Diccionario de psicología, letra S, Sobreinterpretación

Sobreinterpretación
Al.: Überdeutung.
Fr.: surinterprétation.
Ing.: over-interpretation.
It.: sowinterpretazione.
Por.: superinterpretaição.

Término utilizado en varias ocasiones por Freud a propósito del sueño para designar una
interpretación que se deduce secundariamente, cuando ya se ha podido proporcionar una
primera interpretación coherente y aparentemente completa. La sobreinterpretación tiene su
razón de ser fundamentalmente en la sobredeterminación.
En algunos pasajes de La interpretación de los sueños (Die Traumdeutung, 1900), Freud se
pregunta si la interpretación de un sueño puede jamás considerarse completa. Citemos, por
ejemplo, las siguientes líneas: «Ya he tenido ocasión de indicar que, de hecho, nunca se puede
estar seguro de que un sueño ha sido interpretado completamente. Incluso aunque la solución
parezca satisfactoria y sin lagunas, siempre es posible que el sueño tenga, a pesar de todo, otra
significación».
Freud habla de sobreinterpretación en todos los casos en los que una interpretación nueva
pueda venir a sumarse a una interpretación que ya tiene su coherencia y valor propios; pero
Freud recurre a la idea de sobreinterpretación en contextos bastante distintos.
La sobreinterpretación se explica por la superposición de estratos de significaciones. En los
textos freudianos se encuentran diferentes formas de concebir tal estructura por capas.
Así, puede hablarse de sobreinterpretación, sin duda en un sentido amplio y superficial, desde el
momento en que nuevas asociaciones por parte del analizado vienen a ampliar el material y
permiten así nuevos enfoques por parte del analista. En este caso la sobreinterpretación se halla
en relación con el aumento del material.
En sentido más preciso, se halla en relación con la significación y es sinónimo de interpretación
«más profunda». En efecto, la interpretación se dispone según diferentes niveles, desde aquel
que se limita a poner en evidencia o a esclarecer las conductas y formulaciones del sujeto,
hasta aquel que tiene por objeto la fantasía inconsciente.
Pero lo que fundamenta la posibilidad, o incluso la necesidad, de una sobreinterpretación de un
sueño, son los mecanismos que intervienen en la formación de éste, especialmente la
condensación: una sola imagen puede remitir a toda una serie de «cadenas de pensamientos
inconscientes». Sin duda es preciso ir más lejos y admitir que un solo sueño puede ser la
expresión de varios deseos. «A menudo los sueños parecen tener más de una significación. No
sólo […] en un sueño pueden unirse uno junto a otro varios cumplimientos de deseo, sino que,
además, una significación, un cumplimiento de deseo, pueden ocultar otros, hasta que se va a
parar, en el fondo de todo, al cumplimiento de un deseo de la primera infancia».
Cabe preguntarse si este último deseo no constituiría un término último, irrebasable, no
susceptible de sobreinterpretación. Esto es quizá lo que, en un célebre pasaje de La
interpretación de los sueños, evoca Freud con la imagen del ombligo del sueño: «En los sueños mejor interpretados, a menudo nos vemos obligados a dejar en la sombra un punto por observar que, durante la interpretación, aparece allí un nudo apretado de pensamientos del sueño
imposible de desenredar, pero que no aporta ninguna nueva contribución al contenido del sueño.
Allí se encuentra el ombligo del sueño, el punto donde éste descansa sobre lo desconocido. Los
pensamientos del sueño a los que se llega durante la interpretación permanecen necesariamente
sin desembocar en ninguna parte, y se ramifican por todos lados dentro de la complicada red de
nuestro universo mental. En un punto más compacto de este entrelazamiento, vemos elevarse el
deseo del sueño como el hongo de su micelio» .