Clínica psicoanalítica y neogénesis

Silvia Bleichmar – Clínica psicoanalítica y neogénesis

Uno de los grandes problemas que arrastra el psicoanálisis desde hace muchos años lo constituye la disociación entre la teoría y la práctica.
La clínica, desde la perspectiva que estamos enunciando, no es el lugar donde se produce la teoría, es el espacio desde el cual se plantean los interrogantes que ponen en tela de juicio las teorías cuya convicción sostenemos. El método, que afirma la validez de la teoría general, marca al mismo tiempo sus límites y obliga a revisarla.
Así como una realidad en si misma no enseña nada, y solo marca nuestros puntos de ignorancia cuando queremos o podemos verlos, la teoría aislada de la práctica, la teoría que no encuentra sus preguntas en la práctica se convierte, diría Freud, en pura representación-palabra aislada de la representación-cosa.
Nuestros intercambios no pueden tener ese carácter, nuestros intercambios tienen que estar constituidos por representaciones-palabra que se anuden a representaciones-cosa para producir algún tipo de captación del objeto real-externo. Objeto que no está dado, sino que es producido con base en una articulación conceptual sobre la materialidad que lo compone.
La clínica psicoanalítica de niños implica pensar niños con inconsciente, y esta formulación, nos remite desde el principio a los ejes más problemáticos que atraviesan todo el pensamiento psicoanalítico.
Hay dos grandes líneas que se han abierto en la historia del psicoanálisis, después de Freud, con respecto a la cuestión del origen del inconsciente. Por un lado encontramos la escuela kleiniana y por el otro el estructuralismo francés con Lacan a la cabeza.
Del lado del kleinismo, q esta en continuidad con una serie de preocupaciones de Freud mismo y despliega una alternativa posible de su obra, conocemos el peso otorgado a la idea de que las pulsiones y el inconsciente son correlativos y se encuentran en el ser humano desde el momento mismo del nacimiento. Según algunos autores poskleinianos esto ocurre inclusive desde antes del nacimiento. Klein nunca llegó a ese extremo, partió por su lado del modo mediante el cual se activa la voracidad a partir de la tensión abierta, de un intervalo entre el deseo inconmensurable del pecho y el pecho real capaz de ofrecer la leche.
El inconsciente que Klein propone, el inconsciente que da surgimiento a la clínica de niños, es un inconsciente existente desde los orígenes de la vida.
Del lado del estructuralismo y Lacan encontramos la idea totalmente revolucionaria de que el inconsciente no es algo del orden de lo biológico, no es algo con lo que se nace: es un efecto de cultura producido a partir de la inclusión del sujeto en relaciones estructurantes, en el marco de una organización privilegiada, universal, que es la estructura de Edipo.
Cuestión nuclear de la teoría y práctica de Bleichmar (y 1ra tarea) es ver si hay o no inc, definir la existencia del objeto en cada situación concreta, lo cual equivale a dejar abierta la posibilidad de que este pueda no estar constituido.
El la propuesta de Klein, el objeto, el inconsciente, no solo está dado desde el comienzo sino que parecería existir en si mismo. Parecería no haber otra cosa que inconsciente.
En el psicoanálisis lacaniano, el niño deviene objeto y no sujeto. El niño se convierte en el objeto de deseo del deseo del otro, constituye su deseo con respecto al deseo del otro, lo cual deviene la razón principal de su parálisis clínica en el campo de la práctica con niños, ya que el inc infantil, como objeto de conocimiento, se pierde, emigra hacia la estructura del Edipo o hacia el inconsciente parental. En la conceptualización lacaniana clásica el niño deja de ser sujeto atravesado por su propio inconsciente, por su propio deseo inc para devenir objeto objeto en razón de que está en posición de significante que viene a obturar el deseo de la madre.
No hay indagatoria sobre el deseo inc del niño como posición de éste en tanto sujeto clivado.
Pensado el niño desde la castración del otro, queda despojado de toda dimensión estructural singular.
El psicoanálisis lacaniano arrastraba un problema: un ahistoricismo radical, los tiempos fundacionales eran tiempos míticos. Con lo cual, cuando estaba fundado el inconsciente se determinaba a partir de modelos que concernían a tiempos míticos. Con lo cual, cuándo estaba fundada o no la represión imaginaria, cuándo estaba o no fundado el inconsciente, se determinaba a partir de modelos que concernían a tiempos míticos que era imposible cercar en su realidad histórica.
Para Klein lo vivido era la historia de la pulsión, y lo vivido se reducía a veces a algún acontecimiento ligado al amamantamiento, control de esfínteres, pero con carácter absolutamente irrelevante.
Tenemos por un lado, desde el kleinismo, un sistema organizado de sentidos, basado en una lectura desde un modelo pulsional, sistema que va a ser aplicado al niño en una lectura traductiva del juego o del lenguaje, y por el otro un esquema con respecto al modo en que una estructura va a determinar las formas de organización deseantes del niño.
Tanto en uno como en otro extremo faltan los modos singulares históricos de constitución del sujeto.
¿Que quiere decir tomar la historia como elemento determinante en la constitución subjetiva y abrir a partir de ellos la posibilidad de una neogénesis? Quiere decir que, en razón de que no todo esta dado desde antes y para siempre, la intervención del analista no se reduce a encontrar lo que ya estaba, sino a producir elementos nuevos de recomposición y de articulación que den un producto diferente del preexistente.
Cuando se interviene en momentos estructurantes del funcionamiento psíquico (“intervenciones analíticas”) para producir, por ejemplo, un pasaje de la relación binaria a una relación terciaria en un análisis de niños, se inaugura un proceso de neogénesis. Algo que no estaba preformado, y que no hubiera llegado a instalarse por si mismo.
Uno de los aspectos centrales en la idea de neogénesis remite a un aparato abierto, aparato que si bien tiene cerradas las vías de salida, tiene siempre libres las vías de acceso. Se trata de un aparato que siempre va a recibir elementos de lo real, y una de las cuestiones fundamentales consiste en preguntarse que tipo de elementos recibe de lo real, ya que no necesariamente recibirá elementos de lo real cualificados y compuestos.
Klein parte de la idea de que en los comienzo existe una unidad que luego es clivada, como efecto de la necesidad de segregar la pulsión de muerte. En cambio, siguiendo cierta perspectiva freudiana, Bleichmar va a trabajar a partir de la idea de que en los orígenes no hay ninguna unidad, que esta unidad es efecto de un acto constitutivo, motor de la diferenciación tópica, efecto de la identificación y correlativo de la represión originaria. Esa unidad privilegiada es el yo, y cuando hay una falla en le funcionamiento psíquico, no se trata de recomponer un yo que en sus orígenes fue clivado por la angustia de muerte, sino que hay que producir una estructuración en la tópica.

Para que la implementación del método psicoanalítico sea posible tiene que haber:

1) inconsciente constituido y, a partir de eso, conflicto intrasubjetivo (conflicto intersistémico): siendo el padecimiento psíquico no simple efecto de un displacer producido por el mundo exterior, sino del desequilibrio libidinal que se establece entre los sistemas en el interior de la tópica psíquica y de la angustia o de los reordenamientos sintomales que son entonces obligados.

2) sujeto capaz de posicionarse ante el inconsciente: se trata de que el sujeto analizante, provisto de inconsciente, tenga también preconciente, dado que esta es la condición que posibilita que estando estructuradas las relaciones lógicas, devengan síntomas las incongruencias a las cuales se ve confrontado el yo como efecto de la presencia del inconsciente.

3) represión o defensa: como condición del clivaje tópico entre los sistemas psíquicos y de la diferencia entre el preconciente (con su lógica del proceso secundario) y el inconsciente (operando la legalidad del proceso  primario).
El psicoanálisis es impensable sin conflicto, conflicto que se define, en le marco metapsicológico, en términos intersistemicos (intrasubjetivos)