Conductismo y terapia de la conducta: análisis epistemológico

Conductismo y terapia de la conducta.
Un análisis epistemológico.
El método conductista
Un modelo en uso por parte de un científico es el conjunto de supuestos o
postulados más generales que sostiene tanto en relación con la realidad que investiga
como con los métodos para abordarla. Una característica que distingue estos supuestos
de las hipótesis teóricas es que, a diferencia de éstas, no son normalmente puestos a
prueba por el científico; antes bien ‘la puesta a prueba de la hipótesis supone la validez de
los supuestos que constituyen el modelo.
Postulados de la construcción del modelo conductista:
1- Antimentalista. Se excluye del lenguaje básico de la psicología a los predicados
referidos a fenómenos o entidades mentales.
2- Antigestaltista. Existe un grupo de conductas independientes entre sí
["conductas elementales"] que son respuestas específicas a estímulos específicos. Las
conductas que no son elementales ["conductas complejas"] son conductas compuestas a
partir de una cantidad, variable según el caso, de conductas elementales.
Las existencia de relaciones más complejas que las correspondientes a un esquema
E-R no tiene por qué comprometernos con entidades mentales.
Terapia de la conducta
Lazarus, antiguo colaborador de Wolpe, ha desarrollado una "terapia de la conducta
de amplio espectro" que se aparta decididamente de la escuela de Wolpe y del
conductismo en general.
Albert Bandura ha desarrollado detalladamente una forma de psicoterapia basada
en principios de moldeamiento que se fundan a su vez en una teoría del aprendizaje
social.
Bajo el nombre "terapia de la conducta" se reúnen varios procedimientos distintos.
Todas estas técnicas derivan, según Wolpe, de un mismo principio, el de "inhibición
recíproca".
Considera a la neurosis como un hábito, en la acepción neoconductista de conexión
estímulo-respuesta adquirida y reforzada a través del aprendizaje. Como todo hábito se
caracteriza por su repetitividad, rigidez y ausencia de control consciente. Los hábitos
neuróticos se distinguen además por su inadaptación al medio social. El constituyente
principal de estos hábitos es la ansiedad [considerada como una "respuesta"]. Si la
neurosis es esencialmente una respuesta ante determinados estímulos, curar a un sujeto
consistirá en eliminar esa respuesta frente al estímulo, romper la conexión. Para ello la
terapia de la conducta se propone sustituirla por una respuesta antagónica: inhibición
recíproca de la respuesta de ansiedad neurótica. El procedimiento principal que utiliza es
la desensibilización sistemática.

La relajación obra como la antagonista de la ansiedad y así la inhibe hasta el punto
de lograr su desaparición.
La desensibilización procede de manera progresiva.
El entrenamiento asertivo se aplica con sujetos cuya mayor fuente de ansiedad está
provocada por las relaciones interpersonales y que se caracterizan por una falta de
respuesta manifiesta en situaciones que la requieren. El terapeuta llega a jugar con el
paciente una especie de psicodrama, procura que aquél emita las respuestas que la
ansiedad le impide producir.
La mayoría de los casos de aplicación de esta terapia son casos de fobias, casos en
que los estímulos ansiógenos se hallan bien establecidos. Tienen preferencia por las
fobias monosintomáticas.
Wolpe comienza trazando una distinción entre neurosis "simples" y "complejas".
Las primeras [neurosis simples] consisten en respuestas ansiógenas a una única
familia de estímulos bien identificada.
Las segundas [neurosis complejas]:
-las reacciones neuróticas pueden estar condicionadas a muchas familias de
estímulos;
-puede implicar inadaptaciones en áreas importantes de la conducta social;
-involucrar conductas obsesivas;
-tener consecuencias somáticas;
-y, una ansiedad continua aparte de la ansiedad que está asociada con estímulos
específicos.
Intenta explicar cómo los distintos tipos de neurosis complejas son analizables en
términos de neurosis simples.
Los caracteres que presentan las neurosis complejas son derivados de la ansiedad y
ésta, a su vez, es considerada como una respuesta conectada con una jerarquía, más o
menos extensa y variada, de estímulos específicos.
Un análisis conductista trata de establecer los estímulos antecedentes de todas las
reacciones en toda variedad de neurosis. Se trata de un análisis reduccionista; intenta
mostrar cómo las neurosis complejas pueden analizarse en componentes simples.
Relación entre conductismo y terapia de la conducta
La terapia de la conducta comprende un conjunto de técnicas basadas sobre un
principio común, el principio de la inhibición recíproca. Este principio guía el diseño y la
posterior aplicación de ciertas técnicas terapéuticas específicas.
Las prescripciones específicas de las terapia de la conducta se suponen, a su vez,
derivados de un conjunto de prescripciones más generales que pertenecen o se derivan
del modelo conductista.
La terapia del caso es una "realización" del modelo en cuestión: una terapia es una
realización de un modelo si las prescripciones específicas en que se basa satisfacen, no
vacuamente, al menos una de las prescripciones metodológicas que se derivan del
método.
Tanto sostenedores como críticos de la terapia de la conducta han compartido
generalmente el supuesto de que la terapia de la conducta es una realización del modelo
conductista.
Si bien los terapeutas de la conducta utilizan un lenguaje conductista, sus
procedimientos reales no serían conductistas. Hacen una utilización abusiva de tal
lenguaje pues los "estímulos" y las "respuestas" de los terapeutas de la conducta nada
tienen que ver con los estímulos y respuestas conductísticamente definidos ya que
implican factores psicológicos "internos".
La terapia de la conducta al depender esencialmente de procesos mentales, se aleja
del modelo que dice seguir.
La terapia de la conducta no es una realización total del modelo conductista porque
viola el postulado 1 de dicho modelo.
Podría ser una realización parcial, ya que subsisten vinculaciones entre ambos:
La conceptualización que realiza el terapeuta de la conducta de los trastornos de
sus pacientes a los que básicamente considera como respuestas aprendidas a través de
un proceso de condicionamiento. Este implica el supuesto de la posibilidad de analizar la
conducta en términos de conexiones discriminables entre estímulos y respuestas. Lo que
constituye el postulado 2 de la descripción del modelo conductista.
La terapia de la conducta se convierte en una realización parcial del modelo
conductista.

Ya en la época de auge del conductismo, existió una tendencia a sobrepasar el
estrecho marco del segmentalismo E-R y a tomar en cuenta relaciones de carácter más
estructural entre los estímulos.
Los conductistas si introducían términos mentalistas lo hacían con la intención de
sólo fueran construcciones lógicas o "variables intervinientes", teóricamente eliminables.
El componente antigestáltico del modelo, aunque en retroceso, nunca llegó a ser
abandonado del todo, de manera tal que la afirmación de que el conductismo se
caracteriza sólo por el antimentalismo no deja de ser una abstracción que no se
corresponde con el conductismo histórico.
La terapia de la conducta no es una simple aplicación del modelo conductista. Podría
sostenerse que la declinación del modelo conductista permitió que, aun en una de sus
aplicaciones más pretendidamente conductistas, se "filtraran" elementos prohibidos por el
modelo y pertenecientes a modelos opuestos.
El conductimo: algunas consideraciones evaluativas
Los aspectos de la historia no son teóricamente integrados como datos por los
autores en su explicación de manera que aparecen como puramente anecdóticos.
La parcialidad de la explicación que estamos examinando está estrechamente
vinculada con la adaptación por parte de los autores de un esquema E-R, pues ese
esquema no contempla la búsqueda de conexiones múltiples entre los diferentes factores
relevantes.
La relación entre esas experiencias y ciertas condiciones [como el entorno familiar
del paciente] deberían entrar en consideración si se pretende una explicación adecuada.
Lashley, ya en 1931, señaló claramente la dificultad central de los teóricos E-R:
"Para que el concepto de estímulo-respuesta tenga algún valor científico debe incluir una
noción acerca de cómo un estímulo particular provoca una respuesta particular y no otra".
Y esto es justamente algo que no se puede hacer manteniéndose dentro del esquema ER.
Hay una parcialidad de la explicación, ya que la evolución del trastorno queda sin
explicar.
Los factores cognitivos e intencionales no son simplemente eliminados, como habían
hecho los primeros conductistas, pero son aceptados, en el ámbito de la ciencia de la
conducta sólo como parte de aquello que debe ser explicado y nunca como instrumento
de explicación..
Chomsky: "las estructuras mentales no son simplemente ‘más de lo mismo’ sino que
son cualitativamente diferentes de las redes y estructuras complejas que pueden
desarrollarse mediante la elaboración de los conceptos que parecían tan prometedores a
algunos científicos. Lo que se halla implicado aquí no es una cuestión de grado de
complejidad sino más bien de cualidad de complejidad". Nuestra posición difiere de la de
Chomsky en que no negamos a priori la hipótesis; sólo señalamos que está tan poco
desarrollada que nos sentimos incapaces de pronunciarnos acerca de ella.
Aún si la reducción de lo mental a lo no mental fuera en algún sentido posible, la
utilización de esta hipotética reducción para excluir de la psicología los predicados
mentalísticos sería completamente infecunda.
Los neoconductistas, si bien no han propugnado un reemplazo de la psicología por
la neurofisiología, han predicado una explicación de fenómenos psicológicos complejos sobre la base de fenómenos simples
. El efecto no ha sido la explicación sino una exclusión lisa y llana, del campo de la psicología conductista, de los fenómenos
psicológicos interesantes.
Las explicaciones que han intentado de los postulados conductistas presentan
limitaciones esenciales. El esquema E-R es responsable de un intolerable grado de
parcialidad en las explicaciones, aun en casos muy favorables.
El reduccionismo antimentalista en insostenible.
Tal vez hasta en las conductas complejas del hombre haya estipulaciones
específicas de revelaría causal, aunque modificadas por una red de factores
interactuantes de carácter cognitivo que los conductistas no reconocieron. La conducta
fóbica es un buen ejemplo en este sentido.