El cuerpo y la cultura, ¨Hipocuerpo¨

La noción de “hipocuerpo” como una vivencia actual favorecida por el contexto sociocultural y en relación con la práctica de los deportes extremos de moda, las patologías psicosomáticas, el piercing y los tatuajes.
La noción de hipocuerpo se relaciona con un devenir del cuerpo en la actualidad. Sólo tiene razón de ser en la medida que las nuevas tecnologías proveen a los actores sociales de herramientas que inducen a la multipresencia y a la descorporeización. El cuerpo denuncia a través de sus requerimientos dos cuestiones: su presencia y la importancia del aquí, rompiendo la fantasía del poder morar en múltiples lugares simultáneamente.
La molestia que esto conlleva, la irritación frente al corte de la ilusión mueve angustias narcisistas. La omnipotencia anclada en la posibilidad de poder trascender el espacio físico, se ve desnudada por los requerimientos del aquí y se re-descubre, con malestar, la unicidad del cuerpo en su materialidad.
Este volver a sentir el cuerpo trae entonces un sabor amargo, irritación, frustración ante la imposibilidad de permanecer en ese estado de licuidificación del cuerpo.
La desconexión de las redes (eléctrica, televisión, teléfono, Internet, videojuegos, etc.) genera una situación de limitación al salir de esos no-lugares (Augé, 2000) potencialmente adictivos. Los niños y los adolescentes muestran a diario su dificultad para desconectarse de sus aparatos. El cuerpo imaginario trasladable y multipresente vuelve a ser uno, limitado, pequeño frente a las posibilidades que la cultura actual le brinda. De ahí que en ese diálogo entre el cuerpo y la cultura pueda surgir esta vivencia en estos tiempos. El hombre pre-redes sólo podía trascender a través del arte, la meditación, el juego, el sexo y la locura, todas éstas experiencias que se ubican en ese lugar de salida del espacio material que solemos confundir con la realidad.
La tecnología a partir del siglo XX ha puesto al alcance de la humanidad el recurso de ampliar ese cuerpo, imaginariamente, pero sólo a costa de generar esta sensación limitante de hipocuerpo como contrapartida.