Diccionario de psicología, letra P, plus de gozar

Plus-de-gozar
s. m. (fr. plus-de-jouir; ingl. increase in enjoy; al. Metirlust). [Debe entenderse como una
renuncia al goce pero también como un franqueamiento que permite un deslizamiento en el goce, sustentado en el objeto a, paradoja que se apoya en la negación en francés, que se construye con los adverbios en función auxiliar pas, point, plus, absolument, etc., que Lacan explota en distintos conceptos.] Neologismo propuesto por Lacan para designar, por homología con la plusvalía, la función estructural a la que se reduciría generalmente el goce, y que constituye uno
de los modos de presentación del objeto a.
La noción de plus-de-gozar viene a tomar su lugar, para el psicoanálisis, en el marco de una teoría del objeto causa del deseo, que Lacan denomina objeto a. Para Lacan, el sujeto no puede asegurar su ser en el nivel de la cadena significante, que empero lo determina. Allí, en efecto, se ve remitido sin cesar de un significante a otro significante, y en el fondo sólo se sitúa en el corte entre los significantes. De ahí que se sostenga más bien en el fantasma, o sea, en su relación con el objeto de deseo. Pero el objeto que causa su deseo se revela él mismo marcado por el sello formal del corte. De ahí que sea difícil hablar de él, sin errar, precisamente, aquello que le da su valor particular, y hace de él, según Lacan, un «ser sin esencia».
Por esta razón, sin duda, es que Lacan, a lo largo de toda su obra, busca proponer diversas
vías de presentación de este objeto. Además de su ubicación topológica (véase topología), se
refiere, a partir de una lectura del Banquete de Platón, a la noción de agalma. Y sitúa también al
objeto a como «plus-de-gozar», por homología con el concepto de «plusvalía» [Mehrwert] en
Marx.
Para Marx, la plusvalía se define a partir de una sustracción. Si se abstrae de la amortización del
capital constante (máquinas, etc.), el valor de cambio de una mercancía corresponde al tiempo
de trabajo necesario para su producción. En contrapartida, el salario del obrero corresponde
solamente al valor de su fuerza de trabajo, valor inferior determinado por el tiempo necesario
para su reproducción. De este modo, el capitalista puede realizar una plusvalía, igual a la
diferencia entre el valor de la mercancía y el del trabajo del obrero. Sin embargo, Marx mismo
hace notar que el capitalista no se apropia de esta plusvalía sino muy parcialmente. La lógica del
sistema lo obliga, en efecto, a reinvertir en la producción. De este modo, la plusvalía da el modelo
de un objeto del que nadie puede gozar verdaderamente, aun cuando toda la producción
capitalista parece organizada con vistas a su realización.
Comentando a Marx, Lacan destaca que la plusvalía es posible a partir de efectos de lenguaje,
en particular de aquellos que determinan una «absolutización del mercado», que hace que el
trabajo mismo se convierta en una mercancía como las otras. E indica, sobre todo, que hay
homología entre lo que revela la obra de Marx y lo que hace aparecer el discurso psicoanalítico:
una renuncia al goce.
Cuando Freud estableció los grandes principios que regulan la existencia del sujeto, definió el principio de placer como una tendencia a reducir la excitación con el fin de evitar el displacer.
Lacan, por su parte, intenta dar cuenta, al hablar de goce, de un más allá del principio de placer, de algo que pondría en juego al cuerpo, de una suerte de forzamiento. El goce absoluto, con todo, es imposible para el hombre, Este más bien se relaciona con una pérdida de goce, como se ve en el amo, en la teoría de Hegel, que efectivamente no puede hacerse amo si no es arriesgando su vida, renunciando al goce de la vida. Es más bien esta pérdida la que viene a
simbolizar el objeto a. Lo que causa el deseo del sujeto es el objeto a en tanto signo de un goce
perdido.
Estas tesis, introducidas en el Seminario XVI, «De un Otro al otro», son precisadas el año
siguiente en el Seminario XVIII, «El revés del psicoanálisis». Presentado en el marco de una
teoría de los discursos, el plus-de-gozar viene especialmente a definir, en el discurso del amo, lo
que produce la articulación de lenguaje que nos determina. Es ahí donde la homología entre el
objeto perdido que describe el discurso psicoanalítico y el estatuto de la plusvalía en Marx viene
a tomar todo su sentido. Debe destacarse sin embargo que Lacan establecerá también una
escritura específica destinada a presentar al «discurso capitalista«, escritura que da mejor
cuenta de lo que después de Marx ha podido modificarse, incluso en la esfera de la economía.