Diccionario de psicología, letra R, Real (Lacan)

Real
Alemán: Reale (das).
Francés: Réel.
Inglés: Real.

Término empleado como sustantivo por Jacques Lacan, proveniente a la vez del vocabulario de
la filosofía y del concepto freudiano de la realidad psíquica, introducido para designar una
realidad fenoménica, inmanente a la representación e imposible de simbolizar.
Utilizado en el marco de una tópica, este concepto es inseparable de otros dos elementos, lo
imaginario y lo simbólico, y forma con ellos una estructura. Designa la realidad propia de la
psicosis (delirio, alucinación), en tanto compuesta por los significantes forcluidos (rechazados)
de lo simbólico.
A partir de la década de 1920, después de la revolución introducida en la ciencia por la teoría de
la relatividad de Albert Einstein (1879-1955), se transformó la oposición clásica entre lo real dado
y lo real construido; la palabra real fue entonces corrientemente empleada por los filósofos como
sinónimo de un absoluto ontológico, un ser-en-sí que se sustrae a la percepción. Jacques Lacan
basó su primera reflexión al respecto en las tesis de Émile Meyerson (1859-1933) sobre la
ciencia de lo real. En efecto, en La Déduction relativiste, obra publicada en 1925 y a la que
Lacan se refirió en 1936 en «Más allá del principio de realidad», Meyerson sostuvo la existencia
de una similitud entre los objetos creados por la ciencia y aquellos cuya existencia es
establecida por la percepción,
Pero, aunque sin confesarlo nunca, Lacan tomó mucho más directamente de su amigo Georges
Bataille (1897-1962) la noción de lo real a partir de la cual, incluyendo la idea (freudiana) de la
realidad psíquica, forjó el concepto que convertiría en uno de los tres elementos de su tópica y
de su concepción estructural del inconsciente determinado por el lenguaje.
Bataille descubrió la obra de Freud al interesarse sobre todo por Más allá del principio de
placer, Psicología de las masas y análisis del – yo y Tótem y tabú, es decir, por la pulsión de
muerte y las cuestiones de lo sagrado, la identificación de las multitudes con el jefe y el origen de
las sociedades y las religiones. De allí la publicación, en 1933, de un texto titulado «La structure
psychologique du fascisme», dedicado a la vez al ascenso del nazismo y al análisis de las
sociedades humanas y sus instituciones. Bataille distinguía dos polos estructurales: por un lado
lo homogéneo, o ámbito social útil y productivo, y por el otro lo heterogéneo, lugar de irrupción de
lo que es imposible de simbolizar. Con la ayuda de este último término, Bataille especificaba la
idea de parte maldita, central en su propio pensamiento. Más tarde, entre 1935 y 1936, época en
la cual, lo mismo que Lacan, seguía el seminario de Alexandre Kojève (1902-1968) sobre la
Fenomenología del espíritu de Hegel, creó el término «heterología» a partir del adjetivo
heterólogo, que en anatomía patológica designa los tejidos mórbidos. La heterología era para él la
ciencia de lo irrecuperable, cuyo objeto era «lo improductivo» por excelencia: los desechos, los
excrementos, la inmundicia. En síntesis, la existencia «otra» expulsada de todas las normas: la
locura, el delirio, etcétera.
Lacan construyó la teoría de lo real combinando la ciencia de lo real, la heterología y la noción
freudiana de realidad psíquica. Esa categoría hizo su primera aparición en 1953, sin estar aún
conceptual izada, en una conferencia titulada «Lo Simbólico, lo Imaginario y lo Real». Más tarde,
Lacan tomó la costumbre de escribir las tres palabras con mayúscula.
Entre 1953 y 1960, en el marco de su relevo estructural de la obra freudiana, Lacan le dio a este
real un estatuto muy cercano al que le había asignado Bataille. En la categoría de lo simbólico
ubicó toda la refundición derivada de los sistemas de Saussure y Lévi-Strauss; en la categoría
de lo imaginario situó los fenómenos ligados a la construcción del yo (anticipación, captación,
ilusión); finalmente, en lo real colocó la realidad psíquica, es decir, el deseo inconsciente y sus
fantamas conexos, pero también «un resto»: una realidad deseante, inaccesible a cualquier
pensamiento subjetivo.
La idea de la ciencia de lo real aparece claramente en la lectura que realizó Lacan del sueño de
«la inyección a Irma», en su seminario sobre el yo de 1954-1955. En ese comentario asimila la
boca de Irma a una terrorífica cabeza de Medusa, y después subraya que lo real es el origen y
la fuente de una duda fundadora necesaria para la ciencia. En el origen de up descubrimiento
-dice Lacan en sustancia- no hay un sujeto sino una duda, puesto que todo descubrimiento es la
expresión de un itinerario en el que el error se mezcla con la verdad. Esa duda fundadora
equivale para Lacan al sexo femenino como cosa real, imposible de simbolizar. Más tarde se
encuentra su huella en la concepción lacaniana de la sexualidad femenina: para Lacan, ésta es
un «suplemento», y le atribuye un goce que se sustrae a la racionalidad.
En 1955-1956, en el marco de su lectura de la historia de Daniel Paul Schreber y de la
concepción de una clínica de la psicosis centrada en la paranoia, Lacan elaboró dos conceptos:
el de forclusión y el de nombre-del-padre. La primera es definida como el mecanismo específico
de la psicosis, diferente de la represión; consiste en el rechazo primordial de un significante
fundamental fuera del universo simbólico del sujeto. En cuanto al segundo, es el concepto de la
función paterna, el significante fundamental, el mismo forcluido en la psicosis.
A partir de esta nueva organización de la estructura del sujeto, tal como aparece en. la clínica de
la psicosis, el concepto de real adquiere otra dimensión. Se convierte entonces en el lugar de la
locura. En efecto, si los significantes forcluidos de lo simbólico retornan en lo real sin estar
integrados al inconsciente del sujeto, esto quiere decir que lo real se confunde con un «otro
lugar» del sujeto. Habla y se expresa en lugar del sujeto mediante gestos, alucinaciones o
deseos que el sujeto no controla.
La importancia atribuida a la psicosis como paradigma del psiquismo humano siempre aparece
ligada en Lacan a la cuestión de la ciencia. Se encuentran allí las dos filiaciones (la ciencia de lo
real, la heterología) que Lacan siempre adoptó (sin decirlo claramente) y a las cuales sumó la
referencia a la realidad psíquica.
A partir de 1970, el interés cada vez más grande por la ciencia llevó a Lacan a tratar de
formalizar su propio material conceptual: por un lado, mediante una mathesis de los discursos (o
matema), y por el otro con una topología (el nudo borromeo), destinada a reemplazar a la antigua
tópica. Esta voluntad de construir una ciencia de lo real se tradujo entonces en una
reorganización de los elementos de la antigua tópica, de modo que el lugar determinante dejó de
ser ocupado por lo simbólico, reemplazado por lo real. En consecuencia, a la psicosis (forma
teorizada de la locura y lugar de la simbolización imposible) se le asignó la tarea de desafiar
todas las certidumbres de la ciencia. A ese tríptico en el que lo real era asimilado a «un resto»,
imposible de transmitir y que se sustrae a la sistematización, Lacan le dio el nombre de R,S.I.
(Real, Simbólico, Imaginario).