Diccionario de Psicología, letra D, Desplazamiento

Diccionario de Psicología, letra D Desplazamiento

s. m. (fr. déplacement; ingl. displacenient; al. Verschiebung). Operación característica de los procesos primarios por la cual una cantidad de afectos se desprenden de la representación inconciente a la que están ligados y se ligan con otra que tiene con la precedente lazos de asociación poco intensos o incluso contingentes. Esta última representación recibe entonces una intensidad de interés psíquico sin común medida con la que normalmente debería tener, en tanto la primera, desafectada, queda así como reprimida. Tal proceso se vuelve a encontrar en todas las formaciones del inconciente. Retornando indicaciones de R. Jakobson, J. Lacan ha asimilado el desplazamiento a la metonimia.

Consiste en que el acento, el interés, la intensidad de una representación puede desprenderse de ésta para pasar a otras representaciones originalmente poco intensas, aunque ligadas a la primera por una cadena asociativa. Este fenómeno, que se observa especialmente en el análisis de los sueños, se encuentra también en la formación de los síntomas psiconeuróticos y, de un modo general, en toda formación del inconsciente. La teoría psicoanalítica del desplazamiento recurre a la hipótesis económica de una energía de catexis susceptible de desligarse de las representaciones y deslizarse a lo largo de las vías asociativas. El «libre» desplazamiento de esta energía constituye una de las principales características del proceso primario, que rige el funcionamiento del sistema inconsciente. El concepto de desplazamiento aparece ya en los comienzos de la teoría Freudiana de las neurosis: va unido a la comprobación clínica de una independencia relativa entre el afecto y la representación, y a la hipótesis económica que intenta explicarla: la de una energía de catexis «[…] que puede aumentarse, disminuirse, desplazarse, descargarse» (véase: Económico; Quantum o suma de afecto). Esta hipótesis fue plenamente desarrollada en el modelo que dio Freud del funcionamiento del «aparato neuronal» en su Proyecto de psicología científica (Entwurf einer Psychologie, 1895): la «cantidad» se desplaza a lo largo de las vías que forman las neuronas, las cuales, según el «principio de inercia neuronal», tienden a descargarse totalmente. El proceso «total o primario» se caracteriza por un desplazamiento de la totalidad de la energía de una representación a otra. Así, en la formación de un síntoma, de un «símbolo mnémico» de tipo histérico: «[…] lo único que se modifica es la distribución [de la cantidad]. Algo se ha añadido a [la representación] A, que ha sido retirado de B. El proceso patológico constituye un desplazamiento, similar al que hemos reconocido en el sueño, es decir, un proceso primario» . En el proceso secundario encontramos también el desplazamiento, pero limitado en su recorrido y afectando únicamente a pequeñas cantidades de energía . Desde el punto de vista psicológico, se observa en Freud una aparente oscilación en cuanto a la extensión que debe concederse a la noción de desplazamiento. Unas veces contrapone el desplazamiento, fenómeno que se produce entre representaciones y caracteriza especialmente la neurosis obsesiva (formación de un substitutivo por desplazamiento: Vers chiebungsersatz), a la conversión, en la cual el afecto queda eliminado y la energía de catexis cambia de registro, pasando del ámbito de las representaciones al ámbito somático . Otras veces el desplazamiento parece ser característico de toda formación de síntomas, en la que la satisfacción puede quedar « […]limitada, por un desplazamiento extremo, a un pequeño detalle de todo el complejo libidinal» . En este sentido, la propia conversión implica también un desplazamiento, por ejemplo, el desplazamiento del placer genital a otra zona corporal . 2.° El desplazamiento fue puesto especialmente en evidencia por Freud en el sueño. En efecto, la comparación entre el contenido manifiesto y los pensamientos latentes del sueño pone de manifiesto una diferencia de centralización: los elementos más importantes del contenido latente se representan por detalles mínimos, que pueden ser, ora hechos recientes y a menudo indiferentes, ora hechos antiguos sobre los cuales ya se había producido un desplazamiento durante la infancia. Dentro de este enfoque descriptivo, Freud se vio inducido a distinguir sueños que comportan un desplazamiento y sueños que no lo comportan. En estos últimos, «[…] los diversos elementos pueden mantenerse, durante el trabajo del sueño, aproximadamente en el mismo lugar que ocupan en los pensamientos del sueño» . Tal distinción sorprende si se quiere mantener, con Freud, la afirmación de que el libre desplazamiento constituye un modo de funcionamiento específico de los procesos inconscientes. Freud no niega que puedan producirse desplazamientos en cada uno de los elementos del sueño; pero en La interpretación de los sueños (Die Traumdeutung, 1900), utiliza casi siempre el término «transferencia» para designar, de un modo general, el paso de la energía psíquica de una representación a otra, mientras que denomina desplazamiento más bien un fenómeno sorprendente desde el punto de vista descriptivo, más acentuado en unos sueños que en otros, y que puede conducir a un descentramiento de toda la explicación del sueño: la «transmutación de los valores psíquicos». En el análisis de los sueños, el desplazamiento se halla estrechamente ligado a los restantes mecanismos del trabajo del sueño: en efecto, favorece la condensación en la medida en que el desplazamiento a lo largo de dos cadenas asociativas conduce a representaciones o a expresiones verbales que constituyen puntos de entrecruzamiento. La consideración a la representabilidad resulta facilitada cuando, en virtud del desplazamiento, se pasa de una idea abstracta a un equivalente susceptible de ser visualizado; el interés psíquico se traduce entonces en intensidad sensorial. Finalmente, la elaboración secundaria continúa el trabajo del desplazamiento, subordinándolo a su propia finalidad. En las diversas formaciones en que el analista descubre el desplazamiento, éste posee una función defensiva evidente: así, por ejemplo, en una fobia, el desplazamiento sobre el objeto fóbico permite objetivar, localizar y circunscribir la angustia. En el sueño, su relación con la censura es tal que puede aparecer como un efecto de ésta: «Is fecit, cui prodest. Podemos admitir que el desplazamiento del sueño se produce por la influencia de [la] censura, de la defensa endopsíquica». Pero, en esencia, el desplazamiento, en tanto puede concebirse como ejerciéndose libremente, constituye el indicador más seguro del proceso primario: «[En el inconsciente] reina una movilidad mucho mayor de las intensidades de catexis. Por el proceso del desplazamiento, una representación puede ceder a otra todo el quantum de su catexis […] ». Estas dos tesis no son contradictorias: la censura sólo provoca el desplazamiento en la medida en que reprime ciertas representaciones preconscientes, las cuales, atraídas al inconsciente, se hallan regidas entonces por las leyes del proceso primario. La censura utiliza el mecanismo del desplazamiento al conceder notable importancia a representaciones indiferentes, actuales o susceptibles de integrarse en contextos asociativos muy alejados del conflicto defensivo. El término « desplazamiento » no implica, en Freud, el privilegio por un determinado tipo de ligazón asociativa, a lo largo de la que se efectúa aquél: asociación por contigüidad o por semejanza. El lingüista Roman Jakobson relacionó los mecanismos inconscientes descritos por Freud con los procedimientos retóricos de la metáfora y la metonimia, que considera como los dos polos fundamentales de todo lenguaje; así, relaciona el desplazamiento con la metonimia, en la que interviene la ligazón por contigüidad, mientras que el simbolismo correspondería a la dimensión metafórica, en la que impera la asociación por semejanza. J. Lacan, recogiendo y desarrollando estas indicaciones, asimila el desplazamiento a la metonimia y la condensación a la metáfora; el deseo humano se halla fundamentalmente estructurado por las leyes del inconsciente y constituido como metonimia.

La definición de proceso de Verschiebung, término que habitualmente se traduce por «desplazamiento», aparece con su forma mas precisa en 1900, en La interpretación de los sueños, como uno de los apartados del capítulo sobre «El trabajo del sueño», dedicado a la «deformación» (Entstellung) onírica. Aparece allí coronando la interpretación de un sueño a propósito de cual se introduce de entrada la noción de dislocación (Entstellung) como modo de «disimulación» (Verstellung): «Los pensamientos de mi sueño -explica más adelante Freud eran injuriosos para R.; para que yo no lo advirtiera, fueron reemplazados por lo opuesto, por la ternura». «De manera general -continúa Freud- el proceso psicológico gracias al cual un incidente insignificante llega a reemplazar hechos psíquicamente significativos puede parecer singular y discutible. En un capítulo ulterior, explicaremos las particularidades de esta operación incorrecta en apariencia. Baste aquí con examinar sus resultados; innumerables observaciones realizadas en oportunidad de nuestros análisis de sueños nos obligan a admitirlo. En este proceso, parecería que todo ocurre como si hubiera un desplazamiento -digamos del acento psíquico- en el trayecto de la asociación. La «carga psíquica- pasa de las representaciones que al principio estaban fuertemente investidas a otras cuya tensión es débil.» Siguen algunos ejemplos extraídos de la vida cotidiana, destinados a atestiguar que ese proceso no tiene nada de propiamente patológico. «Estos tipos de desplazamientos no podrían sorprendernos cuando se trata de un aporte de carga afectiva o de una manera más general, de fenómenos motores. La ternura de la solterona por los animales, la pasión del solterón por sus colecciones, el ardor con que un soldado defiende un trozo de tela de colores, la bandera, la felicidad que obtiene el enamorado de una presión de mano prolongada por unos instantes, o el furor de Otelo por un pañuelo perdido, son ejemplos palpables de desplazamientos psíquicos que nos parecen inobjetables. Pero que, mediante los mismos procedimientos y siguiendo los mismos principios, se pueda establecer una distinción entre lo que llega a nuestra conciencia y lo que queda excluido de ella, determinando de tal modo lo que pensamos, es algo que nos parece patológico, y declaramos que hay un error de razonamiento cuando esto sucede en la vida de vigilia. Digamos de inmediato aquí, sin perjuicio de indicar más tarde cómo llegamos a este resultado, que el proceso psíquico de desplazamiento que hemos reconocido en el sueño no es mórbido, sino un proceso diverso del normal, un proceso de naturaleza mas primaria.» El problema consistirá entonces en explicar a qué función responde el desplazamiento definido de este modo. Freud lo hace en el capítulo sobre el trabajo del sueño, donde retorna en primer lugar las sugerencias que lo han llevado a introducir esa noción relacionándola con la censura (la exigencia a la cual obedece el proceso) a fin de ubicar su resultado en el marco de la representación tópica: «Cada vez que un elemento psíquico está ligado a otro por una asociación chocante o superficial, hay entre los dos un enlace normal y profundo sometido a la resistencia de la censura. Las asociaciones superficiales dominan a causa de la presión de la censura, y no porque falten las representaciones. En la figuración, las asociaciones superficiales reemplazan a las profundas cuando la censura vuelve impracticables esas vías normales de conexión. Ocurre como cuando una inundación convierte en inutilizables los caminos de montaña: se sigue circulando, pero por los senderos abruptos e incómodos que por lo común sólo recorren los cazadores». No obstante, Freud insiste en la importancia de considerar el contenido. «Se pueden distinguir dos casos, que en el fondo constituyen solo uno. Primero, la censura sólo ataca el vínculo entre dos pensamientos que, aislado, se le escapan. En este caso los dos pensamientos aparecen sucesivamente en la conciencia; su encadenamiento queda oculto; en cambio, captamos entre ellos una ligazón superficial en la que nunca habríamos pensado y que en general aborda el complejo representativo desde un punto totalmente distinto de aquél con el que está relacionada la ligazón esencial sofocada. Segundo, ambos pensamientos son sometidos a la censura a causa de su contenido; en este caso no aparecen con su verdadera forma, sino bajo una forma modificada, que reemplaza a la anterior, y los dos pensamientos que los reemplazan son elegidos de una manera tal que una asociación superficial entre ellos traduce la ligazón esencial de los que representan. En ambos casos, bajo la presión de la censura, ha habido desplazamiento, desde una asociación normal y seria a otra superficial y de apariencia absurda. Es porque estamos al corriente de esos desplazamientos que podemos fiarnos sin inquietud de las asociaciones, aunque sean superficiales.» De modo que el proceso de desplazamiento aparece bastante conforme al tercero de los tipos de seriación distinguidos por Freud en «Sobre la psicoterapia de la histeria», la seriación en zigzag, dócil a las relaciones lógicas. Por esta vía, el análisis del desplazamiento se une con la línea investigativa inaugurada en el registro semántico por Kleinpaul, retomada por Darmesteter, y después por Jakobson, e ilustrada por Lacan, en cuanto a la función de la metonimia y de los tropos fundamentales de la retórica en una concepción de la experiencia psicoanalítica que privilegia la función de la palabra.

Proceso psíquico inconsciente, teorizado por Sigmund Freud principalmente en el marco del análisis del sueño. El desplazamiento, por medio de un deslizamiento asociativo, transforma los elementos primordiales de un contenido latente en detalles secundarios de un contenido manifiesto. Freud comenzó a utilizar el término desplazamiento en 1894, en un artículo dedicado a las neuropsicosis de defensa, con una acepción que ya no cambiaría. Al final de ese artículo, se trata de «algo», un quantum de energía, «susceptible de aumento, disminución, desplazamiento y descarga, y que se extiende sobre las huellas mnémicas de las representaciones, un poco como una carga eléctrica sobre la superficie de los cuerpos». Más adelante, en el «Proyecto de psicología», la noción de desplazamiento aparece intrínsecamente ligada al proceso primario, constitutivo del sistema inconsciente, que se caracteriza por el libre desplazamiento de una energía de investidura. En la célebre carta a Wilhelm Fliess del 6 de diciembre de 1896, Freud progresa en la concepción de lo que por primera vez denomina el aparato psíquico, al hablar, a propósito de la memoria, de un proceso de estratificación en el cual las «huellas mnémicas son de tiempo en tiempo reordenadas según las nuevas circunstancias». La concepción del proceso del desplazamiento comienza a tomar su forma definitiva en 1899, en la primera versión del artículo «Sobre los recuerdos encubridores». Se trata de encontrar la razón de las selecciones realizadas por la memoria entre los diversos elementos de una experiencia vivida. Hay un enfrentamiento de dos fuerzas psiquicas, una de las cuales trabaja por la memorización de los acontecimientos importantes, y la otra es una resistencia que se opone a ello. El conflicto finaliza con un compromiso: «…en lugar de la imagen mnémica originariamente justificada, aparece otra, parcialmente intercambiada por la primera mediante el desplazamiento en la asociación». Esta función del desplazamiento es confirmada en la nueva versión de este artículo cuando se publica la Psicopatología de la vida cotidiana: el desplazamiento es la operación responsable de la existencia de esos recuerdos de infancia que se refieren a cosas indiferentes o secundarias. Ha consistido en una operación de sustitución de representaciones importantes, cuya memorización chocó con una resistencia, y cuya existencia surgirá por lo tanto del análisis. En La interpretación de los sueños, el desplazamiento y la condensación constituyen las dos grandes operaciones a las que debemos esencialmente la forma de nuestros sueños». El análisis de los sueños hace aparecer de manera bastante sistemática que ciertos elementos, esenciales para el contenido manifiesto del sueño, sólo desempeñan un papel secundario en el nivel de los pensamientos latentes, siendo igualmente frecuente el mecanismo inverso. Esta verificación lleva a Freud a considerar ese desplazamiento de elementos como una de las formas esenciales del proceso de deformación constitutivo del trabajo del sueño. A diferencia de la condensación, el desplazamiento aparece como totalmente ligado a la censura: en efecto, ésta gobierna la elección de elementos anodinos destinados a reemplazar a otros potencialmente conflictivos. El proceso de desplazamiento se vuelve a encontrar en el ensayo El chiste y su relación con lo inconsciente. Pero en ese marco interviene con modalidades diversas, y Freud insiste sobre todo en la distinción que hay que trazar entre el desplazamiento que obra en el nivel de trabajo psíquico responsable del chiste, y el que actúa en el nivel del trabajo necesario para su comprensión. En varias oportunidades Freud menciona las diversas modalidades de funcionamiento del desplazamiento, en especial las ligadas a la proximidad y la analogía, pero no las teoriza. El lingüista Roman Jakobson (1896-1982) introducirá esa teorización articulando las figuras retóricas de la metáfora y la sinécdoque con los procesos de simbolización basados en la semejanza (en el caso de la primera) y la contigüidad o proximidad (en el caso de la segunda), señalando que estas dos operaciones, que constituyen la bipolaridad inherente a todo lenguaje, se encuentran en el funcionamiento del sueño descrito por Freud. Jacques Lacan se basa a su vez en esa propuesta para repensar, en el marco de su teoría del significante, la concepción Freudiana del trabajo del sueño. Contrariamente a Jakobson, él asimila la condensación a la metáfora, y el desplazamiento a la metonimia.