir un poco más allá, dirigiendo su idea más bien hacia una interpretación más “mitológica” del libre albedrío, donde prácticamente cualquier cosa podía significar, de hecho, cualquier cosa. El análisis existencial, en particular, se ha beneficiado de las ideas junguianas. Lecturas La mayoría de los escritos de Jung están contenidos en The Collected Works of Carl G. Jung. Es mi deber decirles que la mayoría de su trabajo no es fácil de leer, pero contiene suficientes temas de interés que lo hacen merecedor de hacer un esfuerzo.

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