Diccionario de psicología: letra N, Neurosis de transferencia

Neurosis de transferencia
Al.: Übertragungsneurose.
Fr.: névrose de transfert.
Ing.: transference neurosis.
It.: nevrosi di transfert.
Por.: neurose de transferência.
A) En sentido nosográfico, tipo de neurosis (histeria de angustia, histeria de conversión,
neurosis obsesiva) que Freud diferencia de las neurosis narcisistas dentro del grupo de las psiconeurosis. Se diferencian de las neurosis narcisistas por el hecho de que la libido está
siempre desplazada sobre objetos reales o imaginarios, en lugar de estar retirada de éstos
sobre el yo. De ello resulta que son más accesibles al tratamiento psicoanalítico, ya que se
prestan a la constitución, durante la cura, de una neurosis de transferencia en el sentido B.
B) Dentro de la teoría de la cura psicoanalítica, neurosis artificial en la cual tienden a organizarse
las manifestaciones de transferencia. Se constituye en torno a la relación con el analista;
representa una nueva edición de la neurosis clínica; su esclarecimiento conduce al
descubrimiento de la neurosis infantil.
A) En el sentido A, el término «neurosis de transferencia» fue introducido por Jung, en oposición al de «psicosis». En esta última, la libido se encuentra «introvertida» (Jung) o catectizada sobre el yo (Abraham; Freud), lo que reduce la capacidad de los pacientes para transferir su libido
sobre objetos y, en consecuencia, los hace poco accesibles a una cura cuyo resorte
fundamental es la transferencia. Es por ello que las neurosis que constituyeron el primer objeto
de la – cura psicoanalítica se definen como trastornos en los que existe esta capacidad de
transferencia, y se designan con el término neurosis de transferencia».
Freud establece (por ejemplo, en las Lecciones de introducción al psicoandlisis [Vorlesungen
zur Einführung in die Psychoanalyse, 1916-1917]) una clasificación que puede resumirse así:
las neurosis de transferencia y las neurosis narcisistas forman dos categorías opuestas entre
sí, dentro del grupo de las psiconeurosis. Por otra parte, éstas, en la medida en que sus
síntomas son la expresión simbólica de un conflicto psíquico, se contraponen -al grupo de las
neurosis actuales, cuyo mecanismo sería fundamentalmente somático.
Señalemos que, si bien sigue siendo válida la distinción de las dos clases de psiconeurosis, ya
no se admite que puedan distinguirse entre sí por la simple presencia o ausencia de
transferencia. En efecto, actualmente se admite que, en las psiconeurosis, la ausencia aparente
de transferencia, la mayoría de las veces, no es otra cosa que uno de los aspectos del modo de
transferencia (que puede ser muy intensa) propio de los psicóticos.
B) En Recuerdo, repetición y trabajo elaborativo (Erinnern, Wiederholen und Durcharbeiten,
1914) Freud introduce la noción de neurosis de transferencia (en el sentido B) en relación con la idea de que el paciente repite en la transferencia sus conflictos infantiles. «Supuesto que el
paciente respete las condiciones de existencia del tratamiento, llegamos generalmente a
conceder a todos los síntomas de la enfermedad una nueva significación transferencial, a
reemplazar su neurosis corriente por una neurosis de transferencia, de la cual puede ser
curado por la labor terapéutica».
Según este pasaje, parece que la diferencia entre las reacciones de transferencia y la neurosis
de transferencia propiamente dicha puede concebirse como sigue: en la neurosis de
transferencia, todo el comportamiento patológico del paciente viene a centrarse ahora en la
relación con su analista. De la neurosis de transferencia puede decirse que, por una parte,
coordina las reacciones de transferencia, al principio difusas («transferencia flotante» según
Glover) y, por otra, permite al conjunto de los síntomas y de las conductas patológicas del
paciente adoptar una nueva función al referirse a la situación analítica. Según Freud, la
instauración de la neurosis de transferencia constituye un elemento positivo en la dinámica de la
cura: «El nuevo estado ha adquirido todas las características de la enfermedad, pero representa
una enfermedad artificial que es plenamente accesible a nuestro control».
Dentro de esta perspectiva, la secuencia siguiente puede considerarse como el modelo ideal de
la cura: la neurosis clínica se transforma en neurosis de transferencia, cuyo esclarecimiento
conduce al descubrimiento de la neurosis infantil.
Con todo, es preciso indicar que, más tarde, Freud, cuando acentúa el alcance de la compulsión a la repetición, da una concepción menos unilateral de la neurosis de transferencia, subrayando el peligro que ofrece el dejarla desarrollarse. «El médico se esfuerza en limitar todo lo posible el ámbito de esta neurosis de transferencia, en impulsar el máximo posible de contenido hacia la vía del recuerdo y abandonar lo menos posible a la repetición […]. Por lo general el médico no puede ahorrar al analizado esta fase de la cura. Se ve forzado a permitirle revivir cierto fragmento de su vida olvidada, pero debe velar para que el paciente conserve una cierta capacidad de dominar la situación, que le permita, pese a todo, reconocer, en lo que aparece como una realidad, el reflejo renovado de un pasado olvidado».