Compulsión de Repetición

El presente trabajo se desarrolla en torno al concepto de Compulsión de Repetición. Lo que se intenta ver es la presencia o no de este particularmente en la elección de objeto amoroso, y verificar, si por medio del amor como sentimiento abstracto, también se busca repetir algo vivenciado previamente.
Primeramente se presentan definiciones de conceptos sin los cuales las posteriores elucidaciones serian incomprensibles, y carecerían de sentido. Sin embargo los conceptos elegidos quizás no sean todos con los que es posible relacionar el concepto de Compulsión de Repetición siendo este demasiado extenso y abarcativo. Por eso se presentan nada mas que aquellos estrechamente implicados en el tema que nos compete.
Después se presentan las posibles articulaciones de esta compulsión con pulsiones sexuales y también con el concepto de amor.
Algo ineludible tratándose de la compulsión a repetir es esto mismo, repetir, conceptos, ideas y también frases; por eso muchas enunciados serán dichos y vueltos a decir. También en a los interrogantes vemos que si bien difieran en sus formulaciones todos giran en torno a las mismas ideas y conceptualizaciones. Lo reiterativo por lo menos aquí no es susceptible de evitarse.

CONCEPTOS PREVIOS
Se considera necesario antes de adentrarnos en el desarrollo de la monografía aclarar algunos términos básicos a ser utilizados y cuyo entendimiento posibilitara una mejor comprensión del trabajo.
Uno de los principales conceptos a aplicar y base fundamental del los desarrollos freudianos es el de “Principio de Placer”. Este alude a un modo de trabajo primario del aparato anímico particularmente del inconsciente (esto en la primera tópica después este concepto aludirá al Ello como instancia en la segunda tópica), que busca evitar las tensiones y lograr una satisfacción inmediata. Luego de que el aparato psíquico madure y gracias a la influencia externa, este debe ser relevado por el Principio de Realidad. El placer implica que una cantidad de excitación presente en la vida anímica no ligada de ningún modo; libre, se encuentre lo más reducida posible.
Otro concepto considerablemente importante es el de Pulsión. Se la considera a esta como fronteriza entre lo anímico y lo somático, como “representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y que llegan al alma (Freud)” que actúa como una fuerza constante. A lo largo de sus desarrollos Freud ofrece la distinción entre primero Pulsiones sexuales (dirigidas al objeto que se relacionan con los sexos y la función de reproducción) y Pulsiones yoicas (autoconservativas). Ambas que mas tarde se articularan y serán renombradas en “Mas allá del Principio de Placer” como Pulsiones Eros (vida) y Thanatos (muerte).
Este Eros actúa desde el comienzo de la vida como opuesta a la Pulsión de Muerte. Estas poseen la misma meta: retornar a un estado anterior se diferencian en que unas buscan retrasar el final mientras que las otras buscan la satisfacción inmediata. Este tiempo al que se busca retornar es un estado antiguo: Todo lo vivo muere, regresa a lo inorgánico por razones internas, la meta de toda vida es la muerte.
Como lo que se intenta hacer es relacionar el concepto de compulsión de repetición ya sea con elección de objeto sexual / amoroso y con el amor, va a ser necesario intentar definir este último concepto. El concepto de amor ha sido abordado en reiteradas ocasiones desde diferentes disciplinas, poetas, filósofos, humanistas, hombres de la cultura, etc. Ellos convergen en el intento de verbalizar uno de los estados emocionales más profundos y enigmáticos de la vida de cualquier individuo. Para Freud «El amor es susceptible de tres antítesis y no de una sola. Aparte de la antítesis «amar-odiar», existe la de «amar-ser amado», y, además el amor y el odio, tomados conjuntamente, se oponen a la indiferencia.» El amor en psicoanálisis es el amor de transferencia.

COMPULSIÓN DE REPETICIÓN
El aparato anímico, enuncia Freud, está regido por el Principio del Placer. Pero es en la clínica es donde descubre evidencias que lo contrarían; ¿Cómo? La situación traumática originaria es revivida, repetida, revivenciada como situación presente.
Por ejemplo en la vida onírica de la neurosis traumática muestra este carácter particular: reconduce al enfermo una y otra vez a la situación del accidente de lo cual despierta con renovado terror; en el Juego del Carretel el niño con su ¡Oh! Cuándo desaparecía el carretel y el ¡Da! cuando reaparecía, vemos también cómo el niño buscaba revivenciar a través del juego aquella experiencia displacentera en la que era pasivo obteniendo de esta manera una ganancia de placer; también se observan situaciones de repetición particulares de la cura analítica; en la transferencia el paciente repite todas aquellas situaciones afectivas dolorosas reanimándolas.
Primer planteo de Freud: ¿cómo es posible que se contraríe el Principio del Placer? Y una complementaria: ¿Porqué algo insiste en repetirse?.
Es este carácter repetitivo lo que impone la idea de ominoso. Lo “unheimlich” no es algo nuevo, ajeno sino algo familiar anterior a la vida anímica enajenado de ésta por un proceso de represión. Lo ominoso, dice Freud, es la puerta de acceso al antiguo solar de la criatura, al lugar en que cada uno ha morado al comienzo. ¿Cuál es entonces el retorno perfecto al que buscamos regresar?. Cabe conjeturar que existe un retorno ideal cuya mejor expresión lo hallamos en la búsqueda del objeto amoroso. ¿Es esto posible?.
Podemos visualizar esto en el florecimiento de la vida sexual que está destinada a sepultarse por ser sus deseos inconciliables con la realidad, entonces esta pérdida del amor genera una falta a rellenar. Falta que genera angustia por ser resultado de una castración.
La compulsión de repetición tiene un evidente carácter pulsional y por ende, opuesto al principio del placer. Sabemos que las pulsiones implican un esfuerzo de reproducción de un estado anterior que debió abandonar, expresan por lo tanto la naturaleza conservadora del ser humano. Buscan repetir una situación anterior pero en su afán por lograrlo producen un efecto que está “más allá del Principio del Placer” porque pertenecen a un tiempo anterior al del deseo. En el dualismo de las pulsiones de vida – pulsiones de muerte, aunque ambas tengan la misma meta la oposición se sitúa en que las primeras dificultan al efecto de las otras y prolongan de este modo la vida.
“Uno de los grupos pulsionales se lanza impetuoso hacia delante para alcanzar la meta final de la vida mientras que el otro, llegado a cierto lugar de este camino se lanza hacia atrás para volver a retomarlo desde este punto y así poder prolongar la duración del trayecto” Estas dos aparecen mezcladas, se confunden y actúan juntas.

COMPULSIÓN DE REPETICIÓN Y PULSIONES SEXUALES
Las pulsiones sexuales son la autenticas conservadoras, se afanan por retrasar el encuentro con la meta cambiando de objeto sucesivamente y así prolongan el recorrido. Éstas son las verdaderas pulsiones Eros que también posibilitarían edificar lo más valiosos de la cultura humana y a partir de allí promover la vida en sociedad, a raíz de la ligazón que establece Eros en su forma de conjugar lo orgánico en unidades cada vez mayores y que no se reducen a lo meramente autoconservativo. Es que buscan alcanzar por todos los medios posibles la fusión de dos células germinales de manera que al reunirse neutralicen en parte sus pulsiones de muerte y se mantengan con vida. Entonces Eros cohesiona lo viviente. ¿Es esto lo que entra en juego durante la elección del objeto amoroso, buscando ligar, sublimar y superar la inevitabilidad de la muerte? Es una certeza porque Eros aumenta tensiones, introduce nuevas diferencias y desafíos que postergan el ineludible final. Mientras que su opositora brega por la destrucción, el cortocircuito. Estas son las pulsiones Tanatos.
Freud plantea: “todavía no podemos pesquisar justamente respecto de la pulsión sexual aquel carácter de compulsión de repetición que nos puso en pista la pulsión de muerte” (regresar a lo inanimado, repetir un estado anterior). Aunque abundan ejemplos de esto en los procesos evolutivos embrionarios (las mismas estructuras son repetidas a lo largo de la herencia genética del organismo). Surge la siguiente cuestión: ¿es esto posible? ¿se da en el caso de la elección del objeto sexual/ amoroso? Freud nos dice que el sexo no sería muy antiguo y que las pulsiones que impulsan a producir la tensión sexual repetirían algo que ocurrió por casualidad y después se afianzó por resultar ventajosa.
Lleva a esto a concluir de cierto modo la presencia de compulsión e repetición en los dos tipos de pulsiones asociadas desde el comienzo. Una manera de demostrar este carácter repetitivo lo ejemplifica Platón en uno de sus diálogos “El banquete de Aristófanes” que trata no solo sobre el origen de la pulsión sexual sino su variación respecto al objeto. ¿Puede este mito ser cierto? Allí nos encontramos con el mito del andrógino que le relata Aristófanes.
Lo que allí se dice es que en un principio habitaba la tierra un ser esférico completo que reunía en sí ambos sexos, que cierto día Zeus decide la división de estos seres en dos mitades para evitar así que le disputaran el poder de los cielos: “Al parecer, el castigo no fue efectivo por que la mitades tendían a reunirse por el influjo de una poderosa fuerza que los atraía hacia su primitivo estado. «…cuando uno de ellos se encuentra con aquella otra mitad de sí mismo (…), queda aquel fascinado y cautivo de amor, afinidad e intimidad, y ya no desean separarse uno de otro ni siquiera por un momento. Y estos son los que pasan el resto de sus días en mutua compañía, y sin preocuparse por explicar qué es lo que cada uno desea del otro…»

COMPULSIÓN DE REPETICIÓN Y AMOR
Platón es quien con este mito nos pone en la pista de que el amor consiste en la búsqueda de la otra mitad. La unión de éstas será la expresión de un viejo deseo; el reencuentro con un amor perdido. Freud sostenía que el primer objeto de amor es la madre. Todo hallazgo posterior no es otra cosa que un intento por hallar el objeto primario de amor. Evidentemente es necesario perder este objeto de amor para hallar posteriormente otro. ¿Cómo buscamos hallarlo? Desplazándonos de un objeto a otro, desplazamientos que no tienen fin. No habría una media naranja que nos complemente en el sentido platónico del término. El retorno aquí es imposible.
Entonces, es este “amor primario” el que buscamos en los objetos de amor sucesivos. ¿Qué es lo que tienen de particular estos objetos de amor? Necesitan cierto “brillo fálico” en el objeto para despertar el amor, deben evocar en algo al primer objeto pero con lo cual no es suficiente para alcanzar la satisfacción plena. A raíz de esto se da lo que Freud llama “elección por apuntalamiento” que se manifiesta de dos formas: a la mujer nutricia y al hombre protector. También hay otro modelo de elección de objeto de amor que es referente a las personas que eligen según el modelo de su propia persona. Freud lo llamó narcisista y se manifiestan de esta manera: a lo que uno es, a lo que uno fue, a lo que uno querría ser, a la persona que fue parte de uno mismo. Lacan dice: «Es evidente que, como todo amor, sólo es localizable, como Freud nos indica, en el campo del narcisismo. Amar es, esencialmente, querer ser amado.
También es Lacan quien asevera: el que demanda amor busca algo mas allá del objeto amado, algo que el objeto no posee. «Lo que se ama en el amor es, en efecto, lo que está más allá del sujeto, literalmente lo que no tiene.”
Por esto, amor y deseo deberían ir juntos, es decir, deberían dirigirse al mismo objeto, pero por lo general esto no sucede así. En realidad el peligro de esto, de que aparezcan unidos, radica en la posibilidad de extinguir el deseo y con él el amor. “Solo se ama lo que no se tiene”, en la medida que cuando se encuentra un objeto de amor, el amor se pierde.
Aquí es donde resurge la idea de repetición. ¿Porqué? A través de las sucesivas elecciones objetales lo que se busca es, de acuerdo a lo dicho, reencontrar aquel amor que jamás se concretó en un encuentro efectivo, de índole sexual, buscar un sustituto de aquel amor perdido. También vemos el efecto de las pulsiones Eros que cambian de objeto sucesivamente y demoran el fin. La compulsión de repetición entonces es partícipe de las vicisitudes que experimenta la vida amorosa. Fracasos, tensiones y diferencias no serían más que intentos de superar, ligar la inevitabilidad de la muerte y oponerse a Thanatos que puja por la destrucción.

CONCLUSIÓN
Que se puede decir para finalizar que no se haya dicho anteriormente?
Se presento la Compulsión de Repetición en relación con el amor. El tema resulto ser demasiado extenso. A demasiados conceptos se los considero pertinentes para lograr un desarrollo completo y fueron pocos las finalmente incluidos.
La indagación principal a saber: ¿Busca el ser humano a través de la elección de objeto el intento por retornar a un lugar/ estado ya conocido pero perdido? Fue resuelta. Entonces se concluye que evidentemente en la elección de objeto amoroso no buscamos mas que recuperar un amor perdido y repetir aquel estado perfecto en el cual nos hallábamos cómodos, satisfechos; completos. El mensaje que nos deja Freud acerca del amor no es halagador para el ser humano puesto que llega a la conclusión de que existe un desarreglo esencial en la sexualidad humana. El amor entonces esta siempre incompleto. Nietzche decía que el amor llegaba cuando se intenta abarcar el bien con su totalidad hacia algo y no se consigue, «un desbordamiento hacia algo ilimitado”. Lacan también decía que el amor es dar lo que no se tiene a alguien que no lo es pero para Lacan en cambio, el objeto nunca estuvo, nunca existió.
Entonces en el irremediable pasaje de un objeto a parte de ser también un intento de repetir un estado anterior; siempre hay por esto un elemento de repetición inconsciente en los objetos de amor que elegimos. Hay algo en la naturaleza misma de la pulsión sexual, desfavorable a su satisfacción plena. Ya que al haberse perdido el objeto originario por obra de la represión con ningún otro objeto se va a alcanzar una total satisfacción. La falta es inevitable. cabe pensar que si el amor se hallase, si el objeto encontrado fue perfecto el amor se acabaría y con el interés por la vida y llegaría la muerte.

SÍNTESIS
La compulsión de repetición busca reiterar un estado anterior. Tiene un carácter pulsatil. Se relaciona con los conceptos de Pulsión de vida y pulsión de muerte. Tambien estas buscan reiterar algo. Las ultimas buscan retornar a lo inanimado, las otras si bien tienen la misma meta lo hacen mediante rodeos, buscan objetos intermedios, introducen tensiones y asi evitan el cortocirtuito.
Lo que se intenta ver a raiz de esta idea de compulsión a repetir que define Freud particularmente en “Mas allá..”, es la presencia o no de esta particularmente en la elección de objeto amoroso, y verificar, si por medio del amor, también se busca repetir algo previamente vivenciado.
“Amor es nostalgia” nos dice Freud en el segundo capitulo de lo ominoso. Entonces el interrogante principal busca demostrar la certeza o no de esta frase. Entonces:
• ¿Busca el ser humano a través de la elección de objeto el intento por retornar a un lugar/ estado ya conocido pero perdido?
• Si este estado primitivo es inalcanzable; el amor siempre se basa en una falta?
• Es esta ausencia la que nos mantiene con vida?
Vemos como Freud si bien no se plantea directamente esto busca a lo largo y ancho de su obra darle una respuesta al carácter repetitivo del accionar tanto conciente como, (mas probablemente) inconsciente del ser humano. Posteriormente se desprenden otros interrogantes a los cuales se intentará dar respuesta a medida que vayan surgiendo.
Los interrogantes que me gustarían formular y cuya respuesta Serra buscada son los siguientes:
• Siempre buscamos retornar a un estado previo?
Que nos dice Freud sobre la repetición en el amor?
• Influyen los rodeos de Eros para que no haya un objeto de amor exacto?
Son estos interrogantes los que se desarrollan a lo largo del trabajo y a los que se busca dar la respuesta mas completa posible, pero, siempre lo buscamos siguiendo un modelo determinado por nuestras propias vivencias; hay (siempre) algo que a uno le falta, algo que suponemos tiene el otro. Algo que no sabemos del todo que es, no sabemos lo que nos falta. La completud es imposible al igual que el amor. O será que lo estamos encarando de manera equivoca? Queda la incógnita. El retorno se volvería eterno.

BIBLIOGRAFÍA
1. PLATÓN. El banquete. Discurso de Aristófanes. Pag 74. Ed. Cuadrata
2. FREUD. S. Obras Completas. Introducción del narcisismo. 1914. Pag. 84. Ed. Amorrortu
3. FREUD. S. Lo ominoso (Lo Siniestro) 1919. Volumen XVII. Ed. Amorrortu
4. FREUD. S. Mas allà del Principio de Placer. Pag 1. Volumen XVIII .Ed. Amorrortu
5. www.psicopsi.com

Alumno:
Montaño; Silvia Yanina
[email protected]
Año 2006