Corriente de pensamiento: El Funcionalismo, Durkheim

Corriente de pensamiento: El Funcionalismo, Durkheim.

El Funcionalismo es una corriente de pensamiento cuyo orígen es europeo y cuyo desarrollo tuvo lugar principalmente en los EE.UU. Su hipótesis fundamental puede resumirse en el siguiente enunciado: Las actividades parciales de los elementos contribuyen a la actividad total del sistema del que forman parte.
A los comienzos del funcionalismo suele asociarse, en forma implícita, el nombre de Emile Durkheim, y en forma ya explícita, el de Bronislaw Malinowski. Emile Durkheim (1858-1917) es considerado «el padre de la Sociología francesa». Es autor de numerosas obras, entre las que cabe citar: «De la División del Trabajo Social», «El Suicidio», «Las Formas Elementales de la Vida Religiosa» y «Las Reglas del Método Sociológico».
La actitud metodológica de Durkheim partía de una exigencia de objetividad, expresada en el tratamiento de los hechos sociales «como cosas» (no en el sentido de cosificarlos sino de «observarlos desde afuera»). Durkheim consideraba que una comprensión de los fenómenos sólo podía derivar de su tratamiento objetivo. A tal fin, el sociólogo debe investigar en primer lugar la CAUSA del fenómeno y en segundo lugar su FUNCION, pero Durkheim aclaraba muy bien que «hacer ver para qué es útil un hecho no es explicar cómo ha nacido ni cómo es lo que es», con lo que formulaba una acertada crítica anticipada al futuro funcionalismo.
Durkheim nunca separó sus inquietudes teóricas de sus intenciones reformadoras respecto de la sociedad, para atender las cuales propugnaba un diagnóstico que discrimine lo normal y lo patológico en los fenómenos sociales, vale decir, que permita al sociólogo reconocer los males sociales y decir cómo sanarlos.
La obra de Durkheim, aparte de su proto-funcionalismo, tiene mucho interés para la Ciencia Política, en la que se detectan muchas trazas de su influencia. Ya en su primera obra, «De la División del Trabajo Social» (1893), planteaba una original tipología de las sociedades, distinguiendo entre las «sociedades de solidaridad mecánica» (cuya cohesión interna se basa en la fuerza de la conciencia colectiva, en la participación intensa de los individuos en una misma sacralidad social) y las «sociedades de solidaridad orgánica» (en las que los hombres, por obra de la división del trabajo social se constituyen en individualidades diferenciadas, que cumplen tareas específicas en las que realizan su vocación personal).
En estas sociedades, a diferencia de las anteriores, tienen mucha importancia las diferencias individuales; en ellas la cohesión interna es producto de la complementación de funciones y de un nuevo tipo de representaciones y creencias desarrolladas en torno al concepto de «persona humana».La transición desde un tipo de sociedad mecánica a un tipo de sociedad orgánica se produce por causas del tipo «tamaño y complejidad» : aumento del volúmen de la sociedad, aumento de la densidad material y aumento de la «densidad moral», o sea de la intensidad de los intercambios y de las comunicaciones.
En esta obra de Durkheim que estamos comentando, quizás la parte más pertinente a la Ciencia Política sea su desarrollo del concepto de ANOMIA, entendida como incapacidad social de integración de los individuos a causa de un debilitamiento de la conciencia colectiva. Se trata, en principio, del mal que sufre una sociedad en su conjunto por la carencia o falta de vigencia real de una normativa moral y jurídica que le permita organizar su dinámica interna; es una ruptura de la solidaridad social, una crisis de la sociedad tomada como totalidad. Estas reflexiones de Durkheim continúan en su obra sobre «El Suicidio», en la que el concepto de anomia interviene en la definición de una tipología de los suicidas, cuando Durkheim distingue el suicidio altruísta, el egoísta y el anómico. En esta última obra, Durkheim desarrolla otro aspecto de la anomia: la relación del individuo con las normas de su sociedad. Durkheim hace notar el carácter infinito, vertiginoso y angustiante del deseo del hombre librado a sí mismo, cuando se rompe la relación entre el actor social y el orden simbólico de su sociedad. Esa angustia desaparece cuando la sociedad tiene fuerza suficiente para someterlo a sus normas, pero reaparece cuando disminuye la fuerza de esos instrumentos integradores de la sociedad. Esa es la anomia. Durkheim trató sobre todo de establecer una relación entre la anomia y el modo de organización de la sociedad, planteando el problema de la relación entre los sistemas de valores y las estructuras socio-económicas, en función del ritmo de cambio de estas últimas. Desde el punto de vista politológico es evidente la importancia de estos fenómenos, en relación con la creación de condiciones de orden social y consenso cívico, así como en lo referente a la captación de voluntades individuales para el logro de metas colectivas y la asignación autorizada de valores.
Finalmente, otro trabajo de Durkheim digno de mención desde el punto de vista politológico, y que ha motivados muchos análisis, comentarios críticos y hasta polémicas, es su estudio sobre «Las Formas Elementales de la Vida Religiosa», que ha influído mucho en análisis posteriores sobre las relaciones entre Política y Religión, tema que tiene en verdad gran importancia y sobre el que hay pocas investigaciones profundas.
En esta obra, Durkheim sostiene que «bajo la apariencia de lo sagrado, lo que los hombres adoran, sin saberlo, es la Sociedad…», y describe a continuación los procesos mediante los cuales los grupos producen, en épocas de gran exaltación social, los dioses que necesitan; y cómo los transfiguran luego. Como ejemplo paradigmático de este proceso, Durkheim menciona lo ocurrido en los primeros años de la Revolución Francesa, momento en el que «…bajo el influjo del entusiasmo general, unas cosas puramente laicas por naturaleza fueron transformadas por la opinión pública en cosas sagradas, como la Patria, la Libertad, la Razón. Una religión que tenía su dogma, sus símbolos, sus altares y sus fiestas tendió a establecerse por sí sola. El culto a la Razón y al Ser Supremo intentó aportar una especie de satisfacción oficial a estas aspiraciones espontáneas».