Cultura, violencia y enamoramiento: perspectivas del noviazgo desde los jóvenes bachilleres (CAPÍTULO I)

Cultura, violencia y enamoramiento: perspectivas del noviazgo desde los jóvenes bachilleres

Lic. Karla Berenice Ramírez Morán

Fuente:Instituto tecnológico y de esstudios superiores de occidente

CAPÍTULO I
CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO: ENAMORAMIENTO, VIOLENCIA Y JÓVENES

1.1 Delimitación del objeto de estudio
Los ejes analíticos que delimitan el presente documento se refieren a tres conceptos, a saber: cultura, violencia y enamoramiento. Estos tres elementos inciden sobre los jóvenes que mantienen o mantuvieron una relación de noviazgo. A partir de ello, el objeto de estudio son los jóvenes bachilleres, quienes en una relación de noviazgo, hacen evidente una serie de comportamientos asociados a prácticas, imaginarios, consumos y discursos, vinculados a percepciones sobre la violencia y el enamoramiento dentro de su entorno cultural.
A lo largo de la investigación reconocemos que los elementos culturales referidos a las prácticas de los sujetos estudiados, se ponen en relación con la violencia como una construcción socio-cultural. Dicha construcción se va incorporando, reproduciendo y transformando durante el transcurso de la vida. De tal manera, sostenemos que la cultura y la violencia inciden en el enamoramiento cuando los sujetos logran definir su sentimiento sin la necesidad de utilizar la agresión que está latente en la cultura.
Como primer momento, vemos la necesidad de delimitar qué entendemos por cultura; asimismo, cómo utilizamos la noción de violencia. Una vez problematizadas y delimitadas estas nociones nos será posible dar cuenta de cómo se constituyen en factores que intervienen en las prácticas de los sujetos implicados. Sin embargo, para poder establecer las relaciones entre cultura, violencia y prácticas, resulta válido hacernos estas preguntas: ¿cómo se desarrolla el proceso de enamoramiento? y ¿cuáles son las relaciones que existen entre la triada de nociones dentro de las relaciones de noviazgo entre jóvenes bachilleres? A pesar de la dificultad analítica y multifactorial que implica conjugar los nudos y cruces de dicha articulación, intentamos a lo largo del desarrollo de la investigación reconocer y asumir su imbricación.

Para empezar, en esta investigación trabajamos con una noción de violencia que implica a cualquier acción donde emerja el uso deliberado de la fuerza o la agresividad que lastime o hiera de forma física, moral o emocional la integridad de un ser humano; en este caso, de cualquier miembro de una pareja amorosa inmersa en una relación de noviazgo. De tal manera, ingresan en el ámbito de la violencia aquellas acciones tales como gritar, golpear, forzar, humillar, manipular, abusar o maltratar al sujeto de amor. Cabe mencionar que el concepto de violencia se ha desarrollado desde diferentes perspectivas y aquí retomaremos algunas de ellas, para operar selectivamente en nuestra definición.
Profundizando, podemos avanzar y decir que la violencia, significada por los jóvenes, constituye un capital simbólico diferente del concepto trabajado por nosotros. Para los jóvenes, incluso, la definición de la violencia resulta muchas veces poco clara, ambigua o difusa. La violencia para ellos, parece operar externamente a sus prácticas cotidianas. Por otro lado, y de acuerdo con nuestra hipótesis, el enamoramiento se presenta como una condición que dificulta el reconocimiento de la violencia, ya que ésta se tiende a justificar y, en algunos casos, se normaliza gracias a los procesos psico-biológicos dados por la etapa vital que atraviesan los sujetos, por su entorno sociocultural e, incluso, por las relaciones de poder que suponen estar implicado en una relación de noviazgo.
Hemos podido observar que si bien, la condición de enamoramiento es un factor importante en la práctica de la violencia, la cultura juega un rol determinante. Más aún, al ser la violencia un factor socioculturalmente construido, y hasta legitimado, entendemos que éste se aprende, se replantea y se practica a través de elementos de naturaleza social y cultural. Es decir que hemos podido (re)construir el fenómeno de la violencia en las relaciones de noviazgo y enamoramiento acorde a una multiplicidad de factores que inciden en él.
1.2 Justificación
Consideramos esta investigación pertinente en tanto se vuelve cada día más necesario y urgente tener registros de datos contextuales que pongan de manifiesto la violencia en las relaciones de noviazgo en México y permitan abordar el fenómeno de una manera más profunda y comprensiva. Por otra parte, se encuentra en la agenda de necesidades la proposición de modelos analíticos y comprensivos que ofrezcan un abordaje pertinente y se enfoquen y den la debida atención que requiere la problemática. Es por ello que justificamos este trabajo, ya que intentamos ir en pos de la detección y delimitación de aquellos elementos de la cultura que determinan, moldean y construyen la violencia cuando el/la joven está en condición de enamoramiento dentro de una relación de noviazgo.
Existe un reconocimiento -prácticamente generalizado entre los estudiosos y expertos consultados para este trabajo- de que los seres humanos cuando se encuentran sujetos a relaciones de noviazgo, tienden a idealizar a la pareja, más cuando existe una condición de enamoramiento. A dicha pareja se le asignan una serie de expectativas en función de las necesidades propias y conforme al entorno y a las exigencias culturales. A la situación anterior, muchas veces se la reconoce como “proyección” o “transferencia”. Desde la perspectiva psicoanalítica freudiana propuesta por Theodoro Reik,1 se señala que:
La aparición del fenómeno del enamoramiento hará que el individuo esté enajenado, fuera de sí mismo, proyectado hacia el objeto de su amor. El individuo se siente totalmente insuficiente, dependiente del ser amado. Si antes su felicidad era bastarse a sí mismo, ahora su única felicidad es la felicidad de la persona amada. El enamorado está contento porque puede dar, porque puede darse. El amor más puro ansía algo sólo en cuanto puede ser posesión del amado (Villamarzo, R. 2003:9).
Es decir que los jóvenes, generalmente, depositan ideales en relación a sus propias necesidades afectivas, y ello se manifiesta a través del cuidado, la protección, el amor, la fortaleza, el apoyo, entre otros. En función de esto, aparece una especie de venda o filtro perceptivo que limita y condiciona la capacidad de percibir y juzgar eventos que pueden transgredir y atentar contra la integridad física y moral de una persona, llegando -en ocasiones- a casos de violencia física extrema.
En la adolescencia, el proceso de desarrollo biológico es un factor determinante que incide en el estado de noviazgo en condición de enamoramiento. Es así que se ve limitada la capacidad de asertividad y existe una desestabilización emocional.2 Ante ello, se favorece la idealización del sujeto de amor, aun cuando ésta no se justifique. Cabe mencionar que esta idealización no es exclusiva de los adolescentes, sino es un estado por el que casi todo sujeto atraviesa sin importar edad o grado de madurez. Generalmente, los jóvenes establecen relaciones de noviazgo en las que se pretende cubrir las expectativas que previamente ya se depositaron en un determinado sujeto. La dinámica de dicha relación se constituye en función de ciertas circunstancias contextuales, biográficas y prácticas culturales que son establecidas e interiorizadas a partir del entorno social en el que los sujetos se desenvuelven. Este panorama propicia la conjugación de elementos culturales, que se incluyen y constituyen la propia relación y sus dinámicas, lo que traduce en la presencia de determinados aspectos de violencia manifestados ya sea contra la salud física y/o bien emocional de los sujetos de estudio.
Ahora bien, cabe mencionar que cuando surgen conductas violentas dentro de una relación de noviazgo, éstas son difíciles de percibir por los sujetos, ya que quien recibe las agresiones, es incapaz de señalarlas como tal. Pues éstas han sido interiorizadas, es decir, han ingresado en prácticas y sentidos envueltos en un proceso cotidiano que las normaliza y justifica.
1.3 Problemática
En el relevamiento de trabajos e investigaciones que hemos realizado sobre la temática abordada, podemos mencionar que son diversos los estudios que reflejan índices alarmantes sobre la violencia en las relaciones de pareja. En ellos, los jóvenes juegan un papel importante. Más agravante aún, es que la violencia dentro de las relaciones afectivas se torna cada vez más común. Según el Documento3 preparado por el Equipo para la Prevención de la Violencia del Banco Mundial (Punto Focal Especializado en Desarrollo Social) y el Equipo de Seguridad Ciudadana para LAC, se reporta que:
La violencia se ha incrementado fuertemente en México desde 2008. La tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes ha aumentado de 8.4 en 2007 a 23.8 en 2010. La situación de la violencia en el país tiene a los jóvenes como protagonistas, como víctimas y como agresores. Por un lado, la tasa de homicidio juvenil se ha incrementado desde 7.8 en 2007 a 25.5 en 2010. Los jóvenes representan 38.2% de los homicidios en México de 2000 a 2010. El homicidio afecta más a los hombres, pero el número de víctimas femeninas está creciendo. Entre 2000 y 2010, la proporción era de 8 a 1 de hombres por cada mujer en la década. Pero entre 2007 y 2010 la proporción de homicidio juvenil entre hombres y mujeres se ha elevado de 7 a 9.Los jóvenes han sido responsables de la mitad de los delitos en 2010. Sobre los jóvenes que participaron en delitos, 6 de cada 10 tienen entre 18 y 24 años (60.5%) y 9 de cada 10 son hombres (91.5%). (2012: 6)
Ante tal problemática de violencia y juventud, existe una variable que en esta investigación hacemos ingresar en el análisis, a saber, el enamoramiento en condiciones de noviazgo. Considerando ello, los datos son inquietantes cuando se reporta que la violencia en el plano de las relaciones afectivas, según la Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo (ENVINOV), la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) y la Encuesta Nacional sobre Violencia contra las Mujeres, indica que existe un alto índice de violencia doméstica.4 Las mujeres, de acuerdo a estos estudios, son el sector más afectado, y entre ellas, el porcentaje de jóvenes que ha padecido algún episodio de violencia durante su vida es considerablemente mayor.
Específicamente, la encuesta realizada en el 2007, por el Instituto Mexicano de la Juventud ENVINOV, señala que los jóvenes de entre 15 y 24 años de edad tienen episodios de violencia contra la mujer de manera frecuente durante el tiempo de noviazgo. Poniendo el foco de interés en la cuestión de género, las mujeres presentan un porcentaje elevado en relación a esta problemática. Según la información de la ENVINOV, como referente de la violencia física desde una perspectiva de género, la mayor proporción de personas que reciben violencia física son las mujeres con 61.4%. Igualmente, la encuesta indica que el 76% de los jóvenes (hombres y mujeres) son víctimas de la violencia psicológica y la mayor incidencia de ésta se da en áreas urbanas, con el 76.3%. Reforzando datos relevados en pos de la perspectiva de género, la violencia que se ejerce contra las mujeres, es una expresión de la discriminación y de las relaciones de desigualdad. El 16.5% de las jóvenes entrevistadas señaló haber sufrido un evento de violencia sexual por parte de su pareja.
En la práctica, los jóvenes (hombres y mujeres) que se encuentran dentro del proceso de enamoramiento, se colocan en situaciones de riesgo que atentan contra su salud física y emocional. En este proceso de noviazgo-enamoramiento, los sujetos elaboran una idealización de la pareja que limita su capacidad para observar, reportar, detener o incluso defenderse de actitudes y acciones violentas. Desde nuestro punto de vista, observando el fenómeno de la violencia de las relaciones sociales de pareja en estado de enamoramiento, el sector vulnerable son los jóvenes, ya que durante la etapa conocida como “adolescencia”,5 como hemos dicho, atraviesan por una serie de cambios físicos y emocionales que dificultan la adaptación social y que generan conflictos emocionales notorios.
La mayor parte de los estudios y/o investigaciones relacionados a jóvenes y a la violencia se concentran, principalmente, en análisis estadísticos de la violencia, en los factores emocionales y sociales que intervienen dentro de dicha problemática. Muchas de las investigaciones operan en base a la construcción de datos estadísticos, así también en taxonomías y clasificaciones de tipos de violencia, pero no se pone el acento en cómo el contexto cultural influye en lo que los jóvenes perciben como violencia -en este caso la violencia en el noviazgo-. En este sentido, nuestro trabajo se centra en la detección de aquellos elementos culturales que intervienen en los discursos sobre la pareja y el enamoramiento producidos por estos jóvenes. Complejizamos la conceptualización del fenómeno, al tomar por objeto a jóvenes que se sitúan en el ámbito de la normalización de ciertas prácticas y sentidos sobre ‘lo violento’ y ‘la violencia’ puesto que creemos que ello acontece –con mayor énfasis- cuando los sujetos se encuentran en condición de enamoramiento e inmersos en una relación de noviazgo.
Investigaciones previas en Latinoamérica han señalado que mujeres jóvenes de 15 a 19 años de edad han reportado parejas celosas, controladoras, limitativas e infieles, en un 66% (Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, 2011). En México, en los últimos años ha surgido una creciente necesidad por conocer, analizar, prevenir e intervenir en el problema de la violencia en el noviazgo, así lo ha manifestado la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres y el Instituto Nacional de las Mujeres. En resumidas cuentas, los estudios y estadísticas relevadas parecen indicar que la violencia en el noviazgo se ha convertido en un serio fenómeno y problema social. El agravamiento toma dimensión cuando se señala que el 25.6% de las jóvenes de entre 15 a 24 años enfrentan situaciones de violencia emocional, seguida de la física, sexual y económica (Velasco, G. 2012). Considerando la dimensión que cobra la violencia en las relaciones de pareja y noviazgo, contemplando las cifras que se disparan desde diversos estudios e investigaciones, una serie de preguntas comienzan a tomar lugar en este trabajo para definir las líneas operativas, como la conceptualización del fenómeno, el objeto y el camino que tomamos para su análisis.
Centralmente, nos preguntamos ¿cuáles son aquellos elementos culturales que se hacen presentes en los discursos sobre la violencia en el noviazgo formulados por jóvenes en condición de enamoramiento? Como hemos mencionado, nuestro aporte en este trabajo radica, especialmente, en poner el foco en la problemática de la violencia a partir de la perspectiva de los jóvenes. Esto es, desde la producción de discursos que toman a la violencia en las relaciones de pareja como referente. En tal construcción discursiva, la condición de enamoramiento opera como un estado desde el cual se ponen en juego tendencias y formas de normalización de lo violento en la pareja. A la vez, desde esta situación, podemos mencionar un abanico de preguntas que nos guían e iluminan aspectos a tener en cuenta en la investigación.
Por un lado, nos interesa saber si realmente está normalizada la violencia en las relaciones de noviazgo de jóvenes en condición de enamoramiento. Por otro, es indispensable rever ¿cuál es el papel de la condición de enamoramiento dentro de los entornos culturales de los jóvenes? Finalmente, revisado y conceptualizado el papel que juega la condición de enamoramiento dentro de los entornos culturales juveniles, resta preguntarnos ¿cuál es la relación que se plantea entre la condición de enamoramiento y la formación de conductas violentas en las relaciones de noviazgo entre jóvenes bachilleres? Planteadas estas preguntas, ahora sí, pasamos a revisar los objetivos de la presente investigación.

1.4 Objetivo general
Los objetivos centrales que guían esta investigación tienen por fin:
-Identificar los elementos culturales que adoptan los jóvenes en sus discursos sobre violencia en el noviazgo
-Detectar y conceptualizar el rol que juega la condición del estado de enamoramiento en la normalización de prácticas y sentidos vinculados a lo violento/la violencia en las relaciones de noviazgo
1.5 Objetivos específicos
– Reflexionar la importancia de la cultura, como un conjunto de hechos simbólicos sociales que modelan el comportamiento.
– Señalar la presencia de la violencia en una relación de noviazgo.
– Detectar el papel que juega la condición de enamoramiento en los entornos culturales y la violencia.
– Detectar cómo los elementos culturales de violencia y enamoramiento intervienen en las relaciones de noviazgo de jóvenes bachilleres de entre 15 a 18 años.
1.6 Hipótesis de trabajo
Para realizar esta investigación, partimos de la siguiente hipótesis:
La violencia es una construcción sociocultural que interiorizan los jóvenes bachilleres; sin embargo, ésta se identifica mínimamente en una relación de noviazgo cuando existe la condición de enamoramiento. Por ello, ante la existencia de enamoramiento en el noviazgo, las posibilidades que los sujetos implicados tienen de detectar la violencia interiorizada a través de la cultura son reducidas.

Notas:
1 Reik Theodor (1888-1969) Psicoanalista norteamericano erudito en literatura y antropología, y por otra parte eminente profesional del psicoanálisis aplicado, estudió letras y filosofía en la Universidad de Viena, y realizó como tesis el estudio de un relato de Gustave Flaubert (1821-1880): La Tentation de Saint Antoine. Más tarde llegaría a publicar un centenar de textos (libros y artículos) en alemán primero y después en inglés. Recuperado el 08 de Abril del 2011 de https://www.psicopsi.com/Biografia-Reik-Theodor-1888-1969.asp
2 La adolescencia es, sin duda, una etapa de la vida muy definitoria puesto que, en ella, se comienzan a perfilar las aspiraciones y la identidad personal, y en lo que se refiere a la condición propiamente emocional, en ese lapso vital sin distinción étnica o condición social, la inestabilidad se vuelve un rasgo permanente. Esta circunstancia suele propiciar crisis recurrentes, y si los sujetos no tienen el auxilio de personas cercanas o de contención y atención familiar o profesional, pueden desbordarse. El desborde suele traducirse en agresiones verbales, físicas o en el consumo de drogas y alcohol, como vías para escapar de esas realidades (Martínez, M. 2003: 2)
3 También llamado: “La violencia juvenil en México”. Reporte de la situación, el marco legal y los programas gubernamentales (2012)
4 Entendemos violencia doméstica a aquella que se da entre las personas con las que se convive habitualmente en un entorno o núcleo familiar.
5 “La Organización Mundial de la Salud (OMS), define la adolescencia como la etapa que transcurre entre los 11 y 19 años, considerándose dos fases, la adolescencia temprana 12 a 14 años y la adolescencia tardía 15 a 19 años. En cada una de las etapas se presentan cambios tanto en el aspecto fisiológico (estimulación y funcionamiento de los órganos por hormonas, femeninas y masculinas), cambios estructurales anatómicos y modificación en el perfil psicológico y de la personalidad; Sin embargo la condición de la adolescencia no es uniforme y varía de acuerdo a las características individuales y de grupo. El perfil psicológico generalmente es transitorio y cambiante es emocionalmente inestable. El desarrollo de la personalidad dependerá en gran medida de los aspectos hereditarios, de la estructura y experiencias en la etapa infantil preescolar y escolar y de las condiciones sociales, familiares y ambientales en el que se desenvuelva el adolescente. Por la misma inestabilidad emocional, por desconocimiento, temor, experimentar una nueva vivencia o falta de una toma de decisión adecuada y en ocasiones combinado con una baja autoestima, es una etapa para una gran parte de ellos, muy susceptible de tomar una conducta inadecuada que puede tratarse desde las relacionadas con los hábitos alimenticios (trastornos de conducta alimenticia), alteración en la relación personal o conductas más dañinas auto destructibles como hábito del tabaco, alcohol u otro tipo de droga”. Recuperado el 30 de Marzo del 2012 de http://www.serviciosmedicos.pemex.com/salud/adolescencia.pdf

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