Diccionario de Psicología, letra E, Eros

Diccionario de Psicología, letra E, Eros

Conjunto de las pulsiones de vida en la teoría Freudiana. El término Eros, que en S. Freud designa las pulsiones de vida, connota su dimensión sexual evitando al mismo tiempo reducir la sexualidad a la genitalidad. La referencia al dios griego del Amor permite en efecto demarcar un campo bastante vasto, desde la perversión hasta la sublimación.

Eros

Eros La misma palabra griega ha sido adoptada por los diferentes idiomas. Término mediante el cual los griegos designaban el amor y el dios Amor. Freud lo utiliza en su última teoría de las pulsiones para designar el conjunto de las pulsiones de vida, oponiéndolos a las pulsiones de muerte. Remitimos al lector al artículo: Pulsiones de vida, y nos limitaremos aquí a efectuar algunas observaciones acerca del empleo de la palabra «Eros» para designar dichas pulsiones. Ya es conocida la preocupación de Freud por relacionar sus concepciones sobre las pulsiones con las ideas filosóficas generales: oposición «popular» entre amor y hambre para la primera teoría, oposición empedocleana entre amor y discordia para la última teoría. En varias ocasiones Freud se refiere al Eros platónico, en el que ve un concepto muy similar a lo que él entiende por sexualidad; en efecto, desde un principio señaló que ésta no se confundía con la función genital. Ciertas críticas que afirman que Freud lo reduce todo a la sexualidad (en el sentido vulgar de este término) se desvanecen cuando se disipa tal confusión: conviene utilizar la palabra «sexual» «[…] en el sentido en que la emplea ahora corrientemente el psicoanálisis -en el sentido de Eros». Y a la inversa, Freud no dejó de subrayar el inconveniente que presenta la utilización de la palabra «Eros», si ésta debe servir para disfrazar la sexualidad. Véase, por ejemplo, el siguiente pasaje: «Quienes consideran la sexualidad como algo que deshonra y rebaja la naturaleza humana son libres de utilizar palabras más finas, como Eros y erótica. Yo mismo me hubiera podido ahorrar mucha controversia actuando así desde un principio, pero no he querido hacerlo, porque me desagrada hacer concesiones a la pusilanimidad. No se sabe hasta dónde se va a llegar por este camino: se empieza cediendo en las palabras y finalmente se cede en los hechos». El hecho es que el empleo de la palabra «Eros» ofrece el peligro de reducir siempre el alcance de la sexualidad en favor de sus manifestaciones sublimadas. Si Freud, a partir de Más allá del principio del placer (Jenseits des Lustprinzips, 1920), utiliza corrientemente la palabra «Eros» como sinónimo de pulsión de vida, lo hace con el fin de inscribir su nueva teoría de las pulsiones dentro de una tradición filosófica y mítica de alcance universal (por ejemplo, el mito de Aristófanes, en El Banquete de Platón). Así, Eros se concibe como lo que tiene por fin « […] complicar la vida, reuniendo la substancia viva, disgregada en partículas, para formar unidades cada vez más extensas y, naturalmente, mantenerla en este estado». En general el término «Eros» se utiliza para designar las pulsiones sexuales con una intención deliberadamente especulativa; citemos, por ejemplo, estas líneas: «La especulación transforma esta oposición [entre pulsiones libidinales y pulsiones de destrucción] en la de pulsiones de vida (Eros) y pulsiones de muerte» . ¿Qué relación debe establecerse entre los términos Eros y Libido? Cuando Freud introduce Eros en Más allá del principio del placer, parece asimilar ambos términos: «[…] la libido de nuestras pulsiones sexuales coincidiría con el Eros de los poetas y de los filósofos, que mantiene la cohesión de todo lo que vive» . Observemos que se trata de dos palabras tomadas de lenguas antiguas y que indican una preocupación teorizante que rebasa el campo de la experiencia analítica(143). Por lo demás, la palabra «libido» fue siempre utilizada (también después de la introducción de Eros) en una perspectiva económica; designa la energía de las pulsiones sexuales (así lo indican, por ejemplo, las siguientes palabras del Esquema del psicoanálisis [Abriss der Psychoanalyse, 1938]: «Toda la energía del Eros, que en lo sucesivo llamaremos libido»).