Diccionario de Psicología, letra O, objeto bueno y malo

Objeto (bueno y malo)
Alemán: Gutes, böses Objekt
Francés: Objet (bon et mauvais).
Inglés: Good, bad object.
Expresión introducida por Melanle Klein en 1934 para designar una modalidad de la relación de objeto tal como aparece en la vida fantasmática del niño, y que remite a un clivaje del objeto en bueno y malo (por ejemplo, buena madre, mala madre), según sea ese objeto experimentado como frustrante o gratificante.
Esta noción hizo carrera, abriendo el camino, después de 1945, a una refundición general de la
noción de objeto en psicoanálisis, de la que se desprendieron tanto el objeto transicional de
Donald Woods Winnicott como el objeto (pequeño) a de Jacques Lacan.
A partir de la reflexión de Karl Abraham sobre los estadios de la libido, Melanie Klein introdujo en
una misma conferencia los conceptos de posición depresiva y objeto (bueno y malo). Sigmund
Freud sólo se había interesado por el objeto en el marco de su teoría de las pulsiones y los
estadios (en el sentido evolutivo), y le reservaba al yo el hecho del clivaje. Con la intención de
ampliar la clínica psicoanalítica al dominio de los trastornos mentales, Abraham revisó los
conceptos freudianos para tratar de describir las relaciones arcaicas entre el niño y su
ambiente, única manera de entender el origen precoz de los estados psicóticos. Hizo entonces
estallar las nociones clásicas de objeto y estadio, reemplazando el objeto total por el objeto
parcial. En sus Tres ensayos de teoría sexual Freud demostró la importancia de esa innovación teórica, puntualizando que existían, no objetos parciales, sino pulsiones parciales. Según él, las pulsiones toman por objeto ciertas partes del cuerpo o materias desprendidas del cuerpo: el seno, las heces, incluso el fetiche.
En 1934, a partir de la revisión de Abraham, Melanie Klein introdujo el clivaje en el objeto,
escindiéndolo en bueno y malo. El objeto parcial (por ejemplo el pecho) es entonces clivado en
un seno ideal, objeto del deseo del niño (objeto bueno), y un seno perseguidor, objeto del odio y
del miedo, percibido como fragmentado.
Esta terminología permitió repensar totalmente el ámbito de la realidad psíquica, y mostrar hasta
qué punto el universo fantasmático infantil, poblado de angustia, terror, odio e idealización, no
sólo se vuelve a encontrar en la psicosis -en la cual el sujeto no logra ver a la madre como un
objeto total, y continúa aprehendiéndola según el modelo del clivaje en objeto bueno y objeto
malo-, sino también en el desarrollo normal, puesto que todo sujeto, en el sentido kleiniano, pasa
por la posición depresiva para salir del estado persecutorio (paranoide), propio de la pérdida de
la madre como objeto parcial.