Diccionario de Psicología, letra K, Kleinismo

Diccionario de Psicología, letra K, Kleinismo

Alem n: Kleinianismus. Francs: Kleinisme. Ingl s: Kleinism. En la historia del movimiento psicoanalítico, se ha llamado kleinismo, por oposición al annafreudismo, a una corriente representada por los diversos partidarios de Melanie Klein, entre los cuales se incluye a los poskleinianos de la línea de Wilfred Ruprecht Bion. El término se impuso después del período de las Grandes Controversias, que en 1954 desembocó en una escisión en tres tendencias de la British Psychoanalytic Society (BPS). A diferencia del annafreudismo, el kleinismo no es una simple corriente, sino una escuela comparable al lacanismo. En efecto, se ha constituido como sistema de pensamiento a partir de un maestro (en este caso una mujer), que modificó enteramente la doctrina y la clínica freudianas, creando conceptos nuevos e instaurando una práctica original de la cura, de todo lo cual se desprende un tipo de formación didáctica diferente de la del freudismo clásico. A partir de la enseñanza de Karl Abraham, Melanie Klein y sus sucesores hicieron escuela integrando en el psicoanálisis el tratamiento de las psicosis (esquizofrenia, estados límite, trastorno de la personalidad o del self ), elaborando el principio mismo del psicoanálisis de niños (con un rechazo radical de toda pedagogía parental), y finalmente transformando el interrogante freudiano sobre el lugar del padre, sobre el complejo de Edipo, sobre las génesis de la neurosis y de la sexualidad, en una elucidación de la relación arcaica con la madre, en una puesta al día del odio primitivo (envidia) propio de la relación de objeto, y en una búsqueda de la estructura psicótica (posición depresiva/posición esquizoparanoide) característica de todo sujeto. De modo que los kleinianos, lo mismo que los lacanianos, inscriben la locura en el corazón mismo de la subjetividad humana. Por otra parte, ellos definieron un nuevo marco para la cura (muy diferente del de los freudianos), basado en reglas precisas y sobre todo en un manejo de la transferencia que tiende a excluir de la situación analítica toda forma de realidad material, en provecho de una pura realidad psíquica, conforme a la imagen que el psicótico se hace del mundo y de sí mismo. De allí la creación del término acting in, que forma pareja con el acting out. Por lo tanto, el kleinismo, junto al lacanismo, y a diferencia del annafreudismo, se define como una verdadera doctrina con coherencia propia, con una conceptualización específica, un saber clínico autónomo y un modo de formación didáctica particular. Como refundición de la doctrina freudiana original, forma parte del freudismo, del que reconoce los fundamentos teóricos, los conceptos y la anterioridad histórica. Es una de las modalidades interpretativas del freudismo, articulada con la antigua base biológica y darwiniana de este último. En tal carácter, no revisó sus fundamentos epistemológicos, ni propuso ninguna teoría del sujeto, como silo hizo el lacanismo. En el plano político, el kleinismo es una de las grandes componentes del legitimismo freudiano moderno, puesto que se desarrolló como escuela en el interior de la International Psychoanalytical Association (IPA), sin cuestionar la idea propia del freudismo y el psicoanálisis de que el movimiento psicoanalítico necesita una organización universalista (y no comunitarista). Mientras que el annafreudismo, a través de la figura de la hija del padre, encarnó el vínculo de identidad que relacionaba entre sí a los miembros de la antigua diáspora vienesa exiliada en los Estados Unidos y Gran Bretaña, el kleinismo es una doctrina en expansión, sobre todo en los países latinoamericanos (Brasil y Argentina), donde ayuda al psicoanálisis a enfrentar a las otras escuelas de psicoterapia que han comenzado a amenazarlo, a partir de la década de 1970, por su falta de creatividad. Como escuela de pensamiento que vincula un saber clínico con una teoría, el kleinismo se construyó a partir de una crítica al freudismo dogmático, pero más tarde, en el interior mismo del freudismo del que nació, produjo una nueva idolatría de la fundadora, una historiografía de tipo hagiográfico y un nuevo dogmatismo. Como el freudismo dogmático, no ha suscitado aún las condiciones internas para una crítica de ese dogmatismo.