Diccionario de psicología, letra R, Reik Theodor

Reik Theodor
(1888-1969) Psicoanalista norteamericano
 
Este melómano vienés, enamorado de las melodías de Gustav Mahler, gran lector de Goethe y
del poeta Richard Beer-Hofmann (1866-1945), erudito en literatura y antropología, y por otra
parte eminente profesional del psicoanálisis aplicado, tenía por su maestro Sigmund Freud una
veneración tal que no podía evitar imitarlo en todas las cosas. Se vestía como Freud, se
recortaba la barba como Freud y fumaba los mismos cigarros que Freud. Por ello, en el primer
círculo vienés le pusieron el nombre de «símil Freud»
Proveniente de una modesta familia judía de origen húngaro, Theodor Reik sufrió en su infancia la
depresión de la madre y los conflictos que estallaron entre el abuelo materno, judío ortodoxo y
sabio talmudista, y el padre librepensador. Éste murió cuando Reik tenía 18 años. Se vio
entonces obligado a trabajar para ayudar a la familia, mientras sufría crisis de angustia que se
traducían en autoacusaciones aberrantes y mortificaciones ascéticas. No obstante, estudió
letras y filosofía en la Universidad de Viena, y realizó como tesis el estudio de un relato de
Gustave Flaubert (1821-1880): La Tentation de saint Antoine. Más tarde llegaría a publicar un
centenar de textos (libros y artículos) en alemán primero y después en inglés.
Freud quería a este hombre neurótico, siempre en busca de un padre, a quien adoptó como hijo
espiritual. En 1911 lo impulsó a adherir a la Wiener Psychoanalytische Vereinigung (WPV), pero
se negó a tomarlo en análisis y lo envió a Berlín, al diván de Karl Abraham. Puesto que no era
médico, a Reik le resultaba difícil ganarse la vida como profesional, y por otra parte carecía de
fortuna. Freud lo mantuvo, enviándole una mensualidad, y pagó también su análisis con
Abraham. Al volver de la Primera Guerra Mundial, durante la cual sirvió en el ejército austríaco,
Reik comenzó a padecer trastornos cardíacos; a menudo sintió el terror de estar al borde de la
muerte. Freud aceptó entonces tomarlo en análisis para una cura interminable que se desarrolló
en dos tiempos.
En 1925 estalló el asunto del juicio por ejercicio ilegal de la medicina, que iba a hacer célebre a
Reik y a provocar una verdadera tempestad en el seno del movimiento psicoanalítico
internacional, oponiendo sobre todo a europeos y norteamericanos. Acusado judicialmente
porque practicaba el psicoanálisis sin ser médico, Reik fue respaldado por Freud, quien publicó
en esa oportunidad una obra, ¿Pueden los legos ejercer el análisis?, en la cual asumió la
defensa de los no-médicos, subrayando el carácter lego de la práctica psicoanalítica. El asunto
tomó pronto una amplitud considerable en el interior de la International Psychoanalytical
Association (IPA), al punto de dividir a la comunidad freudiana: de un lado estaban los partidarios
del psicoanálisis llamado médico (en general, norteamericanos), y del otro sus adversarios
(sobre todo europeos), apoyados por Marie Bonaparte.
Salpicado por el tumulto, Reik se instaló en Berlín en 1928, con la esperanza de hacer carrera en
esa ciudad. Pero la llegada de los nazis al poder lo obligó a emigrar, primero a Leyden, Holanda,
y más tarde a Nueva York, adonde llegó en junio de 1938, después de haber visitado por última
vez a Freud, a su vez exiliado en Londres.
En el continente americano sus dificultades continuaron. A pesar de su notoriedad, Reik, que
seguía sin título de médico, nunca pudo incorporarse a la New York Psychoanalytic Society
(NYPS). Lo mismo que otros psicoanalistas emigrados (Wilhelm Stekei y Franz Alexander en
particular), impugnó los principios ortodoxos de la cura y preconizó la humanización de la
técnica, desarrollando la tesis de la «tercera oreja», según la cual el analista debe jugar con su
intuición en la relación contratransferencial con el paciente. Murió de una crisis cardíaca.