Diccionario de psicolgía social, letra P, Pretarea

PRETAREA
Momento en el acontecer de un sujeto o de un grupo donde, ante la necesidad de realizar una determinada tarea, surge una resistencia a los cambios que ella implica. La tarea es postergada u obstaculizada de diversas maneras debido a la intervención de defensas frente al incremento de las ansiedades de ataque y pérdida, defensas utilizadas con el fin de postergar la elaboración de esos miedos básicos y, en última instancia, del núcleo depresivo básico. Pretarea, tarea y proyecto constituyen los tres momentos que se presentan habitualmente cuando un sujeto o un grupo deben enfrentar una situación de cambio.
 
Concepto.- Los tres momentos denominados como pretarea, tarea y proyecto «se presentan en una sucesión evolutiva y su aparición y juego constante se pueden ubicar frente a cada situación o tarea que involucre modificaciones en el sujeto» . Si bien los tres momentos son aplicables tanto a los sujetos individuales como a los grupos, Pichon Rivière los estudió especialmente en relación con éstos últimos.
Durante la pretarea, el grupo se mantiene improductivo, es decir, de una u otra forma no está ocupado en llevar adelante la tarea que originalmente se propuso. Aparecen conductas de remoloneo, recreación improductiva, escapismo, etc. Por ejemplo, un grupo que se reúne para estudiar (tarea), comienza hablando de cualquier otro tema, bromea, justifica su inacción en términos de ‘fiaca’, y hasta simula haber empezado a estudiar (por ejemplo, alguien que lee monótonamente mientras los demás están ‘pensando en otra cosa’), cuando en realidad lo que hacen es postergar todo lo posible la realización de la tarea.
La expresión ‘pretarea’ alude al hecho de que es una fase previa a la tarea, pero con ello no debe entenderse que, una vez encarada ésta última, no pueda retornar la fase de pretarea. En la historia grupal ambas fases se alternan de acuerdo al monto de las ansiedades: cuando estas se tornan intolerables, el grupo entra en pretarea, y cuando se hacen tolerables, están dadas las condiciones para su ingreso en la tarea. Esta alusión a las ansiedades nos permite ingresar en el por qué de la pretarea.
 
Una explicación psicoanalítica.- La pretarea es un fenómeno grupal susceptible de ser explicado psicoanalíticamente, explicación que fue encarada por Pichon Rivière en los siguientes términos.
La tarea implica siempre una situación de cambio en la cual se movilizan dos tipos de ansiedades: el miedo a la pérdida del estado anterior, y el miedo al ataque de la nueva situación que la tarea implica. Ante la inminencia de tener que comenzar la tarea, estas ansiedades se incrementan progresivamente, lo que hace que el grupo, en determinado momento, instrumente técnicas defensivas contra ellas estructurando una situación de resistencia al cambio.
«Estas técnicas se emplean con la finalidad de postergar la elaboración de los miedos básicos; a su vez, estos últimos, al intensificarse, operan como obstáculo epistemológico en la lectura de la realidad. Es decir, se establece una distancia entre lo real y lo fantaseado, que es sostenida por aquellos miedos básicos».
En el marco de su teoría de la enfermedad única, Pichon Rivière propone que la postergación de la tarea es la expresión manifiesta de otra postergación: la postergación de la elaboración del núcleo depresivo básico. En efecto, la inminencia de una tarea a realizar opera como factor actual o desencandenante, frente a lo cual el grupo entra en regresión, se sitúa en la posición depresiva infantil e intenta resolverla mediante los mecanismos propios de la posición esquizoparanoide como la escisión, y otros.
Esto no ocurre solamente en los grupos de estudio u otros grupos de trabajo, sino también en los grupos terapéuticos, donde la tarea es la curación. Así, señala Pichon Rivière: «Podríamos considerar como una consecuencia de la situación laberíntica o caótica de la posición depresiva básica, la grave dificultad que manifiestan ante el tratamiento quienes acuden a él, aún poseyendo un destacable grado de enfermedad. Todos los recursos, aún los más dramáticos, se ponen al servicio de este eludir la tarea de elaboración del núcleo depresivo».
«La pretarea, con sus técnicas disociativas, es un momento habitual en el desarrollo del trabajo grupal. Pero si se estanca, si el estereotipo adquiere una rigidez creciente, la productividad del grupo es nula».
 
Formas de manifestación.- La pretarea se caracteriza por la apelación a todos los mecanismos de escisión, con una instrumentación de las técnicas de la posición esquizoparanoide (en términos de M. Klein) o de la posición patoplástica e instrumental (en términos de Pichon Rivière), disociando el sentir, el pensar y la acción. (Estas técnicas, por lo demás, operan como medios de expresión y configuración de las estructuras patológicas como la neurosis, la psicosis o las perversiones).»Es entonces cuando el coordinador o terapeuta deberá conducir al grupo al análisis sistemático de los factores que impiden la penetración en el segundo periodo que es el de la elaboración de la tarea». Esta disociación entre el sentir, el pensar y el hacer se ve por ejemplo cuando el grupo piensa que debe hacer la tarea, pero no la hace (disociación pensar-hacer).
Pichon Rivière describe por lo menos tres formas de manifestación del momento de la pretarea: a) la constitución de un grupo conspirador, b) la impostura, y c) las resistencias del terapeuta. El grupo conspirador elude la tarea oponiéndose al cambio que ella implica (ver Grupo Conspirador).
En cuanto a la impostura, Pichon Rivière nos indica ella aparece como un dispositivo de seguridad «destinado a poner al sujeto a salvo del sufrimiento, la ambivalencia y la culpa [implicados en la situación depresiva básica], y a la vez que le impiden asumir su identidad, eximiéndolo del compromiso de un proyecto».
Más concretamente, «la pretarea aparece… como campo en el cual el proyecto y la resistencia al cambio serían las exigencias con signo opuesto y de creación de tensión; la búsqueda de salidas a esta tensión se logra a través de una figura transaccional, resolución transitoria de la lucha: aparece el «como si» o la impostura de la tarea. Se hace «como si» se efectuara la labor especificada (o la conducta necesaria)».
«Podemos estipular que el «como si» aparece a través de conductas parcializadas, disociadas, semiconductas -podríamos decir- pues las partes son consideradas como todos. Los aspectos manifiestos y latentes son imposibles de integrar en una denominación total que los sintetice».
«Se nos presenta en esas semiconductas de la pretarea el problema de la ‘impostura’. Si la significación está reducida y el sujeto no presenta la opacidad que su presencia requiere, hay una cierta transparencia. En su cuerpo la decantación significativa se efectúa con falta de totalidad. El sujeto es una burla de sí, su «negativo». La falta de revelación de sí mísmo, su denominación como hombre. La situación se le presenta con un dejo de extrañeza y es esa extrañeza la que lo desespera, acudiendo para sobrellevarla a comportamientos extraños a él como sujeto, pero afines con él como hombre alienado».
«Se entrega entonces a una serie de «tareas» que le permiten «pasar el tiempo» (mecanismo de postergación, detrás del cual se oculta la imposibilidad de soportar frustraciones de inicio y terminación de tareas y causando, paradójicamente, una frustración constante)».
«Los mecanismos de defensa son sólo elementos formales cuyo contenido (tarea y proyecto para cada sujeto) está disuelto en ellos. El sujeto aparece como una estructura más de aquellos mecanismos, y sus fines se agotan en cada manifestación. Por lo tanto, lo que se observa son maneras o formas de no entrar en tarea».
En cuanto a las resistencias del terapeuta señalemos, por último que en el caso de una situación terapéutica, correctora, el mismo terapeuta que normalmente tiene como función posibilitar el pasaje de la pretarea a la tarea, puede también, erradamente, pasar de la tarea a la pretarea. Al respecto, Pichon Rivière señala que «la situación transferencial y contratransferencial ocurre principalmente en el ámbito de la pretarea del sujeto. Si el terapeuta confunde la pretarea con la tarea, entra en el juego de la neurosis transferencial y actúa en ella. La tarea del terapeuta se convierte en pretarea, al tener él mísmo resistencia a entrar en su tarea específica, por eludir el problema esencial del hacerse cargo, del «compromiso», del ser conciente y el proyecto (resistencias ideológicas a la praxis)».