Diccionario de psicología social, letra T, Tarea

TAREA
En general, es el conjunto de acciones que se ejecutan para alcanzar un fin u objetivo. En particular, es el momento en el acontecer de un sujeto o de un grupo que sigue a la pretarea, consistente en la elaboración de las ansiedades básicas (tarea implícita) que le impiden avanzar luego hacia la plena productividad y hacia el objetivo que el sujeto o el grupo se había propuesto alcanzar (tarea explícita).
 
Concepto.- «La noción de tarea en la concepción de psicología social que tratamos de propugnar permite una ubicación frente a la patología y a su vez una estructuración de líneas con las cuales accionar frente a ésta. Para ello trataremos de establecer tres momentos, que son abarcados por esta noción: la pretarea, la tarea y el proyecto». Así, pretarea, tarea y proyecto constituyen los tres momentos que se presentan habitualmente cuando un sujeto o un grupo deben enfrentar una situación de cambio.
 
Tarea implicita y explicita.– A partir del análisis de los textos de Pichon Rivière, parece posible inferir que este autor distingue dos tipos de tarea: una tarea implícita y una tarea explícita. La primera, que a veces llama también tarea latente (143), consiste en el examen y resolución de los conflictos que mantenían al grupo en la fase improductiva de la pretarea. A medida que estos obstáculos se van allanando, el grupo puede entonces emprender una tarea explícita, que consiste en cumplir los objetivos para los que el grupo se formó (estudiar, crear una campaña publicitaria, curar, hacer un diagnóstico institucional, construír una máquina, etc.), etapa que desembocará, a medida que esta tarea explícita vaya cumpliéndose, en un proyecto que trascienda el aquí y ahora grupal.
Consiguientemente, la secuencia pretarea – tarea – proyecto se especifica mejor con la secuencia pretarea – tarea implícita – tarea explícita – proyecto. Estas secuencias: a) no son unidireccionales, pues un grupo en tarea puede volver en determinado momento a la pretarea, y viceversa; y b) no existe un corte abrupto que separe esos momentos: entre pretarea y tarea implícita, entre ésta y la tarea explícita, y entre ésta y el proyecto hay una continuidad o un gradualismo. Por ejemplo, a medida que el grupo va cumpliendo su tarea explícita, comienza a emerger un proyecto.
El análisis de la articulación entre tarea implícita, tarea explícita y proyecto es abordado por Pichon Rivière cuando indica, por ejemplo, que «la tarea es el ámbito de la elaboración de los cuatro momentos de la función operativa: la estrategia, la táctica, la técnica y la logística. Después de haber elaborado la estrategia operativa en el mundo interno y sobre la base de dicha planificación, el sujeto puede orientar la acción (‘proyecto’, como emergente de la tarea)».
Esto mismo es también aplicable al grupo: «si todo el grupo ha elaborado estos cuatro ‘momentos’ y los instrumenta en su mundo interno y lo juega en su ‘cancha interna’ podrá también jugar en la ‘cancha externa’ (mundo, realidad), por haber estructurado una estrategia operativa sobre la base de dicha planificación previa que orienta la ‘acción'».
«Al externalizar la estrategia, ésta se convierte en ‘táctica’; de acuerdo con el instrumento con el cual opere, estará utilizando una ‘técnica’. En el momento en que puede evaluar su potencialidad en comparación con la del adversario (logística), logrará una óptima operatividad. El equipo entonces será perfecto, transformándose así en un ‘grupo operativo’; y si a esto se le suman los tres principios básicos que rigen la estructura de todo grupo humano: la ‘pertenencia’, la ‘cooperación’ y la ‘pertinencia’, obtendremos el modelo más operativo de un grupo, capaz de lograr un éxito sobre la base de la planificación previa».
En otros párrafos, Pichon Rivière retoma esta articulación entre tarea implícita y tarea explícita cuando señala que «todo grupo se plantea explícita o implícitamente una tarea, la que constituye su objetivo o finalidad. La tarea, la estructura grupal y el contexto en el que se relacionan tarea y grupo constituyen una ecuación de la que surgen fantasías inconcientes, que siguen el modelo primario del acontecer del grupo interno. Entre estas fantasías algunas pueden funcionar como obstáculo en el abordaje del objeto de conocimiento y distorsionantes en la lectura de la realidad, mientras que otras actúan como incentivo del trabajo grupal».
«El enfrentamiento de ambos tipos de fantasías inconcientes proyectadas en el grupo producirán las situaciones de conflicto características de la tarea grupal. El esclarecimiento de dichas fantasías inconcientes, así como la resolución dialéctica del dilema que dio origen al conflicto, constituyen la tarea latente del grupo, inaugurándose entonces la posibilidad de la creación. En ese momento el creador se hace cargo de su fantasía inconciente, como estructura-función y puede construír una estrategia, una táctica, una técnica y una logística para el abordaje de la realidad [la tarea explícita]».
Donde más claramente Pichon Rivière expresa la relación entre tarea implícita y explícita, es, sin embargo, cuando hace referencia a la técnica de los grupos operativos, la cual «se caracteriza por estar centrada en forma explícita en una tarea que puede ser el aprendizaje, la curación (en este sentido abarca los grupos terapéuticos), el diagnóstico de las dificultades de una organización laboral, la creación publicitaria, etc. Bajo esa tarea explícita subyace otra implícita, que apunta a la ruptura, a través del esclarecimiento, de las pautas estereotipadas que dificultan el aprendizaje y la comunicación, significando un obstáculo frente a toda situación de progreso o cambio».
Tal vez, la confusión entre tarea implícita y explícita aparece cuando se da la circunstancia excepcional de un grupo que se propone como tarea explícita llevar a cabo la tarea implícita. Tal el caso, por ejemplo, de un grupo que se forma con la expresa finalidad de resolver los miedos que le impedirán luego abordar, o no, alguna tarea explícita.
 
La tarea implícita.- La tarea implícita apunta a romper pautas estereotipadas que dificultan el cambio y el progreso, y consiste en la elaboración del miedo a perder la estructura existente (ansiedad depresiva) y el miedo al ataque de la nueva situación (ansiedad paranoide).
La unidad de trabajo en la tarea implícita está constituída por: a) el material que aporta el portavoz, b) la interpretación de dicho material, y c) el nuevo emergente como respuesta a esa interpretación. En efecto, «la respuesta del sujeto [a la interpretación del terapeuta] será retomada en ese diálogo como emergente, como signo que nos remite nuevamente a ese acontecer, que es el hilo que nos permite comprender y cooperar con él en la modificación de su percepción del mundo y las formas de su adaptación a la realidad». En suma, el emergente son las nuevas conductas grupales que testimonian que la interpretación ha hecho efecto y que posibilitan que el grupo encare su tarea explícita, es decir, la tarea que el grupo se propuso como meta, aquello para lo cual el grupo se formó. Precisamente, la tarea implícita es el trabajo de identificar y superar los distintos obstáculos tanto individuales como grupales y que impiden al grupo alcanzar la tarea explícita.
Pichon Rivière ha trabajado más sobre la tarea implícita que sobre la explícita de los grupos. La denominación ‘implícita’ no alude al hecho de ser una tarea que pase inadvertida para los integrantes del grupo, o que éste la realice sin ‘darse cuenta’, sino al hecho de que es una tarea cuya finalidad es el abordaje de lo implícito inconciente (conflictos, fantasías, miedos, resistencias, etc.) para hacerlo explícito o conciente mediante la interpretación. Así, en suma, la tarea implícita sería el abordaje de lo ímplicito, mientras la tarea explícita el abordaje de lo explícito (finalidad que el grupo se propuso alcanzar).
Lo que se trata de lograr en la tarea implícita, y en el caso particular de un proceso terapéutico corrector, es que los pacientes puedan quedar en condiciones de hacer una adaptación activa a la realidad, asumir nuevos roles con mayor responsabilidad con el abandono progresivo de los roles anteriores, y, a nivel grupal, que los sentimientos básicos de pertenencia, cooperación y pertinencia puedan conjugarse armónicamente en el logro de una gran productividad.
A veces, finalmente, Pichon Rivière se refiere a la tarea implícita con la simple denominación de tarea, como cuando indica que por tarea debemos entender «el abordaje y elaboración de los miedos que configuran la resistencia al cambio, rompiéndose así una pauta estereotipada y disociativa que funciona como factor de estancamiento en el aprendizaje de la realidad o punto disposicional de la enfermedad».