Las convicciones de Erich Fromm. Tercera parte: El autoritarismo. Cap. 12 – Autoritarismo: Lutero y Calvino

Las convicciones de Erich Fromm
Roberto Oscar Silva

Tercera parte: El autoritarismo

Capítulo 12 – Autoritarismo: Lutero y Calvino

Fromm efectuó una comparación entre lo que es la vida de un individuo al llegar a la etapa adulta donde se independiza de su familia y construye su propio futuro, con la finalización de la Edad Media, época donde todo se encontraba regimentado. De alguna manera el hombre quedó sólo y aislado, había obtenido una mayor libertad, nadie le decía lo que debía hacer y podía tomar sus propias decisiones, pero la incertidumbre acerca del futuro le provocaba una angustia constante.
Por cierto que la mayor libertad y la posibilidad de mejora económica que trajo consigo el capitalismo no era algo de lo que todos pudieran disfrutar, si bien en los papeles no había nada que impidiera a los individuos actuar con libertad, las condiciones económicas ponían en los hechos limitaciones ciertas que permitía sólo a un puñado disfrutar de los beneficios de ese sistema.1
Las nuevas condiciones generadas por el capitalismo implicaron que muchas personas sintieran que quedaban libradas a su suerte, este sentimiento provocó que buscaran certidumbre y seguridad fundiéndose con alguien o algo externo que le brindara una aparente fortaleza de la que carecían en tanto individuos solitarios, esto se expresó mediante una inclinación hacia la sumisión a ese alguien o algo, pero que en contrapartida le otorgaba un sentimiento de orgullo y seguridad al formar parte de una entidad con algún poder. 2
En la sociedad medieval no existía ningún tipo de libertad individual, cada uno de los integrantes de esa sociedad tenía claramente establecidas sus funciones y era muy difícil modificar ese estatus, no existía movilidad de ningún tipo, ni social, ni geográfica.3 La Iglesia ocupaba un lugar central y otorgaba a los individuos la posibilidad de ser perdonados por sus pecados, no había lugar para las dudas y las incertidumbres, la Iglesia tenía las respuestas para todo y no había lugar para pensar de manera diferente. Con el surgimiento de una nueva clase adinerada, la burguesía, los nobles convivieron con éstos en las ciudades, el origen social pasó a tener mucho menos importancia mientras que la riqueza se constituyó en lo más valorado.
Durante la Edad Media los artesanos formaban parte de un gremio y gozaban de cierta seguridad que les permitía vivir de su trabajo. Las corporaciones tenían entre sus funciones evitar la competencia y se establecían algunos mecanismos de cooperación para obtener las materias primas, intercambiar técnicas de producción y establecer los precios, también buscaban impedir la intervención en el mercado de nuevos artesanos.4 Por el siglo XVI comenzó a languidecer el sistema de corporaciones, sólo pudieron subsistir aquellas con mayor capital, surgieron monopolios y se lanzaron a competir fuertemente, mientras tanto muchos artesanos perdieron sus trabajos al no poder competir con esos capitales concentrados.
El sistema medieval empezó a desintegrarse y muchos sintieron en carne propia los problemas de la inseguridad económica pues ya no era posible garantizar la estabilidad en el trabajo, llegaba el capitalismo y con él la era de la movilidad, en teoría ya no era importante la cuna sino el propio esfuerzo y capacidades, pero esto sólo en teoría pues para ciertas clases sociales como el campesinado y los obreros no significó sino más explotación, poco tenían estos sectores que festejar, por el contario, para la burguesía todo pintaba muy promisorio.
En tanto las clases medias, los artesanos, los pequeños comerciantes debieron vérselas con monopolios que lo convocaban a competir en condiciones desfavorables, las consecuencias fueron variadas, mientras hubo casos que pudieron mejorar su situación, otros en cambio no pudieron hacerlo, para muchos implicó un crecimiento de la inseguridad económica. 5
El capitalismo le dio al ser humano una mayor libertad que la existente en la Edad Media, pero también rompió alguno de los vínculos que le otorgaban seguridad y sentimiento de pertenencia, la vida dejó de transcurrir en el cerrado mundo de la comarca, el hombre llegaba a la adultez y debía asumir las responsabilidades, hacer frente a las dudas que la misma vida le planteaba y acostumbrarse a vivir con la incertidumbre propias del capital y el mercado.6
Fromm asignó una primordial responsabilidad a la Reforma por generar las condiciones propicias para el desarrollo de tendencias autoritarias, esto se debía a que el protestantismo responsabilizaba por todos los males del mundo a la naturaleza malvada del ser humano, esto conducía a que el hombre debiera subordinarse a un poder externo que le impidiera pecar, el único antídoto para la maldad era la sumisión. También los nazis consideraron que el hombre era malvado por nacimiento, de esa manera quedaba justificada cualquier intervención autoritaria para evitar el descontrol que llevaba al hombre comportarse de manera detestable. 7
Con el surgimiento del capitalismo también emergen el luteranismo y el calvinismo como respuestas de las clases medias urbanas, estas religiones se ofrecían como bálsamo para hacer frente a un mundo cambiante que parecía ser muy inseguro y que sin estas creencias hubiese sido poco menos que insoportable. 8 Según Fromm, si bien existían puntos en común entre la Iglesia Católica y el Reformismo, en el espíritu de ambas existía una profunda diferencia que radicaba en la importancia que una y otra le asignaban a las acciones humanas en el transcurso de la vida y su consideración para establecer la salvación del alma.
En la teología católica, si bien la naturaleza del hombre se encuentra corrompida por el pecado de Adán y Eva, existía en el hombre la posibilidad de hacer el bien, el pecador podía redimirse por medio de los sacramentos y las buenas acciones. 9
La teología de Lutero expresaba el resentimiento de las clases medias hacia la Iglesia Católica y principalmente hacia las nuevas clases adineradas que se desentendían de sus necesidades. No obstante los cuestionamientos de Fromm al protestantismo no dejaba de reconocer sus aspectos positivos como el de formar parte de un movimiento que trajo al mundo una mayor libertad en el plano político y que cuestionó el poder absoluto de la Iglesia Católica. 10
En su libro “El miedo a la libertad” mostraba aquellos aspectos negativos en las doctrinas de Lutero y Calvino especialmente en el plano de la libertad pues al acentuar la impotencia del hombre ante las circunstancias de la vida y remarcar su innata maldad, lo ponían en una posición en que todo esfuerzo por llevar una vida virtuosa carecía de sentido.
Para Lutero la salvación podía llegar sólo por la humillación, liquidando su voluntad y su orgullo personal, sólo por ese camino y con la más absoluta sumisión podía obtener la gracia de Dios, en definitiva para llegar a Dios había que carecer de personalidad.11 No había en esta doctrina una relación directa entre la virtud y la salvación, por lo tanto no dependía de las buenas acciones, sólo se podía lograr un lugar junto a Dios si se tenía fe, en ese proceso debía eliminarse la voluntad individual y convertirse en meros instrumentos de Dios. Fromm analizó el papel jugado por la clase media en el movimiento de la Reforma, esta clase en tanto tenía intereses y propiedades que defender era abiertamente contraria a cualquier planteo revolucionario gestado por aquellos sectores más empobrecidos, de esta manera se ubicaban en un plano paradojal, mientras defendían el orden establecido también cuestionaban aquellos aspectos que los perjudicaban en la aparición apabullante del capitalismo. La descripción que realiza sobre dicho sector social en particular, bien puede aplicarse a otras clases medias de otros países y otras épocas, señalaba Fromm que: “El lujo de la clase adinerada aumentaba su sentimiento de pequeñez y los llenaba de envidia e indignación”. La envidia y el resentimiento parecen formar parte inescindible de los sentimientos de cierta pequeña burguesía en momentos críticos de la historia social, pero no necesariamente esa indignación se direcciona hacia los responsables de sus penurias.
La clase media se sentía indefensa ante fuerzas que no podía controlar, Lutero les entregó su fórmula: reconocer la insignificancia del ser humano y humillarse ante Dios, abandonando la voluntad y los deseos personales.12 La forma en que expresó esta clase su hostilidad fue mediante la indignación moral sentimiento que expresaba la envidia hacia aquellos que adquirieron los medios para gozar de una vida económica holgada. Pero también adoptó la forma de resentimiento hacia los sectores empobrecidos que buscaban maneras de rebelarse contra el orden injusto, camino que la clase media no estaba dispuesta a transitar, en tanto podía significar poner en riesgo sus pertenencias aún cuando estas pudieran ser escasas.
Lutero liberó a sus seguidores del poder asfixiante de la Iglesia pero los sometió a otro poder que según Fromm era aún más pernicioso pues requería de los creyentes la más absoluta sumisión y la eliminación de todo rasgo personal, con esta doctrina Lutero dejaba librado el camino para que los individuos pudieran ser sometidos sin mayor resistencia al poder del Estado, el partido o el líder.13 Lutero predicó el respeto a las autoridades y por lo tanto su doctrina resultaba funcional a quienes detentaban el poder político desde el momento en que convocaba a aceptar mansamente la suerte de cada uno en este mundo y era sumamente útil para el desarrollo del capitalismo que necesitaba de trabajadores disciplinados y dóciles. Fromm realizó una asociación entre la mentalidad impuesta por la Reforma con la surgida en el fascismo que necesitaba de esos hombres moldeados por el protestantismo dispuestos a someterse sin queja a los dictados del líder, la raza, el partido o la nación.
Calvino tuvo igual preponderancia en los países anglosajones que Lutero en Alemania, cuestionaba de manera similar la autoridad de la Iglesia, pero desde el punto de vista de la total impotencia del ser humano, para domesticarlo se hacía imprescindible obtener su humillación y procurar la destrucción de su orgullo.14 El público de Calvino fue también la clase media conservadora, y predicaba que las buenas acciones nada tenían que ver con la salvación. Había similitudes entre Calvino y Lutero, pero la ideología del primero limitaba aún más las libertades del hombre al defender la predestinación considerando que desde el nacimiento existían hombres destinados a la salvación, mientras que había otros que, hicieran lo que hicieran de sus vidas, estaban irremediablemente condenados. De muy poco importaban las buenas o malas obras, Dios establecía arbitrariamente quién se salvaba y quién no, imponiendo una desigualdad de muy difícil justificación. Fromm decía que no existía doctrina que expresara con mayor potencia la inutilidad de la voluntad y del esfuerzo humano.
Contradictoriamente el calvinismo exaltaba el comportamiento moral y la vida virtuosa pero no porque eso pudiera influir en el resultado final sino porque era un indicador que el que así actuaba pertenecía al grupo de aquellos que tenían la suerte de haber sido elegidos por Dios.15 Como ya dijimos, las clases medias mostraban envidia y hostilidad hacia los sectores que se encontraban en un nivel superior a ellas, pero no podían mostrar abiertamente ese resentimiento porque ocupaban un sitio al que anhelaban fervientemente llegar algún día, siempre estaba latente la esperanza de poder escalar aquellos peldaños que los hicieran alcanzar los niveles superiores.
Nos dice Fromm que esa deidad despótica que sólo acepta sumisión y humillación es la expresión cabal del odio de la clase media que por lo general adquiere la forma de indignación moral, pero a eso se le agregaba algo más, y era la firme expectativa que las clases superiores fueran castigadas por Dios. Calvino fue la expresión de esa clase media que desconfiaba de los ricos y odiaba a los pobres y los extranjeros. 16
Estas doctrinas religiosas surgidas del protestantismo generaron una estructura de carácter que se identificaba por una tendencia compulsiva hacia el trabajo, obsesión por el ahorro, predisposición por dedicar una importante parte de su vida a la religión, ascetismo en las condiciones de vida, y un definido sentido del deber por sobre todo aquello que significara placer, todas estas características resultaron de mucha utilidad para el capitalismo que surgía y principalmente para la clase dominante.17
Calvino y Lutero prepararon psicológicamente a los seres humanos para adaptarse al sistema capitalista, para lo cual era necesario estar predispuesto a subordinar su vida a fines ajenos, los hombres así educados aceptaban sin queja ser meros instrumentos de la gloria de Dios, y de esa manera se constituían en dóciles sirvientes del sistema económico, no era más que cuestión de tiempo para que recibieran esperanzados la llegada de un Fürher.18

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Notas:

1 El miedo a la libertad, pags.123 y 124
2 Ob. Cit., pag. 166
3 Ob. Cit., pag. 63
4 Ob. Cit., pags. 74, 75 y 76
5 Ob. Cit., pags. 82 y 83
6 Ob. Cit., pag. 85
7 Ob. Cit., pag. 61
8 Ob. Cit., pag. 86
9 Ob. Cit., pag. 92
10 Ob. Cit., pag. 97
11 Ob. Cit., pag. 98
12 Ob. Cit., pags. 102 y 103
13 Ob. Cit., pag. 105
14 Ob. Cit., pags. 107 y 108
15 Ob. Cit., pags. 111 a 114
16 Ob. Cit., pags. 118 a 121
17 Ob. Cit., pag. 126
18 Ob. Cit., pag. 135