diccionario de psicologia social, letra P, policausalidad

POLICAUSALIDAD
Uno de los cuatro principios que rigen la configuración de toda estructura, sea normal o patológica. Según este principio, fundado en la idea freudiana de las series complementarias, en la causación de toda estructura y de sus conductas emergentes interviene una pluralidad de causas, o ecuación etiológica, constituída por los factores constitucional, disposicional y actual.
 
Concepto.- Así como el principio de pluralidad fenoménica destaca la diversidad de formas de expresión de la conducta, el principio de policausalidad enfatiza la diversidad de causas de la misma, tanto sea de la conducta normal como de la patológica (neurosis, psicosis).
Pichon Rivière desarrolló este principio sobre todo en relación a la conducta patológica, donde sostiene que "en la génesis de las neurosis y psicosis nos encontramos con una pluralidad causal, una ecuación etiológica compuesta por varios elementos que se van articulando sucesiva y evolutivamente, a los que Freud llamó series complementarias". En este proceso dinámico y configuracional interviene en primer término el factor constitucional que, cuando el niño nace, interactuará con el impacto de la presencia del niño en el grupo familiar, nuevas experiencias y vivencias que conformarán el factor disposicional, donde se fija la libido. A este lugar se vuelve luego en el proceso regresivo: el regreso es promovido por el factor actual, en el que el monto disposicional entra en complementariedad con el conflicto actual, descripto por Pichon Rivière como depresión desencadenante (un cierto monto de privación, una pérdida, etc.), iniciándose allí un proceso regresivo que desembocará en la manifestación de la enfermedad.
Utilizando una terminología de la matemática, la policausalidad se expresa mediante una ‘ecuación’ etiológica, donde Pichon Rivière llama a cada uno de los factores implicados, ‘parámetro’, y son tres: el factor constitucional, el factor disposicional y el factor actual.
Entre estos parámetros hay una relación complementaria. Por ejemplo, "cuando el monto de lo disposicional es muy elevado, un conflicto actual, por escasa que sea su intensidad, es suficiente para desencadenar la enfermedad. Por eso hablamos de la complementariedad de los factores intervinientes".
Finalmente, Pichon Rivière hace un comentario acerca de la relación que guardan estos tres factores con la clásica idea de las causas endógenas y las causas exógenas en la determinación de la enfermedad.
Señala al respecto que "los conceptos de constitución y disposición [los dos primeros factores de la serie], son de naturaleza psicobiológica. Con eso queremos insistir en que la teoría psicoanalítica de las neurosis y psicosis no postula, como equivocadamente se afirma en cierta literatura psiquiátrica, la psicogénesis de las neurosis y psicosis, ya que esto implicaría una parcialidad de la unidad psicofísica. Estos tres tipos de factores mencionados se intrincan en la configuración de las neurosis y psicosis. La enunciación de esta ecuación etiológica permite superar una concepción mecanicista que establece una estéril antítesis entre lo exógeno y lo endógeno. Freud sostiene que la correlación entre lo endógeno y lo exógeno debe ser comprendida como la complementariedad entre disposición y destino. Por nuestra parte queremos señalar que los psiquiatras llamados "clásicos", al insistir en los factores endógenos de causación, escotomizan entre otras cosas el monto de privación o conflicto actual, que al hacer impacto en un umbral variable en cada sujeto completa el aspecto pluridimensional de las neurosis y psicosis". Pichon Rivière intenta así mostrar que la causación de la enfermedad mental no puede adscribirse solamente a causas internas (factores endógenos) ni solamente a causas externas (factores exógenos, como por ejemplo un factor actual o desencadenante), sino que resulta de una interacción complementaria entre todos esos factores.
 
Factor constitucional.- Pichon Rivière divide este factor en dos: el factor constitucional propiamente dicho, y un factor social precozmente adquirido en el estado intrauterino.
El primero está vinculado a la dotación hereditaria, es decir con lo que se llama genotipo, mientras que el segundo se refiere a las experiencias del niño dentro del útero, experiencias que tienen una índole ‘social’, "puesto que la inseguridad o seguridad de la madre está relacionada con el tipo de vínculo que tiene con su pareja y la situación de su grupo familiar.
Este segundo factor social, intrauterino, es designado por Pichon Rivière también como lo fenotípico (a diferencia de lo genotípico, o primer factor hereditario). Lo fenotípico está conformado por "aquellos elementos resultantes del contexto social que se manifiestan en un código biológico. Queremos decir que el feto sufre la influencia del medio social aún en el aparente resguardo de su vida intrauterina, por medio de las modificaciones del medio materno. A través de esas modificaciones impactan el desarrollo del feto las distintas alternativas de la relación de sus padres, la presencia o ausencia del padre, los conflictos del grupo familiar, sus vicisitudes de orden económico, situaciones de peligro individual o social, etc. Todo esto causa un monto de ansiedad en la madre que se traduce en el feto en alteraciones metabólicas, sanguíneas, etc. Así, lo fenotípíco y lo genotípico se articulan en la vida intrauterina para la estructuración del factor constitucional".
 
Factor disposicional.- "Al factor constitucional se agrega en el desarrollo el impacto en el grupo familiar. La interacción de este hecho con el factor anterior da como resultado lo que se llama disposición o ‘factor disposicional’ (según Freud, fijación de la libido en una etapa de su curso)".
Así, el factor constitucional "interactúa con el impacto de la presencia del niño en el grupo familiar, las características con que dicha presencia adquiere la constelación familiar, los vínculos positivos o negativos que en esa situación triangular (padre-madre-hijo) se establecen". Estas primeras vivencias y experiencias que se articulan con lo constitucional son el factor disposicional.
"Desde el nacimiento y durante el proceso de desarrollo, el niño padece en su relación con el medio permanentes exigencias de adaptación. Se dan situaciones de conflicto entre sus necesidades y tendencias y las exigencias del medio. Surge así la angustia como señal de alarma ante el peligro que engendra la situación conflictiva. Si esta situación es elaborada, es decir, si el conflicto se resuelve en una solución integradora, el proceso de aprendizaje de la realidad continúa su desarrollo normal. Pero si el sujeto no puede elaborar su angustia ante el conflicto, y la controla y reprime por medio de técnicas defensivas, que por su rigidez tendrán el carácter de mecanismos de defensa estereotipados, el conflicto no se liquida sino que se elude y queda en forma latente como punto disposicional, con un estancamiento de los procesos de aprendizaje y comunicación (lo que Freud denominó de fijación de la libido)".
Así, el factor disposicional es "un punto del desarrollo del sujeto, caracterizado por determinadas técnicas defensivas, al que se regresa una vez desencadenado el proceso de enfermedad. Lo disposicional determinará el ‘estilo personal’ en la resolución del núcleo patogenético, dependiendo en gran medida de este factor la sintomatología predominante".
 
Factor desencadenante o actual.- Este factor es descripto como una privación, una pérdida, una frustración o un sufrimiento de una intensidad tal, que no puede ser elaborada con las técnicas adaptativas habituales y que inhibe el proceso de aprendizaje, determinando la ‘regresión’ a un punto del desarrollo que corresponde al factor disposicional, donde recurrirá, para desprenderse de la situación de sufrimiento y angustia, a las ‘viejas’ defensas que alguna vez le sirvieron, que fueron operativas, es decir, las usadas en el punto disposicional.
"Queremos decir que el sujeto, por una pérdida real o fantaseada de un vínculo, por una amenaza de frustración o sufrimiento, se inhibe y detiene parcialmente su proceso de apropiación o aprendizaje de la realidad. Detiene parcialmente su progreso y recurre a mecanismos en ese momento operativos, aún cuando no lo son totalmente, ya que el conflicto no está resuleto sino eludido. Esto configurará una pauta de reacción que si se estereotipa da lugar a un punto de fijación. El grado de inadecuación del mecanismo arcaico (que en el momento del desarrollo al que se regresa resultó operativo) y la intensidad de la estereotipia de su empleo nos dará un índice del grado de desviación de las normas que padece el sujeto y de las características de su adaptación (activa o pasiva) a la realidad. Por todo esto, podemos decir con Freud: "Cada sujeto hace la neurosis que puede y no la que quiere".