DICCIONARIO DE PSICOLOGÍA, LETRA P, PROYECCIÓN

Proyección
s. f. (fr. projection; ingl. projection; al. Projektion). Operación por la cual un sujeto sitúa en el
mundo exterior, pero sin identificarlos como tales, pensamientos, afectos, concepciones,
deseos, creyendo así en su existencia exterior, objetiva, como un aspecto del mundo.
En un sentido más estricto, la proyección constituye una operación por la que un sujeto expulsa
hacia afuera y localiza en otra persona una pulsión que no puede aceptar en su persona, lo que
le permite desconocerla en sí mismo. La proyección, a diferencia de la introyección, es una
operación esencialmente imaginaria.
Proyección
La definición de la proyección que daba en 1904 el Diccionario de conceptos filosóficos de Rudolf Eisler, como proyección de la sensación (Empfindung) o desplazamiento hacia el exterior (Hinausverlegung) de los contenidos sensoriales táctiles o visuales, permite rastrear el trayecto por el cual esta noción -lugar común en el contexto psico-filosófico de la época, según lo
atestiguan unas cincuenta-, referencias llegó a conquistar sus títulos en la teoría psicoanalítica.
Desde esta última perspectiva, el primer mojón aparece con el esbozo de un análisis de la
paranoia en la correspondencia con Fliess (manuscrito H, del 24 de enero de 1895). Basándose
en la observación de una perseguida que decía ser compadecida por sus vecinos porque la
consideraban abandonada por un hombre con el que había tenido un contacto sexual fugaz,
Freud define una defensa paranoica caracterizada precisamente por el mecanismo de
proyección, «abuso», escribe además, de un mecanismo psíquico muy corriente en la vida
normal. Él relaciona su origen y función con la constitución de la expresión en efecto, «estamos
acostumbrados a ver que nuestros estados interiores se le revelan al prójimo, lo que da lugar a
la idea normal de ser observado y a la proyección normal. Estas reacciones no dejan de ser
normales mientras permanezcamos conscientes de nuestras propias modificaciones interiores.
Si las olvidamos, si sólo tomamos en cuenta el término del silogismo que desemboca en el
exterior, tenemos una paranoia con sus exageraciones relativas a lo que la gente sabe de
nosotros y a lo que nos hace; ¿qué conoce de nosotros que nosotros ignoramos o no podemos
admitir? Se trata de un abuso del mecanismo de proyección, utilizado como defensa».
De la fijación narcisista al estadio del espejo
Así se establecen los primeros elementos teóricos de la interpretación de la autobiografía de
Schreber, que será desarrollada veinte años más tarde, y cuyo aporte consistirá esencialmente
en la conexión establecida entre la proyección y la fijación narcisista. Con la elaboración del
narcisismo, la teoría de la proyección y la oposición del «afuera» y el «adentro» se situarán
como dependientes del análisis del yo. Entonces la concepción de este tipo particular de defensa
que representa la proyección se formulará en los términos de que «lo suprimido adentro vuelve
desde afuera». Así queda abierto el camino para la distinción entre los dos tipos de relación que
el yo mantiene con la realidad: según que traslade a ella «por proyección» una parte de él mismo
que quiere tener por extraña, o que asimile «por introyección» una realidad que le es ajena. La
interpretación psicoanalítica que da Lacan de las funciones arcaicas del estadio del espejo le
aportará a esta dialéctica un complemento nuevo.

Término utilizado por Sigmund Freud a partir de 1895, esencialmente para definir el mecanismo de la paranoia, pero retomado más tarde por el conjunto de las escuelas psicoanalíticas como designación de un modo de defensa primaria, común a la psicosis, la neurosis y la perversión, mediante el cual el sujeto proyecta sobre otro sujeto o sobre un objeto algunos deseos que provienen de él pero cuyo origen él mismo desconoce y atribuye a una alteridad exterior.