Diccionario de psicología, letra O, Öhm Aurelia

Öhm Aurelia, nacida Kronich (1875-1929), caso «Katharina»
Nacida Kronich (1875-1929), caso «Katharina»
Aurelia Kronich es el verdadero nombre de «Katharina», una de las pacientes cuyos historiales
Sigmund Freud incluyó en los Estudios sobre la histeria. Allí narró, en forma de diálogo, un
encuentro encantador en 1893, en los Alpes austríacos, mientras él estaba de vacaciones. En
una posada, una camarera de 18 años le pidió consejo al doctor Freud respecto de sus síntomas
«nerviosos»: respiración agitada, vértigos, sensación de ahogo. Interrogada por él, evocó la
escena de seducción traumatizante a la que había asistido dos años antes entre su tío, el patrón
del albergue, y su prima Franziska. Los dos estaban juntos en una cama y, ante ese
espectáculo, Katharina fue víctima de vómitos y vértigo. Después le narró esa escena a la tía,
quien entonces decidió abandonar al marido, mientras que Franziska quedó encinta de él.
Al explorar sus recuerdos, Katharina encontró escenas anteriores. El tío también había tratado de seducirla a ella cuando tenía 14 años. Freud, en concordancia con su teoría de la seducción de antes de 1896, llega a la conclusión de que, «Desde este punto de vista, el caso de Katharina es típico. En todos los análisis de la histeria basada en un trauma sexual, se descubre que ciertas impresiones experimentadas en una época presexual, y que no habían tenido ningún
efecto sobre la niña, conservan más tarde su poder traumático como recuerdos, cuando la joven
o la mujer adquiere la noción de la sexualidad.»
En 1924 Freud añadió una nota para precisar que Katharina no era la sobrina sino la hija del dueño del albergue.
Albrecht Hirschmüller y Gerhard Fichtner fueron los primeros en revelar, en 1985, la verdadera
identidad de Katharina. Era Aurelia Kronich, la segunda hija de una pareja de ricos hoteleros
vieneses. El padre, Julius Kronick, sedujo en efecto a Barbara Göschl, su sobrina política,
cuando ésta tenía 25 años. Más tarde se casó con ella, y tuvieron dos hijos. En cuanto a Aurelia,
se casó con un húngaro, tuvo seis hijos, y en 1903 volvió a vivir en los Alpes austríacos, donde
murió veintiséis años más tarde. Para Peter Swales, este «caso princeps» fue el primer
psicoanálisis salvaje.