Diccionario de psicología social, letra G, grupo operativo

Momentos.- Pichon Rivière describe de diversas maneras los momentos o etapas por lo que atraviesa el grupo como consecuencia de la aplicación de la técnica operativa. Por ejemplo:
a) Desde el punto de vista dialéctico, habla de tres momentos: tesis, antítesis y síntesis, buscando con ello poner de relieve que la técnica operativa implica el enfrentamiento y resolución de contradicciones. Ver Contradicción.
b) Desde el punto de vista de la unidad de trabajo que permite la tarea de esclarecimiento, podemos reconocer tres etapas: el existente, la interpretación y el emergente. El existente es el material aportado por el grupo a través de un miembro cualquiera que oficia, entonces, como portavoz. Ese material es interpretado por el coordinador del grupo y, como respuesta a esa interpretación, surge un nuevo emergente, conducta nacida de la organización de distintos elementos como acontecimiento sintético y creador. Cabe aclarar que, fuera de este contexto, Pichon Rivière utiliza también la expresión ‘emergente’ para referirse a la enfermedad como conducta desviada, en cuyo caso el emergente pasa a ser el ‘existente’ que requerirá una interpretación.
c) Desde el punto de vista de lo que sucede en cada sesión grupal, hay tres etapas cronológicas: apertura, desarrollo, y cierre. «Los emergentes de apertura deben ser cuidadosamente registrados por el observador y el coordinador, ya que todo ese material va a ser retrabajado durante la sesión, y es dable observar cómo reaparece, ya modificado, en el momento del cierre».
d) Desde el punto de vista del trabajo grupal, es posible distinguir tres instancias: pretarea, tarea y proyecto. La pretarea es una primera etapa eminentemente defensiva, donde el grupo se resiste al cambio y posterga la elaboración de las ansiedades básicas que lo paralizan. La tarea, eminentemente productiva, implica un abordaje de la situación anterior mediante una elaboración que rompa la pauta estereotipada que estanca el aprendizaje y reduzca las ansiedades básicas a un nivel no sólo tolerable, sino también óptimo para el pleno funcionamiento productivo del grupo. Se trata de una tarea implícita pero que, en este momento, se hace explícita. El proyecto, finalmente, surge cuando los miembros logran una pertenencia al grupo, pudiendo éste plantearse objetivos que van más allá del aquí y ahora, y trazando una estrategia para alcanzarlos.
El esquema adjunto permite visualizar el proceso de la técnica operativa, que comienza cuando nace un grupo a partir de un mero agregado y de dos organizadores grupales básicos: una tarea explícita para cumplir, y una mutua representación interna de sus integrantes. La situación así configurada genera ansiedades depresivas y paranoides, frente a las cuales el grupo monta defensas (pretarea). Se inicia aquí la técnica operativa propiamente dicha, es decir, se aborda una tarea implícita que, al tornarse explícita, reduce las ansiedades a un nivel óptimo y puede entonces, a partir de allí, iniciarse la tarea explícita propiamente dicha para la cual el grupo se había formado originalmente. Cumplida esta tarea, el grupo elabora un proyecto, en el nivel explícito, y la pérdida de la situación anterior en el nivel implícito. A partir de aquí el grupo podrá seguir adelante como tal con una nueva tarea por delante, o se disolverá formando un agregado. Los ex-miembros del agregado se incoporarán a nuevos grupos y el proceso vuelve a comenzar. Conviene aclarar que pretarea, tarea y proyecto no son momentos unidireccionales sino dialécticos: en la historia del grupo, varias veces serán recorridos esas etapas, en un ir y venir permanente.