Diccionario de psicología, letra P, Privación

Privación
La distinción terminológica expuesta por Freud en El porvenir de una ilusión (1927) enre la
frustración, la prohibición [l’interdit] y la privación, se complica a causa de una indicación
consignada anteriormente (1916) en el artículo «Algunos tipos de carácter dilucidados por el
trabajo psicoanalítico».
En la hipótesis -escribía Freud- de que la libido quiera lanzarse hacia metas o vías proscriptas
por el yo y que éste ha en consecuencia prohibido [interdit] (Verboten) para siempre, y en
ausencia de una satisfacción ideal grata al yo, «la privación (Entbehrung) -frustración
(Versagung) de una satisfacción real (reale)- se convierte en la condición primera de la génesis
de la neurosis». Surge aquí una dificultad, por la sucesión un tanto abrupta de los términos
«privación» y «frustración».
Retomemos entonces, para comenzar, las definiciones comparativas de El porvenir de una
ilusión. Caracterizaremos en primer lugar la frustración (Versagung) como «el hecho de que una
pulsión no es satisfecha»; a continuación la prohibición [l’interdit] (Verbot) como dispositivo
(Einrichtung) en virtud del cual la satisfacción es impedida, y finalmente la privación (Entbehrung)
como la situación (Zustand) resultante de la prohibición [interdiction]».
Así, en 1916, la privación (Entbehrung) designaba una frustración (Versagung) de un tipo
determinado (la frustración de una satisfacción real) y, en 1927, el resultado de una prohibición
[interdiction]. ¿Es posible conciliar ambas definiciones?
Continuemos con la lectura de El porvenir de una ilusión. Vamos a distinguir entre las privaciones
(Entbehrungen) que alcanzan a todo el mundo, y las que sólo tocan a ciertos grupos, a ciertas
clases, incluso a ciertos individuos.
Las primeras, las privaciones comunes a todos, son las más antiguas. Con las prohibiciones
[interdits] que ellas tienen en su origen inició la cultura la ruptura con respecto al estado animal
originario. Después de unos cuantos renglones, aparece no obstante un cambio terminológico. Al
referirse a los anhelos pulsionales en los cuales se perpetúa este estado primitivo, Freud evoca
«esa clase de hombres los neuróticos» que reaccionan de manera asocia] a esa «frustración»
(Versagung) que resulta de los desarrollos de la cultura.
Esta sustitución del término privación (Entbehrung) por el de frustración (Versagung) es
significativa.
De hecho, se observará en primer lugar que la proximidad, subrayada en 1916, entre la
«privación» y la «frustración real» tomaba en cuenta el desarrollo de yo. El mismo texto remitía
además a la especificación de la frustración como «real». Esto nos induce a suponer que la
«privación» (Entbehrung) tiene por marca distintiva el ordenarse correlativamente a uno y otro de
estos dos puntos de referencia: el yo por una parte, la realidad por la otra. Además, según este
modo de ver se fijará la función común atribuida a la prohibición [l’interdit] en ambos textos: la
prohibición [interdiction] (concebida en su mayor generalidad) interesa al yo que ella coacciona,
en su relación con la realidad, de la que es mantenido aparte. Desde este punto de vista, una tal
experiencia, ¿puede calificarse no obstante como «frustración real»? La definición de la
privación como «situación derivada de la prohibición [l’interdit] nos permite comprenderlo, en el
contexto de El porvenir de una ilusión.
En esa fecha (1927), ella nos sitúa, en efecto, en la perspectiva de la segunda tópica, en un
plano en el que el superyó interviene no sólo como capa superficial de la organización del ello
que es el yo, sino sobre todo en tanto que representa la realidad. El progreso de El porvenir de
una ilusión con relación al artículo «Algunos tipos de carácter … » encuentra su razón en este
punto. Es cierto que Freud no impulsó su elaboración. Una formulación de Lacan nos ayudará no
obstante a explicitar su alcance. Según el texto relativamente antiguo de Las formaciones del
inconsciente (1957) hay privación real de un objeto simbólico, castración simbólica de un objeto
imaginario y frustración imaginaria de un objeto real. Esta concepción de la privación prolonga la de Freud, en el sentido de que el interdicto [l’interdit] hace valer su objeto como proveniente de
una negación y, en consecuencia, como objeto simbólico, en la acepción de Lacan; la privación
es «real» en tanto que representa precisamente ese agujero en el ser que figura en Lacan la
ex-sistencia de lo real.