Diccionario de Psicología, letra M, Maternalización

Diccionario de Psicología, letra M, Maternalización

Al.: Bemuttern o mütterliches Betreuen. Fr.: maternage. Ing.: mothering. It.: maternage. Por.: maternagem.   Técnica de psicoterapia de las psicosis, especialmente de la esquizofrenia, que tiende a establecer, entre el terapeuta y el paciente, de un modo tanto simbólico como real, una relación análoga a la que existiría entre una «buena madre» y su hijo. La técnica de la maternalización se basa en una concepción etiológica de la psicosis que relaciona esta enfermedad con las frustraciones precoces, sobre todo orales, sufridas por el sujeto durante su primera infancia de parte de la madre. En sentido amplio, se ha hablado de maternalización para designar «el conjunto de cuidados prodigados al infans dentro del clima de ternura activa, oblativa, atenta y continuada que caracteriza el sentimiento maternal»; pero la mayoría de las veces dicho término sirve para calificar únicamente la técnica psicoterápica. Esta es, sobre todo, reparadora. Pero, si bien tiende a proporcionar al paciente las satisfacciones reales en las que se vio frustrado en su relación con la madre, representa ante todo una comprensión de las necesidades fundamentales. Como indica Racamier, conviene reconocer las necesidades subyacentes a las defensas psicóticas, determinar cuáles son las que precisan ser electivamente satisfechas («necesidades básicas») y, sobre todo, responder a éstas en forma distinta a la interpretación analítica clásica. En cuando a la naturaleza de esta respuesta, cada uno de los autores que han trabajado en esta técnica durante los últimos veinte años (entre otros, G. Schwing, J. N. Rosen, M.-A. Sèchehaye) tiene su propia concepción. No podemos describir aquí las diversas técnicas (e intuiciones) que pueden incluirse bajo la denominación general de maternalización. Indiquemos únicamente: 1.° Que no se trata de reconstruir en toda su realidad una relación lactante-madre. 2.° Que la maternalización, según insisten todos los autores, exige del terapeuta, más que una actitud maternal, un verdadero compromiso afectivo: «La relación de maternalización nace del encuentro entre un paciente profunda y vitalmente ávido de ser pasivamente colmado de satisfacciones, y un terapeuta que no sólo sea capaz de comprenderlo, sino que además sienta el deseo de ir hacia él como una madre hacia un lactante abandonado». Por último, una teoría de la maternalización debería tener en cuenta la parte respectiva que, en la acción psicoterápica, corresponde a la satisfacción real, al don simbólico y a la interpretación.