Diccionario de Psicología, letra E, Estructuralismo

Diccionario de Psicología, letra E, Estructuralismo

Bajo el nombre de estructuralismo se agrupan desde las últimas décadas las ciencias de los signos, de los sistemas de signos en el que un elemento presupone el sistema. La definición de estructura, deriva de la lingüística contemporánea en la que los sistemas se perfilan por las relaciones lógicas entre los elementos que configuran la estructura. Esto determina un salto de las ciencias de la naturaleza a las ciencias del signo. Es necesario diferenciar estructura de estructuralismo. La estructura como concepto precede al estructuralismo y por este último entendemos aquello que vagamente en el siglo XIX se designaba como ‘ciencias del hombre’, que en las décadas de los sesenta se denominó ‘ciencias de lo simbólico’ y que en la actualidad acabó configurando una concepción, una cosmovisión. La construcción del signo en términos estructurales como su objeto propio les otorga la posibilidad de convertirse en ciencias formalizables. Las ciencias semiológicas que formalizan el signo -al modo significante/significado- quiebran el modelo de las teorías del conocimiento basadas en la relación sujeto-objeto. No serán aprehendidos los objetos en forma inmediata sino en sus ‘relaciones’. Ello no implica pensar, necesariamente, en ‘otra escena’ sino que las relaciones entre los signos tienen un funcionamiento diverso al funcionamiento de la conciencia. No es necesario interpretar el mito para encontrar su estructura sino conocer las leyes de transformación. Cada una de las ciencias que se trata define su objeto-estructura y esta es tan diversa como las ciencias que la definen (estructuras algebraicas, lingüísticas, etc.) pero siempre es pensada en términos estructurales. El estructuralismo representó un corte epistemológico dentro de las ciencias del hombre. No propuso un cambio de episteme por otro sino que significó el paso de una ideología a una ciencia.

Origen e historia del término

El estructuralismo surge como oposición al «atomismo» -éste a su vez lo fue frente al «ser-único» de Parménides- y al «asociacionismo». El método estructural se opone al método analítico/sintético de descomposición y recomposición de los elementos. Según Russell la noción de estructura no puede aplicarse a conjuntos o a colecciones -donde el todo determina a las partes- sino únicamente a relaciones (Ferrater Mora, 1975). En su capítulo introductorio R. Bastide escribe: «Desde el comienzo la palabra designa a la vez: a) un conjunto, b) las partes de este conjunto, c) las relaciones de esas partes entre sí. Esto explica por qué el término atrajo tan fácilmente a ‘anatomistas’ y a ‘gramáticos’ y a partir de ellos en el curso del siglo XIX a todos aquellos que se interesaban por las ciencias de la naturaleza, las ciencias exactas y las ciencias del hombre. Hay, como vemos, varios itinerarios, como varias etapas en esta marcha del término a través del vocabulario científico» (Bastide, R. y otros, 1978). Veremos primero cuáles son estos itinerarios y luego desplegaremos las diferentes etapas en las que ubicamos este concepto. I. En cuanto a estos itinerarios podemos destacar dos líneas asociadas a dos empleos diferentes del término estructura. La primera corresponde a los modelos energéticos físico-organicistas al estilo de las ciencias biológicas. En éste los elementos componentes del sistema son representados por variables susceptibles de ser caracterizadas por una variación cuantitativa entre límites localizables sobre una escala numérica. Comprende conceptos tales como fuerza, equilibrio, energía, atracción, rechazo, etc. y el tipo de relaciones que se establecen son «relaciones causales». Un ejemplo paradigmático de este modelo es el concepto de ‘madre esquizofrenógena’. «…En esta perspectiva los modelos que se emplean en ciencias sociales para determinadas estructuras son extraídos, (implícita o explícitamente) de las ciencias físicas o biológicas y la estructura es una metáfora de las relaciones de un sistema físico-orgánico»… (El subrayado es nuestro) (Nicolini, S. 1977). El segundo uso del término deriva de la lingüística contemporánea y elabora modelos informacionales. Éstos enuncian relaciones «sintáctico-semánticas» del sistema. Éstas no se expresan en términos energéticos ni sus relaciones son de causalidad. Las relaciones son de orden lógico. Este concepto de estructura se relaciona más con la sintáctica que con la semántica y/o la pragmática. Éstos serían los modelos lingüísticos elaborados a partir de Saussure enunciados en su Curso de lingüística general. En él el autor dirá que las relaciones entre elementos son relaciones insustanciales que se dan por diferencias . «…..En la lengua, como en todo sistema semiológico, lo que distingue a un signo, he aquí todo lo que lo constituye…..». En la lengua no hay mas que diferencias…» (Saussure, F. 1976). Distinguir entre habla -como los hechos pragmáticos del lenguaje- y lengua a la que define como el código . Así los hechos concretos del habla se explican por el sistema de la lengua…» (Saussure, 1976). Agregará que la unidad constitutiva de la lengua es el signo y que éste existe por la asociación del significante con el significado. Esta asociación es arbitraria -es decir insustancial- y a ésta la denominará significación. Consecutivamente, a la relación entre los signos las denominará relaciones de valor y de este modo cada signo se determinará respecto de los restantes por la diferencia entre uno y otro. Arbitrario para la significación y diferencial para el valor son dos cualidades correlativas. (Saussure, 1976). La dimensión de significación es la que opera en la noción tradicional de símbolo, definido como una relación arbitraria entre significante y significado. Hay, entonces, dos itinerarios posibles en las ciencias sociales respecto del estructuralismo. El modelo energético que se relaciona con soportes concretos más ligados a una concepción positivista del término estructura y los modelos informacionales en los que lenguaje, parentesco, arte, economía política, etcétera, el hombre es definido por la función simbólica. Los hechos registrados no son perceptibles directamente sino que son operaciones que ‘descubren’ la «estructura inconsciente subyacente a cada institución o a cada costumbre» (Lévi-Strauss en su comentario sobre el libro de V. Propp Las transformaciones del cuento maravilloso). II. Las frases saussurianas «…La lengua es un sistema de signos que expresan ideas y comparable por ello a la escritura, al alfabeto de los sordomudos, los ritos simbólicos, las formas de cortesía, las señales militares, etcétera. Ella es tan sólo el mas importante de dichos sistemas…» (Saussure, 1976), determinaron el primer análisis estructural en ciencias sociales que dieron lugar a la «explosión» estructuralista de los años 60. Párrafo este que años más tarde del «Cours…» dará lugar al programa que llevará a cabo Lévi-Strauss en antropología. Su artículo, El análisis estructural en lingüística y en antropología (Lévi Strauss, 1977) aparecido en la revista Word en 1945 por primera vez, será el comienzo, el motor de dicho programa. Apoyado en la famosa frase del lingüista del Círculo de Praga, N. Trubetzkoy, que redujo el método fonológico a cuatro pasos que son: «…la fonología pasa del estudio de los fenómenos lingüísticos ‘conscientes’ al de la estructura inconsciente; rehúsa tratar los términos como entidades independientes, y toma como base de su análisis, por el contrario, las ‘relaciones’ entre los términos; introduce la noción de ‘sistema’; la fonología actual no se limita a declarar que los fonemas son siempre miembros de un sistema; ella muestra sistemas fonológicos concretos y pone en evidencia su estructura; …finalmente busca descubrir «leyes generales» ya sea que las encuentre por inducción o bien deduciéndolas lógicamente…» (Trubetzkoy, 1933); reaparece en el programa levistraussiano. Los conceptos de inconsciente, las ‘leyes generales’, serán la base de la formulación del ‘átomo elemental de parentesco’. Planteamos que el signo se da por asociación entre significante y significado y la arbitrariedad de esta relación es definida como símbolo. Lévi Strauss concibió los sistemas de parentesco como sistemas de símbolos cuya asociación estaba dada por dos sistemas asociados, el ‘sistema de actitudes’ y el ‘sistema de denominaciones’ (Lévi-Strauss 1977). En este estudio, en que busca descubrir las «leyes generales» de las relaciones humanas enunciará las reglas de intercambio basadas en la prohibición del incesto y su teoría del avunculado. Postulará las ‘leyes generales’, formuladas epistemológicamente, como ‘invariancias’ que se presentan en todas las culturas humanas . Concebidas las relaciones entre los hombres como relaciones significativas en su acepción estricta (mujeres, objetos y palabras circulan en una sociedad como mensajes, afirmará Lévi Strauss), la profecía saussuriana sobre la constitución de una nueva ciencia que estudie todos los sistemas de signos (y de la que la lingüística sólo sería un campo subordinado) parece a punto de comenzar a concretarse …..». «…..Erigido contra el evolucionismo (de una forma simple a otras más complejas) y contra el difusionismo (de una forma proveniente de un determinado lugar hacia otros por intermedio de migraciones, contaminaciones, etc.), la concepción de Lévi-Strauss señala una invariancia universal… que atraviesa por diferentes realizaciones…» (Nicolini, 1977). Observamos que » … El estructuralismo propiamente dicho comienza cuando se admite que es posible confrontar conjuntos diferentes, en virtud de sus diferencias, (que se trata entonces de ordenar) y no a pesar de ellas. Se explica así la afinidad del método estructural con la lingüística y la etnología, …Lo que fundamenta la comunicación de una cultura con otra … es la posibilidad de una traducción reciproca entre culturas distintas y que pueden estar muy alejadas unas de otras, y no la generalidad postulada de ‘una naturaleza humana’ que sería, por así decirlo, exterior a su propia diversidad. …El método… consiste en reconocer diferencias que no sean simples otredades, sino que indiquen la relación común según la cual se definen…» (Pouillon, 1978).

Desarrollo desde la perspectiva vincular Berenstein, I. y Puget, J. aplicaron, ampliaron y desarrollaron los conceptos que hemos desplegado, en el campo psicoanalítico. Abrieron nuevos espacios, hoy denominados por los profesionales que trabajan en los temas vinculares, Configuraciones Vinculares, en las que no sólo hay referencia a parejas y familias sino que se incluyen en ellas las instituciones y los grupos que permiten un análisis estructural de las relaciones que cada configuración produce. …»Desde el punto de vista de la percepción consciente de las relaciones familiares, describiremos dos ordenes: uno, el más próximo a la conciencia de los integrantes como dato empírico y otro orden familiar, estructural, de naturaleza inconsciente para los mismos integrantes y que sólo puede ser deducido de indicios percibidos en las configuraciones conscientes…» (Berenstein, 1988). La denominará Estructura Familiar Inconsciente. Respecto de la pareja «…Expondremos un modelo para hacer comprensible la estructura relacional profunda construida en base a acuerdos y pactos inconscientes cuya particular modalidad otorga su especificidad a cada pareja: el zócalo inconsciente. El análisis de dichos acuerdos y pactos nos permitió aislar los elementos constitutivos de la estructura relacional…» (Berenstein, Puget 1988). El uso de los modelos lingüísticos y antropológicos en el psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares ha fructificado en la posibilidad de desarrollar objetos semiológicos en el estudio de la pareja y la familia, o como los llamara Lévi-Strauss las investigaciones estructurales tienen por fin estudiar las relaciones sociales mediante el uso de modelos». Ahora bien, es imposible concebir las relaciones sociales fuera de un ambiente común que les sirva de sistema de referencia. El espacio y el tiempo son los dos sistemas de referencia que permiten pensar las relaciones sociales, tomadas en conjunto o en forma aislada. Estas dimensiones de espacio y tiempo no se confunden con las que utilizan las demás ciencias. Consisten en un espacio ‘social’ y un tiempo ‘social’, lo cual significa que no tienen otras propiedades que las propias de los fenómenos sociales que las pueblan. Las sociedades, según su estructura particular, han concebido de muy distintas maneras estas dimensiones (Lévi-Strauss, 1977). El estudio de los ‘nombres propios’, el ‘espacio familiar’, el ‘tiempo familiar’, son la ampliación y la continuación de estos estudios antropológicos en el psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares (Berenstein, 1978).

Problemáticas conexas

Surge en la actualidad un interrogante desde el punto de vista epistemológico. ¿Cuál es la vigencia del estructuralismo en las ciencias sociales? ¿Es una teoría superada? ¿Pasó una moda? ¿Ha sido reemplazada por otra? ¿Cuál? La aplicación, promediando los años 60, del estructuralismo a casi todas las producciones sociales, literatura, cine, moda, fotografía, política, etcétera se ha modificado. Pero el binarismo, es decir el apoyo en la lógica binaria que formulara R. Jacobson a partir del «Cours…» saussuriano y retomado por L. Strauss siguen siendo operadores válidos. Lo que hoy ha permanecido del estructuralismo de la ráfaga de los años ’60 pude ser resumido dentro de lo siguiente: 1) El antisustancialismo, o sea que no hay propiedades intrínsecas de los seres, se desvanece la hipótesis del ‘en-sí’. 2) Se definen las magnitudes por las relaciones, y no a la inversa. 3) Sistemas de oposición simbólica binaria. Si en la lengua no hay mas que diferencias se necesitan, para establecer estas diferencias, por lo menos dos elementos -‘relación de remisión’- (Miller, 1988). La lengua y la estructura que ésta sostiene aparecen en la superficie, en el habla. No hay entonces localización de profundidades para el inconsciente. 4) Cada elemento, por esta ‘relación de remisión’ tiene su identidad fuera de sí . esta falta en ser no es simplemente lo que hace desvanecerse a la presencia, es una ley; no es la identidad, es la desidentidad, cada elemento tiene su identidad fuera de sí y por eso mismo esto permite introducir una problemática de la identificación. Es necesario darse cuenta que el término identificación no puede funcionar más que en una dimensión donde los seres no tienen su identidad o donde esta identidad está fracturada, clivada y ya deportada fuera de sí misma…» (Miller, 1988). 5) De lo anterior se deduce una tópica, es decir una distribución de lugares. » … la hipótesis estructuralista implica también la consideración, en esa tópica, de relaciones de sucesión y de permutación entre esos elementos». 6) El Complejo de Edipo, en el sentido de una estructura, reformulado desde el ‘átomo elemental de parentesco’ y la ‘estructura familiar inconsciente’ dan cuenta de una «ley que dispone la relación entre elementos». V. Lévi Strauss desarrolla el concepto de estructura a partir de la prohibición del incesto y Lacan desde el complejo de castración. Esto produjo diferencias teóricas posteriores que determinaron conceptualizaciones diferentes en las teorías de cada uno de ellos, y diversas críticas al estructuralismo. La posición levistraussiana conlleva a un concepto de estructura como globalidad, entendida como totalidad cerrada mientras que en la formulación lacaneana la estructura habilita un lugar de falta. Estos últimos desarrollos tienen como punto de base las matemáticas modernas representada por Cantor y Gödell. El concepto de estructura y el de estructuralismo han pasado por diferentes desarrollos históricos. Cabría preguntarse si los cambios y movimientos teóricos que se han dado configuran un corte epistemológico, es decir si aparece una nueva episteme, o son nuevos desarrollos de la misma. La primera generación de estructuralistas estuvo representada a fines del siglo pasado por Marx y Freud. El primero con el concepto de ‘fetichización de la mercancía’ y el segundo con su concepto de ‘inconsciente’. La segunda generación se delinea por autores como Barthes, Lévi-Strauss, Lacan… por nombrar sólo algunos. La tercera generación tal vez pueda diseñarse por, ya no el estructuralismo, sino por el concepto de estructura operando como ‘condición necesaria’ y no como ‘condición suficiente’ en los nuevos desarrollos teóricos y filosóficos representados por Badiou, Castoriadis, Deleuze… en relación al ‘acontecimiento’. La discusión, anacrónica ya, respecto al desconocimiento de la historia en el modelo estructural podemos ejemplificarla con el concepto psicoanalítico de transferencia. Éste toma en cuenta un tiempo diferente de la historia que no es el cronológico/diacrónico sino un tiempo sincrónico que como tal concierne al pasado y permite una reflexión en cuanto al futuro. La oposición saussuriana sincronía/diacronía ha quedado atrás. La vida transcurre en un tiempo diacrónico y lo sincrónico es el momento en que la diacronía se conmueve. Es tiempo en contemporaneidad y no en sucesión. Historia no como lo acontecido sino como lo que se organiza en el momento de la combinatoria de elementos. Descentramiento del tiempo, si el futuro está en el presente y el pasado lo habita hay una dislocación de la temporalidad sucesiva.