Diccionario de psicología social, letra M, malentendido

MALENTENDIDO
Enfermedad básica del grupo familiar, cuyos orígenes deben buscarse en un desajuste o desarticulación entre la imagen interna que el paciente arrastra desde la infancia acerca de su grupo familiar (grupo interno) y el grupo familiar real y actual (grupo externo).
 
Concepto.- Imaginemos un paciente que se queja porque su madre no le da dinero, no le compra ropa o no satisface sus caprichos. El paciente tiene 20 años, y la madre considera que él ya es grande para trabajar y satisfacer por sí mísmo sus necesidades.
Imaginemos otro paciente que considera que su padre es un ser que se empeña en hostigarlo permanentemente, en criticarlo y hacerle la vida imposible, cuando en rigor lo único que el padre desea es ayudarlo. Por ejemplo, cuando el padre le dice al hijo que se haga un test vocacional, éste entiende la sugerencia como un ataque personal, o como una orden acerca de que debe estudiar y no ser un vago.
En ambos casos se han producido malentendidos: el hijo tiene una imagen interna de su madre o de su padre, que no coincide con lo que ellos son realmente en la actualidad. Las distorsiones en las imágenes internas se produjeron en algún momento de su historia cuando se instrumentó el mecanismo de la escisión del objeto total en bueno y malo. En el primer ejemplo, el sujeto se siente totalmente amado por su madre (objeto interno bueno), y en el segundo caso totalmente odiado por su padre (objeto interno malo).
Este mecanismo de escisión opera desde el momento del nacimiento, cuando el proceso sigue dos direcciones distintas: «hacia la gratificación (constituyéndose así el vínculo bueno) y hacia la frustración (configurando el vínculo malo). Es así como surge la estructura ‘divalente’ en el sistema vincular con objetos parciales o, más claramente expresado, con una escisión del objeto total en dos objetos parciales: uno de ellos vivido con una ‘valencia’ totalmente positiva, por el cual el sujeto se siente totalmente amado y al cual ama; el otro objeto está signado por una ‘valencia’ negativa: el sujeto se siente totalmente odiado, siendo recíproco este vínculo negativo del que necesita deshacerse o controlar».
La consecuencia resulta entonces ser que «el paciente tiene una visión de su grupo primario distinta totalmente de lo que éste es en realidad, produciéndose entonces una intensificación del proceso de incomunicación, dada por el desajuste o desarticulación entre ambas imágenes». En efecto, difícilmente puedan comunicarse y entenderse dos personas si una intenta ayudar a la otra y ésta considera que la primera lo está destruyendo.
«El paciente tiene una imagen distorsionada de los miembros de su familia, con los que no puede comunicarse precisamente por esta perturbación en el vínculo. Su emisión y recepción de mensajes son permanentemente interferidas por la proyección de imágenes internas construídas durante la infancia en situación de frustración o gratificación que no puede modificar. Como dijimos, estas imágenes no coinciden con la realidad, porque se configuran sobre la base de los vínculos bueno y malo siguiendo un modelo estereotipado y arcaico».
El rol del terapeuta será, aquí, indagar «la articulación de este mundo interno con el grupo externo. A través de esa confrontación con la realidad podremos evaluar la intensidad y extensión del ‘malentendido’, enfermedad básica del grupo familiar«.