La concepción de formación en la obra de Paulo Freiré: De la Educación de la Ciudadanía a la reivindicación del posmodernismo progresista

* De la Educación de la Ciudadanía a la reivindicación del posmodernismo progresista.

Paulo Freiré regresa a Brasil en 1980, después de más de quince años de exilio.
En el Brasil de la década del ochenta ya no se habla de concientización: el
universo temático es algo carente de lógica y orden, parte de una disgregación
cultural que debe ser articulada por el educador» (Wanderley, 1984). Cobra fuerza
la noción de saber popular a partir del cual y en función de los intereses y
necesidades de los grupos, se redefinenlos fines y proyectos educativos (Rodríguez
Brandao, 1984).
Freiré habla de reinventar la concientización.
En 1981 trabaja con la Arquidiócesis de Sao Paulo y elabora un material
para apoyar el análisis del acontecer político nacional. Se critica el populismo, el
régimen autoritario y la división del pueblo por parte de los partidos políticos (IDAC, 1982).
En 1985 vuelve a trabajar en el sistema público de enseñanza. En
Perman-buco lanza el programa de alfabetización de jóvenes y adultos. Su punto de
arranque son ahora los testimonios de quienes participan en la experiencia.
Organiza la temática espacialmente desde lo inmediato (vivienda, salud…),
pasando por lo cercano (alcaldía, iglesia…), hasta lo mediato (Brasil, Reforma Agraria…).
En Noviembre de 1988 el Partido de los Trabajadores gana las elecciones y
Freiré entra a dirigir la Secretaría Municipal de Educación de Sao Paulo.
Freiré postula la alfabetización como elemento para la formación de la
ciudadanía (19). La variable política tiene ya un peso diferente. La alfabetización es
sólo un elemento dentro de los derechos ciudadanos y se reconocen los límites que
imponen las condiciones políticas:

No hay práctica que no esté sometida a ciertos límites[…] No
basta decir que la educación es un acto político[…] es preciso
asumir la comprensión de los límites[…] La práctica tiene que
ver con el problema del poder, que es de clase y tiene que ver
con el conflicto y lucha de clases. Comprender el nivel en que
se encuentra la lucha de clases es indispensable para la
delimitación de los contenidos de la educación, de lo
históricamente posible, de los límites de la práctica
político-educativa (20)»

La década de los ochenta se acaba: los sandinistas pierden las elecciones, el
Frente Farabundo Martí, firma un acuerdo de paz en El Salvador, los socialismos
reales se desploman. Los tiempos de la claridad en la construcción de una nueva
sociedad se han desdibujado. Muchos pregonan la muerte de las ideologías.
En 1993, Freiré retoma «la bandera de la esperanza […] hay que volver a
pensar en lo inédito viable, en lo posible»
Hace un llamado a la comprensión de la posmodemidad progresista y un
rechazo al neoliberalismo conservador (2) «Hay que ser posmodernos, menos seguros
de nuestras certezas» (23)
«Me siento absolutamente en paz al entender que el desmoronamiento del
llamado socialismo realista no significa, por un lado, que el socialismo en sí haya
demostrado ser inviable, y por otro, que la excelencia del capitalismo haya
quedado demostrada.
Hay momentos históricos en que la supervivencia del todo
social plantea a las clases la necesidad de entenderse, lo que
no significa que estemos viviendo un tiempo histórico vacío
de clases. Las clases sociales continúan existiendo y luchando
por sus intereses propios.(25)
«La afirmación de que el discurso ideológico de las izquierdas
ya no existe […] es un discurso ideológico y mañoso de las
clases dominantes. Lo superado es el discurso fanático[…]»
En Febrero de 1995, cuando en la revista Presenca Pedagógica, el
entrevis-tador (Neidson Rodríguez) le pregunta qué permanece y qué se ha
modificado en Freiré, responde:
‘Tengo miedo de responder esa pregunta, porque aparentemente
puede sonar poco humilde: Me he radicalizado.

Volver a  la página principal de «La concepción de formación en la obra de Paulo Freiré«