Diccionario de psicología social, letra M, motivación

MOTIVACION
Factor que, junto a las necesidades y las aspiraciones, subyace en el proceso del aprendizaje, la comunicación y las operaciones tendientes al logro de la gratificación en relación con objetos determinados. El aprendizaje y la comunicación, aspectos instrumentales del logro del objeto, poseen una subestructura motivacional.
 
Concepto.- Quien aprende, quien se comunica es porque está motivado. «El aprendizaje y la comunicación, aspectos instrumentales del logro del objeto, poseen una subestructura motivacional». Los procesos de aprendizaje y comunicación constituyen la superestructura, bajo la cual subyace una infraestructura (o subestructura), constituída precisamente por las motivaciones. «El campo de la infraestructura, depósito de motivos, necesidades y aspiraciones, constituye el inconciente con sus fantasías (motivación), que son el producto de las relaciones de los miembros del grupo interno entre sí (grupo interno como grupo mediato o inmediato internalizado)». Este fenómeno puede ser estudiado en la alucinación y en la fantasía.
a) «En el contenido de la actividad alucinatoria, el paciente oye la voz del líder de la conspiración inconciente en diálogo con el ‘self’, a quien controla y observa, ya que es una parte proyectada de él mismo».
b) «En la fantasía motivacional hallamos [también] una escala de motivos, necesidades y aspiraciones que subyacen en el proceso de aprendizaje, la comunicación y las operaciones tendientes al logro de la gratificación en relación con objetos determinados. La acción y la decisión se asientan sobre esa constelación de motivos y el logro está más relacionado con la aprehensión del objeto que con la descarga de tensiones como lo describiera Freud».
En esta última idea suele insistir Pichon Rivière a lo largo de su obra: lo que motiva al sujeto no es tanto la necesidad de descargar tensiones o excitaciones instintivas, como la de entablar un vínculo con un objeto: «las necesidades constituyen el fundamento motivacional del vínculo». Tal es uno de los aspectos de la crítica de Pichon Rivière a la posición instintivista de Freud. En la opinión de Pichon Rivière, no cabe hablar de un instinto de vida ni de un instinto de muerte, agresión o destrucción, sino, respectivamente, de vínculos gratificantes que hacen considerar como bueno al objeto, y de vínculos persecutorios que lo hacen considerar como malo. En efecto, «sobre la base de las necesidades corporales que promueven el reconocimiento de las fuentes de gratificación mediante técnicas más o menos universales y durante el desarrollo infantil, se constituye esa unidad fundamental que es el ‘vínculo'».
No obstante ello, dicho autor le reconoce al creador del psicoanálisis el descubrimiento de la motivación, considerándola su más grande contribución, al relacionar los fenómenos del «aquí y ahora» con la historia personal del sujeto a partir de lo que llamó «sentido del síntoma».
 
Doble estructura de la motivación.- Esto último significa que cada persona se conduce de acuerdo a motivaciones personales; no obstante detrás de ellas, también, podemos identificar motivaciones universales, comunes a todos. A las primeras, Pichon Rivière las designa como el aspecto direccional secundario de la conducta, y a las últimas el aspecto direccional primario.
Así, «la conducta motivacional, la más ligada al destino del sujeto, consta… de esta doble estructura, en la que se puede observar que el aspecto direccional primario está ligado a las etapas iniciales del desarrollo. El proceso universal que promueve la motivación es el de la recreación del objeto, que adquiere en cada sujeto una determinación individual, surgida de la conjugación de las necesidades biológicas y el aparato instrumental del yo. El aspecto direccional secundario, elección de tarea, de pareja, etc., pasa por el filtro grupal, que en definitiva decide la elección».