El vocabulario de Michel Foucault. LETRA C: Comentario

El vocabulario de Michel Foucault. LETRA C

Comentario
(Commentaire). Según Foucault, en la episteme renacentista saber consiste en comentar. Durante el Renacimiento, el ser del lenguaje tiene una disposición a la vez ternaria y unitaria. Por un lado, se distingue entre los signos (marcas, signatures), el contenido que ellos señalan, y el nexo entre ambos. Pero la naturaleza de las marcas, del contenido y del nexo es del mismo orden de la semejanza (MC, 57). Dos universos de semejanzas (de los signos y de las cosas) están unidos por el mismo juego de las semejanzas. La semejanza domina la trama del mundo de las cosas, ellas se relacionan unas con otras según las diferentes formas de la semejanza: convenientia, æumulatio, analogia, sympathia. Pero no hay semejanza sin marca, sin signatura. El mundo de las semejanzas es un mundo marcado. De este modo, por ejemplo, hay simpatía entre el acónito y los ojos. Pero esta simpatía, por la que este fruto es bueno para las enfermedades de los ojos, permanecería oculta si no fuese por la analogía que existe entre los granos del acónito (pequeños granos negros rodeados de capas blancas) y los ojos (MC, 42). La marca de la semejanza entre las cosas está marcada por otra forma de semejanza; la simpatía está marcada por la analogía. Este entrelazamiento entre marcas y cosas supone el privilegio de la escritura que ha dominado durante todo el Renacimiento (las marcas que Dios ha puesto en las cosas) y, por lo tanto, la subordinación del sonido a lo escrito (Adán, cuando impuso sus nombres a las cosas, simplemente leyó las marcas puestas en ellas); desde el origen, lo escrito precedió a lo hablado (MC, 53-54). Por su parte, la marca de la analogía será la emulación; la de la emulación, la conveniencia; la de la conveniencia, la simpatía. En el espacio delimitado por el desfase entre el universo de semejanza de las marcas y el universo de semejanza de las cosas se sitúa todo el saber de la episteme renacentista: la eruditio –desciframiento de la semejanza de los signos–, la divinatio –desciframiento de las similitudes de las cosas–. “Llamemos hermenéutica al conjunto de conocimientos y de técnicas que permiten hacer hablar a los signos y descubrir su sentido; llamemos semiología al conjunto de conocimientos y de técnicas que permiten distinguir dónde están los signos, definir lo que los instituye como signos, conocer sus nexos y las leyes de su encadenamiento. El siglo XVI ha superpuesto semiología y hermenéutica en la forma de la semejanza” (MC, 44). Por ello saber no es para el renacimiento ni ver ni demostrar, sino comentar, doblar un lenguaje con otro. El trabajo de comentar, por un lado, es una tarea infinita; todo comentario podrá ser a su vez doblado por otro comentario. Pero, por otro lado, por debajo de todo comentario se sitúa el Texto primitivo, cuyo sentido hay que restituir. “El lenguaje del siglo XVI (entendido no como un episodio en la historia de la lengua, sino como una experiencia cultural global) se encuentra atrapado sin duda en este juego, en este intersticio entre el Texto primero y lo infinito de la Interpretación” (MC, 56).
Commentaire [115]: AN, 26. AS, 34, 77, 97, 109, 157. DE1, 165, 189, 208, 249, 296, 336, 525, 643, 682, 782, 785. DE2, 221, 284, 292, 408, 457, 461, 712, 736. DE3, 108. DE4, 138-139, 385, 423, 554, 666, 795. HF, 32, 169, 225, 555. HS, 100, 156, 165-166, 282, 313, 333, 352, 370. HS2, 30. IDS, 121. MC, 54-57, 92-95, 114, 131, 143, 311. MMPE, 23. MMPS, 23. NC, XII XIII. OD, 23, 25-28, 31-32, 65-66. PP, 119. RR, 12, 73. SP, 18, 56, 130.

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