Diccionario de psicología, letra P, Preiswerk Héléne

Preiswerk Héléne
(1880-1911)
En su tesis de medicina publicada en 1902, Carl Gustav Jung narró la experiencia que había
realizado con una joven médium espiritista que llamó S. W.; el abuelo materno de esta joven, un
pastor protestante, tenía alucinaciones visuales; el hermano era retrasado mental, y la hermana
sufría algunas anomalías psíquicas. En su presentación Jung no omite el lado paterno,
subrayando que la abuela de la paciente era histérica y padecía crisis de sonambulismo durante
las cuales «profetizaba». Los progenitores eran víctimas de trastornos mentales, dos hen-nanos
eran excéntricos, y dos hermanas presentaban síntomas histéricos.
Durante las sesiones de espiritismo, S. W. revivía vidas anteriores. Había leído por azar el libro
de Justinius Kerner (1786-1862) titulado La Vidente de Prevorst, que relataba un caso de transe
magnético, y comenzó a hipnotizarse a sí misma, y después a hablar varias lenguas. Al cabo de
cierto tiempo se enamoró de Jung, quien dejó de participar en las sesiones al sorprenderla en
flagrante delito de fraude. En su tesis, Jung trataba a esta joven de manera despectiva, como
nuevo objeto de observación. El trabajo, acogido calurosamente por Théodore Flournoy, que
acababa de tener una experiencia idéntica, suscitó no obstante una tempestad de indignación,
en razón del modo en que se presentaba la historia de S. W.
En 1975, Stéfanie Zumstein-Preiswerk reveló la identidad de su tía, S. W.: se trataba de Heléne Preiswerk, prima de Jung. La tesis de Jung era en realidad una autobiografía enmascarada que contenía una genealogía familiar. Samuel Preiswerk (1799-1871), el abuelo materno de Jung,
pastor, teólogo, hebraísta y adepto al espiritismo, había pasado toda su vida junto a una silla
especial instalada en su escritorio y reservada al espíritu de su primera mujer, que iba a
«visitarlo» una vez por semana. Cuando redactaba los sermones, su hija Émilie Preiswerk
(1848-1923), futura madre de Carl Gustav, debía permanecer detrás de él para que los espíritus
no leyeran por encima de su hombro. Émilie era una mujer fea y, después del matrimonio, se
convirtió en autoritaria y depresiva; pasaba su tiempo en ejercicios de espiritismo. El hermano,
Rudolf Preiswerk, tenía dos hijas, Héléne y Louise, y con ellas y su madre el joven Jung tomó en
su adolescencia la costumbre de entregarse al espiritismo, sin que lo supiera el padre, el
reverendo Paul Jung (1842-1896), que ignoraba las actividades de las mujeres de la familia. El
padre de Paul, Carl Gustav Jung (1799-1864), llamado el Viejo, personaje ilustre de la ciudad de
Basilea, en su juventud había conocido la cárcel por sus ideas políticas, y después de un
período de exilio se había dedicado al tratamiento de las enfermedades del alma.
Stéphanie Zumstein-Preiswerk reveló también cuál había sido el trágico destino de Héline.
Después de caer en un estado de total desintegración psíquica, murió de tuberculosis en París.
Nunca le perdonó al primo que la hubiera utilizado como cobayo para sus experiencias. En 1993,
Henri F. Ellenberguer redactó un artículo sobre esta cuestión, su último texto antes de morir,
donde una vez más demostró hasta qué punto la suerte de los pacientes es distinta de lo que
dicen los historiales redactados por los científicos.