Diccionario de psicología, letra R, Rumania

Rumania
 
De todos los países liberados del yugo del Imperio Otomano entre 1829 y 1908 (Grecia, Bulgaria, Albania, Montenegro), sólo en Rumania llegó a implantarse un embrión de movimiento psicoanalítico, más allá de la acción de pioneros solitarios.
Independizada en 1885, y abierta al mundo germánico y húngaro por su proximidad con el
Imperio Austro-Húngaro, al que estaban incorporadas Bucovina y Transilvania, la Rumania de
principios de siglo cultivaba también su latinidad, interesándose en particular por las ideas
provenientes de Francia. Por ejemplo, las obras de Sigmund Freud fueron leídas en lengua
francesa, como lo atestigua la transformación del término rumano psihoanaliza en psihanaliza,
después de que psychanalyse reemplazó a psychoanalyse en Francia.
Gheorghe Preda (1878-1965), médico militar de Bucarest, fue el autor del primer artículo sobre
psicoanálisis en rumano, publicado en 1912. Allí presentó el simbolismo del sueño y el método de la psicoterapia freudiana. Al año siguiente, Matyas llian (1885-1941), después de haber tomado contacto con Otto Rank, presentó como tesis para su doctorado en medicina un trabajo titulado «El estado actual del psicoanálisis de Freud».
En 1919, a continuación de la Primera Guerra Mundial, el tratado de Saint-Germain le otorgó al
reino de Rumania (Valaquia, Moldavia) dos territorios nuevos (Transilvania y Besarabia),
constituyendo así la Gran Rumania, ininterrumpidamente perturbada por las disputas entre las
minorías nacionales y por un antisemitismo particularmente violento.
Durante diez años, la transformación del reino en una democracia parlamentaria en la que se
celebraban elecciones libres, contribuyó a desarrollar el interés por las ideas freudianas. Alumno de Jean Martin Charcot y jefe incuestionable de la escuela neurológica rumana, Gheorghe Marinescu (1863-1938) influyó en favor del psicoanálisis, publicando en 1923 dos artículos en francés en la Revue générale des sciences pures et appliquées.
Pero fueron sobre todo loan Popescu-Sibiu y Constantin Vlad quienes introdujeron el
psicoanálisis en Rumania. Como numerosos pioneros, practicaban la cura sin haber sido
analizados ellos mismos. Hubo que aguardar la llegada de Heinrich Winnik (1902-1982), que salió de Alemania después del advenimiento del nazismo, para que el análisis didáctico hiciera su entrada en el país. Analizado en Viena y Berlín por Paul Federn, Jenó Harnik y Helene Deutsch, Winnik tenía todas las cualidades requeridas para la enseñanza. Pero, en razón de la situación política, no logró hacerlo. Emigró a Palestina en 1941 sin haber podido formar ni un solo terapeuta, y después se integró a la Hachevra Hapsychoanalytit Be-Israel (HHBI), fundada por Moshe WuIff y Max Eitingon.
En 1935, después de un primer fracaso, VIad se rodeó de médicos y psicólogos para editar un
periódico, la Revista romana de psihanaliza, donde aparecieron artículos clínicos, análisis
literarios, una polémica contra los partidarios rumanos de Alfred Adler. Tuvo un solo número.
Hacia 1937, la psicoterapia y el psicoanálisis estaban representados en Rumania por cuatro
partidarios de Freud, tres de Stekel, cuatro de Adler, tres de Carl Gustav Jung y uno de Otto
Rank.
La llegada al poder en 1930 de la dictadura fascista y antisemita de Corneliu Codreanu, rodeado
de su «Guardia de Hierro», impidió que los psicoanalistas freudianos se organizaran en un
verdadero movimiento. Cuando abdicó el rey Carol en favor de su hijo Miguel, se instauró un
régimen de terror bajo las órdenes del mariscal Ion Antonescu (1882-1946), que se aliaría con la Alemania nazi y sería fusilado al producirse la Liberación.
En 1946, inmediatamente antes de la proclamación de la República Popular, VIad y Popescu-Sibiu fundaron con Justin Neuman (1898-?), Paul Schwarz (1904-1965) y Ludwig Berghoff (1897-1986) la Sociedad Rumana de Psicopatología y Psicoterapia. Estos cinco hombres practicaban el psicoanálisis pero, por prudencia, evitaron cualquier referencia a Freud, a su doctrina y su técnica en la denominación de su grupo. Una precaución inútil; muy pronto los funcionarios del partido los desenmascararon asistiendo a sus reuniones, y la Sociedad debió interrumpir todas sus actividades en 1947.
Llegada de Rusia, se desarrolló entonces la campaña jdanovista contra el psicoanálisis.
Equiparado a una «ciencia burguesa» en nombre del pavlovismo triunfante, fue definitivamente
condenado y desapareció de Rumania durante veinticinco años. Sin renegar de su adhesión al
freudismo, VIad y Popescu-Sibiu se orientaron hacia otras actividades. Siguiendo el ejemplo de
Winnik, Schwarz emigró a Israel.
Deseoso de subrayar su independencia respecto del régimen soviético, Constantin Ceaucescu (1918-1989), a partir de 1970 no prohibió la publicación de ciertos libros favorables al psicoanálisis y el freudismo. Esa relativa apertura les permitió a Popescu-Sibiu y Victor Sahleanu editar en 1972 una obra que se presentaba como «crítica» pero en realidad caracterizaba al freudismo como una de las grandes proezas de la cultura del siglo XX. Más tarde, el psiquiatra Ion Vianu y el psicólogo Vasile Zamfirescu pusieron de manifiesto un interés evidente por el psicoanálisis, dentro de los límites tolerados por el régimen: el primero, en sus lecciones clínicas,
y el otro en sus ensayos y traducciones.
Después de la caída de Ceaucescu, el movimiento psicoanalítico rumano se reconstituyó gracias
a los intercambios con Francia, Holanda y Suecia. En febrero de 1990 se creó la Societatii
romane de psihanaliza (SRP), impulsada sobre todo por Eugen Papadima (que había pasado
algunos años en Nueva York), Vera Sandor, Alfred Dumitrescu y Vasile Zarnfirescu, el único del
grupo que se interesó por la obra de Jacques Lacan. Traductor, fundador de una editorial
(Editurii Trei) y de una revista, Psihanaliza, abierta a todas las corrientes del freudismo,
Zarnfirescu desplegaría tesoros de energía en favor del psicoanálisis, mientras enseñaba
filosofía en la Universidad de Bucarest.
Partidaria de una adhesión rápida a la International Psychoanalytical Association (IPA) y
apadrinada por los terapeutas noruegos, grandes especialistas del training en la IPA, la SRI? se ha convertido a fines del siglo XX en un grupo dinámico y de buena convivencia, con
aspiraciones clínicas próximas a las del psicoanálisis de lengua inglesa y vuelto hacia la tradición de Melanie Klein, Donald Woods Winnicott y la Self Psychology. Tiene cuarenta miembros.
Algunos intentos de implantación del lacanismo han terminado en un fracaso completo.