Diccionario de Psicología, letra G, Gran Bretaña

Diccionario de Psicología, Letra G, Gran Bretaña

Diccionario de Psicología, letra G, Gran Bretaña

Fue la importancia atribuida en el siglo XVIII a la libertad individual lo que llevó a William Tuke (1732-1822) a idear el «tratamiento moral». Inspirado en el ideal filosófico que en la misma época impulsaba al francés Philippe Pinel (1745-1826), reformador del Asilo de Bicétre, y al norteamericano Benjamin Rush (1746-1813), Tuke fundó en York, en 1796, un establecimiento de atención a los insensatos, al cual dio el nombre de York Retreat. La experiencia se hizo célebre en todo el mundo. Su principio terapéutico se desprendía del ideal de los cuáqueros, según el cual cada ser humano tiene en el fondo de sí una chispa divina que se trata de volver a encontrar y cultivar. Esta tesis era próxima a la de Pinel, quien definió el tratamiento moral como la búsqueda de un resto de razón en el corazón de la locura. Basado en el respeto a la dignidad humana y en el autocontrol, el tratamiento moral practicado por Tuke consistía en socializar al enfermo mental, integrándolo coactivamente en una estructura jerárquica de tipo familiar. De allí la aplicación de un modelo comunitario o de «ambiente» que más tarde se encontrará en todas las experiencias terapéuticas inglesas, tanto entre los clínicos de la antipsiquiatría (desde David Cooper hasta Ronald Laing) como en los grandes representantes de la escuela psicoanalítca inglesa (desde John Rickman hasta Wilfred Ruprecht Bion, pasando por Michael Balint y John Bowlby). Adepto del espiritismo y representante de la psiquiatría dinámica, Frederick Myers fue el primero que mencionó el nombre de Sigmund Freud en Inglaterra, al presentar, en 1893, ante la Society for Psychical Research, una exposición dedicada a la «comunicación preliminar» de los Estudios sobre la histeria. Havelock Ellis, por su lado, también hizo conocer las tesis freudianas, presentándolas en las revistas norteamericanas de neurología, leídas por los médicos ingleses. Sin embargo, debe considerarse a Ernest Jones el verdadero introductor del psicoanálisis en Gran Bretaña. Alumno de John Hughlings Jackson, descubrió los primeros escritos de Freud gracias a su cuñado, Wilfred Ballen Lewis Trotter (1872-1939), cirujano honorario del rey Jorge V, erudito distinguido y apasionado de la filosofía. Éste lo exhortó a aprender el alemán y estudiar La interpretación de los sueños y el caso de Ida Bauer (Dora). En septiembre de 1907 Jones viajó a Amsterdarri, Holanda, para asistir al Primer Gran Congreso de Psiquiatría, Neurología y Asistencia a los Alienados. Allí se encontró con todos los grandes nombres de la psiquiatría europea: Otto Gross, Theodor Ziehen (1862-1950), Hermann Oppenheim (1858-1919), Ludwig Binswanger, Pierre Janet y sobre todo Carl Gustav Jung. En una carta a Freud del 11 de septiembre de 1907, este último lo describió como sigue: «Para mi gran sorpresa, había entre los ingleses un joven de Londres, el doctor Jones (un celta del país de Gales), que conocía muy bien sus escritos y que trabaja él mismo psicoanalíticamente. Es probable que él lo visite más adelante.» Invitado por Jung a trabajar en la Clínica del Burghölzli, entonces dirigida por Eugen Bleuler, Jones se vio con Freud por primera vez en abril de 1908 en Salzburgo, en oportunidad de un congreso que reunía a todas las sociedades psicoanalíticas ya constituidas en Europa. Al mes siguiente viajó a Viena y, en septiembre, después de haber tenido problemas con pacientes, se instaló en Canadá. Ése fue el inicio de una larga amistad y de una vasta correspondencia entre el maestro y su primer discípulo inglés: seiscientos setenta y una cartas. Trabajador encarnizado, político hábil, desplegó entonces una actividad extraordinaria para instalar la causa freudiana en todos los países de lengua inglesa: Canadá, los Estados Unidos, la India y Gran Bretaña.