Cimentación para la metafísica de las constumbres, Kant

Cimentación para la metafísica de las constumbres, Kant

La Cimentación para la metafísica de las costumbres fue escrita en plena madurez física y mental de su autor, cuya preocupación ética fue constante durante toda su vida. La obra es la primera piedra puesta por Kant para levantar sobre ella el edificio de su ética. Es una investigación, por medio del método crítico, con la que se trata de fundar sobre científica ña posibilidad de un conocimiento de la dimernsión moral y de sus bases necesarias, al igual que la ciencia física da a conocer las leyes de la dimensión física.

Paso de la metafísica de las costumbres a la crítica de la razón pura práctica.

El concepto de la libertad es la clave apra la explicación de la autonomía de la voluntad.

La voluntad es una mera causalidad de los seres vivos, en cuanto son racionales, y la libertad sería la característica de esta causalidad. La necesidad natural es la características de todos los seres irracionales. El concepto de caisalidad lleva consigo el de leyes, según las cuales y mediante algo que llamamos causa, tiene que ser establecida otra cosa, a saber, la consecuencia, la libertad.

¿Que otra cosa puede ser entonces la libertad de la voluntad sino autonomía , e.d., de la propiedad de la voluntad de ser ella misma una ley? La proposición: la voluntad es en toda acción ella misma una ley. Una voluntad libre y una voluntad bajo leyes morales es la misma cosa.

Una voluntad absolutamente buena es aquella cuya máxima puede contenerse a sí misma en cada caso, considerada como ley universal.

Proposiciones sintéticas son solo posibles cuando ambos conocimientos, mediante su unión con un tercero, de forma que ambos lados se encuentren, resultan relacionados uno con otro. El concepto positivo con la libertad proporciona este tercero, el cual no puede ser, como en las causas físicas, la naturaleza dl mundo sensible ( en cuyo concepto se unen los conceptos de algo como causa en relación con otra cosa como efecto). Lo que este tercer conocimiento -al que nos conduce la libertad y del que tenemos idea a priori- sea, no se puede indicar todavía aquí inmediatamente ni hacer concebible la deducción del concepto de libertad a partir de la razón pura práctica y con ella tambien la posibilidad de un imperativo categórico, sino que necesita aún de alguna preparación.

La libertad debe ser supuesta como propiedad de todos los seres racionales

Atribuir lo propio tambien a todos los seres racionales. Pues sirviendo la moralidad como ley para nosotros en cuanto seres racionales, tiene que ser válida tambien para todos los seres racionales y, ya que ha de ser derivada sencillamente de la propiedad de la libertad, la libertad debe ser demostrada como propiedad de la voluntad de todos los seres racionales. Debe denostrársela como perteneciente a la actividad de los serres racionales y dotados de una voluntad. Ahora yo digo: todo ser que no puede coducirse sino como bajo la idea de libertad es, precisamente por eso, verdaderamente libre prácticamnete ocnsiderado, e.d., para él son válidas todas las leyes que van inseparablemente unidas a la libertad, de igual modo que si su voluntad fuera ceclarada libre con validez tanto en sí misma con en la filosofía teórica. Afirmo pues, que todo ser racional, que posee una voluntad ,tenemos que prestarle tambien a la idea de la libertad, bajo lo que únicamente se conduce. Pues en un ser semejante pensamos una razón que es práctica e.d., dotada de causalida en vista de sus objetos.

Debe verse a sí misma como dadora original de sus principios, independientemente de influencias extrañas; por consiguiente, debe considerarse libre de calidad de razón práctica o voluntad de un ser racional. La voluntad de éste puede ser una auténtic voluntad sólo bajo la idea de la libertad y debe , pues, ser atribuida, en sentido práctico, a todos los seres racionales.

Esa necesidad de la acción es sólo un «haber de «. y la necesidad subjetiva se diferencia de la objetiva. Porque esntonces la validez universal de nuestra máxima ha de ser como ley la condición limitadora de nuestras acciones y dónde fundamentamos el valor que atribuimos a este modo de obrar que ha de ser tan grande que no puede haber en modo alguno ningún interés más lato y, como ocurre que el hombre por su mediación tan solo cree llenar su valor personal, no puede compararse con elvalor de una situación agradable o desagradable.

Nos admitimos libres en el orden de las causas operantes que pensarnos bajo leyes morales en el orden de los fines, y después nos pensamos sometidos a estas leyes porque nos hemos atribuido la libetad de la voluntad; ya que la libertad y la autoligislación de la voluntad son ambas autonomías, por tanto, conceptos intercambiables pero de los cuales, precisamente por eso, uno no puede usarse para explicar al otro servirle como base, sino, todo lo más, tan sólo para, con propósito lógico, reducir a un concepto único representaciones de distinta apariencia. Al pensarnos como causa operante a priori por medio de la libertad , no aceptamos una posición diferente que al representarnos a nosotros mismos tras nuestras acciones como efectos que tenemos deltante de nuestros ojos.

Todas las representaciones que nos vienen sin intervención de nuestro albedrío( como la de los sentidos) no nos dan a conocer los objetos sino tal como nos afectan, con lo cual, lo que puedan ser en si nos queda desconocido y por tanto que , en lo que a esta clase de representaciones respecta, aún mediante la más riguros atención y claridad que el entendimiento pueda proporcionarnos, alcanzamos a conocer las apariencias(fenómenos), nunca la cosa en sí misma.

Esto debe proporcionarnos una distinción, bien que primaria, entre el mundo sensible y el mundo del entendimiento, desde que la del primero puede tambien ser muy diferente según la diferencia de la sensibilidad en toda clase de observadores, mientras el segundo , que le sirve de base, permanece simpre el mismo.

Igual conclusión debe sacar el hombre pensante de todas las cosas que se le pueden presentar; es presumible que tambien se en cuentre en el más común entendimiento que, como es sabido, tiende a esperar siempre algo tras los objetos, algo invisible y activo por sí mismo, pero lo hecha a perder al senseibilizrlo en seguida, al querer convertirlo en objeto de la contemplación intuitiva, y con esto no gana un solo grado en inteligencia.

Pero el hombre encuentra verdaderamente en si una facultad mediante ls cual se distingue de todo lo demás, incluso de sí mismo en cuanto que afectado por objetos, y ésta es la razón. La razón, como actividad propia pura, se eleva incluso sobre el entendimiento; pues aunque éste sea tambien una actividad propia y no contenga, como los sentidos, meramente representaciones que solo surgen al verse afectados por ella ( por tanto, pasivamente), no puede sin embargo, producir a partir de su actividad otros conceptos que los que verdadermente sirven para poner las representaciones sensoriales bajo reglas y mirarlas de este mnodo en una conciencia, sin cuyo uso de la sensibilidad no podría en absoluto pensar.

Por lo tanto, un ser racional debe considerarse asi mismo como inteligencia ( así, pues, no desde el lado de sus potencias inferiores), no perteneciente al mundo sensible sino al mundo del entendimiento: con esto tien dos aspectos desde los que puede ontemplarse y conocer las leyes del uso de sus potencias; por consiguiente, de todas sus acciones: en primer lugar, en cuanto perteneciente al mundo sensible, bajo leyes naturales ( heteronomía); en segundo lugar, como perteneciente al mundo inteligible, bajo leyes que, independientemente de la naturaleza, no empíricamente sino simplemente se fundan en la razón.

Como ser rcional, por tanto, perteneciente al mundo intelegible, nunca puede el hombre pensar la causalidad de su propia voluntad de otro modo que bajo la idea de libertad; pues la independencia de las causas determinantes del munod sensible es libertad. Con la idea de la libertad se encuentra unido inseparablemente el concepto de autonomía y con este el principio general d la moralidad, que en la idea de todas las secciones de los seres racionales yace como base al igual que la ley natural en todos los fenómenos.