Diccionario de psicología, letra N, Neurosis de angustia

Neurosis de angustia
Al.: Angstneurose.
Fr.: névrose d’angoisse.
Ing.: anxiety neurosis.
It.: nevrosi d’angoscia.
Por.: neurose de angústia.
Tipo de enfermedad que Freud aisló y diferenció:
a) desde el punto de vista sintomatológico, de la neurastenia, por el predominio de la angustia
(expectación ansiosa, ataques de angustia o equivalentes somáticos de ésta);
b) desde el punto de vista etiológico, de la histeria: la neurosis de angustia es una neurosis
actual caracterizada específicamente por la acumulación de excitación sexual que se
transformaría directamente en síntoma sin mediación psíquica.
El problema del origen de la angustia y de sus relaciones con la excitación sexual y la libido preocupó a Freud desde 1893, como pone de manifiesto su correspondencia con Fliess. Este problema lo trata sistemáticamente en su artículo Sobre la justificación de separar de la
neurastenia cierto complejo de síntomas a título de «neurosis de angustia» (Über die
Berechtigung, von der Neurasthenie cinen bestimmten Symptomenkmplex als «Angstneurose»
abzutrennen, 1895).
Desde el punto de vista nosográfico, aísla del síndrome clásicamente descrito como neurastenia una afección centrada en torno al síntoma fundamental de la angustia. Sobre un fondo de «excitabilidad general» destacan diferentes formas de angustia: angustia crónica o expectación ansiosa, susceptible de ligarse a todo contenido representativo capaz de ofrecerle un soporte; ataque de angustia pura (por ejemplo: pavor nocturnus), acompañado de o reemplazado por diversos equivalentes somáticos (vértigo, disma, trastornos cardíacos, sudoración, etc.); síntomas fóbicos, en los que el afecto de angustia se halla ligado a una representación, pero sin que pueda reconocerse en ésta un substitutivo simbólico en una representación reprimida.
Freud relaciona la neurosis de angustia con etiologías específicas, cuyos factores más
corrientes son:
a) acumulación de tensión sexual;
b) ausencia o insuficiencia de «elaboración psíquica» de la excitación sexual somática, la cual
no puede transformarse en «libido psíquica» (véase: Libido) más que entrando en conexión con
grupos preestablecidos de representaciones sexuales. Cuando la excitación sexual no es
controlada de este modo, se deriva directamente hacia el plano somático en forma de
angustia.
Freud considera como condiciones para esta insuficiente elaboración psíquica, ya «[…] un desarrollo insuficiente de la sexualidad psíquica, ya una tentativa de supresión de ésta, ya su
degradación, ya, por último, la instauración de una separación, que se ha vuelto habitual, entre la
sexualidad psíquica y la sexualidad física».
Freud intentó poner de manifiesto cómo intervienen estos mecanismos en las diferentes formas etiológicas que enumera: angustia de las vírgenes, angustia de la abstinencia sexual, angustia provocada por el coitus interruptus, etc.
Señaló los puntos de contacto que ofrecen las sintomatologías y, hasta cierto punto, los
mecanismos de la neurosis de angustia y de la histeria: en ambos casos «[…]se produce una
especie de «conversión» […]. Con todo, en la histeria, es una excitación psíquica la que toma una
falsa vía exclusivamente hacia lo somático, mientras que aquí (en la neurosis de angustia) se
trata de una tensión física que no puede pasar a lo psíquico y permanece entonces en una vía
física. Ambos procesos se asocian con gran frecuencia».
Aunque, como puede verse, Freud indicase lo que puede haber de psíquico en las condiciones de aparición de la neurosis de angustia, subrayando la afinidad de ésta con la histeria y su posible asociación en forma de «neurosis mixta», no por ello dejó de sostener siempre la especificidad de la neurosis de angustia como neurosis actual.
En la actualidad, los psicoanalistas no aceptan sin reservas la noción de neurosis actual; sin
embargo, el cuadro clínico de la neurosis de angustia (acerca de la cual se olvida a menudo que
fue Freud quien la separó de la neurastenia) sigue conservando su valor nosográfico en clínica:
neurosis en la que predomina una angustia masiva, sin objeto claramente manifiesto, y en la que
es patente el papel desempeñado por los factores actuales.
En este sentido, se diferencia claramente de la histeria de angustia o neurosis fóbica, en la cual la angustia se ha fijado sobre un objeto substitutivo.