Diccionario de psicología social, letra P, portavoz

PORTAVOZ
Portavoz de un grupo es el miembro que en un momento dado denuncia el acontecer grupal, las fantasías que los mueven, y las ansiedades y necesidades de la totalidad del grupo. El portavoz es un rol en el cual el sujeto no habla solamente por sí, sino por todos, es decir, en él se conjugan la verticalidad y la horizontalidad grupal. Un ejemplo de portavoz es el ‘enfermo’ de un grupo familiar. Sinónimos: ‘alcahuete’, ‘radar’ grupal.
 
Concepto.- El grupo se estructura sobre la base de un interjuego de roles, de los cuales Pichon Rivière destaca principalmente tres, dada la importancia que adquieren en la vida grupal: el portavoz, el chivo emisario y el líder. Pichon Rivière considera el concepto de portavoz como uno de los pilares de su teoría.
Portavoz de un grupo «es el miembro que en un momento denuncia el acontecer grupal, las fantasías que los mueven, las ansiedades y necesidades de la totalidad del grupo». El portavoz no habla solamente por sí sino por todos, es decir, en él se conjugan la verticalidad y la horizontalidad grupal. Así, la dialéctica entre lo vertical del sujeto y lo horizontal del grupo se hace comprensible por el concepto de portavoz, rol que, mediante una problemática personal del sujeto denominado precisamente portavoz, vehiculiza toda la estructura grupal (aún sin darse cuenta de ello) «y que nos remite como signo a las relaciones infraestructurales, implícitas, en las que están comprometidos todos los integrantes ddeel grupo […y] muchas veces esa horizontalidad, acontecer grupal, sólo puede ser decodificada por la sumación de lo verbalizado o actuado por varios portavoces».
Lo que dice o actúa el portavoz será interpretado, lo que se debe hacer en las dos dimensiones de la verticalidad y la horizontalidad. Así, una vez señalados los aspectos individuales, motivacionales del portavoz (dimensión vertical), la interpretación tenderá luego a desocultar el acontecer implícito grupal o comunitario (dimensión horizontal). Tengamos presente que las necesidades, ansiedades y fantasías personales y propias del portavoz hacen a la horizontalidad, pero el hecho de que las formule en un momento dado del acontecer grupal hacen a la horizontalidad del emergente.
El hecho de que el portavoz denuncie el acontecer grupal no nos debe llevar a pensar que es alguien que hace interpretaciones. El portavoz sólo se limita a denunciar el acontecer incluso sin percatarse de ello. En todo caso, lo que el portavoz dice será luego interpretado por el coordinador del grupo.
Finalmente, para ser portavoz y poder constituírse en emergente del grupo, se requieren algunas condiciones personales del sujeto que asuma ese rol: «por su historia personal, es muy sensible al problema subyacente ya que, actuando como radar, detecta las fantasías inconcientes del grupo y las explicita».
 
El enfermo como portavoz.- Un ejemplo importante de portavoz es el integrante del grupo familiar denunciado como ‘enfermo’. «La enfermedad de un miembro… opera como ‘denunciante’ de la situación conflictiva y del caos subyacente que este dispositivo patológico de seguridad intenta controlar. El paciente, por su conducta desviada, se ha convertido en el portavoz, el «alcahuete» del grupo».
En efecto, «cuando emerge una neurosis o una psicosis en el ámbito del grupo familiar, descubrimos que previamente un grado determinado de inseguridad se ha instalado en el seno de ese grupo, impotentizándolo. Esto significa dinámicamente que un miembro del grupo familiar asume un rol nuevo, se transforma en el portavoz y depositario de la ansiedad del grupo. Se hace cargo de los aspectos patológicos de la situación en un proceso interaccional de adjudicación y asunción de roles, que compromote tanto al sujeto ‘depositario’ como a los ‘depositantes'».
Precisamente, «el portavoz ha enfermado a causa de esa depositación masiva de las situaciones de inseguridad e incertidumbre del ambiente y la asunción de las pérdidas sufridas por su grupo inmediato familiar«. En ese momento es el miembro más débil del grupo, pudiéndose luego transformar, terapia mediante, en el líder del cambio. Cuando surge un portavoz o enfermo, el grupo comienza a segregarlo , con diferentes intensidades según cada caso, con lo que «el enfermo es alienado por su grupo inmediato».