La clínica de la adolescencia (Primer teórico de Ricardo Rodulfo)

La adolescencia no es una cuestión de edad. No es una etapa evolutiva.

La adolescencia tiene fronteras móviles, poco estables, que implican modificaciones históricas. Últimamente se puede ver una tendencia a que la adolescencia se ensanche, tanto hacia delante como hacia atrás. Que avance hacia edades que tradicionalmente se han llamado más de adulto. Algunos han propuesto el término “adultoscente”, para nombrar ciertos fenómenos que implican una prolongación de la adolescencia

Por otra parte, tiende a empezar más temprano. Invade una zona definida antes como de niñez.

No basta que uno tenga tal edad para considerarlo adolescente.

El otro día leía una entrevista a un director de cine curdo, de esa zona tan castigada de la historia, y él decía que en su tierra, uno nacía y tenía que pasar de los 0 a los 20 años. Que no había espacio para ser chico, dadas las condiciones de violencia y de vida. Tampoco para ser adolescente.

Un chico que es cartonero, por ej., que se tiene que adaptar como puede, no tiene espacio para ser adolescente. Tiende a tener que sobreadaptarse. No va a tener ese espacio de libertad e irresponsabilidad que se asocia a la adolescencia.

Los antropólogos nos han enseñado que el pasaje de niño a adulto es, en muchas culturas, brevísimo. Un rito de iniciación que dura unas hs, unos días, unos meses a lo sumo. Está ceremonialmente pautado. Pasa de niño a hombre o de niña a mujer. Ahí hay gente joven. Pero eso es otra cosa.

Esto nos lleva a pensar qué condiciones histórico-culturales, tecnológicas hacen posible la adolescencia.

Solemos asociar adolescencia con inmadurez. Los mismos adolescentes dicen”Tengo que aprovechar ahora. Cuando termine la secundaria empieza la vida en serio…”

Esta inmadurez no es biológica. Lo que lo determina es un aumento notable en la complejidad de la cultura. El desarrollo tecnológico… La cultura occidental es de un grado de complejidad inédito .Complejidad no garantiza la felicidad, ni quiere decir que es mejor. Pero hasta los que más odian la cultura occidental, usan la tecnología de la cultura occidental. Pueden decir que las mujeres usen una vestimenta tradicional, pero para otras cosas no son tan tradicionales…La cultura occidental se disemina. Esto implica que hay mucho más que aprender. Es más difícil devenir adulto. 

En muchas culturas la variación es muy lenta, hablando de regionalidades diversas. Los chicos aprendían de los grandes, que habían aprendido de sus grandes. Había pocas cosas para aprender.

No es contingente que la escolaridad tienda a ser doble jornada, que el secundario sea obligatorio, que después del grado haya posgrados y post doctorados. En una sociedad como la nuestra, un chico de clase media, entra a la escuela a las 8 y se va a las 5 de la tarde. Entre otros factores, es porque hay mayor complejidad.

Los adolescentes en particular, tienen una relación muy especial con todo lo maquínico, lo mediático, mensajes de texto, chateo. La adolescencia surge en esos contextos.

La adolescencia es un fenómeno urbano. No surge en el campo o en pequeños pueblos. Claro, ahora, con los fenómenos mediáticos, con TV y PC también está llegando a otros lugares no urbanos.

Por otra parte, es propia de las sociedades democráticas. La cuestión de pluralismo, de diferencia, es fundamental para que alguien pueda plantearse ser adolescente.

En una sociedad muy autoritaria, donde se tiende a la uniformación o a la pautación estricta… dejando juicios de valor, si es mejor, si es peor. Si estamos en una sociedad en donde nos dicen que nos tenemos que vestir todos igual, ahí no hay lugar para que surja un adolescente, que se viste, se adorna, se tatúa distinto…

En nuestro medio está muy naturalizado que al terminar el secundario, uno elija qué va a hacer, qué va a estudiar, si va a trabajar…Dentro de ciertos límites y condicionamientos, que sea una elección personal.

 De la misma manera, en nuestra sociedad hace mucho que uno elige a su pareja. Ahora tiene más margen para elegir si su pareja va a ser heterosexual u homosexual. Pero esas cosas no son nada naturales. Son fenómenos relativamente nuevos.

En otras culturas, está asignado con quién se va a casar, a qué se va a dedicar. En esas condiciones sociales no hay adolescencia Hay juventud.

La adolescencia, como fenómeno subjetivo, está muy ligada a la creación de un territorio determinado por un fenómeno musical, que fue la emergencia del rock .and roll. Hay un libro de Eva Giverti muy interesante, que se llama “Hijos del rock”, no hijos de sus padres. Se refiere específicamente a la adolescencia en la Argentina.

El rock, como fenómeno musical, tiene una característica nueva. No sólo no es música académica, sino que es un género inventado por adolescentes en su origen, en su emergencia. Y podría decirse que esto es circular. Los adolescentes inventan el rock y el rock inventa a los adolescentes.

No es una música que le enseñen los adultos a los adolescentes., como hasta entonces siempre había sido.

Este fenómeno está ahora oscurecido porque el rock ya tiene como cincuenta años, entonces ya hay varias generaciones implicadas, entonces alguien puede seguir haciendo rock, aunque tenga 50 o 60 años.

 Además genera toda una serie de subculturas. El rock no es sólo música. Enseguida va a implicar una manera de moverse, de vestirse, una lengua propia, ciertas puestas en escena donde van a estar en juego efectos visuales, va a implicar una forma de usar el cabello, el tatuaje, ceremonias muy propias. Además, toda una serie de divisiones internas que hace que no sea homogéneo. A su vez, tiene muchas regionalidades.

Nunca había ocurrido esto. Hasta entonces, la música era académica, o regional, folklórica, de emergencia popular, como el tango, la zamba o el samba.. No hay cultura que no tenga su música propia. Pero el rock no  es ninguna de estas cosas.

Casos paradigmáticos, como el de los Beatles o Elvis Presley, ni siquiera sabían música. Algunos de ellos aprendieron más tarde a leer música.

 Para diferenciar la posición adolescente, se rompe la idea de una línea más o menos continua, que fuera del niño al adulto pasando por el joven.

Transitoriamente o no, el adolescente no va a compartir valores del adulto.

Alguien puede tener 17/18 años y estar más en la posición de joven. El joven está motivado por lo que Freud llamaba el deseo de ser grande. Freud dice que no hay deseo mayor en el niño, que el deseo de ser grande. Es como el deseo de los deseos. Grande tiene ahí un doble sentido que hay que aprovechar. Grande implica otra dimensión que no es evolutiva, ligada a la edad, sino la idea de grandeza. El niño imagina al grande como quien tiene toda la libertad y todo el poder. En ese punto, el joven está en esa línea. Puede rivalizar con el más viejo, pero compartiendo los mismos ideales. Quiere ser como el grande, lo antes posible.

Para mostrarlo con un pequeño material. Una chica que a los 16 años, aprovecha una ocasión que se le presenta, y comienza a trabajar por motivación propia. No es que la familia lo necesite. Luego sigue una carrera corta para comenzar a trabajar lo antes posible y así pagarse otra carrera. No es algo compulsivo. Está animada por un deseo de independencia muy precoz. Ella comparte los valores de toda una sociedad. Quiere ser grande lo antes posible. Tampoco es que hay una mala relación con los padres. La posición de ella no es típicamente adolescente.

La posición del adolescente es “no estoy nada convencido de eso de ser grande. Y mucho menos como ellos”. En muchas letras de  rock se puede leer esto con mucha claridad. Una impugnación de los valores del grande que quiebra o incluso una posición, que puede parecer arrogante o soberbia, de descalificación de creaciones culturales, de no valoración. El término viejo es interesante, por todos los matices de lo que no sirve, lo descartable, que se dice despectivamente.

En este momento histórico se da una inversión, en donde el modelo deja de ser el grande, y pasa a ser el adolescente. Esto está siendo estudiado por sociólogos, antropólogos y también en  nuestro campo.

Lejos de querer el adolescente vestirse como grande, el grande lo copia.

La ropa adolescente pasa a ser usada por los más grandes. Y la manera de vestirse, para nosotros, los psicoanalistas, no es un dato superficial. Tiene que ver con corrientes subjetivas muy profundas.

Hay que cuidarse de entrar en generalizaciones rápidas. Lo cierto es que nadie quiere tener hoy 50 o 60 años, con la significación que hasta hace poco tenía tener 40 o 50 años. El hecho de que el mismo desarrollo científico-tecnológico esté aumentando la expectativa y calidad de vida, ayuda a esto. Una mujer de 40 años, no quiere convertirse en una matrona desexualizada. En este sentido, la adolescencia. Se vuelve una especie de ideal. A eso ayuda mucho la publicidad.

La publicidad tampoco debe ser pensada como un fenómeno superficial, porque circulan ideales y mandatos sobre qué cuerpo hay que tener, de qué modo hay que vivir, y esto tiene incidencias muy complejas.

La velocidad de los procesos tecnológicos, se desfasa de la velocidad psíquica, y por eso lo psíquico va más lentamente, y eso trae muchos problemas y muchos peligros. Lo que se llama popularmente”mono con navaja”

El adulto ya no es el que está siempre en la posición de quien sabe más y puede enseñar. Todos saben que es más útil preguntarle a un chico cómo se maneja un celular, que a una persona mayor. El mayor queda descolocado desde el punto de vista de los ideales, descolocado de su posición tradicional, de quien daba al más chico. Tampoco es que el adulto no tenga nada que enseñar o transmitir. Pero ahora la cuestión es a doble vía. Es más compleja. Le cuesta más al adulto descender de cierta entronización, y le cuesta más al chico, que también podría sentirse más seguro, si pudiera confiar en que los grandes son los que saben más.

La adolescencia es, entonces, un acontecimiento histórico subjetivo, que produce un nuevo tipo de subjetividad, que tiene sus propios problemas, sus propios riesgos, y su propia creatividad potencial.

Que esto sea inaugurado por un fenómeno musical, tampoco debe ser considerado un hecho casual, por el lugar tan primordial que tiene la música en el entramado subjetivo. Incluso antes de ser seres hablantes, somos seres musicales. Y hay una escritura musical del cuerpo sobre la cual habría mucho que decir.

Pregunta inaudible

Cuando viene a la consulta alguien de 15 años, no debemos pensar prejuiciosamente que se trata de un adolescente. Vamos a tomar un caso.

Una chica de 15 años, que dice que su mejor amiga es su mamá, que es su gran confidente, que con ella no tiene secretos, lo cual trae complicaciones porque implica que le cuenta sus sesione a su mamá. Esta chica no es una adolescente. Sigue en una posición de niña. No quiere decir que ser adolescente sea estar peleando todo el día con sus padres, pero tampoco esta transparencia que ella tiene con su mamá. Además, está ligado a dificultades de tipo fóbico, en cuanto a salir, salir de la casa, dejar de ser una nena. Los fenómenos puberales los ha tenido, pero esto no determina que esté realizando los trabajos psíquicos de la adolescencia..

Pregunta inaudible

Al psicoanálisis le ha faltado pensar la función estructurante del amigo.

Ya desde los 2 años los chicos empiezan a ir al jardín. La vida preescolar se ha ensanchado mucho. Hay que ver cómo se inscribe en el psiquismo.

 Esta chica, en esta posición de nena transparente para su mamá, está muy aislada.

La adolescencia no es un proceso individual. No se puede dar aisladamente. Es un fenómeno de grupo. Si hay adolescencia, hay grupo. Tanto grupo efectivo como virtual. Ningún adolescente va solo a un boliche. Va por lo menos de a dos. Pero lo decisivo en la relación con el grupo y los amigos, son las identificaciones que se van construyendo.

La adolescencia es grupal: la banda, los amigos…

Pregunta:¿Quiénes hacen la consulta?¿Los padres?

Se ven todo tipo de situaciones. La consulta, si la hacen los padres, el chico puede estar de acuerdo o no. A veces, el chico que viene de mala gana, y encuentra luego su lugar ahí.

Otras veces ni conocemos a los padres si tiene 17 o más años. Hay que dejar que cada situación se configure. Lo que no sirve es un esquema técnico monocorde, diagnóstico-tratamiento. Más bien hay que tomarse tiempo para una entrevista, otra, sin ponerle nombre. A veces “si querés, llamás”.Otras veces la situación se estabiliza, pero no hay que apresurarse a definirla.

A veces hay que trabajar con los padres. Hay que estar muy abierto. Cuanto más adolescente sea, menos nos va a aceptar si nos ve como un duplicado de los padres, o siente que es por encargo de los padres. Cuando nos ponga a prueba y vea que nuestra  forma de pensar es distinta a la de sus padres, porque está buscando cosas diferentes.

Pregunta sobre la música.

Nosotros estamos hechos de tramas musicales. Un bebé que no ha llegado a la adquisición del lenguaje, es en cambio muy sensible al canto.

Hay muchas cosas de las escrituras afectivas de la subjetividad, que tienen que ver con ritmos, pulsos, acentos. Se estudian mejor a través de un modelo musical que con otros modelos.

En ese sentido, es sintomático que una mutación que se produce, que llamamos adolescencia que discontinúa algo entre el niño y el adulto, emerja a través de un género musical, y forjado por ellos mismos.

Es muy frecuente la precocidad musical. Es paradigmático el caso de Mozart.

Es muy difícil encontrar un escritor o un pintor precoz. Eso no es casual. 

Tampoco es casual que no haya pueblo que no tenga canciones de cuna.