Descartes R.: Art. 140. Del odio

RENÉ DESCARTES

Tratado de LAS PASIONES DEL ALMA (1649)

SEGUNDA PARTE

DEL NÚMERO Y DEL ORDEN DE LAS PASIONES Y EXPLICACIÓN DE LAS SEIS PRIMARIAS

ORDEN Y ENUMERACIÓN DE LAS PASIONES

Art. 140. Del odio.

El odio, en cambio, por pequeño que sea, daña siempre, y nunca deja de acompañarle la tristeza. Digo que el odio no será nunca demasiado pequeño porque el odio al mal no puede incitarnos a ninguna acción a la que no nos incite mejor aún el amor al bien, al que el mal es opuesto, al menos cuando este bien y este mal son bastante conocidos; pues reconozco que el odio al mal que se manifiesta únicamente por el dolor es necesario en cuanto al cuerpo; pero aquí sólo hablo del odio que viene de un conocimiento más claro, y sólo lo refiero al alma. Digo también que le acompaña siempre la tristeza porque, no siendo el mal sino una privación, no puede concebirse sin alguna cosa real en la cual esté; y no hay nada real que no tenga en si alguna bondad, de modo que el odio que nos aleja de algún mal nos aleja al mismo tiempo del bien a que ese mal va unido, y la privación de este bien, viéndola nuestra alma como una falta de lo que le pertenece, le causa tristeza; por ejemplo, el odio que nos aleja de las malas costumbres de alguien nos aleja al mismo tiempo de su conversación, en la que podríamos encontrar algún bien cuya privación nos enoja. Y en todos los demás odios se puede señalar así algún motivo de tristeza.