Diccionario de psicología, letra S, Suiza

Suiza

En numerosas oportunidades Sigmund Freud rindió homenaje a Suiza, subrayando su papel
esencial en la difusión del psicoanálisis. Primer país que se abrió a las tesis freudianas, desde
principios de siglo, Suiza debe esta situación excepcional a su estabilidad política, a la potencia
de su movimiento psiquiátrico descentralizado, a su tradición pedagógica y, finalmente, a la
originalidad y al talento de grande,, personajes, freudianos (Oskar Pfister, Hermann Rorschach,
Emil Oberhoizei. Phiiipp Sarasin, Hans Zulliger, Raymond de Saussure, Madeleine Henri Fluornoy,
compañeros de ruta (Eugen Bleuler, Ludwig Binswangei o disidentes (entre ellos el más célebre,
Carl Gustav Jung. Gracias a su plurilingüisino, Suiza fue también un lugar de paso privilegiado
para la introducción de las ideas freudianas en Francia.
Convencido de haber encontrado una «tierra prometida» en la que se demostraba que el
psicoanálisis podía cambiar la nosografía psiquiátrica y aplicarse al tratamiento de la psicosis,
Freud pensó que la acogida entusiasta de los protestantes le permitiría probar que su doctrina no
era una «ciencia judía» limitada al espíritu vienés.
Como lo observa Henri F. Ellenberger, la psiquiatría se desarrolló en Suiza con cierto retardo
respecto de los otros países occidentales: fue a mediados de(siglo XIX cuando se crearon los
asilos, denominados clínicas o sanatorios, distribuidos en los diferentes cantones. teniendo a la
cabeza a alienistas formados en la tradición nosográfica de la escuela alemana, en particular la
de Wilhelm Griesinuer (1817-1868).
A fines del siglo XIX. dos grandes pioneros, August Forel y Eugen Bleuler, comenzaron a criticar el nihilismo terapéutico de la escuela alemana. Director de la famosa Clínica del Burghölzli desde 1879, Forel abandonó las clasificaciones rígidas para volverse hacia la hipnosis y la psiquiatría dinámica. En cuanto a Bleuler, su sucesor, experimentó con Junet la técnica del psicoanálisis en el tratamiento de la locura.
En un primer momento. el movimiento freudiano se expandió en la Suiza alemana, con la creación
por Jung en 1907 de la Sociedad Freud, que se convertiría en la Asociación Psicoanalítica de
Zurich. contando entre sus miembros a Alfons Maeder, Ludwig Binswanger y Frank Riklin. Ellos
organizaron el congreso de la International Psychoanalytical Association (IPA) de Nurenberg en
1910, en cuyo transcurso se creó el
Jahrbcuch für psychoanalytische und psychopathologische Forschungen. «En ninguna otra
parte –escribió Freud en 1914- los partidarios del psicoanálisis formaron un grupo, poco
numeroso, es cierto, pero tan compacto: en ninguna otra parte una clínica oficial fue puesta al
servicio del psicoanálisis, y en ninguna otra parte un profesor de clínica habría tenido el coraje
de introducir las teorías psicoanalíticas en el programa de la enseñanza psiquiátrica [ … ]. La
mayoría de mis partidarios y colaboradores actuales ha llegado a mí pasando por Zurich, incluso
los que geográficamente estaban mucho más cerca de Viena que de Suiza.-
Después de la ruptura de 1913, los psicoanalistas suizos, ya divididos entre dos tendencias
(Jung y, Freud). se encontraron en una situación tanto más difícil cuanto que la doctrina
freudiana era violentamente atacada por su pansexualismo (igual que en todas partes). Hubo
que aguardar el fin de la Primera Guerra Mundial para que renaciera el movimiento.
El 24 de marzo de 1919. en Zurich, Oskar Pfister fundó la Sociedad Suiza de Psicoanálisis (SSP).
compuesta por once miembros (entre ellos Emil OberhoIzer y su esposa, Hermann Rorschach y
Hans Walser). En la sesión de inauguración, presidida por Ernest Jones y Sandor Ferenczi, el
psicoanálisis fue presentado como un «movimiento espiritual». Al cabo de dos meses Hanns
Sachs. encargado de apadrinar la solicitud de incorporación del nuevo grupo a la IPA,
desencadeno un conflicto. Desconfiando de Pfister, les reprochó a los miembros de la SSP su
tendencia a la «junguización» y el olvido de la teoría de la sexualidad. Pfister intervino entonces
ante Freud, quien se encargó de arbitrar en el debate. insistiendo en que los suizos no tomaran a
Sachs como «chivo emisario de la alta Inquisición encargada de velar por la alta ortodoxia». «En
un movimiento científico -escribió Freud el 27 de mayo de 1919- valdría más ser proclive a
preguntarse si no hay mucho que aprender de un hombre influido por la experiencia.»
Muy pronto la SSP contó entre sus adherentes, además de Binswanger, a Gustav Bally
(1893-1966). Maeder Boss, Heinrich Meno, Ernst Blum (1892-1981), Zulliger, Max Müller. Más
tarde se enriquecería con nuevos miembros llegados de Berna y Basilea.
En Ginebra, psicólogos, pedagogos y moralistas tomaron la antorcha de la tradición inaugurada
por Théodore Flournoy. El movimiento psicoanalítico suizo de lengua francesa se organizó
entonces en torno a algunas grandes familias ginebrinas: los Flournoy. los Saussure, los Bovet.
En septiembre de 1919, bajo la presidencia de Édouard Claparéde, se constituyó el Círculo
Psicoanalítico Ginebrino, compuesto por médicos y analistas profanos, incluyendo en particular a
Charles Odier, Raymond de Saussure, Pierre Bovet (1878-1965) y Henri Flournoy. Todos
pertenecían también a la SSP, que de tal rriodo agrupaba a suizos de lengua francesa y
alemana; uno de sus miembros era Charles Baudouin. cercano a la vez a June, y a los
freudianos. En 1927, Saussure y Odier participaron en la fundación de la Sociedad Psicoanalítica
de París (SPP).
Analizado por Sabina Spielrein, Jean Piaget (1896-1980) comenzó a interesarse por el
psicoanálisis después de haber seguido la enseñanza de Jung, Bleuler y Pfister. En 1921 se
incorporó a la SSP, y al año siguiente conoció a Freud en el Congreso de la IPA en Berlín. Más
tarde se orientó hacia la psicología y la epistemología genética.
En 1927 estalló una nueva crisis en torno a la cuestión del análisis profano». Con la idea de
excluir a Pfister, cuyo inconformismo les molestaba. y de alejar a los «seudoanalistas», a su juicio
demasiado cercanos a la religión y la cura de almas, los médicos anunciaron su intención de
escindirse (escisión). Conducidos por Oberhoizer y Rudolph Brun (1885-1969), fundaron una
Asociación Médica de Psicoanálisis que no aceptaba en sus filas más que a médicos.
Descontento ante el ataque a su amigo Pfister, y muy decidido a sostener al análisis profano,
Freud intervino para que ese grupo no obtuviera el reconocimiento de la IPA: Emil OberhoIzer es
un viejo imbécil testarudo, que más vale dejar librado a su suerte.
El ejecutivo de la IPA, en efecto, exigió que los conflictos se resolvieran en el interior del grupo, y
la nueva asociación no logró que se la afiliara. Partidario de los médicos, Saussure criticó
duramente a Pfister, pero cedió ante el respaldo que Freud le brindaba al pastor. Después del
alejamiento de veintidós miembros, Philipp Sarasin fue elegido presidente de la SSP: conservó
sus funciones durante treinta y dos años.
Entre 1928 y 1937 la SSP se benefició con el paso de los exiliados que huían de la Alemania nazi
(Hermann Nunbeg, Frieda Fiomm-Reichmann, Heinrich Mena). En cuanto a la Asociación de
Médicos, fue disuelta después de que OberhoIzer partiera a los Estados Unidos. Finalmente sus
miembros se unieron a la SSP.
El conflicto de 1927-1928 prenunció las crisis ulteriores. En 1934 una nueva tempestad se abatió
sobre la SSP con la adhesión de Gustav Bally. Psiquiatra formado por Hanns Sachs en Berlín y
amigo de Franz Alexander, Bally preconizaba la consideración libre y crítica de los dogmas
establecidos, tanto en la investigación corno en la práctica. Puesto que recusaba ciertos
elementos de la doctrina freudiana y, como Binswanger, se interesaba por el análisis existencial:
fue acusado de frecuentar demasiado el «club Junguiano». A esto respondió que, en efecto,
conocía muy bien a los junguianos, lo cual no le había impedido publicar un artículo hostil a las
posiciones de Jung respecto del nacional socialismo. También a Maeder Boss se le reprochó una
distancia excesiva del freudismo y el Interés por la ontología heideggeriana.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la psiquiatría dinámica, en Suiza como en las curas de
sueño y el electroshock todas partes, se volvió hacia otros tratamientos reemplazaron a la
psicoterapia. No obstante, Manfred Bleuler, el hijo de Eugen Bleuler, reintrodujo el psicoanálisis
en el Burghölzli, no bajo la forma del freudismo clásico, sino del análisis directo inspirado en John
Rosen. En 1948 llamó a su lado a Bally y Boss, quienes se orientaban claramente hacia la
fenomenología. Más tarde, uno y otro se desinteresaron del análisis didáctico y se alejaron de la
SSP.
En Zurich, además de la escuela junguiana se desarrollaron todas las corrientes de psicoterapia:
la terapia guestáltica, la terapia familiar, el método de Leopold Szondi, el psicodrama» . etcétera.
En Ginebra fue Saussure quien reorganizó el grupo de lengua francesa a su retorno de los
Estados Unidos. en 1952. Puso en marcha un conjunto de seminarios clínicos y teóricos con la
colaboración de Germaine Guex (1904-1984) -la compañera de Odier-, Michel Gressot (
1918-1975) y Marcelle Spira, que se interesaba en particular por las teorías kleinianas. Georges
Dubal (1909-1993), analizado por Odier y cercano a la revista Esprit. fue el prirner psicoanalista
que ejerció en Lyon; más tarde se instaló en Ginebra.
En 1968 la SSP se vio atravesada por la gran ola de impugnación que golpeaba al conjunto de las
sociedades de la IPA, provocando escisiones y rupturas individuales,
Como una de sus consecuencias, en 1970 se fundó el Psychoanalytisches Seminar de Zurich
(PSZ). Bajo la guía de tres antropólogos, Paul Parin, Goldy Parin y Fritz Morgenthaler.
especialistas en etnopsicoanálisis en África, el PSZ reunió a todos los que protestaban contra la
esclerosis de la formación didáctica y la visión apologética del pasado vehiculizadas por las
sociedades de la IPA (sobre todo en lo concerniente al período del nazismo. Los miembros del
seminario, que grosso modo se alineaban en la tradición de la izquierda freudiana. del
freudornarxismo y de Herbert Marcuse, abandonaron finalmente la SSP. En 1985, en el Congreso
de la IPA en Hamburgo, organizaron un «contracongreso» para protestar por el silencio de la
dirección de la IPA sobre la antigua política de «salvamento» en el momento mismo en que
aparecían varios libros que relataban la colaboración de los freudianos con Matthias Heinrich
Göring.
Más tarde se crearon serninarios análogos en Basilea y Berna.
Fue en este marco «alternativo»,abierto a la disidencia, donde se realizaron las primeras
exposiciones dedicadas al pensamiento de Jacques Lacan. En 1986 Peter Widmer creó la revista
RISS. destinada a difundir la obra lacaniana en la Suiza germánica, y vinculada con grupos
alemanes: «El nombre RISS -escribió Widmer- está compuesto por las iniciales de los registros
lacanianos (real, imaginario, simbólico) y de síntoma (o escritura. Suhrift en alemán). Al mismo
tierripo, recuerda a Freud (Esquema del psicoanálisis en alemán Abriss der Psichoanlyse y a
Marx (Grundisse der polischen Oekonomie).
En la Suiza de lengua francesa, la SSP tendió a replegarse sobre sí misma, revelando un gusto
pronunciado por el academicismo. No obstante, la historiografía freudiana se desarrolló bajo el
impulso de André Haynal. Analizado por Saussure, miembro de la redacción de la revista
Psychothérapies y responsable de los archivos de Michel Balint, Haynal puso de manifiesto muy
pronto su interés por todos los trabajos modernos de lengua alemana, francesa e inglesa.
Analizado por Georges Dubal en Ginebra y por Jenny Aubry en París, Mario Cifali comenzó a
enseñar el pensamiento de Lacan en la Suiza de lengua francesa, creando en 1975, al margen
de la SSP, un seminario de estudio de textos y de formación, que en diciembre de 1982 tomó el
nombre de Círculo de Estudios Psicoanalíticos (CEP). Paralelamente, editó con Mireille Cifali una
revista, Le Bloc-Notes de la psychanalyse, abierta a la historiografía y a todas las corrientes del
freudismo.
En cuanto al lacanismo de inspiración milleriana, está representado por dos filiales de la École
européenne de psychanalyse (ÉEP), una en Ginebra y la otra en Lausana, ambas integrantes de
la Association mondiale de psychanalyse (AMP). A fines de siglo, la SSP cuenta con ciento
veintiséis miembros. o sea treinta psicoanalistas (IPA) por millón de habitantes, para una
población global de siete millones. A ellos se suman numerosos psicoterapeutas de todas las
tendencias, y unos cuarenta freudianos (exteriores a la IPA).