Diccionario de Psicología, letra F, Fase fálica

Diccionario de Psicología, letra F, Fase fálica

Al.: phallische Stufe (o Phase). Fr.: stade phallique. Ing.: phallic stage (o phase). It.: fase fallica. Por.: fase fálica. Fase de organización infantil de la libido que sigue a las fases oral y anal y se caracteriza por una unificación de las pulsiones parciales bajo la primacía de los órganos genitales; pero, a diferencia de la organización genital puberal, el niño o la niña no reconocen en esta fase más que un solo órgano genital, el masculino, y la oposición de los sexos equivale a la oposición fálico-castrado. La fase fálica corresponde al momento culminante y a la declinación del complejo de Edipo; en ella predomina el complejo de castración. El concepto de fase fálica surge tardíamente en Freud, puesto que no aparece de modo explícito hasta 1923 (La organización genital infantil [Die infantile Genitalorganisation]). Viene preparado por la evolución de las ideas de Freud referentes a los modos sucesivos de organización de la libido y por sus puntos de vista acerca de la primacía del falo: dos líneas de pensamiento que distinguiremos para mayor claridad de nuestra exposición. 1.° Acerca del primer punto, recordemos que Freud, en un principio (1905), consideró la falta de organización de la sexualidad infantil como el rasgo que la diferenciaba de la sexualidad postpuberal: el niño no sale de la anarquía de las pulsiones parciales hasta que, con la llegada de la pubertad, queda asegurada la primacía de la zona genital. La introducción de las organizaciones pregenitales anal y oral (1913, 1915) pone implícitamente en tela de juicio el privilegio, hasta entonces concedido a la zona genital, de organizar la libido; pero no se trata todavía más que de «rudimentos y fases precursoras» de una organización en el pleno sentido de esta palabra. «La combinación de las pulsiones parciales y su subordinación bajo la primacía de los órganos genitales no se realiza o sólo tiene lugar de forma muy incompleta». Cuando Freud introduce el concepto de fase fálica, reconoce la existencia, desde la infancia, de una verdadera organización de la sexualidad, muy parecida a la del adulto, «[…] la cual merece ya el nombre de genital, en la que encontramos un objeto sexual y una cierta convergencia de las tendencias sexuales sobre este objeto, pero que se diferencia en un aspecto esencial de la organización definitiva que se produce con la maduración sexual: en efecto, no conoce más que una sola clase de órgano genital, el órgano masculino». 2.° Esta idea de una primacía del falo se insinúa ya en textos muy anteriores a 1923. A partir de los Tres ensayos sobre la teoría sexual (Drei Abhandlungen zur Sexualtheorie, 1905) encontramos dos tesis: a) La libido es «de naturaleza masculina, tanto en la mujer como en el hombre»; b) «La zona erógena directriz en la niña se localiza en el clítoris, que es el órgano homólogo de la zona genital masculina (glande)». El análisis del Pequeño Hans, en el cual se establece el concepto de complejo de castración, sitúa en primer plano para el niño la alternativa: poseer un falo o estar castrado. Finalmente, el artículo sobre las Teorías sexuales infantiles (über infantile Sexualtheorien), si bien considera, al igual que los Tres ensayos, la sexualidad desde el punto de vista del niño varón, subraya el interés particular que la niña concede al pene, su envidia de éste y su sentimiento de haber sido perjudicada en comparación con el niño. Lo más importante acerca de la concepción Freudiana de la fase fálica se encuentra en tres artículos: La organización genital infantil (Die infantile Genitalorganisation, 1923); La declinación del complejo de Edipo (Der Untergangs des Ödipuskomplexes, 1924); Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica de los sexos (Einige psychische Folgen des anatomischen Geschlechtsunterschieds, 1925). Esquemáticamente, la fase fálica, según Freud, puede definirse del siguiente modo: l.° Desde el punto de vista genético, el «par antitético» actividad-pasividad, que predomina en la fase anal, se transforma en el par fálico-castrado; sólo en la pubertad se establece la oposición masculinidad-feminidad. 2.° En relación con el complejo de Edipo, la existencia de una fase fálica desempeña un papel esencial: en efecto, la declinación del Edipo (en el caso del niño) viene condicionada por la amenaza de castración, cuya eficacia depende, por una parte, del interés narcisista que el niño siente por su propio pene, y, por otra, del descubrimiento de la falta de pene en la niña (véase: Complejo de castración). 3.° Existe. una organización fálica en la niña. La constatación de la diferencia de los sexos suscita una envidia del pene; ésta implica, desde el punto de vista de la relación con los padres, un resentimiento hacia la madre, que no ha dado pene a la niña, y la elección del padre como objeto de amor, en la medida en que él puede dar el pene o su equivalente simbólico, el niño. Así, pues, la evolución de la niña no es simétrica de la del niño (según Freud, la niña ignora la existencia de la vagina); la evolución de ambos se centra igualmente en el órgano fálico. La significación de la fase fálica, especialmente en la niña, ha dado lugar a importantes discusiones en la historia del psicoanálisis. Los autores que admiten la existencia, en la niña, de sensaciones sexuales específicas desde un principio (como K. Horney, M. Klein, E. Jones), en especial un conocimiento intuitivo primario de la cavidad vaginal, se ven inducidos a considerar la fase fálica sólo como una formación secundaria de tipo defensivo.