Comunicaciones: ANTECEDENTES DE LA DICTADURA DEL ’76-83. MIRADAS DE LA JUVENTUD A TRAVÉS DE UN RELATO ORAL

COMUNICACIONES.

ANTECEDENTES DE LA DICTADURA DEL ’76-83. MIRADAS DE LA JUVENTUD A TRAVÉS DE UN RELATO ORAL.
María Laura Rúffolo
Facultad de Filosofía y Letras
UNT

Corpus
Este trabajo es parte de una investigación que dará como resultado la tesis de licenciatura en Ciencias de la Comunicación, denominado ““El rock en Tucumán en la época del proceso militar (1973-1983)”.
La entrevista se realiza a María de las Mercedes Yánez (Apodo: Mecha) Edad: 54, Profesión: Profesora y Licenciada en Ciencias de la Educación, Situación laboral actual: Trabaja en el Registro Civil de Capital Federal. Buenos Aires, en el Departamento de Derechos Humanos, área de restitución de identidad de las personas.
Lo que se pretendía analizar en la entrevista correspondería a los actores sociales denominados: público asistente a recitales, pero cuando se fue desarrollando la misma, nos encontramos que el verdadero valor de la charla residía en los antecedentes históricos-culturales relatados, más que en el rock propiamente dicho. De ese modo a partir de estos relatos trataremos de construir el ambiente social-cultural y dilucidar que papel jugó la juventud en esa época.
La entrevista se realizó el día 16 de diciembre del 2010, en la casa materna de la entrevistada, ya que actualmente ella reside en Buenos Aires.
Accedemos a la entrevista por la sobrina de Mercedes, Clarisa Yañez, amiga personal, desde hace 10 años. Se dio en un contexto muy ameno luego de un asado, en un cálido mediodía, en el fondo de la casa.
Comencé contándole cuál era mi objeto de estudio: el rock en la época de la dictadura del 76-83 y para qué iba a ser utilizada la entrevista: tesis de licenciatura en Ciencias de la Comunicación y me encuentro con un gran obstáculo, al comenzar ella me aclara:-“ yo de rock no sé nada-.”No encendí el grabador porque presumí poco entusiasmo y cierto malestar con el tema (el hermano fue uno de los desaparecidos en el 75) .Como para entrar en clima le pregunto: -¿pero en esa época no salías, no te reunías, a dónde salían? y comenzó de manera muy amena a relatar el sobre el ambiente socio-cultural de la época. A partir de esto encendí el grabador.

El relato como punto de vista
Cuando investigamos y utilizamos relatos orales debemos ser conscientes que el relato que obtenemos a través de una entrevista es un punto de vista. Por esta razón es frecuente que hablemos de la importancia de contar un mismo suceso o episodio histórico desde muchos y variados puntos de vista. El propósito puede ser el de la complementariedad, con la noción de que cada uno de los puntos de vista ofrece una parte del todo, o bien el de la diversidad, en el que cada punto de vista constituye una versión particular del todo. Con uno u otro propósito, la idea de recolectar y exponer distintas percepciones es una manera de zanjar la distancia entre la singularidad del relato individual y la universalidad del suceso histórico. El punto de vista individual, sin embargo, por sí solo brinda entrada a la historia social, porque integra valores y códigos elaborados y reconocidos dentro de una colectividad.
La noción analítica de punto de vista proviene de la crítica literaria. Generalmente es empleada para clasificar la posición y el grado de parcialidad de las voces narrativas. El punto de vista también puede ser una herramienta para entender la relación entre relato y conciencia, razón por la que me interesa emplear este concepto para escudriñar las historias de vida. En el transcurso de la entrevista, el entrevistado formula un punto de vista en relación al entrevistador pero también en relación a un público imaginado, de manera que resulta esencial preguntar quién habla con quién. Ese punto de vista se expresa en el contenido y la forma de lo que cuenta, y de ahí que también preguntemos de qué habla y cómo lo relata. Esta doble y simultánea relación del narrador con su público y con su relato influye en qué recuerda y qué olvida, porque hay una intención deliberada de transmitir un significado. En las historias de vida, además, hay una relación temporal del narrador consigo mismo, ya que cambia de posición y percepción a través del tiempo. Indagamos así no sólo cuál es, sino cómo se forma y cambia el punto de vista.
Abordar el punto de vista de esta manera implica atender a los diálogos que conforman el relato. El relato de la memoria está en parte compuesto por el diálogo a través del tiempo entre los valores heredados y las situaciones nuevas. También está formado por los puntos de vista de otros con quienes por necesidad dialogamos en el transcurso de recordar. En consecuencia, lo social en la historia oral no sólo consiste en sumar perspectivas individuales sino también en comprender que los relatos están socialmente constituidos. Además, y en la medida en que esos diálogos producen el recuerdo desde el presente, los relatos de historia oral son también constitutivos de la percepción presente. En otras palabras, el punto de vista es una ventana hacia la presencia del pasado en el presente. ( Necoechea Gracia,2006)

Antecedentes históricos a la dictadura 1976-1983
La década de 1966 a 1976 se vio signada por una intensa actividad política, un auge de masas y el crecimiento de la izquierda marxista y peronista. Este período se inició, a grandes rasgos, con la instauración de la dictadura del general Juan Carlos Onganía, cerrándose con el fin del gobierno de María Estela Martínez de Perón, en Marzo de 1976. Estos fueron años de intensa conflictividad social en la argentina, a raíz de los intentos de los sectores dominantes de cambiar el modelo social de acumulación de capital combinado con un ciclo de permanente crisis de legitimidad e inestabilidad política debido, principalmente, a la proscripción electoral de Juan Domingo Perón. A esto se añade que durante esos años se produjeron una serie de acontecimientos mundiales que impactaron en la práctica política del momento: la revolución cubana y la extensión del proceso revolucionario en América Latina, la guerra de Vietnam, el Mayo francés.
En esos años surgieron nuevas organizaciones, tales como los grupos guerrilleros, y agrupaciones que, siendo pequeñas en 1965, habían incrementado su caudal en adherentes y su influencia en la vida política y social diez años más tarde. Cada una de estas organizaciones fue producto de la época, y todas se esforzaron por conectar las reivindicaciones populares a su visión del socialismo. Comunistas, trotskistas, maoístas, guevaristas y peronistas revolucionarios atrajeron la atención y la imaginación de una generación de jóvenes argentinos conocida hoy como la generación del 70.
Esa fue una década de intensa politización generalizada, donde el común de la población seguía cotidianamente los acontecimientos internacionales, particularmente aquéllos sucedidos en América Latina y en Vietnam. En las organizaciones políticas se daba mucha importancia a estos acontecimientos y su vínculo con eventos y problemas locales. Se realizaban debates, cursos, foros y la prensa se hacía eco de esta demanda. No fue casual que muchos jóvenes se vieran marcados por todo esto y que su politización tuviera mucho que ver con el contexto internacional. Dentro de la realidad particular de la Argentina, lo anterior se combinó con una clase obrera combativa en lo sindical, con un notable nivel cultural y politizada por la memoria de los gobiernos peronistas (1946-1955).
El terrorismo de Estado lo inició el gobierno instalado en el año 73, prácticamente en ese mismo año tras la renuncia del presidente efímero Héctor J. Cámpora y al sucederle Héctor Lastiri en realidad quien estaba tomando el control -con la anuencia del general Perón- era el señor José López Rega que instaló un grupo de parapoliciales con la famosa Triple A, y en consonancia con los dirigentes sindicales y las bandas armadas de los sindicatos más importantes del país entre ellos la UOM de Lorenzo Miguel, decidieron que iban a dar la pelea contra el ala izquierda de su propio movimiento y otros grupos guerrilleros como el ERP. Pero, en definitiva, fue contra cualquier ciudadano argentino que osase ser independiente de protestar y levantarse contra los desmanes que ocurrían en el gobierno en el país mediante el ejercicio de la violencia ilegal.
En Tucumán el clima no era diferente ,por el contrario, fue foco de numerosos actos de terrorismo. El número de registrado de crímenes, secuestros y desapariciones ocurridos en Tucumán durante los años 70, (un número cercano a las 700 víctimas, de acuerdo con los datos del Nunca mas, el informe de la Bicameral provincial y las posteriores denuncias ante la justicia)alrededor de un 40 por ciento fueron cometidos antes del 24 de marzo de 1976, una evidencia de que el terrorismo de Estado imperó en Tucumán antes del golpe militar. (Pucci , Roberto , 2007,343).
El “Operativo Independencia” militarizó Tucumán y lanzó una represión indiscriminada, con la provincia invadida desde el 9 de febrero de 1975, por miles de soldados del ejército y la gendarmería, policías federales y centenares de agentes de los múltiples servicios de inteligencia. (Pucci, Roberto, 2009).
El 16 de Julio de 1975 Amado Juri nombro al teniente Coronel Antonio Arrechea como jefe de policía, este se erigió como subcomandante de Vilas, y exhortaba a “terminar con los apátridas” esos “hombres sin sentimientos que pretenden cambiar nuestra gloriosa enseña azul y blanca”.
El nuevo jefe de policía se lanzó en una frenética tarea de “moralización pública” allanó burdeles de la ciudad, anunció la existencia de “un amplio plan de agitación que ya estaba en marcha en Tucumán para infiltrar las filas justicialistas, acusó a la Municipalidad y a la Universidad Nacional de Tucumán de estar “pobladas de marxistas”.
La presidenta Isabel Perón y el general genocida Acdel Vilas pasan revista a las tropas del Operativo Independencia en Tucumán en 1975.
Vilas sostendría que la lucha contra la guerrilla rural terminó el 25 de octubre de 1975, con el nombre de San Gabriel, y que en adelante todo se resolvió como una “caza del subversivo que huye o del subversivo que está escondido o perdido. Allí se terminó su capacidad de lucha”. Se ufanaba asimismo de que el 21de Diciembre de 1975 entregó a Antonio D. Bussi el mando de un “territorio recuperado” .(Pucci, 2009,339)
Lo que siguió fue una fase de consolidación con operaciones de corte policial en todo el territorio tucumano, a las que designaron con los nombres “cerrojo, “Fanfarria”, “Inmaculada” y otros. Estas operaciones consistían en rastrillajes y allanamientos masivos practicados en los barrios y villas del interior, que llegaron a extenderse hasta la ciudad de las Termas de Río Hondo, en la provincia de Santiago del Estero.
El general Videla dirá el 25 de enero de 1976 que “Tucumán está totalmente controlado”, pero que la subversión no es solamente una manifestación militar, sino que es un problema global”: era la otra guerra que pensaban continuar, cuyo teatro de operaciones se situaba en otra parte: las ciudades, las fábricas, casas .
Es este contexto histórico social el que reinaba durante la época narrada por la entrevistada, y donde trataremos de dilucidar si su relato tiene concordancia con la realidad socio-cultural de la época, y rescatar su percepción personal del momento histórico que le tocó transitar, analizando que papel jugo la juventud durante ese período.

La historia oral desde una protagonista
Como veremos tres décadas más tarde el recuerdo de aquella época se ha resignificado, mezclando en los hechos narrados realidades, percepciones imaginarios, vivencias propias con anécdotas de otros. Su historia personal se entrelaza con el acontecer cultural, la política, los movimientos musicales, sentimientos que perduran en la actualidad con la evocación del momento.
La entrevistada en su relato, utiliza en toda la primera parte de la entrevista un nosotros exclusivo, en el que incluye a un grupo determinado aunque no especifica quienes formaban parte de su grupo. Esta conciencia colectiva tiene dos aspectos, por un lado le permite obviar los detalles de los miembros del grupo, y, por otro lado, argumentar a favor de la idea de un grupo homogéneo de trabajo y amistad que no tiene divergencias ni fracturas. Así es que no siente necesidad de explicar quienes eran ese “nosotros”.
Lo importante de ese grupo anónimo es que sostiene un sentimiento de colectividad que justifica lo individual sostenido en lo colectivo, ya que el sentimiento, las ganas, la energía y la efervescencia son sentimientos grupales.
Mientras que en la segunda parte, utiliza ya la primera persona singular de marcada individualidad subjetiva, contando los hechos con la seguridad del relator omnisciente.
El recuerdo de aquella época implica, necesariamente, una valoración de la misma. En este sentido, la memoria y el mito se convierten en un lugar de disputa política e ideológica que abarca no sólo el recuerdo de la época sino una lectura del presente argentino. Para algunos, la generación del 70 fue un fenómeno propio de la clase media y de la pequeña burguesía impactada por una especie de anomia. Así, el recuerdo implicaría que el fenómeno fue una utopía divorciada de la mayoría de la población. Para otros, la década representó el momento más alto de politización de los argentinos, contrastándolo con una visión negativa de la actualidad. Al decir de la entrevistada: “todo el mundo estaba metido en algo. Si no militabas eras un pelotudo. Hoy en día no pasa nada”. Para la historia oficial fue una cuestión de pequeños grupos de enajenados con influencia extranjera (Cuba, el Che Guevara, la cuarta internacional).Para muchos de los activistas de la época su “vida política” fue el momento que marcó su identidad como ser humano: la capacidad de trascender en función del bien colectivo.
…Las reuniones en casa de tal, o cual, era lo mas frecuente, y se iba pasando la bola, eran noches de grandes charlas, muy politizado, si se quiere, eso era lo que yo hacía….
Yo recuerdo haber ido a una de las primeras reuniones de Montoneros, fue en una casa muy paqueta en Yerba Buena, todo muy fino, gente importante, nada que ver con lo que se creía, que eran todos zurdos, eran la gran mayoría gente de mucha guita. Y yo pensaba que hago acá?, cuando veo tanto lujo, nosotros fuimos así no mas, con la traza que estábamos, porque nos avisaron, pero entramos igual…
Durante toda la entrevista Mecha no hace explícita su participación como activista de alguna agrupación, pero en su discurso se puede ver una alta carga política y de conciencia social, tomando una postura de actora más que de una simple espectadora.
En su relato notamos un intento de desmitificar el prejuicio de que los “montoneros” eran gente pobre, de clase social baja, pero a su vez indirectamente denota que los “zurdos” sí lo eran. Reflexionamos así que la conciencia de clase fue muy marcada en esa época. (concepto marxista que define la capacidad de los individuos que conforman una clase social de ser consciente de las relaciones antagónicas ya sean económicas políticas, etc.)
La realidad era injusta en cierta medida había que estar de un lado o del otro, ella claramente estaba del contario al oficialismo, aunque en este periodo el gobierno era constitucional, claramente se percibía un clima de terrorismo.
Recalca que la represión comenzó en el 74 no en el 76 con la dictadura, dato que todos percibimos pero que ella lo manifiesta de manera categórica y como protagonista.
…Lo otro que había en Tucumán y que era muy importante y yo siempre lo refiero: Un antes y un después, porque la represión en Tucumán no empieza en el 76, comienza en el año 74, con el gobierno justicialista del señor Juri, en presidencia de la señora Isabel, Italo Luder…
Es de destacar el “antes y el después”, desde de su mirada hubo un quiebre un hecho puntual, que cambió su percepción de la realidad socio-cultural, ese hecho fue la falta de juventud en el teatro San Martín:
…Siempre digo yo si uno quiere tener la real dimensión del nivel de desaparición a la que fue sometida la juventud tucumana, ese hecho histórico: la ausencia de juventud en el teatro San Martín en el septiembre cultural marca una durísima realidad: que a la juventud habían decidido exterminarla…
Al decir de Feixa las culturas juveniles crean un territorio propio, apropiándose de determinados espacios urbanos que distinguen con sus marcas: las esquinas, la calle, la pared, el local bailable, el centro urbano, las zonas de ocio, etc..
Durante su relato describe a Tucumán como un gran centro cultural ponderando al teatro San Martín como cuna de esa cultura. Estas presentaciones en el teatro, a las que hace alusión, tenían una fuerte carga emotiva, por un lado, a pesar de que eran muy deseables no todos podían acceder, porque eran pagas, y por otro, eran espectáculos que formaban parte de la rutina cultural de la gente de clase media y alta, eran un “clásico” ineludible. La juventud participaba de ese apogeo de la cultura, en la medida de sus ingresos económicos.
Lejos de ser algo arbitrario, la búsqueda de expresividad cultural en estos ámbitos microsociales, en una era de crisis económica y de valores, puede ser crucial en la
recreación de las identidades individuales y colectivas de los jóvenes. Así pues, la noción “cultura corriente” resalta el papel de los jóvenes como activos productores de cultura, y no sólo como receptores pasivos de la cultura institucional y masiva. (Willis, 1990: 2)
Podemos notar que ya no se percibía un movimiento cultural democratizado, muchos jóvenes comenzaron a desparecer y los que podrían ir a disfrutar de un espectáculo ya no querían hacerlo. Ya no era “su lugar”.Algo cambio, principalmente entre los jóvenes, que eran los que de algún modo estaban haciendo la historia. La relatora se siente identificada porque ella en esa época era joven, y podía percibir esto, en consecuencia solo le quedaba un camino: no ir más. Porque seguir asistiendo era, según ella, ser “cómplice”. En ese contexto la palabra “cómplice” suena más a “traidor”, y no de un movimiento sino de una ideología, de su propia ideología. Por el énfasis puesto por la entrevistada, notamos que no era válido en su estructura mental, ser parte de ese movimiento cultural que se fue tornando elítico y notoriamente desprovisto de jóvenes.
…Realmente es una visión horrorosa que no podré sacármela de la cabeza nunca. Cuando yo percibo esto, no vuelvo más, no vuelvo mas al teatro San Martín, porque era la ausencia de todos los que no estaban, era como enfrentarse año a año a la ausencia de todos los que no estaban…
Así esa pulsión, ese latir , de que algo horrible estaba pasando, era compartido, era lo que movilizaba a los jóvenes que no desaparecieron, a dejar de ir a estos eventos o a esos reductos donde podían comulgar con personas de ideas afines.
Notamos así la clausura de los agrupamientos tradicionales, de las formas en que gran parte de los sectores juveniles había no solo iniciado su politización, sino también su socialización.
El primer factor estructurador de las culturas juveniles es la generación. Esta puede considerarse el nexo que une biografías, estructuras e historia. La noción remite a la identidad de un grupo de edad socializado en un mismo periodo histórico. Al ser la juventud un momento clave en proceso de socialización, las experiencias compartidas perduran en el tiempo, y se traducen en la biografía de los actores.
La conciencia que manifiestan los actores de pertenecer a una misma generación se refleja en “acontecimientos generacionales”( una guerra, un movimiento de protesta) lugares comunes, etiquetas y autocalificaciones. Aunque no se trata de agrupaciones homogéneas, ni afectan de la misma manera a todos los individuos coetáneos, tienden a convertirse en modelos retóricos perceptibles en las historias de vida.
…De hecho cambié el grupo de referencia, me empecé a juntar con gente que no estaba tan politizada, sino mas bien que tenía una cosa… una suerte de bohemia, así casi sin ideología, digamos… Como que la cuestión social no era conveniente que nos importara, y además para qué? Ya sabemos en que termina…
Notamos de este modo que fue víctima de la exclusión social, en diferentes ámbitos. El devastador ejercicio del poder absoluto le anuló la realidad, y ella la sustituyó por su realidad, en cierta forma se le estaba negando el derecho a ser ella misma. Esta es una de las cuestiones más aberrantes que se debe destacar, el poder no se satisfizo con estropear el cuerpo, aspiró a podrir conciencias, violentar la memoria, lograr que el ser humano fuese lo menos humano posible.
Cuando muchos jóvenes se integraron a las guerrillas y a los movimientos de resistencia, fueron pensados como “guerrilleros” o “subversivos”, el discurso del poder aludió a la manipulación a que eran sometidos “los jóvenes”, por causa de su “inocencia” y su enorme “nobleza”, como atributos “naturales” aprovechados por oscuros intereses internacionales. La derrota política pero esencialmente simbólica, de esta etapa, aunada al profundo desencanto que generó el descrédito de las banderas de la utopía y el repliegue hacia lo privado, volvieron prácticamente invisibles en el terreno político.
…“Ahí nos retrotraemos más a lo que ocurre al interior de la casa, inclusive la visión en “Cosechera” “el Molino” “el Buen Gusto” empieza a ralearse porque, era sabido que eran puntos de reunión de personas que eran intelectualmente progresistas digamos, para ellos zurdos, era riesgoso”…
Demuestra en su relato un perfil político, aunque sin postularse de manera explícita. Es conciente que está en las listas de los perseguidos pero prefiere llamarse “progresista”, y utiliza con cierta displicencia el término “zurdos” ya que pertenece al discurso de los “otros”. El “nosotros” denota una postura correcta y siempre desfavorable. Sin llegar a victimizarse hace notar la desigualdad de circunstancias e ideología.Subconscientemente ha incorporado a la memoria una visión dicotómica por la cual sólo el enemigo es el cruel.
Este es un tema recurrente en los estudios sobre juventud, los “otros” aparecen de manera explícitamente formulada por los jóvenes. El “otro” hace referencia -casi siempre- al antagonista, o a la “alteridad radical”, que otorga más allá de las diferencias, por ejemplo socioeconómicas regionales, un sentimiento de pertenencia a un “nosotros”. La identidad es centralmente una categoría de carácter relacional (identificación-diferenciación). Según Reguillo todos los grupos sociales tienden a instaurar su propia alteridad. La construcción simbólica “nosotros los jóvenes” instaura diferentes alteridades, principal aunque no exclusivamente, con respecto a la autoridad: la policía, el gobierno, los viejos, etc.(Reguillo Cruz, Rossana “Pensar los jóvenes. Un debate necesario” en Emergencia de culturas juveniles: estrategias del desencanto. Buenos Aires, Norma,2000:19-47) pag 41
La entrevistada analiza el miedo de una manera particular:
…”Yo he sentido miedo?, no yo no, pero porque soy medio loca.
Hay mucha gente que no ha querido ni siquiera tener la sensación de miedo, a mí, supongo que por propia historia personal como a tantos otros, la violencia extrema no me amedrenta, me hace reflexionar”…
Toma a la represión como desafío, la reflexión es la manera de dar batalla, como físicamente no era viable y estaba en una postura desfavorable, optó por una postura crítica, desde los márgenes, resistiendo al pensamiento hegemónico que pretendía instaurar el gobierno. Ya se vislumbraba lo que sería explícito en el proceso de Reorganización Nacional, es decir, un planteo acerca de la necesidad imperiosa de la Unión Nacional. Esta supuesta “Unión Nacional” requería de una afinidad ideológica entre los jóvenes y el gobierno; los que pensaban de otra forma ya en ese momento se los consideraban subversivos.
… “Este ser no tenía un carajo que ver conmigo y me permite estar un mes hacinada con ella en un monoambiente…”
Notamos un rasgo muy propio de la militancia: la “camaradería”, la solidaridad ante el desvalido, no importa quien fuera, mientras comulgasen la misma ideología.
…Al mes hable por teléfono, mi mama no quería que volviera, yo quería volver, prefería enfrentar la muerte aquí, a que estar este exilio inmundo enfrentando la soledad, porque eso era lo que sentías era el exilio…y me vine, y seguí haciendo mi vida, saliendo de noche, y tenia claro esto: Si yo me iba enfrentar con esto me iba a enfrentar….
Sus recuerdos nos llevan a entender cómo se formó y transformó su perspectiva ante la vida. Decidió enfrentarse ahora en ese “campo social”, no ya desde los márgenes, su lugar era Tucumán, y aunque esto le pudiera costar la vida optó por la resistencia.
…Quise comenzar a trabajar como docente y fui a una convocatoria, ya en el proceso, una convocatoria de la Escuela Normal, donde yo había hecho mis prácticas. Cuando fui a entrar a inscribirme, una persona, un personal no docente de la escuela, me dice: – ud se ha fijado en la lista que está pegada en la pared de la entrada de la escuela? Antes de entrar se tiene que fijar, si ud. está en la lista no puede entrar. Obviamente yo estaba en la lista…
Además de la exclusión que sufrió en otros órdenes, fue víctima también de la exclusión laboral. En la valoración de hechos sociales juega un papel fundamental el poder, ya que, influye en el habitus de clase, es decir, la posición del agente dentro de la estructura de una clase social, que implica la totalidad de nuestros actos y pensamientos, pues es la base con la cual tomamos determinadas decisiones.
Aparentemente el habitus parece algo innato, aunque se forma de esquemas de percepción y valoración de una estructura social. Hace referencia a aquello que se ha adquirido y se incorpora en el cuerpo de forma duradera. Por eso, funciona en la mayoría de nosotros de manera inconsciente. Podemos decir que es la historia hecha cuerpo; son los “márgenes de maniobra” en términos bourdianos.
En la entrevistada vemos que lo que incorporó durante el proceso fue:
-Conocimiento: ya que a pesar de las circunstancias adversas se recibió de profesora y licenciada en Ciencias de la Educación.
– pensamiento crítico: la violencia extrema, la injusticia, la exclusión social y laboral, la pérdida de seres queridos, la obligaron a reflexionar sobre la política, la ideología, la cultura, y particularmente sobre derechos humanos.
-capacidad de mutación: su primer proyecto de vida fue ejercer la docencia, pero como no pudo acceder al circuito estatal, se dedicó por mucho tiempo al comercio.
-conciencia de clase: fue conciente de su posición y situación histórica que defendió radicalmente, no se acopló al pensamiento hegemónico dominante, desde los márgenes intentó resistir o contribuir a su manera. (Clase para si concepto de Marx)
-solidaridad: las relaciones objetivas entre posiciones diferenciadas, socialmente definidas, incitan a que ante circunstancias extremas el individuo sea solidario con su par. En el caso de la entrevistada su fin solidario pudo ser llevado a cabo mucho después del proceso, restituyendo la identidad de las personas (en la primera etapa a víctimas de desparecidos, luego a toda persona que desconozca sus orígenes).
-sentimiento de exclusión: Social, laboral.
La entrevistada trabaja actualmente en el Registro Civil de Capital Federal en el Depto. de Derechos Humanos, área de restitución de identidad de las personas. Luchó muchos años, tras una larga peregrinación, por conseguir que esa entidad existiera y hoy en día existe en gran parte a su obstinada labor. Podemos inducir que lo social en ella “se hizo cuerpo” al decir de Bourdieu.

Conclusiones
La entrevistada efectúa una minimización de momentos muy difíciles que combina con otros dos mecanismos. Uno es el de los silencios y el segundo es el de la resignificación. Los silencios los analizamos como un tiempo que se toma para reflexionar lo que va a decir, en lo que dice, quiere encontrar la palabra justa, y ,a su vez ,omite lo que no quiere decir. Notamos un vocabulario muy cuidadoso, no en las formas sino en el sentido y en ningún momento cuenta, por ejemplo, cuándo, ni cómo, desapareció su hermano, o sea no apela a los golpes bajos, su intención discursiva a nuestro entender es más reflexiva, asume una postura crítica frente al mundo que les tocó vivir.
La resignificación la podemos inferir en cuanto que la educación formal, la ideología, el nivel social e inclusive el género subyacen el imaginario reflejado por las respuestas. Asimismo, la tradición y la formación política de la entrevistada inciden en la visión global y en el lenguaje y tipo de anécdotas utilizadas. Lo que analizamos es la experiencia de un sujeto histórico que permanentemente re-significa su pasado.
Las miradas que subyacen de la juventud en este punto de vista:
-Los jóvenes fueron convertidos en “victimas propiciatorias” (Reguillo), en receptores de la violencia institucionalizada, como en la figura del “enemigo interno” que transgrede a través de sus prácticas disruptivas los ordenes de lo legítimo social.
-los jóvenes pueden ser pensados como agentes sociales, es decir sujetos con capacidad para apropiarse y movilizar los objetos tanto sociales y simbólicos como materiales.
Como dijimos anteriormente este análisis es solo un punto de vista, no pretende hacer generalizaciones, y tomado como tal, puede ser una herramienta útil para la comprensión del estado de ánimo de toda una sociedad en un período histórico.

Bibliografía
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Otras fuentes
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Fuente: Sujetos, miradas, prácticas y discursos. Segundo Encuentro sobre Juventud, Medios e Industrias Culturales
coordinado por María Gabriela Palazzo y Pedro Arturo Gómez. – 1a ed. – Tucumán : Universidad Nacional de Tucumán. Facultad de Filosofía y Letras. Inst. de Investigaciones Lingüísticas y Literarias. , 2013. E-Book.
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